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you were my versailles at night. por maknaejeon

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Notas del fanfic:

[!] Esto sólo es una traducción, la versión original está escrita en inglés por hugeboymino

La traducción no es correcta, tuve que cambiar algunas cosas para que tuviesen sentido.

Notas del capitulo:

¡Hola! Este fic no es mío, como he dicho anteriormente, sólo es una traducción. Espero que os guste tanto como a mí.

¡Saludos!

El día en que Jimin conoció a Taehyung fue, oportunamente, el día más caluroso del verano y, también, el primer día de campamento.

La madre de Jimin lo matriculó después de recibir una llamada del director del instituto para tener una “charla” sobre el mal comportamiento de su hijo.

“¡No vas a graduarte si te sigues comportando como un crío!” la mujer lo pegó con el periódico mientras el chico trataba de huir de ahí, gritando “¡Mamá! ¡Esto es abuso de menores!” pero sólo consiguió un “¡Ni siquiera sabes lo que eso significa!” como respuesta.

Jimin era, por decirlo de alguna manera, un chico malo. No era exactamente un gamberro, pero sus amigos más mayores y guays lo eran, por lo tanto, el moreno se veía involucrado en sus actos de chicos malos. Jimin nunca eligió ser de esa manera, sólo sucedió debido a una serie de malos acontecimientos. Así que terminó llegando tarde a clase todos los días, tirando los libros de los alumnos más pequeños y acosando a los mismos chicos para que le dieran la merienda en el recreo. Sus amigos estaban orgullosos de él. Su madre, por otra parte, estaba muy en desacuerdo.

Todo eso combinado con sus malas calificaciones, hicieron que la mujer pusiera de nuevo a su hijo en el camino correcto, lejos de la mala influencia de los amigos del joven. Por lo tanto, Jimin se vio en la mitad de la nada, en un bosque con un pequeño lago lo suficientemente claro para ver a los peces nadar en el fondo de éste.

“Esto va a apestar” protestó mientras su madre le entregaba sus maletas. Eran pesadas y estaban llenas de cosas que probablemente no utilizaría, pero decidió llevárselas de todos modos. Los niños de su edad, o incluso menores, estaban a su alrededor, besando a sus padres en las mejillas y yéndose rápidamente para no llegar tarde a la primera reunión con el director del campamento y los demás monitores, que era en cinco minutos. Su madre rodó los ojos y plasmó un beso en uno de los cachetes de su hijo antes de volver al Jeep.

“Pásalo bien, Jiminnie” le dijo, arrancando el coche “Y, por lo menos, trata de hacer amigos, ¿está bien? ¡Y no olvides de usar ese teléfono semanal para llamar a tu pobre y preocupada madre!” Jimin se despidió de vuelta, agitando su mano monótonamente hasta que el coche desapareció junto con el resto de padres. De repente, se encontró sólo enfrente de la entrada del campamento, rodeado por sus maletas.

Hacía mucho calor. Su piel picaba bajo la fina tela de la camiseta y los pantalones que llevaba. ¿Qué hizo para merecer eso? ¿Por qué Namjoon, Yoongi y Hoseok no estaban forzados a ir a un campamento de verano? ¿Por qué su madre era tan—

“¡Hey!” una voz interrumpió sus pensamientos. Jimin se volteó abruptamente y parpadeó un par de veces para comprobar si sus ojos lo engañaban, o si realmente el pelo del chico era de un morado claro. “¿Qué estás haciendo aquí?” El joven ladeó la cabeza, mirándolo con los ojos muy abiertos (Jimin pudo comprobar que estaban adornados con algo de eyeliner), formando una expresión que lo hacía recordar a un cachorro.

La garganta del moreno comenzó a secarse.

“Uh” comenzó torpemente, rascándose la nuca. Formó una mueca de desagrado al sentir el sudor en sus dedos cuando tocó aquella zona “Estoy— ¿perdido? No tengo ni idea de lo que se supone que tengo que hacer” añadió una pequeña risa al final, esperando conseguir algo de simpatía del chico. Pero no fue una falsa. Estaba algo nervioso. Preferiría morir antes que admitir que extrañaba a su madre en ese momento.

“Supuestamente debemos estar en la reunión general a las” dijo el peli-morado, echándole un vistazo a su reloj “Ahora mismo. Ven conmigo, te llevaré hasta allí” se adelantó a tomar una de sus manos, el contacto de piel contra piel quemaba para Jimin, pero se dejó arrastrar hasta la habitación más larga, situada en lo que parecía ser el centro del campamento.

“Me llamo Taehyung, por cierto” se presentó cuando estaban a mitad de camino. Se señaló a sí mismo con el pulgar, mostrando una juguetona y rectangular sonrisa en la dirección de Jimin.

“Jimin” dijo, pensando que eso solo estaba bien, “Soy Jimin” Taehyung murmuró el nombre del moreno, probablemente en un intento de memorizarlo, y entonces llegaron frente a la puerta de madera de la entrada.

“Es un buen nombre” dijo el otro chico mientras entraban en el lugar “¡Espero que seamos buenos amigos, Jiminnie!”

Jimin tragó saliva, sintiéndose extraño por el apodo “Sí. Eso estaría bien”

 

 

Honestamente, Jimin pensó que el campamento de verano sería aburrido de narices; sólo él, rodeado de un montón de mocosos, correteando por ahí y las personas mayores intentando que hagan algo por lo menos, como recoger piedras, ponerles nombres y cuidarlas como si fuesen sus hijos, o tal vez pescar. Pensando en ello, pescar podría ser útil. Lástima que Jimin no tenía paciencia.

Como sea, las cosas nunca eran aburridas cuando Taehyung estaba cerca. Jimin lo supo rápidamente, incluso en el primer día, cuando el peli-morado llegó a su habitación y lo presentó como su compañero de cuarto.

“¿No está funcionando?” cuestionó con esa maldita sonrisa que nunca abandonaba sus labios, “Temía que mi compañero fuera uno de esos aburridos que no saben lo que es divertirse, ¡pero tuve suerte y te encontré!”

Jimin no tenía ni idea de si era divertido o no, pero para Taehyung parecía ser lo suficiente. La primera semana la pasó con el peli-morado siguiéndolo a todas partes y preguntándole cosas sobre su vida, amigos y familia, incluso si tenía mascotas. Jimin fue cauteloso respondiendo. Taehyung era una monada, tenía la consideración de evitar cualquier tema si Jimin se sentía incómodo con ello y distraería a ambos tratando de atrapar una mariposa.

El chico habló sobre su vida incluso si el moreno no preguntaba, pero se sorprendió al ver que no le importaba tanto. La manera en la que Taehyung hablaba era cautivadora y Jimin estaba más atento de cómo se movían sus labios que de lo que estaba hablando, pero en su defensa, ¿quién presta real atención sobre el por qué se murió su quinto gato en 2005? Jimin no, desde luego.

Taehyung le contó muchas cosas, sus intereses y hobbies era de lo que más hablaba. Jimin descubrió que ambos compartían un hobby – ver dibujos japoneses – excepto porque Taehyung se sentía orgulloso de llevar su ropa interior de Luffy mientras que Jimin escogió por una discreta carpeta con fotos de Mirai Kuriyama con el nombre de ‘definitivamente no Kyoukai No Kanata’. A parte de eso, el moreno aprendió que al otro chico le gustaba cantar y bailar y que no dio su primer beso todavía, pero que había besado a un tal Jeongguk una vez en una fiesta, pero el niño se lanzó sobre él y terminó besándose con una pared, lo cual no contaba realmente.

Jimin a veces pensaba en cómo Taehyung era capaz de no dejar de hablar sin tomar un solo respiro, pero no podía negar que eso lo había impresionado. De cualquier manera, acabó sabiendo más del peli-morado en un par de días, que de Namjoon o Yoongi o Hoseok en los últimos dos años.

Después de dos semanas conociéndose el uno al otro, Jimin comenzó a sentir la temida palabra “amigos” alrededor de Taehyung. Porque, aunque Jimin quería ser popular de vuelta a Busan, él realmente no salía con nadie en el campamento aparte de con Taehyung. Y, bueno, el chico podía ser un poco raro y tal vez demasiado abierto sobre ciertas cosas, pero no era una mala persona.

Todas las semanas, el campamento organizaba una actividad para el grupo entero. La tercera semana fue, aparentemente, pasar la noche en el bosque y dormir en tiendas de campaña. Jimin y Taehyung decidieron que, el moreno, que era el más responsable, llevaría la tienda de campaña en su mochila y el menor se haría cargo de las bebidas y la comida, suponiendo que podrían cazar algún conejo o buscar alguna fruta en caso de que Taehyung perdiese los suministros.

Naturalmente, pasarían hambre si se encontrasen en esas situaciones, así que Jimin se encargó de meter miedo a Taehyung sobre ser cuidadoso con los alimentos.

El sitio en el que acamparían era un pequeño claro sobre la colina de una montaña, no muy lejos del centro. Pasaron tres horas escalando las afiladas rocas, Jimin resbalando algunas veces y estando cerca de rasparse las rodillas, pero Taehyung estaba ahí para sujetarlo todo el tiempo, incluso arriesgándose a que cayera sobre él mismo. El mayor se negó a reconocer el extraño aleteo en su corazón cuando hizo contacto visual con un siempre sonriente Taehyung sujetándolo por las axilas para que no terminase en el suelo.

Para cuando habían llegado a su destino, el sol había comenzado a ponerse. El cielo se tornó en una explosiva paleta de rojos, naranjas y amarillos con tonalidades de morado cerca del horizonte, pintando el fondo en cálidos colores. Jimin suspiró ante la asombrosa escena, viendo las ondas del lago aparecer y desaparecer en la superficie. Incluso desde esa altura, podía ver los movimientos de las criaturas que lo habitaban.

“Es precioso, ¿no crees?” preguntó Taehyung, apareciendo a su lado de la nada. Cuando el mayor se giró, vio a un orgulloso pelo púrpura y su tienda de campaña preparada detrás de él. Los otros campistas seguían tratando de lidiar con los materiales que les habían dado, intentado (y fallando épicamente) seguir las instrucciones de los asistentes del director, pero el chico a su lado había terminado en tiempo record.

“Santa mierda, ¿eres un pro o algo así?” Jimin maldijo instintivamente, no siendo consciente de lo asombrado que sonaba. Eso hizo que Taehyung estallara en risas y atrajera hacia sí a Jimin en un innecesario abrazo. La piel del joven era cálida y morena, como la del mayor, y sus manos se sentían suaves sobre sus hombros. El estómago de Jimin llameó al instante.

“He tenido tiempo para practicar” señaló y Jimin recordó sus charlas pasadas, en las que Taehyung le había contado que era su cuarto año en el campamento. Es terapéutico, en cierta manera, le había dicho, me distrae de los malos pensamientos. El moreno temía descubrir cuán malos eran. Ver a alguien tan alegre como Taehyung estar triste no era normal. “Vamos, ¿me ayudas a preparar la hoguera?”

Jimin aceptó gustosamente y, nuevamente, el peli-morado hizo contacto físico sin ser necesario, tomando una de sus manos para arrastrarlo junto a él. Y como la última vez, Jimin no lo tomó en cuenta.

 

 

Las noches en el bosque son conocidas por ser frías. Fueron advertidos de llevar ropa abrigada ya que no había calefacciones artificiales en las tiendas de campaña.

Naturalmente, Jimin sólo llevó una camiseta y unos pantalones desgastados.

En algún momento alrededor de la una de la madrugada, luego de haber estado contando historias de miedo y asando malvaviscos (Jimin sintió un dolor de muelas después de haber comido el tercero), decidieron ir a las tiendas para hacer un intento por dormir. Taehyung estaba acurrucado en su saco, ojos cerrados y brazos cruzados enfrente de él, y Jimin supuso que estaba en la tierra de los sueños. El moreno, de alguna manera, no era capaz de concentrarse en relajarse para poder descansar debido al castañeo de sus dientes, los escalofríos en su cuerpo y a cómo sus pies se iban entumeciendo por el frío.

Se dio la vuelta, quedando frente a Taehyung, que seguía dormido. Observó la curva de su perfil, su afilada nariz, sus grandes labios y cuán tranquilo el chico parecía cuando estaba inconsciente. A Jimin le gustaba Taehyung cuando éste estaba hablando, pero viéndole de esa manera le ayudó a darse cuenta de las diferentes facetas que tenía su amigo, y cómo él apenas había aprendido de algunas de ellas.

“¿Jiminnie?” preguntó Taehyung con voz adormilada, rompiendo el silencio y haciendo salir de su trance a Jimin. Reenfocó su visión y vio las cejas del peli-morado elevadas en sospecha, “¿Sigues despierto?”

“No puedo dormir” respondió. Salió inestable e inseguro, sobretodo porque se estaba congelando hasta los huesos. No porque había sido pillado observando “No te preocupes por mí, Tae, vuelve a dormir”

Pero, como siempre, Taehyung no estaba escuchando. Desabrochó su saco de dormir y salió de éste, rodando hasta quedar junto a Jimin. Una de sus delgadas piernas se enredó alrededor del muslo del mayor, acercándolo hacia su cuerpo y rodeándolo en un cálido abrazo. Jimin soltó un suspiro que ni siquiera sabía que estaba conteniendo cuando sus labios se chocaron con el cuello de Taehyung. El chico tarareó deliciosamente ante eso.

“Idiota” escuchó murmurar al menor “Te dijeron que llevases algo abrigado”

No esperó a que Jimin respondiera, quedándose dormido de nuevo después de la última sílaba. El moreno sonrió contra sus hombros, sin embargo, susurró casi inaudiblemente un “Lo tengo”

 

 

La primera vez que se besaron, fue bajo un cielo estrellado, en la cuarta semana de campamento.

Lamentablemente, fue muy cliché, pero sucedió así; Jimin y Taehyung se encontraban solos en la orilla del lago, tumbados en la hierba y hablando sobre la vida y sus inconvenientes, cuando Taehyung se incorporó para quedar sentado y quedó callado.

Jimin estaba riendo, volviéndole a contar una anécdota en la que se incluía a sí mismo y a Namjoon siendo encerrado en el baño de las chicas. Sus carcajadas fueron bajando de tono cuando abrió los ojos y vio a Taehyung observando las constelaciones, perdido en sus pensamientos.

“Hey, tío” comenzó, cuidadosamente, sentándose hombro contra hombro con Taehyung. Esa noche era cálida, sólo habían bajado algunos grados respecto a los de todo el día, y ambos llevaban sus bañadores, que ya se habían secado después del baño que habían tomado en el lago una hora atrás. “¿Estás bien?” se intentó concentrar en el rostro de Taehyung, y no en cómo su espalda estaba encorvada y su piel parecía más pálida a la luz de la luna.

“Estoy bien” dijo, “Sólo pensaba sobre algunas cosas”

“¿Qué cosas?” Jimin esperó que no hubiese sonado muy preocupado. A veces, el humor de Taehyung podía tornarse en una extraña dirección, su típica aura positiva alrededor suyo se volvía oscura, siniestra incluso. Nunca duraba mucho, pero hacía que en el estómago de Jimin se formasen nudos incómodos.

“Sólo… cosas” suspiró. Colocó sus palmas atrás y extendió sus piernas, las plantas de los pies casi tocando el agua, “Jimin, ¿has besado a alguien alguna vez? Ya te conté que yo no, pero tú nunca me dijiste si también”

Eso era cierto; no le había dicho, pero porque el peli-morado nunca le había preguntado. Al contrario de Taehyung, a Jimin no le gustaba compartir todo. Algunas cosas las prefería mantener en privado, pero se le había olvidado el concepto de secretos con Taehyung, de todos modos.

“No” admitió, “No lo he hecho” fue extraño, tal vez, porque Jimin fue siempre alguien del que hablar entre las chicas de su instituto. En cambio, nunca las había encontrado lo suficientemente atractivas como para salir en una cita, aunque estaba seguro de que aceptarían con los brazos abiertos, como siempre lo habían convencido sus hyungs.

“Raro” comentó Taehyung, riendo de nuevo. Era mucho mejor verlo así. Su cuerpo entero tembló por la risa y Jimin lo golpeó en el hombro para burlarse de él, gritó “¡Yah! ¡No te rías de mí, tú también eres un virgen total!”

Después de ese episodio, cuando su risa cesó, Taehyung volvió a ponerse serio. Excepto porque esta vez estaba mirando a Jimin fijamente a los ojos cuando preguntó, “¿Quieres intentarlo?”

“¿Qué?” Jimin jadeó.

“¿No tienes curiosidad por saber cómo se siente?” contestó. Se movió de su sitio así que ahora estaba sentado sobre las rodillas de Jimin, en lugar de en la hierba. El moreno retrocedió un poco hacia atrás cuando el rostro de Taehyung invadió su espacio personal, sintiéndose algo entre incómodo y nervioso.

Y tal vez, tal vez Jimin había tenido algún pensamiento sobre esto. Fueron fugaces pensamientos, por supuesto, sobre todo cuando Taehyung se lamía los labios después de haber comido helado de chocolate o cuando hablaba de algo que no despertaba ningún interés en Jimin. Ahora que estaba sucediendo, no sabía cuál sería la respuesta correcta.

Las manos de Taehyung se posaron sobre el suelo para aprovechar y acercarse más a él, así que sus narices estaban casi tocándose. Las cejas del chico estaban alzadas en duda “¿Y bien?”

Y tal vez, tal vez Jimin debería haberlo rechazado. Pensamientos como esos eran peligrosos para consentir, con consecuencias sin nombre. Todo podría ir infinitamente mejor o irse al traste. Pero Taehyung se veía tan malditamente atractivo, sentado en su regazo de esa manera, humedeciéndose el labio inferior y con la vista fija en sus propios belfos durante unos segundos para volver a encontrarse con los ojos de Jimin. Y tal vez fue la emoción por el riesgo que le hizo cortar la distancia entre ambos.

Taehyung sabía a algodón de azúcar y a manzana amarga a la vez, y fue la combinación de sabores más deliciosa que Jimin había probado jamás.

 

 

Las cosas cambiaron drásticamente después de eso, al menos, para Jimin. Taehyung parecía bastante incomodado por el beso, pero Jimin sabía que aún conservaba el recuerdo en lo más profundo de su mente, y cómo se había sujetado a sus hombros, rodeando luego su cuello con los brazos para intensificar el beso cuando su lengua probó los labios de Taehyung. Jimin mantuvo repitiendo el pequeño lloriqueo que se había escapado de la boca del menor cuando se separaron, y la manera en la que Taehyung lo había mirado con los ojos vidriosos, como si hubiese sido forzado a salir de un trance.

Jimin trató de no pensar mucho en ello, pero era difícil de mantener y, cuántas ganas tenía de llevar a Taehyung a algún lugar donde no les vieran para poder besarle de nuevo, era lo único en lo que podía concentrarse bien.

No se sentía mal. Pero algo sobre eso tampoco se sentía bien.

“¿Sigues pensando en ello?” le preguntó una noche, en su quinta semana, después de venir de una fiesta que habían organizado los campistas. Seguían cubiertos de purpurina plateada de la cabeza a los pies, la camiseta de Jimin estaba arruinada por la bebida de algún mocoso y la zapatilla derecha de Taehyung se había perdido en algún lugar en el bosque.

“Sí” respondió Jimin sinceramente, sin vacilaciones. Había aprendido hace tiempo que si mentía a Taehyung no terminaría bien, “Todavía”

“¿Quieres probar de nuevo?” Jimin estiró el cuello para mandar una señal de advertencia en la dirección de Taehyung, en la cama de enfrente, pero se encontró al chico mirándolo con una seria expresión.

“¿Estás bromeando?” cuestionó entre dientes.

“No del todo”

No sabría decir qué fue lo que le obligó a hacerlo, pero estaba posicionándose sobre Taehyung un minuto después. Las piernas del chico estaban lo suficientemente separadas como para poder colocarse cómodamente entre éstas y se soportó a sí mismo con sus fuertes brazos a cada lado de la cabeza de Taehyung. Los labios del pelo púrpura se despegaron y cuando Jimin se acercó aún más, se dio cuenta de que estaba jadeando.

“¿Soy pesado?” preguntó, preocupado, pero Taehyung movió su cabeza rápidamente en señal de negación, “Bien, ¿estás preparado?”

Esperó a que el joven asintiera para volver a besarle. Se sintió igual de adictivo que la última vez, pero ahora, Taehyung sabía a pasta de dientes de menta. Jimin se separó, provocando un ‘pop’ para molestarlo, “¿Lo tenías planeado?” Taehyung tuvo la decencia de parecer avergonzado.

No dejó que Jimin lo incordiase más, sin embargo. Hundió sus dedos en el sedoso pelo del mayor e hizo que agachase la cabeza para poder besarle correctamente, succionando su lengua en su boca. Fue descuidado e inexperto por ambas partes, pero Jimin se permitió perderse en el sabor de Taehyung y el fuego que corría lento a través de sus venas, lo cual le hacía sentirse vivo.

El seguía tratando de mantenerse, pero Taehyung había comenzado a moverse bajo él. Perdió el equilibrio y su cuerpo cayó sobre el del peli-morado, su mano imitando la de Taehyung y agarrando el cabello de éste, provocando que el chico lloriquease.

“¿Cómo eres tan buen en esto?” susurró el menor contra los labios de Jimin, con la voz algo grave debido al previo beso y algo más, algo que había oído Jimin antes pero que nunca podría ponerlo en un correcto contexto. Ahora tendría sentido que Taehyung se aclarase la garganta si Jimin se quitase la camiseta enfrente de él, o después de haber buceado en el agua del lago durante los primeros días, “Es imposible que sea tu primer beso”

“Soy Libra” se burló, picoteando los labios del menor lentamente entre cada palabra que decía “Somos buenos besadores de nacimiento”

Taehyung le gruñó para que se callara y para que pusiera esa increíble boca a hacer un buen uso, chocando sus caderas contra las de Jimin necesitadamente. Esta vez fue el turno del moreno para jadear cuando sintió la erección de Taehyung rozarse con la suya, no se había percatado de que ambos estaban tan excitados.

“Joder” maldijo sobre los labios del peli-morado.

“Soy Capricornio” replicó, ensanchando su sonrisa, “Somos buenos haciendo gritar a nuestras parejas”

 

 

Alrededor de la sexta semana, Jimin comenzó a extrañar a sus amigos de Busan.

Apenas había pensado en ellos el mes anterior. Mantuvo su promesa con su madre de usar el teléfono público para contarle sobre las novedades en el campamento (ignorando la parte de que se había enamorado de su nuevo mejor amigo Taehyung en algún momento, ella no estaba lista para oír eso aún), pero nunca pensó en llamar a Namjoon o a Yoongi o a Hoseok para saber si estaban bien.

“Probablemente te extrañan” le dijo Taehyung. Estaban sentados en una mesa de picnic fuera de la cafetería con la mayoría de los campistas mientras se tomaban la merienda – uvas y un sándwich ligero con un montón de ensalada, “Puedes usar mi llamada semanal para hablar con alguno de ellos, si quieres.”

Jimin estaba muy conmovido por su gesto, “Taehyung” dijo incrédulamente. Las llamadas semanales del pelo púrpura eran para su madre. La pobre mujer seguía preocupándose más por ella misma cuando enfermaba, aunque no le había pasado nada a Taehyung durante los últimos cuatro años, y nada le pasaría ahora, “No puedo hacer eso. Tu madre—”

“Vivirá” Taehyung se encogió de hombros, “Y no quiero que llegues la semana que viene a una estación de autobuses vacía”

Las palabras de Jimin murieron en su garganta. Quiso decirle, “mi madre vendrá a recogerme”, pero el peso de las palabras de Taehyung se habían quedado muy cerca de su diafragma como para poder emitir un solo sonido.

Más tarde en ese mismo día, Jimin vio cómo Taehyung le pidió a uno de los monitores el teléfono y se lo pasaba a él, pero en el momento de marcar los primeros dígitos del número de Namjoon, sus dedos tambalearon sobre los botones.

No se sintió mal. Pero tampoco se sintió bien.

 

 

La séptima semana fue la más dura.

El lunes al viernes llegaron y se fueron y la mañana del sábado, día de salida. Jimin despertó con Taehyung dormido junto a él, agarrado a su cuerpo como un peluche. Sus piernas estaban envueltas alrededor de él como la masa de un burrito y Jimin se tomó un momento para respirar el peculiar aroma de Taehyung, sales de baño y su almizcle natural. Era muy cálido y delicado, tumbado en su brazo de esa manera, tan profundamente dormido que había comenzado a babear.

No quería despertarlo. Quería saltar ese día y adelantar el tiempo hasta el próximo verano, donde deseaba ver a Taehyung de nuevo y poder así crear nuevos recuerdos juntos. Pero esto era la realidad, y la realidad era que en unas horas, la madre de Jimin estaría esperando por él en la entrada del campamento y Taehyung estaría subiéndose al autobús que lo llevaría de vuelta a Daegu, y no podrían volver a verse hasta nueve meses después.

Jimin pensó si Taehyung se acordaría de él. Si los besos que compartieron significaron mucho igual que para él. Acarició su cabello, el tinte morado estaba descolorido y sus raíces marrones eran muy notables. Taehyung se movió, aún en sueños, pero no despertó, sólo se aferró mejor al pequeño cuerpo de Jimin.

 

 

“Ya te estoy echando de menos” admitió Taehyung en voz baja.

Estaban de pie, separados del resto del grupo, bajo un largo roble, escondidos en las sombras. Jimin entrelazó los dedos de ambos, presionando las yemas de éstos en los nudillos de Taehyung, tratando de tranquilizarlo.

“Me lo imaginé” dijo, “Dame tu número. Hablaremos por teléfono. Todos los días.”

La cara de Taehyung se iluminó por una fracción de segundo. Tenían prohibido usar sus móviles durante los días del campamento, pero los monitores se los habían devuelto por la mañana. El peli-morado añadió su número a los contactos del moreno, siguiendo su nombre con tres corazones. Jimin hizo lo mismo.

“Espero que cumplas con esa promesa” dijo Taehyung seriamente. Jimin asintió firme, reteniendo las lágrimas, “Bien, ahora bésame por última vez”

Jimin lo besó como si fuese el último día en la Tierra, y Taehyung correspondió tan pronto como pudo.

 

 

Más tarde, en el coche, mientras su madre parloteaba una y otra vez sobre los eventos que había extrañado cuando él estaba fuera, su teléfono vibró en el bolsillo de su pantalón una vez.

Desde: Tae.

               “Sexting cuenta, ¿verdad?”


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