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Te amo por ValexWalker

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Notas del fanfic:

Los personajes no son propiedad mía, son de la genial Akira Amano, solo los uso para hacer realidad mis fantasias xd

Notas del capitulo:

Es el primer fanfic que escribo y tambien soy nueva con el lemon, por lo que espero no haya quedado tan mal :)

Te veo pasar cada día mientras inspeccionas los salones de la escuela y cuando estas en la entrada de esta tu aura tan imponente y dominante nunca me pasa desapercibida. Me gustas, si te lo dijera ¿me corresponderías? 

No, eso es imposible ¿a quien le podría gustar un dame como yo? sé que es muy tonto siquiera tener la esperanza, pero no puedo evitar amarte, así que me conformo con contemplarte a distancia 

¿Egoísta? puede que sí, pero te amo tanto que no me importa.

-Tsunayoshi ¿me escucha? le pregunté si me puede decir la respuesta de la pregunta número ocho-dijo por segunda vez el profesor de aritmética, que al no responder Tsuna, alzó aún más la voz- ¡Tsunayoshi!

El castaño saltó de su asiento, por estar perdido en sus pensamientos no se había percatado de la voz del profesor ni de la mirada que todos sus compañeros tenían sobre él.

-L- Lo siento no escuché ¿me podría repetir la pregunta?

-El problema número ocho, Tsunayoshi- suspiró el profesor

Tsuna cogió sus libro y miró el problema, no entendía absolutamente nada de lo allí escrito, definitivamente no servía para las matemáticas.

-D-Dos- respondió en un tono bajo

-Es... es correcto- habló un poco asombrado el maestro

Todos en el salón se quedaron sorprendidos porque dame Tsuna, quien nunca hacía nada bien, hubiese contestado la pregunta correctamente.

Uff parece que tengo suerte al igual que Yamamoto cuando de adivinar se trata- pensó tras la indicación del profesor de continuar la lección

Tras una hora y media más de clase (tortura) para el castaño, por fin el sensei se despidió, dejando bastante tarea que Tsuna tendría que acabar quisiera o no, ya que su espartano tutor lo obligaría.

-Décimo, pido que me disculpe, hoy no podré acompañarlo a su casa, tengo que empacar todas mis cosas ya que me estoy mudando a otro departamento un poco más cómodo, en verdad lo lamento – se disculpaba Gokudera, con muchas reverencias

-No te preocupes, Gokudera kun, no es necesario yo puedo irme solo, pero ya que tienes que empacar ¿por qué no dejas que te ayude?- sonrió

-No, décimo, como cree que dejaré que usted me ayude, no tiene por qué molestarse

Además, Tsuna- habló Yamamoto mientras se acercaba a los otros dos- yo ayudaré a Gokudera, ¿verdad?- pasó su brazo por los hombros del peliplata haciendo que este se sonrojase

-Tú... estúpido friki del béisbol, te he dicho que no me abraces- se zafó del agarre- Nos vemos mañana décimo- fue lo último que dijo para salir prácticamente corriendo del salón

-Yo también me despido,Tsuna- dijo el moreno

-Hasta mañana Yamamoto- Tsuna vio como su amigo salía del salón rápidamente, obviamente para alcanzar a Gokudera

...

Pasaron dos horas y ya todos los alumnos de Namimori se habían ido, se dirigía a la oficina del comité disciplinario cuando al pasar por fuera del salón de segundo año, vio un bulto, o mejor dicho alguien dormido encima de un pupitre.

Hibari entró al salón y observó de quien se trataba, se acercó a la carpeta y movió ligeramente con su mano al "bello durmiente".

-Sawada Tsunayoshi- dijo en un tono medianamente alto como para que el castaño se levantara 

Tsuna, tras ver quien lo había despertado, saltó por la sorpresa.

-Hi- Hibari san etto...- estaba muy nervioso, tener a a la persona que amaba tan cerca, era mucho para su corazón

-¿Que estás haciendo aquí? las clases ya acabaron,  así que vete a tu casa- la voz de Hibari era fría y serena como de costumbre, del tono que le gustaba mucho al castaño de ojos color avellana

-Yo... lo siento, Hibari san, es que s-solo...-a Tsuna no se le ocurría que explicación dar, no podía decir simplemente que no quería ir a su casa porque Reborn lo obligaría a hacer los deberes que no tenía ganas de hacer

-No me interesa lo que tengas que decir, Sawada Tsunayoshi, vete inmediatamente de Nami chu, o si no te morderé hasta la muerte- el pelinegro sacó sus tonfas en señal de amenaza, lo cual hizo temblar de miedo al castaño

-Y-Yo...  ¡ya me voy!- Tsuna tomó rápidamente su mochila y salió del salón

Hibari acomodó nuevamente sus tonfas y sonrió de lado al ver marchar a tal herbívoro.

....

Llegó a su casa en 15 minutos, saludó a su mamá quien se encontraba cocinando un delicioso postre para Lambo e Ipin y subió a su habitación donde se encontraba el hitman, quien lo esperaba con un látigo negro.

-¡Hiii! Reborn ¿p-por qué tienes ese látigo?- estaba muy nervioso, presentía que algo malo sucedería

-Calla, dame Tsuna, y enséñame los deberes de hoy, sé que la razón a que demoraras tanto es esa- respondió el arcobaleno del sol

-¡Como lo sabes! yo... perdón, Reborn, no lo volveré a hacer, pero no me golpees con ese látigo

- Si resuelves todos los problemas que te dejaron sin errores, podría pensarlo

-¡Pero sabes que no lo lograré!-  habló mientras en sus ojos ya se asomaban pequeñas lágrimas

-Es mejor que empieces de una vez- puso el látigo muy cerca del rostro de Tsuna- dame alumno

-¡¡Hiii!!! Está bien

Luego de varias horas de estudio, Tsuna por fin acabó todos sus deberes. Se dio un baño, cenó y fue a la cama, había sido muy cansado el soportar los gritos y, aunque fueron muy pocos, latigazos de Reborn.

-Ahhh- suspiró

Estoy muy cansado, pero también un poco feliz porque Hibari san habló conmigo, sé que sería mejor llamarlo amenazar, pero prefiero eso a que me sea indiferente.

Lo quiero mucho, sé que no debería, pero no puedo evitarlo. Te amo mucho, Hibari san

Se durmió sonriendo y con el jefe del comité disciplinario de la escuela ocupando cada uno de sus pensamientos.

A la mañana siguiente, Reborn lo levantó "amigablemente" como todos los días y fue rápidamente a la escuela, notó un poco raros a Gokudera y Yamamoto, pero no les iba a preguntar, ya sospechaba de qué iba todo.

Como siempre, las clases pasaron igual de lentas y al final del día, escuchar el sonido de la campana indicando el término de su tortura, fue de lo más agradable.

-Chicos, tengo que quedarme un rato más, ya que hoy me toca limpieza del salón, adelántense

-D-Décimo, me puedo quedar a esperarlo si quiere

-Si Tsuna, si quieres esperamos a que termines-habló Yamamoto

-Nadie pidió que te quedaras tonto, puedes irte de una vez- respondió el peliplata

-No seas así conmigo Gokudera, es mejor si esperamos juntos ¿no crees?- el moreno sonrió pícaramente haciendo que un notorio sonrojo asomara en el rostro del albino

-¡I- Idiota!

-Chicos, etto, no es necesario, me quedaré un buen rato así que es mejor que vayan sin mí- habló el castaño

-Está bien décimo, nos vemos mañana

-Adiós Tsuna- Yamamoto tomó a Gokudera por el brazo y lo jalo para salir del salón

-Tú ¡suéltame!- Gokudera trataba de zafarse pero el moreno se lo impidió hasta que desaparecieron de la vista de Tsuna

Me alegro por ustedes, buena suerte chicos

Al terminar de limpiar el salón junto con otro compañero, a quién también le tocaba el turno, Tsuna fue hacia la azotea de la escuela. Quería tomar aire fresco y relajarse, cosa que no hacía muy a menudo desde que había conocido a Reborn y toda esa cuestión de la familia Vongola, guardianes y anillos.

-Ahhhhhhh- suspiró profundamente

Que hermosas nubes, se ven tan tranquilas y libres, como me gustaría ser una de ellas. 

Miró todo el panorama que se mostraba ante él.

Este lugar sigue siendo muy agradable, hace tiempo que no venía aquí; desde que conocí a Reborn tengo más amigos y ya no suelo estar solo aquí observando las nubes como solía hacerlo. Recuerdo que la mayoría de veces que venía encontraba a Hibari san durmiendo tranquilamente, lo observaba durante un buen rato y procuraba hacer el mínimo ruido o sino me mordía hasta la muerte, me pregunto ¿dónde estará Hibari san en este momento?

-Hibari san- Tsuna no se percató que habló en voz alta mientras pensaba en él

Alguien se acercó lentamente por detrás del castaño y este no se percató al seguir ensimismado contemplando las nubes.

-¿Qué quieres conmigo, Sawada Tsunayoshi?- Al oír esa voz detrás de él, Tsuna volteó rápidamente y abrió ampliamente los ojos ¿Había dicho su nombre en voz alta?¿Hibari lo había escuchado?

-Estoy esperando una respuesta- habló el prefecto mirando fijamente los ojos avellana frente a él

-Etto, yo Hibari san... ehh- Tsuna no sabía que decir, estaba sumamente nervioso, su corazón latía muy rápido y juraba que seguro estaba más rojo que un tomate en ese momento- s-solo estoy tomando un poco de aire, ya me iba

El castaño trató de irse rápidamente pero Hibari lo detuvo del brazo y lo obligó a mirarlo a los ojos.

-Pregunté por qué mencionabas mi nombre ¿que querías decirme? - habló muy cerca del rostro contario

-Lo siento, yo... mencioné tu nombre porque... es-estaba pensando en ti- Tsuna no pudo con la cercanía del pelinegro y simplemente dijo lo que pensaba

-Wao- sonrió ladino- entonces, Sawada Tsunayoshi, dime por qué pensabas en mi- Hibari se acercó aún más al castaño, sus narices rozaban y Tsuna pensaba que iba a morir

-P-Porque yo...-no digas nada dame Tsuna- yo...- te arrepentirás- ¡porque yo te amo, Hibari san!

Hibari se sorprendió un poco, pero sonrió ligeramente al escuchar a SU herbívoro, porque sí, desde que lo vio supo que ese lindo conejito sería suyo.

El castaño miraba al suelo sin decir nada, no podía creer que tuvo el valor de decirle a Hibari acerca de sus sentimientos.

No puedo ni mirarlo ¿que estará pensando? De seguro le doy asco, mejor me voy antes de que me muerda hasta la muerte

-L-lo siento, Hibari san- se volteó rápidamente y corrió hacia la puerta de la azotea, la abrió pero antes de que pudiera dar un paso fuera, un brazo por detrás, la cerró fuertemente y lo volteo quedando su espalda apoyada contra la ya cerrada puerta. Hibari acorraló a Tsuna con uno de sus brazos a la altura de la cabeza del castaño.

-¿Crees que dejaré que te vayas así luego de lo que dijiste?-  acercó su rostro al del más bajo, el cual se encontraba muy nervioso, no quería ser golpeado.

-Hi- Hibari san, perdóneme, no quería decirle eso, pero no pude evitarlo, yo... lo amo desde hace tanto tiempo, aun sabiendo que nunca me correspondería yo... lo amo mucho – el castaño tenía la cabeza gacha y un sonrojo que se le notaba hasta en las orejas

Hibari tomó el rostro de Tsuna con dos de sus dedos y lo obligó a mirarlo.

-Sabes, herbívoro, hoy me dijiste algo que he estado esperando desde hace mucho tiempo acortó la distancia entre ellos y le dio un casto beso a Tsuna. El castaño aún no asimilaba lo que sucedía, Hibari  lo estaba besando, eso era imposible, ni en sus más locos sueños eso pasaría, debía estar alucinando, pero sentía los labios que tanto anheló por tanto tiempo sobre los suyos, eso significaba que era verdad ¡si lo estaba besando!

Al separarse, el prefecto se acercó al oído de Tsuna.

-Abre la boca, quiero sentir tu lengua- susurró

El castaño se sonrojó aún más si era posible.

-Hi-Hibari san, yo... nunca- el pelinegro aprovechó, tomó a Tsuna por la cintura y lo besó nuevamente

Introdujo su lengua en la pequeña y caliente cavidad del de ojos avellana y la saboreó por completo, Tsuna solo emitía pequeños gemidos entre el beso, música a oídos de Hibari.

El beso se fue haciendo cada vez más atrevido, la temperatura de ambos cuerpos fue aumentando, pero a causa del vital oxígeno tuvieron que separarse.

El castaño respiró con dificultad tratando de recuperarse de tal beso, su primer beso.

-¿Estás bien?- preguntó el pelinegro

-Yo...-  estaba aún más nervioso, ese beso acaso significaba que...

-Te quiero- habló el prefecto  y acto seguido abrazó a Tsuna- ahora eres mío, herbívoro

El rostro de Tsuna daba en el pecho de Hibari, el castaño se sintió la persona más feliz del mundo al escuchar tales palabras

-Yo también te quiero, te amo mucho, Hibari san- respondió Tsuna separándose del abrazo y sonriendo, como solo él podía

-Ven conmigo- tomó al castaño del brazo y salió con él de la azotea. Tras llegara a la oficina del comité disciplinario, Hibari cerró la puerta con llave y se acercó a Tsuna para volver a devorar sus labios, esos labios que desde que los había probado se volvieron una droga para él.

-mmm, Hi-Hibari san- Tsuna gemía entre el beso, algo que excitaba cada vez más al pelinegro

-Herbívoro ¿puedo tocarte?- el castaño, al sintir algo grande y duro presionando contra él, supo inmediatamente a que se refería Hibari. 

Tenía mucho miedo, nunca había ni siquiera besado a nadie hasta ese día y el tener sexo, la sola idea lo aterraba.

-Yo, tengo miedo, Hibari san, nunca he estado con nadie

-Te prometo que haré todo lo posible para no lastimarte, Tsunayoshi, te deseo- Hibari susurró esto último en el oído de Tsuna y acto seguido lamió el lóbulo de su oreja, provocando que el castaño se estremeciera y asintiera sin siquiera pensarlo

Entre besos y caricias, Hibari llevó a Tsuna hacia el negro sofá del salón, lo recostó suavemente y comenzó a levantar su camisa, acariciando cada parte de ese hermoso cuerpo.

-Ahh, Hi-Hibari san – Tsuna se estremecía con cada toque que el peli negro le otorgaba

-Tsunayoshi- Hibari comenzó a lamer unos de los pezones rosas del castaño y con su otra mano estimulaba su miembro

-Ahh, no... detente, Hibari san

-Pero te gusta, mira aquí ya estas todo mojado- habló el prefecto mostrándole a Tsuna su ya erecto miembro por debajo de los bóxer

Hibari prosiguió con lo que estaba haciendo y entre más caricias despojó al castaño de toda su ropa. Se detuvo un momento para contemplar su cuerpo desnudo y se excitó aún más,  eran tan perfecto, tan solo con verlo deseaba hacerlo gritar su nombre mientras lo envestía brutalmente, pero no, no quería que el castaño sufriera, ese niño provocaba en él sentimientos que nunca imaginó pudiera sentir por nadie, tenía la necesidad de protegerlo, por esa razón, aceptó ser uno de los guardianes Vongola y estar rodeado de tantos herbívoros que detestaba, tan solo por Sawada Tsunayoshi.

-D-Deja de mirarme-Tsuna trató de taparse con sus pequeños brazos- es vergonzoso

-Uhm, eres hermoso, no tienes por qué avergonzarte- dijo Hibari y acto seguido besó al castaño, quien solo se dejó hacer, amaba sentir los labios de su guardián sobre él, devorándolo, dominándolo, lo excitaba de sobremanera

-Hibari san, ahhh... más – gemía mientras Hibari masturbaba su miembro

-Haré que te guste aún más-  se agachó un poco y con la punta de su lengua lamió el duro miembro del castaño, provocando  diera un pequeño salto por la sensación tan placentera que le embargó

Hibari, luego de lamer un poco más, engulló todo el miembro en su boca y comenzó a simular envestidas en ella.

-Ahh... Hibari san, detente, me... me vengo- Hibari hizo caso omiso a las peticiones de Tsuna y tan solo unos segundos después, este se vino en su boca. Él tragó toda la esencia del castaño sin dudar.

-Estuvo delicioso- habló mientras lamía con su lengua los restos de semen que caían por la comisura de sus labios

-No hagas eso, Hibari san- dijo Tsuna un poco agitado

-Ahora viene lo mejor, Tsunayoshi- nuevamente le dio un beso al castaño y al separarse el prefecto le mostró tres dedos,  Tsuna solo lo miró un poco confundido al no saber que quería que hiciera

-Lámelos- habló como adivinando lo que pensaba el más bajo, quien todo sonrojado, acercó los dedos a su boca y con su pequeña lengua los lamió y lubricó, poniéndose nuevamente duro al realizar una acción tan pervertida como esa

-Ya está bien- dijo Hibari sacando sus dedos de la caliente cavidad del castaño y llevándolos hacia la rosada entrada expuesta frete a él- ahora quiero que te relajes 

Tsuna asintió, pero soltó un pequeño gemido de dolor al sentir el primer dedo del prefecto profanándolo.

-¡Ahh! d-duele- se abrazó al cuello de Hibari y este lo besó para distraerlo 

Cuando sintió que Tsuna se había acostumbrado al primer dedo, el prefecto metió un segundo y dilató durante un rato hasta que pudo meter el tercero.

-H-Hibari san... nngh... más... más profundo- gimió. Los dedos de Hibari se sentía muy bien, hacía mucho que dejó de sentir dolor y en cambio en ese momento solo un infinito placer lo recorría por completo

- Te sentirás aún mejor-  sacó sus dedos de la entrada de Tsuna y los remplazó de una sola estocada por su miembro

Tsuna gimió de dolor, los dedos de Hibari no se comparaban en lo más mínimo con su hombría,  sentía que se partiría en dos en cualquier momento.

-¡Ahhh! Tan grande, Hibari san

El prefecto se quedó quieto hasta que Tsuna se acostumbrase a él y cuando sintió que movía las caderas supo que había llegado el momento.

-Me moveré- avisó y comenzó con un lento vaivén

-¡Ahh! nngh... quiero... quiero sentirte más, Hibari san... más fuerte

-Grita mi nombre, Tsunayoshi

-¡Ahh! Kyoya, a-ahí... nngh...  s-se siente bien

-Ahh... no me provoques- Hibari aumentó el ritmos de sus envestidas instando a Tsuna a gritar aún más si era posible, eso lo llevaba a niveles de excitación inimaginables.

-¡Ahhh! c-creo que me vendré, Kyoya

-mmm... igual yo- luego de unas cuantas estocadas más, Hibari se vino dentro del castaño y este en los vientres de ambos

Tras regular sus respiraciones, el prefecto salió del interior del castaño y se acostó a su lado no sin antes taparlos a ambos con una sábana que encontró en el armario del salón.

-Te amo Kyoya-dijo  Tsuna  dándole un corto beso a Hibari

-Parece que quieres una segunda ronda ¿verdad?-  abrazó al más bajo- También te amo, Tsunayoshi- susurró contra su oído y  acto seguido lo besó con mucha ternura.

"Perdón por aprender a quererte tanto en tan poco tiempo, pero es que eras aquello que nunca busqué, pero siempre necesité"

Notas finales:

Espero que si les haya gustado :)

Hasta el proximo fic que escriba

pd: la frase final la encontré en internet, créditos al autor.

Besos <3


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