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DOPE por venus

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                Era como una droga. Una adictiva y peligrosa droga de la que le resultaba definitivamente imposible de renunciar. Una tóxica droga que lo volvía cada vez más y más loco y de la que no podía prescindir. Esa droga, era Min Yoongi.

                Su adorable y encantadora sonrisa, su tentadora y blanquecina piel de seda, sus radiantes y desafiantes ojos, sus insinuantes y azarosos gestos provocadores, su irresistible y húmeda lengua que relamía sus labios de manera incitante; todo ello era lo que conseguía que Jimin se volviera completamente adicto a Yoongi, una afrodisiaca droga que era imposible de conseguir, pero de la que, aún sin tenerla, no podía abstenerse de ella. Con solo verlo, Jimin ya se sentía en el paraíso, fantaseando con tener cada una de las partes que componían ese cuerpo al que consideraba un valioso tesoro.

                Pero había veces en las que a Jimin no le bastaba con fantasear con el rapero mayor del grupo e imaginarse un mundo aparte en el que podía estar con él, por lo que, sin que nadie se enterara, se acercaba al mayor para admirarlo desde cerca. Como era el caso de esa misma noche.

                Jimin no podía conseguir conciliar el sueño. Su cabeza daba vueltas y vueltas, pensando qué hacer con respecto al tema de Yoongi. Todo comenzó cuando un día presenció cómo el mayor, después de un ensayo, se quitaba la camiseta, mostrando su atractiva espalda y su enloquecedor torso, completamente sudado. Sin darse cuenta, y repentinamente, en la mente del bailarín comenzaron a aparecer numerosas fantasías con esa imagen que sus ojos contemplaban. La cara de tonto con la que estaba mirado al mayor, le hizo a este último reír con su típica risa irónica pero a la vez adorable. Para colmo, el amable de Yoongi, le invitó a darse una ducha con él para así ahorrar tiempo. No era la primera vez que se duchaba con él, o con alguno de sus compañeros, pero sin razón, se sintió nervioso por la invitación. Obviamente no pudo rechazarlo, aunque mientras ambos se duchaban en las duchas de la empresa, se arrepintió de no haberlo hecho. Sus mirada se clavaba con lascivia en el atractivo cuerpo del rapero: su pálida piel, su fornida espalda, sus fuertes muslos, su redondo culo, y su cierta zona con la que comenzaba a fantasear en su cabeza. A partir de ese momento, la imagen que tenía sobre Yoongi cambió completamente. Ya no lo veía como su amigo, su compañero, su colega. Ahora, para Jimin, Yoongi era la persona a la que deseaba, la persona con la que fantaseaba constantemente, la persona que conseguía que su corazón se desbocara de manera exagerada. La persona con la que se moría por estar.

                Era demasiado tarde, probablemente ya había pasado la medianoche, y los seis miembros restantes del grupo dormían plácidamente en sus respectivas camas. Era difícil que alguien se despertara en esos momentos, pues habían tenido un duro día repleto de ensayos, grabaciones y entrevistas y todos estaban exhaustos. Por lo que, como muchas noches atrás había hecho, se levantó de su cama y se acercó a la de Yoongi. Era algo que ya se había convertido en rutina.

                Jimin se puso de rodillas en el suelo al lado de la cama del mayor y apoyó los codos en el colchón, descansando su mentón sobre sus manos para estar más cómodo. Sus ojos recorrieron con admiración y ternura el pálido rostro de Yoongi, tranquilo, pacífico y sereno, como el de un niño que duerme en la inocencia. De entre sus finos labios ligeramente abiertos, que hacían a veces algunas leves muecas adorables, se escapaba una dulce y parsimoniosa respiración. Jimin adoraba esa faceta del rapero, un Yoongi muy tranquilo e incluso inocente e inofensivo, muy distinto al Yoongi gruñón y bipolar con el que estaba durante todo el día; aunque, realmente, amaba cada aspecto del mayor por muy contradictorio que fuera.

                Dirigió una de sus manos hacia el rostro de Yoongi, y suavemente, tocó su mejilla con la yema de sus dedos, deslizándolos con delicadeza de arriba a abajo, repartiendo tiernas caricias y disfrutando del suave tacto de su piel. Sin dejar de acariciarlo, con cuidado, acercó su rostro al contrario y con sutileza y exquisitez depositó sus labios sobre los ajenos, regalándole un casto beso lleno de cariño. Yoongi se removió levemente e hizo una adorable mueca con los labios, a la vez que fruncía el ceño. Con el corazón latiendo a mil por hora, y no solo por las sensaciones y emociones que generaba el mayor en él, sino también por temor a que este despertara y lo descubriera, Jimin se separó y regresó a su cama, en la cual se acostó aunque sin lograr dormirse.

                Constantemente Jimin deseaba poder acariciarlo, besarlo y admirarlo durante el día, demostrarle su afecto, decirle sus sentimientos, poder sentir a Yoongi como suyo y que Yoongi sintiera a Jimin como suyo también. Por mucho que quisiera, no podía conformarse con admirarlo de lejos y ''acosarlo'' durante la noche. Y eso era lo que lo volvía loco. Quería tener a Yoongi, porque, desde hacía un tiempo, ya no sólo sentía deseo y lujuria. Sus sentimientos habían sobrepasado los límites, su corazón había comenzado a sentir y a latir de una manera muy distinta. Y el no poder tener a Yoongi lo angustiaba.

                Al final solo pudo dormir un par de horas, por lo que, a la mañana siguiente, cuando el resto de los chicos despertaron y comenzaron a prepararse para el día que les esperaba, Jimin no pudo sentirse más exhausto de lo que ya estaba, porque era imposible. Tener a Yoongi constantemente paseándose por su mente lo estaba perturbando, cada minuto de cada hora de cada día. Sus marcadas ojeras y su canso rostro se acentuaban cada vez más, y su sonrisa ya no era la radiante y deslumbrante de siempre. Esa droga a la que se había vuelto adicto le estaba pasando factura. Al principio todo eran fantasías, ilusiones, felicidad y admiración, pero ahora todo eso había desaparecido para convertirse en agobio, desesperanza, tristeza y animadversión. Era evidente que Yoongi no le correspondía a sus sentimientos y eso provocaba que su corazón se destrozara por desilusión más que se desbocara por emoción.

-Hey, Jinminnie, ¿no pudiste dormir bien? -Yoongi se sentó a su lado en la cama y con su mano acarició los cabellos azabache del bailarín- Se te ve muy casado.

-Es que... -el menor carraspeó, pensando en alguna tonta excusa- Estoy un poco nervioso últimamente. Ya sabes, cada día nos exigen más y más y tengo miedo de fallar -sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, para tranquilizar al mayor.

-No te preocupes por eso Jimin-ah -el rapero le sonrió con ternura y le besó la frente- Es imposible que tú falles en algo, eres el mejor en todo. Eres Jimin -soltó una suave carcajada que provocó que el pelinegro se derritiera de amor, y su corazón, de nuevo, comenzó a desbocarse de tantas sensaciones y emociones que se agolpaban a la vez y con agresividad en su interior.

-Eres un exagerado, hyung tonto -la risa de Jimin acompañó a la del mayor y en broma le golpeó el hombro, sin fuerza.

-Claro que no lo soy -Yoongi hizo un puchero para luego mostrar su típica sonrisa encantadora- Anda, vete preparándote que en una hora tenemos que estar en la radio.

                Yoongi se levantó de su cama y se dirigió con pasos lentos hacia la puerta de la habitación, todo bajo la atenta mirada del menor. Jimin soltó un suspiro lleno de emoción, con una tonta sonrisa dibujada en su rostro. Era contradictorio estar triste en un primer momento por no ser correspondido y al par de segundos estar completamente feliz por haber conversado con el rapero mayor. Era tan contradictorio que le dolía.

                A la media hora todos los miembros del grupo ya estaban preparados, por lo que salieron del apartamento para esperar a que la furgoneta de la empresa los fuera a recoger. Al llegar esta, Jimin se subió en los asientos que más atrás  estaban. En esos momentos solo quería ponerse los auriculares con sus canciones preferidas sonando y mirar por la ventanilla como el paisaje pasaba a través de sus ojos. Quería aislarse por unos minutos de la peligrosa y dañina droga que era Yoongi. Sin embargo, eso no pudo ser, ya que tenía que ser justamente él quien se sentara junto a él.

-Tú nunca sueles sentarte atrás -Jimin lo miró fijamente mientras se ponía el cinturón de seguridad.

-Lo sé, pero quería estar con un chico bonito que fuera una buena compañía -el rapero rió suavemente, mirando al menor con un brillo especial.

                Jimin simplemente frunció el ceño y se dispuso a hacer lo que quería: aislarse. En ocasiones Yoongi decía cosas como esa, que más que emocionarlo, lo que generaba era que se confundiera más. Soltó un largo suspiro mientras contemplaba la velocidad a la que pasaba el exterior del coche. De repente, inesperadamente, sintió cómo Yoongi apoyaba la cabeza en su hombro y pasaba un brazo por su cintura. Desvió la mirada de la ventanilla hacia el mayor, con las mejillas completamente sonrojadas. Su cuerpo entero se tensó ante el tacto y se removió incómodo. Su corazón comenzó a latir más de lo normal, con fiereza y desesperación, pareciendo desear salirse del pecho. Yoongi puso la mano sobre su pectoral izquierdo, y Jimin, nervioso y desasosegado, comenzó a respirar agitadamente.

-Late muy rápido -murmuró Yoongi contra su oreja tras quitarle el auricular, con su aliento chocando con la piel del menor.

-L-Lo-Lo siento -tartamudeó el pelinegro, completamente angustiado por la situación.

                En esos momentos estaba atemorizado. Su corazón delataba lo que sentía cuando Yoongi estaba cerca de él, y la actitud de este último lo complicaba mucho más. Sintió como los finos labios del mayor presionaban contra la piel de su cuello, proporcionando un suave y corto beso. Jimin apretó los ojos con fuerza. La confusión y el desconcierto por esa actitud repentina de Yoongi lo invadían. Intentaba separarse, pero el brazo del rapero mayor estaba rodeando su cintura, reteniéndolo.

-Es extraño -comentó Yoongi, separándose levemente y acariciando la mejilla del menor- Por las noches haces lo mismo que estoy haciendo ahora y yo me dejo.

                Jimin sintió cómo el alma se le caía a los pies. Miró al de cabellos rojizos con la boca completamente abierta, con una expresión de puro pánico, asombro, bochorno y humillación. El mayor solo soltó una carcajada graciosa, contento por la situación, pero Jimin, en esos momentos, solo tenía ganas de desaparecer y llorar hasta que no quedara líquido alguno en su cuerpo. Su rostro de tornó rojo como un tomate, estaba pasando demasiada vergüenza. No se podía creer que en todos esos meses Yoongi supiera de lo que hacía todas las noches cuando todos estaban dormidos. Y eso significaba que también, evidentemente, sabía sobre sus sentimientos.

                Nada más aparcar la furgoneta en los aparcamientos del edificio donde realizarían la entrevista por radio, Jimin salió prácticamente corriendo. Entró en el edificio, y antes de que el resto de sus compañeros llegaran, se metió en el ascensor, solo. Se tapó la cara con las manos, y las lágrimas no tardaron mucho en salir. Sentía un nudo en la garganta por la angustia y la vergüenza que lo invadían, un nudo tan fuerte que ni siquiera podía sollozar. Se estaba ahogando con sus propias lágrimas, y la respiración le comenzaba a faltar.

                Todo el mundo se le había echado encima. Lo que a Jimin más le dolía y apesadumbraba era el que sus sentimientos por el rapero mayor no fueran correspondidos, el no conformarse con unas simples imágenes fantasiosas e irreales en su mente. Pero ahora lo que más le preocupaba era el cómo mirar a Yoongi a la cara después de enterarse de que lo sabía absolutamente todo. Directamente, ni podría mirarlo a la cara. Era demasiada humillación de la que podía soportar.

                Se limpió las lágrimas y respiró hondo, intentando relajarse. Ahora iba a estar con todos sus compañeros y en la radio, por lo que debía aparentar ser el Jimin de siempre. El ascensor paró en la planta correspondiente y salió de él para dirigirse a la sala dónde se grabaría el programa. Minutos después los seis miembros restantes del grupo aparecieron en la sala.

-¿Qué te pasó Jimin? -le preguntó Jin, preocupado como siempre por sus menores.

-N-Nada -el aludido bajó la mirada tímido- E-Es que... Tenía que ir al baño -murmuró fingiendo inocencia- Lo siento hyung.

-No te disculpes -Jin suspiró aliviado y sonrió- Sólo me preocupaste. Venga, vamos a sentarnos.

                Jimin suspiró y, tras apartarse Jin, levantó la cabeza. Sus ojos se encontraron con los de Yoongi, que estaba frente a él con unos metros de distancia entre ellos. La expresión del menor se volvió angustiada y desesperada, e inmediatamente se dio la vuelta para sentarse en su asiento correspondiente. En esos momentos, solo deseaba que la tierra se lo tragara, que le hiciera desaparecer, para siempre.

                Durante el transcurso de la entrevista, sintió una mirada fija y constante sobre él, y sabía perfectamente de quién provenía, pero no se atrevía a mirarlo. A partir de ese momento no sabía cómo actuar, pero la mejor opción, de momento, era ignorarlo y hacer como si nada hubiera pasado, y, sobre todo, intentar hacer desaparecer esos sentimientos que ahora lo humillaban.

                El programa finalizó, y, por suerte, tenían el resto de la mañana libre. Después de despedirse amablemente de los entrevistadores, los siete chicos del grupo se dirigieron al ascensor. Jimin, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón y los hombros encogidos, tenía la mirada fija en el suelo, mientras se mordía el labio nervioso. El ascensor llegó y abrió las puertas, y los chicos comenzaron a entrar con él. Tras esperar que todos subieran, Jimin se dispuso a ingresar en el elevador, pero unas manos lo agarraron por la cintura y lo arrastraron hacia atrás para impedírselo. Las puertas del ascensor se cerraron, siendo lo último que Jimin vio la mirada confusa de sus compañeros. Con temor y desconcierto, dio una vuelta sobre sí mismo y se encontró con el rostro arrepentido del rapero mayo del grupo.

-Lo siento, fui un poco brusco al decir eso -Yoongi bajó la mirada y se rascó la cabeza- Sabes que no soy nada delicado.

                Sin saber qué responder, Jimin simplemente bajó la cabeza, con los ojos aguados y el labio inferior temblándole descontroladamente. Las manos del pelirrojo subieron de sus caderas hasta su cintura, la cual acariciaron con ternura. Lo único que hacía era que se tensara más y pasara más vergüenza. Parecía que Yoongi se estaba burlando en su propia cara, y no le ayudaba para nada.

-¿P-Por qué n-no me lo habías i-impedido? -el menor sorbió los mocos y se tapó la cara con las manos, intentando controlar que las lágrimas no volvieran a salir.

-Porque me gustaba, y me sigue gustando -los brazos del pelirrojo rodearon completamente la cintura de Jimin y lo atrajeron hacia él, pegando su cuerpo totalmente- Sabía que si te decía algo, ibas a tener la misma reacción que has tenido ahora cuando te lo he dicho, por lo que simplemente me callé. No quería que dejaras de violarme mientras dormía.

-¡No te violaba! -gritó el pelinegro histérico, aunque sin poder evitar que una suave risa se escapara de sus labios.

-Sí era violar Jimin, y encima cuando dormía. Eso es inhumano, debería denunciarte por acoso -Yoongi fingió enfado, no obstante, al igual que el menor, tampoco pudo evitar sonreír.

                Jimin apartó las manos de su rostro y miró al rapero completamente sonrojado. Yoongi simplemente le sonrió con ternura y hundió la cara en su cuello, pasando la punta de la nariz por este y aspirando su aroma. El menor, ya más relajado, se abrazó a su cuello y cerró los ojos, disfrutando del momento.

-Esta noche, si vuelves a hacer lo mismo de siempre, te invito a que te acuestes conmigo, si quieres -el rapero rió suavemente contra su cuello y lo abrazó con mucha más fuerza, estrujando el cuerpo del menor.

-Eso... -Jimin carraspeó, nervioso otra vez- Eso ha sonado un poco mal hyung.

-Vaya, se nota las ganas que me tienes, ¿eh? -añadió el pelirrojo, provocando que el menor se sonrojara fuertemente- Me gustas desde hace bastante, Jiminnie, y con tus constantes visitas nocturnas no me lo ponías nada fácil.

-L-Lo siento Yoongi-ah, perdón.

-Ya deja de disculparte, tonto -Yoongi sonrió y besó al menos con pasión y desesperación.

                Todos los sentimientos y emociones que habían estado ocultando durante tanto tiempo, por fin se liberaban, en ese beso que ambos habían deseado. Por fin Jimin disfrutaba de esa droga a la que se había vuelto adicto, sin tenerla. Y ahora que la tenía, el concepto de adicto se quedaba demasiado corto para expresar todo lo que sentía por el rapero mayor.

Notas finales:

El final me quedó un poco chungo porque se me fue la inspiración justo en lo más importante, lol xD

Bueno espero que les haya gustado, no se olviden de dejar reviews!


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