Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hyung, ¿es un sueño? por Ari_123_love

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

One-shot :3 Uno realmente pervertido e.e

Notas del capitulo:

Tuve un momento de inspiración pervertido ê.é Léanlo bajo su propio riesgo >:)

 

Minho miraba a Taemin, el menor se había quedado dormido en su sofá. Suspiró, es niño irresponsable, se había quedado dormido ahí, a pesar de estar enojado. Habían peleado. Últimamente, lo único que hacían era pelear, discutir, sobre todo, por nada.

 

Acarició el rostro inmaculado. ¿No podían simplemente arreglar las cosas? No, Minho jamás dejaría de reprocharle a Taemin su reciente abandono. Habían sido amigos, los mejores amigos, desde infancia. Ahora, ya no más. Taemin solía ir todos los días, por la tarde, a la casa del mayor, hacerle compañía hasta el cansancio, pero hoy no. Taemin había llegado tarde, distraído, probablemente pensando en alguien más.

 

Celos, era la mejor palabra en la que podía pensar. Sentía celos, de que alguien más tuviera la atención del menor. ¿Por qué el mundo no podía entender que Taemin era suyo, y de nadie más? Cuando eran menores, no hubo problema, Taemin solía ser solitario, por su apariencia casi femenina, Minho era el único que le defendía, que le procuraba, día y noche. Ahora, el mismo aspecto del menor le hacía ser buscado por más gente, y Minho se sentía tan desplazado. Le era imposible no enojarse por cualquier cosa, con tal de llamar la atención del chico.

 

Ahí estaba, soñando con cosas, que probablemente correspondía a dulces y caricaturas. Taemin era tan predecible. Le despeinó, con cuidado, mirando como el niño pelirrojo fruncía levemente el ceño. Era hermoso, aun cuando se enojaba, y le gritaba que era el mayor idiota del mundo. ¿En realidad era un idiota? Lo era, su egoísmo le llevaba a discutir con la persona a quien más quería en todo el mundo. Nunca se lo había dicho, pero en algún punto del camino, se había enamorado, perdidamente de él. Delineó la nariz del menor, acariciando sus labios, recorriendo su cuello, hasta llegar al filo de su camisa. Esa camisa dejaba ver mucho. Jadeó, era tentador…

 

La jaló, primero del cuello, pudiendo descubrir uno de sus hombros. Era algo delgado, de piel muy blanca, suave,  con ese brillo característico de él. Su respiración se cortó, ya no podía detenerse, el deseo que sentía era mayor. Taemin estaba tan indefenso, y ¡todo porque había decidido quedarse dormido ahí! Se acomodó a horcajadas, sobre el chico, subiendo esa camisa negra, culpable de haberle hecho caer en la tentación. El pecho del menor ahora estaba desnudo, y Taemin sólo había dado un pequeño respingo, sin realmente salir del mundo de sus sueños.

 

Subió sus manos, recorriendo la figura, hasta llegar a ese par de botones rosas. Estaba yendo muy lejos, si Taemin estuviese despierto, jamás hubiera pasado esto. Pero, estaba dormido, perdido en un espléndido sueño, donde de seguro no habían discutido. Minho siguió, sin pensar realmente las consecuencias, quería estar tan cerca del menor, antes de perderle por completo. No quería nunca dejarle ir, pero si su situación seguía así, sabía que dentro de poco, apenas y se hablarían. Le acarició, pellizcándole, logrando hacer que el chico diera otro respingo.

 

-Ahhh…- Se agitó. Minho le miró, sonriendo con sorna, Taemin realmente dormía de manera profunda. Bajó su boca, hasta donde su mano se encontraba, mordiéndole, jalándole con sumo cuidado de no despertarle. -…Hyung…¿Es un sueño?...- El menor parecía querer despertar, pero apenas y se movía, para quitarse de encima al mayor.

 

Minho sonrió, volviendo a pegar su boca en el botón rosa, succionando, con menos fuerza de la que realmente quisiera.

 

-Neh, Tae, estás durmiendo.- Susurró, en un arrullo, asegurándose que el chico no despertara. No es que no quisiera confesarse, y terminar ese acto, de manera consciente; pero, en realidad, temía que si el menor no le aceptaba, su amistad terminaría de romperse ahí, ahora mismo.

 

Escuchó al menor dar un gemido, suave, casi silencioso, parecía agradarle la sensación. Volvió a morderle, a besar cada centímetro que encontraba a su paso. Nunca imaginó su sabor, dulce, perdido entre lo salado de la piel, y lo indescriptible de la perfección. En realidad le gustaba jalar de aquellos puntos rosas, sintiendo como el inconsciente se movía, sucumbiendo ante lo que sería un sueño erótico. Quiso más, ir a lo siguiente. Bajó, a las caderas del chico, rosando sus dedos contra el filo del pantalón aquel, que enmarcaba las piernas de Taemin. Desabrochó el primer botón, encontrando su paso hacia la cremallera. Tenía el pulso acelerado, no quería parar, siempre había soñado con tener a Taemin,  ahora tenía la oportunidad.

 

Tras quitarle los pantalones, logró ver que sus caricias habían penetrado la mente del menor. Bajó los boxers que terminaban de cubrir esa área. Mordió su labio inferior, mientras se aventuraba a tocar más de lo debido. Taemin nunca había dejado que nadie le tocara, excepto por Minho, aun así, teniendo límites. Ahora, no se detendría por nada del mundo. Acarició el miembro del menor, con lentitud, de nuevo, cuidando sus movimientos.

 

-Qué lindo…- Alcanzó a decir, ya estaba totalmente decidido en ir más allá, tocar cada trozo de piel, descubrir lo que no conociera de él, amar como siempre había querido, a ese tonto niño dormido.

 

-…Lindo…- Taemin volvió a murmurar, mientras buscaba cubrirse con sus manos; había logrado sentir el cambio de temperatura, al ser despojado de su ropa. –Hyung…

 

-Así es, Tae, eres lindo.- Se hubiese asustado, si el menor no hubiese tenido los ojos cerrados. Simplemente le respondió, continuando con su sueño, deteniendo sus manos, para poder contemplar su desnudes. Podía contemplarle dormir, y eso sólo le hacía querer seguir adelante. Le volvió a tomar, delineando su falo, llegando hasta la punta, donde empezó a dibujar círculos. Taemin se volvió a quejar, moviendo su rostro, acomodándose de lado. Sonrió, al menor le gustaba, definitivamente, eran los suspiros que dejaba escapar, los que le habían confirmado esa sospecha.

 

Le recorrió, con azorada desesperación, subiendo y bajando, mientras empezaba a sentir presión en sus pantalones y dolor en la quijada. Jadeó, haciendo que el menor temblar. Lamió sus propios labios, deleitado ante su idea. Le lamió, volviendo a tener ese sabor único de su piel, delineando lo que ya antes delineó con sus manos. No le costó introducir el miembro del menor a su boca, quería ver hasta qué punto podía llegar sin que Taemin despertase.

 

Quería morderle, pero eso despertaría al chico, así que se limitó a mover su cabeza, usando su lengua, para excitar el miembro de Taemin. Se estaba divirtiendo, nunca imaginó tener el cuerpo de su Taemin, poder gozar de esa piel, mientras le hacían infinidad de cosas. Estaba realmente caliente, disfrutando del chico que dormitaba.

 

-Hyung…- Taemin se quejó, en voz alta, perdiendo la fuerza, para volver a relajarse de inmediato. -¿Por qué?

 

Sólo había sido una pregunta que apenas atinó a decir, pero en realidad había calado el pensamiento del mayor. ¿Qué estaba haciendo? Por más que dijera, se convenciera, que siempre le había querido hacer el amor, Taemin estaba dormido, no había dado su consentimiento. Tenía que decirle, el por qué, para así poder excusar su excitación ante tal situación.

 

-Siempre has sido así.- Se irguió, para poder hablar, perdiendo su camino. Prefirió acercarse a la boca del menor, rosándola suavemente mientras hablaba; su mano, volvió a tocarle, con parsimonia. –Eres lindo y tierno. Desde que te conozco me han gustado las cosas lindas y tiernas.- Se acercó, mordisqueando la oreja del chico. ¿Acaso no recordaba que estaba dormido? ¿Por qué le daba una explicación, sabiendo que no la escucharía? –Como chico, nunca pensé que me gustarían las flores, pero tú las adoras.- Respiró su aroma, con cautela, temiendo perderle algún día. –Taeminnie~ eres mi flor favorita.- Besó su cuello, con cuidado, perdiéndose en la fantasía de tener sólo para sí mismo al chico.

 

Siguió tocándole, mientras su boca se negaba a dejar ese cuello. No le importaba saber cómo explicaría al día siguiente esa marca que le estaba dejando. Su mano llevaba cierto ritmo, que poco a poco logró hacer que el menor siguiera quejándose. Le gustaba escucharlo, Taemin debía tener un sueño maravilloso, como para no querer despertar ante tales tactos. Entonces Minho le miró, con seriedad, Taemin llamaba a un hyung, aunque en realidad no había mencionado su nombre. Se molestó, hirvió en rabia al imaginar que tal vez Taemin no le llamaba a él. No sería sólo suyo, como siempre había sido.

 

Taemin se movió, cubriendo con su antebrazo sus ojos, seguía durmiendo.

 

-Taemin ah, abre la boca.- No fue una orden, su voz era mate. -¿Quisieras abrir la boca para hyung?- Le preguntó, como si en el fondo con esto lograra redimir sus culpas. Era como tenerlo hipnotizado, esperando de esa manera llegar a lo más profundo de él.

 

-Neh…- No dijo más, siguió igual, perdido en ese mar de extrañez que conocemos por sueño. Minho se acercó, halando desde su barbilla, para lograr abrir su boca. Taemin esta vez no se quejó. Quitó su propia ropa, al fin liberando la presión que lentamente le había vuelto más loco.  

 

El mayor había experimentado la felación antes, muchas veces, pero en cada una de esas ocasiones no había podido evitar llevar a su mente la vaga idea, la bella fantasía de que el perpetuador fuera su ser más querido, Lee Taemin. Ahora lo tenía, era suyo, de cierta manera absurda, posesiva. Entró en su boca, queriendo despertarle, controlándose. Si tan sólo…Taemin debía permanecer dormido, después encontraría la manera de explicar todo, desde su primera caricia, hasta este absoluto error, mientras tanto, seguiría poseyendo cada célula de su ser, como el ser egoísta que era. Movió su cadera, cada vez más profundo, hasta casi escuchar que el menor empezaba a ahogarse. Se sentía bien, era cálido, se movió, un poco más rápido, si tan sólo…

 

¿Por cuánto más continuaría con esto? Tenía que despertarlo, pero no quería, le gustaba así, dormido. Su cuerpo, moviéndose sobre el menor, llevando a cabo lo más oscuro de su mente, y tal vez de su alma, aun así demostrando los sentimientos más puros que jamás llegaría a tener. Estaba tan locamente perdido por ese niño, que sólo dormía, sin saber que su cuerpo era más que usado para satisfacer el del contrario. Salió de su boca, dejándole un hilo de saliva correr de ella, eso era lo más natural que podía verse, en la posición en la que estaba. Maldición, no podía encontrar una manera de no verle sensual, de no sentirse atraído por él. ¿Qué seguía? ¿Terminaría de hacerle el amor, o al fin se detendría?

 

Por supuesto que continuaría, puesto que su raciocinio sólo le decía una cosa: Hazlo, ahora, que puedes, que le tienes. Volvió a concentrarse, caminando con sus labios, hacia el sur. Taemin volvió a gemir, quejándose, con su usual hyung, esperando pacientemente por terminar con ese sueño erótico que estaba teniendo. ¿Cómo sería su sueño? De lo que estaba seguro, era que le había infectado por completo, con su sucio tacto, cambiando, suplantando, los dulces, con caricias, con deseo. Taemin gemió, aun rejego de despertar, moviéndose, para poder girarse de lado y tener una posición más cómoda. Minho le volvió a detener, le quería en esa posición, verle a cada segundo.

 

Abrió las piernas del chico, acomodándose entre ellas, mientras observaba que a pesar del inconsciente estado de Taemin, su cuerpo había llegado a ese punto estado de excitación. Le llamaba, a que lo hiciera de una vez. Sonrió de medio lado, Taemin era humano, y también sucumbía ante la carne. Se rozó, contra esa estrecha entrada, nunca antes se había pregunta, porque había preferido ignorar esa cuestión, pero ahora no podía dejar de preguntarse cómo Taemin habría de haber perdido su virginidad. Siempre le vio puro, nunca se dio cuenta de cuando dio ese salto, pero aun así le conocía bien, entendía que Taemin no era algo fijo, sino alguien guiado por la curiosidad. Masajeó los músculos de la estrecha entrada, dilatándola con placidez, mientras volvía a masturbarle. Debía complacer a su amante –aunque no lo fuera- inclusive si este estuviera dormido. Le encantaba, verle así, de cierta manera, relajado, pero también perdido en excitación.

 

-Hyung…- Le llamó, inconscientemente.

 

-¿Te gusta?- Movió su mano, a lo largo del miembro del menor, indicando un ritmo, con el cual él entraría dentro de ese cuerpo delgado.

 

-Neh…- Gimoteó.

 

Minho siguió con ese suave bamboleo de su cadera, al compás de su mano, primero llevando al chico, a completar esa fantasía que debía de estar haciéndole feliz, porque incluso en sueños sonreía. Subió el ritmo, masturbándole con algo de ahínco, mientras volví a escuchar esos jadeos que se perdían en el aire.

 

Taemin se corrió, manchándose el vientre, agitándose con estruendo, mientras su cuerpo empezaba a liberar todas esas hormonas que hacen que uno sienta placer absoluto. Ahora, Minho podía terminar de hacerle el amor. Le tomó de las piernas, para que la posición en la cual le penetrara, no hiciera que ambos se cayeran del sofá. Movió su pelvis contra aquel cuerpo angelical, que parecía reaccionar ante su toque. No pudo contener ese gemido, que sonó como un gran bufido, debía de controlarse, no sólo para no despertarle, sino para poder disfrutar de este momento que no iba a durar para siempre.

 

Mientras el ritmo aumentaba, volvía a impartirle caricias por todo el cuerpo, regresando a sus pezones, donde prefirió morderlos, como en un inicio. Taemin sabía delicioso, no se cansaría de ese sabor, y aunque no pudiese volver a tenerle, se conformaba con haberle conocido. Salió del cuerpo del menor, no podía terminar dentro de él, entendía que para eso, debía recibir consentimiento de Taemin, por más que ya hubiese cruzado esa línea. Terminó de complacerse, fuera de ese cuerpo, eyaculando sobre el menor, donde ambas semillas terminaron mezcladas.

Minho las tocó, mezclándolas, como si fuera pintura. Tal vez, en realidad, era más pervertido de lo que se sabía, pero no pudo detenerse, con ese líquido viscoso terminó escribiendo en el vientre del chico, una bella frase, te amo.

 

♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥•♥♥♥

 

Taemin se sacudió, mientras sentía como las energías le invadían. Sintió un sonrojo apoderarse de sus mejillas, ¿cómo había soñado eso, estando en casa de Minho?

 

Entonces lo notó, se encontraba desnudo, a excepción de su camisa, que se encontraba casi por abandonar su cuerpo. La reacomodó, percatándose del brazo que le sostenía por la cintura. Apenas y giró  el rostro, para notar que Minho dormía a su lado, en ese estrecho sofá.

 

¿No había sido un sueño? Se puso rígido, no comprendía, su cabeza no lograba hacer conexiones. Se asustó, buscando respirar, debía pensar las cosas. Volvió a regresar a su antigua posición, no quería perturbar al mayor. Cerró los ojos, con fuerza, fingiendo dormir, ¿por cuánto? Cinco, quince, media hora.

 

-Te conozco, sé cuándo no duermes…- La voz ronca, de recién despertado, de Minho, le hizo dar un respingo.

 

-Hyung…- Se mordió el labio inferior, por temor a ser demasiado torpe al no recordar lo que había sucedido, o por qué se encontraban desnudos. -¿Q-qué fue lo que pasó?

 

Minho se irguió de inmediato, saliendo de su estupor matutino. Taemin se giró, mirándole, con curiosidad profunda, de saber lo que había sucedido la noche anterior.

 

-Yo…Lo siento…- Minho bajó el rostro, incapaz de comentar, o llegar a admitir, su mayor estupidez.

 

Taemin le tomó, por las mejillas, obligándole a subir la mirada, y conectar con la suya. Recordó que la noche pasada estaba enojado con él, pero ¿cómo durar demasiado tiempo así, cuando el mayor también tenía esos pequeños detalles tiernos?

 

-¿Hyung?- Lo dijo con voz dulce, pero firme.

 

-Nunca me había paso, no pude controlarme.- Empezó a dar explicaciones a diestra y siniestras, sin realmente dar a entender las cosas. –Tú seguías dormido, nada me detenía. Estaba molesto, asustado de perderte.

 

-Pero, hyung, nunca me perderás.- Taemin le sonrió, con esa sonrisa cándida, dulce, llena de una magia.

 

-Últimamente, siento que ya no es igual…- Admitió, por fin.

 

-¿Hyung?

 

-Ya no me procuras, como cuando éramos niños. Vas, y te reúnes con otras personas. En realidad tengo miedo de perderte.- Su garganta estaba hecha nudo, no quería perder a quien más amaba. 

 

Taemin sonrió, diferente, alegre –quizás– de escuchar sobre los celos que sentía su amigo.

 

-Las demás personas, son mis amigos.- Lo dijo, como si el menor fuera Minho, y él el mayor. –No puedo sólo mirarte a ti.- Le abrazó por el cuello. –Pero si puedo sólo amarte a ti.

 

Entonces Minho subió su mirada, ¿Taemin le correspondía? Su corazón latió con fuerza, perdiéndose en la marea de felicidad que sentía por haber escuchado eso. Los labios de Taemin entonces le mataron, estaban sobre los suyos, siendo tiernos, suaves, diciéndole lo mismo, pero con actos.

 

 -Ayer…¿No fue un sueño?- Entonces, buscó abrazarse al mayor, recostando su cabeza en el hueco del cuello de Minho. Tenía algunas sospechas de los celos de Minho, pero no imaginó cuan grandes podían llegar a ser. Su mejor amigo estaba enamorado de él, y le hacía feliz. Minho había estado siempre a su lado, no imaginaba a nadie más, será absurdo, estúpido, idiota, pretender no quererle.

 

-Eres demasiado excitante…cuando estás dormido.- Minho murmuró, algo apenado. Taemin rio, relajando al mayor.

 

-Fue un buen sueño…- Canturreó. –Pero, hyung, quisiera mi ropa de regreso.- Suplicó por ella, haciendo que ahora el sonrojado fuera el mayor.

 

-Tae…- Minho se aclaró la garganta. –Quizás desees cubrir…Emm…Tu cuello.

 

Taemin de inmediato subió la mano a donde sentía un poco de escozor. Abrió los ojos por completo, en realidad Minho no había podido controlarse. Se sonrojó, mientras una sonrisa empezaba a adueñarse de sus labios. No había sido un sueño, cada sensación, cada palabra, fueron reales.

 

El idiota de Minho tendría que pagarlo después, probablemente comprándole un helado, ya no le dejaría creer cosas que no eran, o terminaría con marcas por todos lados, y no sólo en el cuello. Regresó a los brazos de Minho, donde quiso enredarse en ellos, y acurrucarse ahí. No, no le dejaría nunca, porque Minho no sólo era su mejor amigo, era más que eso, a quien amaba.  

FIN.

Notas finales:

Parafilias:

Hipnofilia: Excitación producida al contemplar a personas dormidas.

Somnofilia: Atracción por acariciar y realizar sexo oral con una persona que está dormida

Espero que les haya gustado ¬ u ¬ ¡Besos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).