4- The Sound Of The Wind
Melodías llevadas en una sonata de melancólicas hojas que quieren tocar la fragilidad de un suelo reposando en la armonía de la magia, se escuchan en el espacio abierto de un campo campestre. Son las aves que infringen su voz para complementar una dulce canción de amor.
Es un cielo bañado en rojo carmín con un ligero sueño por el silencio que traspasa las barreras de un amor sin control. Lay reposa en la composición de una naturaleza despierta. Algunas veces prefiere cerrar sus ojos e imaginar que aquellos sonidos se funden en su mente. Mezcla felicidad con armonía. ¿Qué es tristeza? ¿Qué son lágrimas? Suho sólo le enseñó a reír, es gratis, mejor que cualquier cosa comparada en la superficialidad de una extraña sociedad.
Mientras la frescura de una suave cama verde lo retiene, espera la llegada de la persona que le enseñó emociones y sentimientos escritos con tinta de colores. “Canta más fuerte para que te pueda escuchar, aleja auras malignas en mis pensamientos que pueden fácilmente corromperse”. El viento envió aquel sutil mensaje, Suho llega en respiraciones confrontadas. Suaves y fuertes.
Se sienta mientras silba de alegría, sabe que los sonidos que emite son mágicos, porque hace que la sonrisa de Lay aparezca en un santiamén. — ¿Por qué estás atrapado en el silencio?
Un suave ¡Shh! Sale perfectamente encadenado de los labios de Lay. — Escucha el llamado de la vida. Sólo te quiere regalar armonía en un planeta amenazado por cosas que te lastiman —. Quería respuesta, ya está hecha.
Iracundo silencio se rompe en la balada que la naturaleza oculta en lo invisible. — ¿Qué escuchas? — Suho pregunta con el misticismo en expresión larga.
— Una balada de amor en el sonido del viento.
Disfrutan de aquella composición con fragancia a fantasía. — Siente las caricias del viento en una bella estación que nos cobija con un cálido abrazo —, Lay toma la mano suave y tersa de Suho. — Pon manos al frente —. Así lo hace — ¿Sientes? Es el viento que quiere jugar contigo, pero se siente horrible ya que no puede ser tocado, está triste —. Expresión que clama tristeza es la que Lay da.
Pero Suho no quiere que Lay esté con gestos sin sinónimo de alegría. — Entonces el viento se disculpa con nosotros regalándonos una bella melodía, sabe que ambos estamos envueltos en lo invisible de un amor correspondido. El amor y el viento son iguales… no se pueden tocar, pero sí los puedes sentir y es por eso que podemos vivir en un hogar que únicamente nos ofrece felicidad.
A eso se refería Lay; Suho siempre lo hace sentir bien, lo aferra al camino de algo que no se puede ver. — Suho… canta una canción —. Palabras con ritmos suaves encajan perfectamente en los labios del mencionado. La musicalidad del viento se une a él.
Ahora está oscuro. Suho y Lay cierran los ojos, quieren dormir en la fantasía que se compromete con la realidad. Es magia. La magia existe. La magia es real, el viento es quien lo dicta. — Es hora de volver a casa —. Ambos se ponen de pie. Entrelazan sus manos. Ahora dedican una pacífica canción de despedida con el significado de un mañana marcado en el futuro. Es un sonoro beso que envían al viento… — Gracias por acompañarnos en un silencio que no existe.
— ¿Qué escuchas?
— Una balada de amor oculta en el sonido del viento.
— Estoy celoso, quiero que sólo escuches mi voz, ¿viento… puedes dejarnos un momento?
Mañana será otro día, mañana Lay sólo quiere escuchar y sentir el amor de Suho.
Mañana no quiere escuchar el entrañable sonido del viento.
— Suho… canta.