God bless our king
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Capítulo # 1
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"Y recuerdo haber pensado que, para mí, la libertad estaba muerta, inexistente, inimaginable..."
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Cuando Lloyd y Gino llegaron por fin a la residencia del príncipe estaban bastante cansados por el largo camino hasta allí. La casona se alzaba elegante sobre aquella colina del campo, y si bien no era grande sí era majestuosa.
–Parece que, en realidad, todo está bajo control… – Comentaba el de lentes mientras acomodaba nuevamente la pesada maleta bajo su brazo. Ahora creía que el haber rechazado el transporte solamente para observar debidamente el área había sido un fatal error.
–Así es. Parece que aquí la guerra no afectó en nada… Aunque, me apena tener el deber de hacer pasar por esto a unos pobres niños que no tienen la culpa de las malas decisiones de su padre – Se lamentó el otro hombre. Se acercó junto a su acompañante a la entrada del lugar, pero ni siquiera tuvieron que tocar el timbre para que saliera a recibirlos una hermosa chica de vestido blanco, delantal negro y un extravagante cabello verde.
–La casa Vi Britannia agradece su presencia. El señor de estas tierras ya los espera junto a sus hermanos. Llegan con un día de atraso según lo planeado, pero su recibimiento seguirá siendo el indicado. Pasen, por favor… –La chica tenía una posición de indiferencia y su tono denotaba aburrimiento. Ambos hombres pensaron que era bastante extraño para una sirvienta, pero igualmente decidieron seguirla al interior. El vestíbulo era bastante simple y no poseía mayor riqueza, sin embargo seguía viéndose hermoso. Su guía no les dejó entretenerse para mirar más detenidamente y se apresuró a atravesar una entrada aledaña que llevaba a una pequeña salita. El sillón daba la espalda a la puerta, así que los visitantes no podían ver a su anfitrión.
–Oye, ya llegaron a quienes esperabas. Nunally, Rolo y V.V no tardarán en bajar, así que los dejaré contigo – La chica se retiró después de aquello, cargando ella sola con todo el pesado equipaje de los invitados que, sorprendidos, avanzaban a paso tortuga hacia los asientos desocupados frente al sillón.
–Así que son ustedes a los que el cobarde de mi padre envió… – Fue lo primero que salió de aquellos finos labios nada más los adultos tomaron lugar. Lloyd y Gino mostraban la sorpresa en sus rostros ante aquél encuentro.
El príncipe milagroso, el magnífico, el metódico y superdotado, educado maravillosamente en literatura y artes, el que siempre logró mantener el control en su área asignada, el rey del ajedrez, el santo… ¿Ese niño de 14 era el mismo del que todos hablaban?
Ellos bien sabían que su majestad era joven, pero no les habían informado de su edad. Igualmente, aunque se le elogiara y se hablara de él muy seguido nunca se había visto su rostro en las noticias, ni siquiera en fotografías y apenas había información disponible.
– Hey, niño, no tengo tiempo para esto. Dime, ¿Dónde está su Alteza Lelouch? – Gino rio nerviosamente mientras hacia la petición. El pequeño levantó una ceja, cuestionándole. El de anteojos sonrió incómodo.
– ¿Se puede saber de qué habla? Yo soy Lelouch vi Britannia… –los huéspedes se pusieron fríos. Lo dicho anteriormente había sido una falta de respeto terrible y además los de la familia real tenían fama de despiadados e intolerantes. Se quedaron esperando que les reprendieran, pero el chico siguió sin inmutarse. Llyod se secó las manos sudorosas en el pantalón y se aclaró la garganta para hablar.
– Ah…Majestad, verá, hemos venido a comunicarle personalmente la situación que acontece en–
–Ya lo sé – Le detuvo abruptamente. Aunque su apariencia no fuera amenazante o su voz intimidante los otros no podían dejar de estar nerviosos. – En realidad, había previsto esto desde hace casi 2 años, al mismo tiempo en que los enfrentamientos Britannia-Japón se volvieron más graves.
–Pero, ¿De qué habla, Alteza? –Preguntó Gino.
–Es muy simple saber lo que pasará en una guerra si se estudia el comportamiento humano. Que mi padre propusiera un acuerdo de paz no es ninguna sorpresa, es decir, la deplorable condición de la mayoría de gente en el país debido a la lucha era un gran indicador. Si esto hubiera durado 6 meses más habría una rebelión y Japón nos absorbería… – El pequeño se recostó relajadamente en el sillón mientras les explicaba su conclusión.
–Usted es en verdad impresionante, príncipe. – elogió el rubio.
– No, solamente analicé la situación – Afirmó – Pero ahora tengo una duda… Entre reinos se llega a la paz por 4 opciones; Ceder territorio o recursos, fusionarse, un programa de intercambio o un acuerdo matrimonial acompañado de una dote. El último es el más factible, así que quiero escuchar rápidamente los puntos que se han fijado.
–Pues, Se ha llegado al acuerdo de un enlace entre el actual emperador de la nación nipona y uno de los príncipes o princesas menores: Euphemia, Rolo, Nunally o V.V… – Explicó el albino, aun impresionado por el pequeño frente a él.
–…Y yo… – Agregó Lelouch.
– ¿Disculpe? – Dijo Gino.
–Al igual que mis hermanos también soy un príncipe menor, aunque nunca se me presente como tal. Sé que mi padre debió haberme puesto en la lista, pero simplemente no me han tomado en cuenta por mi reputación – El de ojos amatistas cruzó las piernas, meditando. Los hombres se miraron de reojo. Sabían que tenía razón, pero el rey había dicho que no era necesario mencionarlo.
–S-Sí, así es, Majestad… –Asintió Gino.
–… ¿Y bien? – Les apresuró. Los adultos le vieron confundidos. Trató de retener un suspiro y dejarlo pasar. – ¿Cómo escogerán al otro cónyuge?
–Oh…bueno, en una semana ambas partes se juntarán en una castillo ubicado en las fronteras de Japón, y será el jefe de ese país quien escoja a su pareja – Llyod sintió pena al decir eso. La mayoría de personas en la lista no superaban ni los 15 años y, además, uno de ellos estaría condenado a atar su vida con una persona que no conocía. También podía resaltar que los príncipes, aún más los menores, tenían un cercana relación que se vería bastante afectada al ser separados.
–Eso podría ser un problema…– Susurró Lelouch. De alguna u otra forma tenía que impedir que el emperador osara a poner siquiera un dedo sobre sus hermanos. No iba a permitirlo.
*Toc, toc*
Un suave llamado le hizo volver a la realidad. No respondió, pero las personas detrás de la puerta pasaron de igual modo.
La chica que había recibido a los hombres era la que encabezada la fila, seguida de tres niños.
–Señores, les presento al príncipe Rolo, el príncipe V.V. y a la princesa Nunally – Recitó aburrida al llegar junto a los otros. Los pequeños detrás de ella llevaban una bandeja cada uno, y todas con un postre y bebida diferente. El castaño le pasó la bandeja a Lelouch y los otros a los invitados. Seguidamente, la chica y los príncipes se sentaron junto al anfitrión.
Gino y Llyod pensaron que era sumamente extraño que los mismísimos príncipes les sirvieran, y fue aún más sorprendente el que una mucama se sentara al lado de sus majestades y se portara tan maleducada. Prefirieron no decir nada para no ser castigados después, aunque dudaban que el príncipe hiciera eso.
A pesar de tratar de esconder su impresión ésta fue fácilmente notada por Lelouch.
– Sé lo que piensan, pero voy a aclararles que ella no es una sirvienta. Ni siquiera tenemos personal de mantenimiento o algo parecido, eso es una pérdida de recursos –Afirmó el príncipe mientras le daba una probada al cubilete traído por su hermano.
– ¿Y cómo hace usted, majestad, para arreglárselas sin empleados? – Preguntó Llyod.
– Hago las cosas por mí mismo; Limpiar, cocinar…no son tareas desconocidas para nosotros. Vivimos casi en las mismas condiciones que la población de nuestra área, es decir que nosotros no recibimos más víveres o riquezas que las que ellos reciben en promedio, y lo único en lo que diferimos es en nuestra residencia –Lelouch sintió mucho más que orgullo al afirmar eso. Trabajaba para la gente, no para el dinero.
– Eso es fascinante – Expresó el rubio.
– Para nada, es lo que menos importa ahora…– El príncipe bajó la mirada, sin querer mostrar su preocupación. El asunto del matrimonio era cosa seria.
Debía pensar en una actuación convincente para que el emperador de Japón le eligiera y no se acercara a sus hermanos, y muy aparte de las razones personales sabe que es el más conveniente para él.
– Seguro que cada uno de tendrá una pequeña audiencia con él antes de que decida, pero irá con la idea de escoger a una pareja pasiva para tener menos riesgos de traición. Podrá ser brillante, pero no lo suficiente…no para mí….
*Lelouch POV*
La semana desde que llegaron Gino y Llyod se pasó bastante rápido, y más aún cuando podía hablar y jugar ajedrez con ellos. Les pedí que se quedaran y nos escoltaran hasta Japón cuando fuera tiempo de partir, y esto más que todo porque ambos conocían al emperador de la nación nipona y era una gran oportunidad para recaudar información. No obtuve mayor cosa de ellos, pero con lo poco de lo que dispongo creo que ya tengo el plan perfecto.
Estudiando cuidadosamente los movimientos del monarca sé que es una persona fuerte y decidida, pero también es muy sentimental. Si su punto débil son sus emociones y el amor por su pueblo será pan comido manipularlo.
– Hermano –Me llama Rolo. Está sentado frente a mí en el carruaje que nos guiará a nuestro destino final. Afortunadamente los adultos no van con nosotros, así no podrían escucharnos.
– ¿Quieres saber qué voy a hacer? –Pregunté sin rodeos. Asintió.
– Si es posible también quiero ayudar…
– ¿Para qué? – Le recrimino – Mi mayor prioridad es mantenerlos fuera de este tipo de problemas. Eres inteligente, Rolo, seguro tienes una idea de lo que va a pasar. No podemos evitarlo – Mis palabras me parecen amargas, pero acertadas. Incluso yo tengo que resignarme.
–Si huimos se reanudará la guerra, y cualquier acto provocativo tendrá el mismo efecto…en realidad no hay manera de cancelar el compromiso sin que haya más muertes, ¿Cierto? – Comentó V.V., mirando distraídamente la ventana. Mis hermanos parecían bastante tristes sabiendo que nada pueden hacer.
–Vamos, no es tan malo – Traté de sonreírles, pero no salió tan bien. Quiero animarlos, pero no sé exactamente qué decirles.
– Sé que incluso es provechoso para ti ser el consorte del emperador, sé que podremos visitarte a menudo y que las cosas para la gente de Britannia mejoraran, pero no es justo que tú sufras por ello – Reconoció Nunally. Sollozó un poco tratando de calmarse y no llorar demasiado alto. Todos allí tratamos de ser fuertes, pero seguimos siendo unos niños. Me giré y arrodille ante mi hermana, tomándole de las manos.
– Nunally, por favor, sé valiente. Ser un heredero implica este tipo de sacrificios. Tenemos deberes mucho antes de nacer, eso lo sabes. Y nadie ha dicho que tengo que ser infeliz con este enlace; me permitirá salvar la vida de millones y mantenerlos a ustedes a salvo. No hagas que lo que voy a hacer sea en vano…– Le dije. Sus lágrimas corrían libremente por su cara, pero no emitió ningún sonido. Rolo también llora y V.V. tiene humedecidos los ojos. Esa es mi familia, pienso.
– ¡Muy bien, ya basta! – Me puse de pie, mirándoles. – Ya vamos a llegar a nuestro destino, y no quieren que les vean así, ¿verdad?
Ellos me sonrieron de vuelta, limpiándose la cara con las mangas de sus elegantes trajes. Mi corazón se encogió al verles. Sé que nunca más podré estar junto a ellos de la forma en la que estoy ahora. Sólo espero que valga la pena.
Nuestro viaje llegó a su fin apenas 40 minutos después de esa emotiva conversación.
– Es bastante… grande –Murmuró Rolo. Lo primero que veías al bajar eran las escaleras de piedra que subían por una pequeña colina y eran coronadas por un arco rojo tradicional, seguidas del palacio de tres pisos y su jardín frontal. Parecía recién restaurado.
–Es el palacio del emperador, ¿Tú qué crees? – Dijo V.V. en tono irónico. Nunally y yo nos reímos de ellos, pero fuimos interrumpidos por una especie de comité de bienvenida.
– Majestades, espero que hayan llegado con bien y su viaje no tuviera ningún inconveniente – Se reverenció la chica. Tenía un uniforme militar, así que supongo que es una capitana de alto rango. Es seguida por algunos nobles, eunucos y guardias. – Mi nombre es Kallen Stadtfeld y seré su guía.
– Oh… Buenos días, señorita Kallen. Yo soy el príncipe Lelouch Vi Britannia y estos son mis hermanos: Rolo, V.V. y Nunally – Le saludé. Trate de aparentar inocencia, o algo así. Después de todo tengo 14 y no sería demasiado extraño hablarle informalmente a un miembro de la élite, y siendo un príncipe puedo decir lo que se me plazca.
Ella parece un poco sorprendida. No se esperaba a unos niños, ¿Verdad?; Tarda unos segundos en responderme debido a su conmoción.
– S-Sí…este…– Repentinamente se pone un tanto nerviosa y no sabe cómo continuar. Oigo a mis hermanos suspirar con un poco de molestia, pero a pesar de eso siguen sonriendo.
– ¿Sabe usted si mi padre y hermanos ya llegaron? ¿Estamos a tiempo para la reunión? – Pregunté, tratando de ayudarla. Se sonrojó por eso. Esta vez soy yo quien se está empezando a impacientar.
–Su padre, el Emperador Charles, y los príncipes mayores están ya en el salón de té, pero no se ha dado comienzo a la reunión – Dijo. Al menos nosotros llegamos a buena hora – Si gustan, síganme, por favor…
– Gracias – Sonreí. Yo y mis hermanos nos apresuramos tras ellas y su escolta. Apenas terminamos de subir las escaleras el carruaje de Llyod, Gino y C.C. nos alcanzó. No me detuve por ellos, pues sabrán qué hacer de ahora en adelante. Ya no es necesario que no acompañen.
Atravesamos el hermoso jardín, lleno de maravillosas flores a las que ni siquiera pude ponerles atención. Estoy nervioso y tengo una sensación de vacío en el estómago. Ni siquiera hemos conocido al Emperador de Japón, pero incluso mis hermanos parecen convencidos de que seré yo quien se case con él. No es como si lo quisiera, de todos modos.
Después del recorrido que le dimos al palacio por fin llegamos a la Sala de té. Nos tomó bastante llegar pues los corredores parecen laberintos. Los he memorizado ya, por si acaso.
Kallen se molestó en tocar la puerta y anunciarnos antes de entrar. Y allí estaban. Mi ‘familia’. Avancé hasta posicionarme frente a ellos, caminando lentamente. Nadie dijo una sola palabra, pero notaba que estaban sorprendidos. Sonreí.
– Buenos días, Majestades; Ha pasado bastante tiempo, padre. Me da gusto verlos, hermanos – Saludé. Sólo obtuve una mirada arrogante de mi padre, para mi suerte, aunque no fue el mismo caso que con mis hermanos. Inmediatamente Euphemia, Cornelia y Odisseus se levantaron y nos abrazaron a todos efusivamente.
– ¡Lelouch, estás más hermoso que la última vez que te vi! – Me elogió Euphy. No parecía afectada por lo de la reunión, así que mi padre y los otros están seguros de que ella será emperatriz. Es más que claro que será mi competencia, aunque ella no se lo imagine.
– Todos han crecido mucho… – Felicitó Cornelia. Ella no parecía ser la de siempre. Tenía ojeras, su piel estaba bastante pálida, lucía enferma. No estaba muy contenta de entregar a su amada hermana menor a un varón mayor que ella, más cuando apenas había cumplido 15.
– Hermano, sí que te ves…diferente – Odisseus me dio un par de palmadas en la espalda e hizo referencia a mi ropa. La verdad es que nunca me gustaron las cosas muy de la realeza, por lo que mis vestimentas nunca fueron extravagantes o mucho más. Hoy, sin embargo, había sido una excepción. Llevaba una yukata negra con adornos de flores doradas, un haori* blanco de tela transparentosa y sobre mi cabeza se encontraba la tiara que nunca usaba. Creí que esto podría servir para mostrar un poco de ‘respeto’ por la cultura del país. Mis hermanos también portaban este tipo de ropas, pero de color morado y no tan elaboradas como las mías.
Los mayores nos arrastraron hasta los sillones en donde estaban todos reunidos y empezaron una amena plática que casi no escuché. Yo también estaba un poco decaído por lo que pasaría en cuestión de horas.
Las conversaciones se detuvieron cuando golpearon nuevamente la puerta y Kallen, la señorita que nos recibió, se asomó a la habitación.
– Majestades, sepan disculpar la tardanza – Empezó – Con ustedes el Emperador 88 de El reino de Japón, perteneciente a la Federación Asiática: Suzaku Kururugi.
Silencio.
El aire de la habitación era pesado y podía sentirse la tensión. Hasta ese día no podría creer que la sola presencia de una persona en una habitación podía cambiar radicalmente todo el ambiente. Él no era intimidante, de hecho. No pasaba de los 17 o 18 años, su piel era bronceada, tenía unos grandes ojos verdes y el cabello castaño. Si no hubiera estado allí no podría creer que ese chico hubiera sido el que doblegó al ejército de mi país.
– Es un honor poder saludarles, majestades – Dijo al acercarse a nosotros, sonriente. Quizá nadie de mi familia lo demostraba pero morían de rabia por dentro de solo pensar en su derrota frente a un adolescente.
– Lo mismo digo… –Respondió mi padre en tono irónico. Creí que era el momento oportuno para hacer mi jugada, así que tomé aire y me alenté a mí mismo.
– Emperador Suzaku Kururugi – Le llamé y me acerqué a él. Simplemente me lazó una mirada curiosa y algo dudosa– Espero me permita la osadía de presentarle mis respetos y mis disculpas…
Tragándome el orgullo empecé a bajar lentamente, me puse de rodillas con mi frente contra el suelo. Sabía que estaba sorprendido por esto. El hacer este tipo de reverencias era el símbolo máximo de arrepentimiento. De alguna manera me sentía ultrajado, pero podía soportarlo por mi familia.
Claro que no preví que en el acto Nunally, Rolo y hasta V.V. se me unieran, aunque el último con más reticencia.
– ¡¿…Pero qué?! – Oh, pensé ante su reacción, ¿Fue un movimiento mal planeado? ¡Imposible…! – ¡Alteza, por favor, póngase de pie! No es necesario que usted-
– ¡Lo es! –Afirmé – ¿Recuerda qué pasó el 11 de abril de 2015? 150 unidades japonesas trataron de invadir Britannia por la costa de mi área asignada. Inutilicé todo el equipo con un solo knightmare, los confisqué y envié a los soldados en barcos de vuelta a su tierra. Lamento haberles hecho pasar tal humillación.
El emperador se quedó sin habla.
– ¿Tú eres… el príncipe a cargo de ese territorio? ¿El príncipe milagroso? –Me pregunto mientras se agachaba a mi lado. Perfecto. Me hice el desentendido al levantar la cabeza para verle.
– Pues, sí…Aunque mi nombre es Lelouch vi Britannia…– Él me sonrió cálidamente, fascinado.
– Si es así, esperaré ansioso nuestro turno de hablar. Tus estrategias militares siempre me han impresionado…
Solamente le devolví una sonrisa mientras ambos nos poníamos de pie, aunque mi cara reflejaba más una mueca de cinismo en vez de un buen gesto. Mi plan estaba saliendo a la perfección, y si esto seguía así no había nada de qué preocuparme. Aun con eso, sentía la mirada inquisidora de mi familia, reprochándome mentalmente.
Esto podría ser divertido…
Continuará…
*N de la T/A: El haori es una chaqueta que se lleva sobre el kimono, originariamente era una indumentaria masculina pero a mitad del 800’s las geishas empezaron a usarlas sobre el kimono como una extravagancia chic y su uso fue copiado por todas las mujeres japonesas. Sigue siendo unisex, creo necesario recalcarlo...
¿Especial por el primer capítulo? ¡Sí! Conoce las opiniones de Lelouch y Suzaku sobre la historia.
*Entrevista con Lelouch. Viernes 20 de marzo de 2015, 11:45 AM*
¿Qué te parece el argumento de la historia?
– Pobre y mal trabajado. Es decir, la idea de un matrimonio por conveniencia es demasiado usada en estos días. La autora debería de sentirse avergonzada por publicar tal basura…
¿Cuál fue tu experiencia al ‘actuar’ para los lectores el primer capítulo?
–Francamente me sentí sucio, ultrajado, violado…Me dejaron en vergüenza frente a un montón de personas. No sé cómo podré mirar a alguien a la cara después de esto.
Por último, ¿Qué opinión tienes de la autora?
Lelouch se levanta, se acerca a la cámara y susurra:
– La autora es una escritora-de-pacotilla-y-una-maldita-bastarda…
*Experimentando problemas técnicos…*
*Entrevista con Suzaku, viernes 20 de marzo de 2015, 12:27 PM*
¿Qué te parece el argumento de la historia?
– No tengo mucho qué decir al respecto, lo único que se me hace digno de mención es que me encanta ser el Emperador de Japón y haber igualado a Britannia. En la serie terminé…bueno, ustedes saben mejor que yo…
¿Cuál fue tu experiencia al ‘actuar’ para los lectores el primer capítulo?
– Bueno…No aparecí demasiado, por lo que no tengo mucho qué decir. Aunque debo poner un paréntesis y recordar cuando el príncipe se reverenció. Me reía tanto interiormente que casi arruiné la escena. *Sonríe*
Por último, ¿Qué opinión tienes de la autora?
– … *Silencio*… Preferiría reservarme mis comentarios…