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Sublime Tentación por lady_mischievous

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Notas del fanfic:

¡Por deos! Ha pasado tanto tiempo sin publicar algo mío que siento culpa jeje…Bien, pues heme aquí con este fic de dos capítulos, que viene siendo la precuela del mortalmente extenso Glorioso Atardecer, el cual publiqué hace dos años…Quienes no lo hayan leído, pueden llegar con ojos vírgenes a GA, luego de leerse este…Quienes ya hayan visto GA y se hayan quedado con ganas de más, pues esta es su oportunidad porque no habrá más de esta historia...Ya no los detengo, pasen y sean bienvenidos a descubrir lo que un adolescente Loki desnudo provoca en su amado hermanastro rubio ;)…

Advertencias: Lemon en modo fantasioso…Es decir, no hay una relación sexual real entre Thor y Loki, pues lo imaginan…El acto a todo lo que da está en Glorioso Atardecer

Pensamientos y/o referencias en cursiva…

Los personajes son propiedad de Marvel Comics y Disney…

Notas del capitulo:

Thor siempre fue consciente de que su joven hermanastro crecería y maduraría con el paso del tiempo, como todo en el universo. Pero jamás imaginó que ver a detalle tales cambios en Loki le provocaría el despertar de sus instintos más pasionales.

Sublime Tentación

Capítulo 1. Deseo

 

El sonido recio de galopes contra la tierra húmeda, más el constante brincoteo de las monturas, se dejaban escuchar entre los senderos arbolados del extenso bosque. La fugaz silueta de un par de caballos, con sus respectivos jinetes tirando de las riendas, se vislumbraba a través de los frondosos árboles y espesos arbustos, mostrando la escena de una divertida persecución. Y es que la cara sonriente y traviesa de Loki dejaba entre ver que estaba disfrutando el momento, más aún, cuando se daba el lujo de echar un vistazo rápidamente detrás de sí, hallando a Thor no muy lejos de él con una expresión entre enfadosa y determinante. Motivo que le hacía sonreír ampliamente, para luego volver a fijar la vista al frente, azuzando al caballo para ir más rápido.

Thor estaba cerca, pero aún le sacaba al menos tres cuerpos de ventaja.

Rato después, ambos príncipes bajaban por una ladera pedregosa, llegando a orillas de aquel río cristalino, al pie de una de las enormes montañas de Asgard, que emanaba un hermoso y enigmático fulgor arco iris. Loki detuvo entonces al corcel azabache y se giró junto con éste, curvando sus labios delgados en una sonrisa victoriosa, mientras esperaba que Thor se le uniese. Quien no tardó en hacerle compañía, ya que prácticamente venía pisándole los talones en los últimos metros.

-Haha... Ah, te gané...

-¡Tomaste ventaja sucia!

Thor delató mirándole de modo recriminador, al tiempo que detenía la carrera de su pardo caballo. Sin embargo, Loki no pareció intimidarse por tal acusación, sino que por el contrario, aquel semblante duro en el rostro de su hermanastro le provocaba cierta satisfacción perversa, y por tal razón era que siempre buscaba la forma de hacerlo enfadar. Misión que le resultaba demasiado sencilla de realizar, pues con lo visceral e impaciente que era el ojiazul, sacarlo de sus casillas no significaba una gran proeza. Además, Loki sabía que con solo decir un trémulo y cándido lo siento, acompañado de la más dulce e inocente de las expresiones, cualquier arranque de ira por parte del rubio era inmediatamente neutralizado. Por lo que esta ocasión no sería la excepción.

-Vamos Thor, ¿no estás enfadado por algo tan vano, o si?

Loki le miró risueño, provocando que Thor soltara un suspiro resignado, al tiempo que desviaba la vista y negaba con la cabeza, entre que sus labios se curvaban en una liviana sonrisa y su mano izquierda descansaba sobre su muslo.

¿Cuantas veces vas a caer con el mismo truco, Odinson?... Bueno, tal vez será mejor que no te esfuerces en contar, porque lo más probable es que sigas cayendo en sus redes…

Ese era el pensamiento alentador que cruzaba por la cabeza de Thor, quien se permitió reír quedo ante aquella deducción propia. Vaya hermanito que le había tocado: convenenciero, manipulador y encantador, sin duda alguna era su ruina... Pero una ruina que valía la pena padecer.

-La próxima vez, no confíes tanto en tu buena suerte hermano

El rubio sentenció con pose de seriedad fingida, enarcando una ceja e inclinando livianamente el rostro para darle intensión a sus palabras, ocasionando que Loki sonriera con mayor amplitud y notoria diversión. Era un hecho, su táctica seguía siendo infalible, y la próxima vez no sería diferente. Así Thor quisiera verse implacable y firme, Loki siempre daría con su punto débil, sin importar cuan renuente pudiera mostrarse ante él.

-Hmhm... Bien, trataré de no hacerlo de nuevo

Ese trataré, no le dio muy buena espina al mayor, pues lo conocía de sobra como para saber que podía esperarse algo nuevo más adelante. Sin en cambio, Thor quiso darle el beneficio de la duda y confiar en su palabra. Total, con tantos años de convivencia ya estaba acostumbrado a sus bromas y trucos expontáneos, aunque a veces sus métodos le resultaban algo exagerados y sorpresivos, a la par que tétricos. Pero en verdad esperaba que se comportara y le dejara en paz, al menos por ese rato que planeaban pasar fuera del palacio. La tarde era hermosa y cálida, y echarla a perder con travesuras de mal gusto sería un sacrilegio imperdonable. Ojalá su hermano lo viera de ese modo también y pasara por alto cualquier idea mal sana que tuviera en mente.

Fue así que después de haber acordado que Loki se comportaría, ambos alentaron a sus caballos para que avanzaran suavemente, yendo por la orilla de piedra lisa con destellos tornasol, que iban del azul verdoso al cyan y violeta.

-Creo que con esta rompes el record de días encerrado en los calabozos- el azabache mencionó con sorna sutil

De acuerdo, nada dura para siempre, y menos aún, la tranquilidad de caminar al lado de un cínico bromista consolidado que no pierde el tiempo en practicar una tregua contigo, solo para dejártela caer cuando ya te sientes salvo de su lengua de plata... Típico.

-Sí, lo sé...- el ojiazul resopló y gruñó con fastidio, sabiendo lo que le aguardaba a su regreso -Pero no es tan malo, después de todo. Prefiero pasar un par de meses detrás de los barrotes, a tener que soportar una tediosa reunión diplomática y concejal con los representantes de cada reino

Replicó viendo de reojo a su hermano, quien miraba al frente, manteniendo su expresión jovial y despreocupada.

-Además... contigo en la celda de a lado el tiempo se irá volando. Será divertido tenerte como compañero de encierro.

Asegurando aquello, los labios del rubio se ampliaron en una sonrisa arrogante, notando el semblante inconforme y dudoso del ojiverde al insinuarle su castigo compartido.

-Y dime, ¿por qué tendría que hacerte compañía?- el menor enarcó una ceja

-Pues... Porque la idea de crear una réplica mía y dejarla en el salón de reuniones fue tuya

Thor declaró presuntuoso y altivo, provocando que Loki entrecerrara la mirada, mostrando falsa indignación y reproche, más tratando de sonar como si realmente se hubiera ofendido. Bueno, una parte de él si lo estaba.

-¿Serías capaz de delatarme?

-Ahm... No lo sé... Tal vez... Tal vez no...- el rubio bailó sus ojos con gracia sobre el cielo

-Oye, te libré de pasar toda la tarde, y muy posiblemente gran parte de la noche, enclaustrado y frustrado dentro de ese salón, rodeado por un concilio de ancianos. Me lo debes hermano, como me debes varias más

Loki sentenció alzando livianamente ambas cejas, confiando en cada palabra que decía porque era la verdad, le había sacado de muchas. La mayoría, ayudándole a ocultarse o facilitando el escape de sus obligaciones como primogénito del rey, a las que se negaba rotundamente a cumplir debidamente.

Cierto era que Loki también tenía deberes y obligaciones que realizar por ser un hijo de Odín. Hijo adoptivo, pero príncipe de Asgard a final de cuentas. Solo que sus obligaciones no eran tan demandantes como aquellas que Thor debía llevar a cabo, por eso, el mayor siempre buscaba ser socorrido por su magia para mantenerlo apartado de todo lo que tuviera que ver con protocolos aburridos. Lo suyo era la aventura y el reto, no la diplomacia y mucho menos la oratoria.

-Uhm... Eso es cierto...

Replicó rosando su barbilla con el pulgar derecho en pose pensativa, mientras sujetaba las riendas con la mano izquierda y su cuerpo se mecía suave con el andar del caballo.

-Pero ya es hora de que conozcas mis aposentos de descanso

Thor le dio una mirada divertida, topándose con la recriminadora del ojiverde, gesto que le hizo acentuar su cinismo. No era novedad que a Loki le desagradara la sola idea de ir a parar a los calabozos. Jamás había estado ahí abajo, por lo menos no encerrado, y no lo tenía contemplado ni ahora ni nunca. Solo bajaba a ver a su rubio hermanastro y a llevarle algo de comida decente a hurtadillas, cuando se ganaba el merecido castigo por su desobligado actuar. Así que si volvía a pisar ese lugar sucio y escabroso sería de los barrotes hacía afuera.

-Hahaha...Oh, vamos Loki. ¿No estás enfadado por algo tan vano, o si?

Le devolvió el sarcasmo inicial, provocando que el pelinegro le viera con sorpresa y algo de complacencia. Tal parecía, estaba siendo demasiada buena influencia para su querido hermano mayor y aquello le parecía sumamente interesante. ¿Qué otras cosas le habría aprendido ya?

-Hmhm... Vaya, te defiendes bien hermano

Entre la suave y queda risa, Loki fue cambiando su semblante fastidioso por uno más relajado y curioso, al tiempo que se permitía sopesar con parsimonia esa faceta descubierta en Thor, observándole de modo analizador pero a la vez travieso.

-Digamos que… Es un efecto secundario de pasar tiempo contigo

El ojiazul replicó mostrándose desenfadado, causando que el menor sonriera liviano y bajara la mirada, entre que exhalaba de modo quedo, sereno y un tanto cansino, recordando que desde hacía tiempo él también había empezado a sufrir los efectos secundarios de compartir su tiempo con Thor. Rememorar aquello le hizo perderse por un corto lapso, extraviándose en sus pensamientos y memorias, en sus anhelos más profundos y secretos, mientras presionaba sus labios como si estuviera meditando algo de interés. Momento de introspección que no pasó desapercibido por el rubio.

-¿Pasa algo?- cuestionó, frunciendo el ceño con intriga

Thor se había percatado del repentino estado ensimismado en el que Loki había entrado, y eso solo pasaba cuando su joven hermano estaba concentrado en algo importante, o en su defecto, estaba tramando alguna travesura de dimensiones épicas. Aunque al mayor le pareció que en ese momento los pensamientos del pelinegro distaban de algo que tuviera que ver con trucos y bromas, algo que le hizo ruido en la cabeza. Por otro lado, al verse descubierto, Loki volvió a la realidad atendiendo al llamado de su hermano, devolviéndole una mirada despreocupada y campal, igual que sonara su voz serena e incluso indiferente.

-Uhm, no... ¿Te pasa algo a ti?

-Eh... No...- repitió dudoso y confuso

-Ah, qué bien entonces

Inquirió de lo más normal, dejando a Thor con expresión más desconcertada que antes, lo que hizo al ojiverde reír para sus adentros con perversa diversión, en tanto que detenía el paso del caballo cerca de un grupo de árboles y arbustos, siendo seguido de cerca por el rubio. Loki sabía que su hermanastro no se quedaría conforme con aquella respuesta, y que lo fastidiaría hasta sacarle el motivo que lo dejara meditando en silencio por varios segundos. Thor siempre fue bastante terco por naturaleza, así como él un bromista y timador por convicción.

No era que al menor de los príncipes le angustiara compartir sus pensamientos con el otro, ni que creyera que éste se burlaría o lo condenaría. Resultaba más probable que Thor se avergonzara y buscara cambiar de tema, pero tampoco era para soltárselo así como así, mucho menos si el motivo de su profunda meditación tenía que ver precisamente con su persona. Por lo que al estar a orillas del río, la prodigiosa y maliciosa mente de Loki le mostró una idea con que distraerlo, y de paso, esa misma idea le serviría para no aburrirse y aprovechar el tiempo que pasaba sin hacer algo productivo, como leer o practicar nuevos trucos. Además, aquello lo usaría también para poner a prueba algo que tenía rondando su traviesa cabeza desde tiempo atrás.

-¿Hace cuánto que no lo hacemos?

Loki preguntó de un momento a otro, antes de permitir que Thor le cuestionara, sin prestarle atención al tono tan natural y desinteresado con el que se había expresado. Obviamente se refería al hecho de meterse a nadar en el río, pero sembrando hábilmente la duda, al entretejer con cautela y sagacidad un doble significado en las palabras, buscando hacer todavía más evidente el desconcierto en el ojiazul. Y vaya que resultó como esperaba.

Thor era ingenuo, distraído, y muy torpe en ocasiones, cuando se trataba de usar la cabeza en lugar de los músculos. Pero del mismo modo, era desconfiado ante cualquier cosa que Loki dijera con un semblante inocente. Y más aún, si el pelinegro decía frases incompletas o soltándolas al aire para propia interpretación, asunto que resultaba demasiado peligroso para alguien que todo lo ve con distintos ojos, gracias a la plena juventud en explosión. Así que al haber escuchado aquella pregunta casual, Thor no pudo evitar ponerse algo nervioso.

No estaba meramente seguro si su hermano en realidad se refería al tiempo que había pasado desde que ambos compartieran un rato de sano esparcimiento en ese lugar, o estaba planteando otro tipo de cuestión subida de tono, sin darse cuenta de ello. Inmediatamente, la imaginación del rubio se recreó con ideas y gráficos, bastante gráficos, de lo que:¿Hace cuánto que no lo hacemos?, podía evocar. Motivo que le hizo cortar la respiración por breves instantes y acelerar su ritmo cardiaco, al tiempo que sentía cómo la boca se le secaba y su lengua se dormía, causando que le fuera difícil poder hablar.

Por otro lado, Loki sabía perfectamente que había logrado su cometido, al ver ese revelador desconcierto tatuado en el rostro pálido de Thor, que hablaba de su angustioso sufrimiento por los caóticos estragos que una simple pregunta hubo provocado en él. Vaya que resultaba sencillo desarmar al poderoso Dios del Trueno con tan solo unas pocas palabras, suficiente razón para que el ojiverde se regocijara internamente de su oportuno y magistral don, que tantas glorias y satisfacciones, algo retorcidas, le había conseguido a lo largo de su corta existencia.

-¿A... a qué te refieres hermano?

Al cabo de varios segundos, el rubio expresó notoriamente turbado y hablando con leve tartamudeo, viendo de forma inquieta y desconfiada al pelinegro, quien hubiera reído a carcajadas al ser testigo de lo vulnerable y tenso que su hermano se mostraba. Más a pesar de las ganas tremendas que le carcomían por dentro para echarle en cara su fragilidad expuesta, debía mantener las apariencias o la diversión terminaría rápido, y aún no averiguaba nada de aquello que deseaba saber.

-A nadar, por supuesto

Replicó mirándole extrañado, como si fuera lo más lógico del mundo, y lo era, pero se trataba de lógica mezclada con una porción de picardía, sutil e inteligentemente dosificada, misma que había surtido efecto inmediato tal y como Loki lo esperaba. Por lo que complacido con su segundo triunfo de la tarde, puesto que el primero había sido ganar la carrera a caballo, un fugaz matiz pretencioso, imperceptible a ojos de Thor, atravesó su semblante, afilando sus esmeraldas y haciéndolas brillar con malicia.

Qué fácil sigue siendo hacerte caer, mi querido hermano... Y solo es el comienzo que precede a lo más interesante...

Luego de haberle sacado de la tortuosa duda, Loki observó cómo el mayor exhalaba el aire contenido y relajaba los músculos, tanto del cuerpo como del rostro, sintiendo que el alma le regresaba de un solo golpe fuerte y seco, ante lo cual el menor continuó en son de burla, dándole un ligero toque de traviesa insinuación a sus palabras. Su plan era acorralarlo por todos los frentes posibles hasta que no tuviera un solo punto de escape. Lo haría caer en su juego sin remedio alguno. Le haría ir tras de él como abejas a la miel, vaya que si.

-¿Tu que pensaste?

Dijo mirándole risueño, al tiempo que bajaba del caballo y comenzaba a jalar livianamente de las riendas, llevando a su azabache corcel hacia un árbol de tronco grueso para atarle, en tanto que daba un vistazo a Thor, quien permanecía sobre su caballo con un semblante inquieto y confuso. Notar la palpable incomodidad que su hermano transmitía por cada rasgo de su rostro provocó cierta satisfacción insana en Loki, por lo que aquella sonrisa burlona seguía plasmada en sus labios cereza.

-Ah, yo... Yo no pensé nada...

El rubio trató de defenderse, hablando rápido y con matiz desinteresado, mientras bajaba de su pardo corcel para seguir al menor. Sin embargo, su deplorable intento por hacer pasar desapercibida su turbación ante Loki, le dejó en mayor evidencia que si no hubiese dicho nada. Thor no sabía fingir, y mientras más lo intentaba, menos era creíble su fachada. Además, aunque lograra recrear una perfecta farsa, el pelinegro seguiría percibiendo inconsistencias entre palabras y gestos, igual que en la soltura al momento de expresarse. No por nada él era el maestro del habla y las apariencias, nadie podía timar al Príncipe del Engaño... Nadie, excepto él mismo.

-Cierto, tu nunca piensas- dijo con mofa el ojiverde, mirando por sobre su hombro y riendo quedo

-Que gracioso Loki

Devolvió Thor un tanto enfadoso, mirándole con sus zafiros entrecerrados, al tiempo que llegaba donde el joven hechicero y ataba las riendas de su corcel junto a las de éste, buscando concentrarse y sosegar su temperamento alterado por los nervios.

-Hmhmhm... Bien, de acuerdo, ya no te molestaré... Hasta que volvamos al palacio

Loki prometió mostrando una expresión juguetona, entre que se agachaba y comenzaba a quitarse las botas ante la pose de eterna gratitud fingida del rubio, quien no tardó en regresarle su treta. Rutina cotidiana entre ambos, aunque la gran mayoría de veces que Thor intentaba acabar a Loki en su propio terreno, el ojiazul era quien terminaba siendo vencido con lujo de descaro. Nada nuevo en realidad, pero el mayor nunca se quedaba de brazos cruzados a pesar de saber el desenlace. Al menos tratar de ganarle hasta las últimas consecuencias en lugar de no hacer nada, ¿o no?

-¡Oh vaya! ¡Pero qué generoso alteza! ¿Me pregunto si debo agradecerle tal muestra de misericordia para con este pobre lacayo?

Thor sobreactuó sarcástico, haciendo una pronunciada reverencia, provocando que Loki le mirara desde su posición con ambas cejas alzadas, divertido por la escena tan encantadora que su hermanastro le profería.

-Oh si, deberías...- replicó simulando seriedad, levantándose y sacando las botas, dejando que sus blanquecinos pies desnudos se hundieran en el pasto fresco y suave -A menos que quieras sufrir la peor de las torturas que yo mismo tendré la delicadeza de otorgarte

Fijó en el rubio sus esmeraldas desafiantes, siguiendo con aquel juego, mientras que el mayor enarcaba una ceja y cruzaba los brazos ante aquella actitud de falsa advertencia que mostraba el pelinegro.

-¿Ah sí? ¿Serías capaz de torturar sádicamente a tu gallardo, apuesto y dulce hermano predilecto?

Sonrió de medio lado, tratando de hacer una pose de príncipe encantador, recargando su peso al costado izquierdo e inclinando ligeramente el rostro hacia abajo, entre que Loki le miraba absorto y luchaba por no soltar la carcajada.

-Thor... Eres el único hermano que tengo...- pausó breves instantes, desvío la vista y parpadeó un par de veces, a la vez que arrugaba el entrecejo de forma dudosa -Bueno, eso creo

-Por eso mismo. ¿Serías capaz de lastimar, mancillar, acribillar y mutilar al único hermano del cual tienes conocimiento?

Al instante de escucharle decir aquello, el azabache plasmó una expresión meditabunda, entrecerrando los ojos y frunciendo los labios, entre que alzaba la mirada al cielo, pretendiendo considerar de modo minucioso las opciones de tortura que su querido Thor le hubiera enlistado tan gentilmente.

-Uhm... Si, lo haría... Sobre todo eso de mutilar. No se me había ocurrido pero suena interesante. Gracias por el dato, mi dulce hermano

Dijo viéndole con cinismo travieso, para luego volver a su tarea de despojarse de sus ropas, comenzando por quitarse la gabardina de cuero negro con bordados en hilo de oro y satín verde ocre, mientras que Thor deshacía su pose galante y sonreía con amplitud, sabiendo que aquello era simple y total juego, y que en realidad, Loki no sería capaz ni siquiera de proferirle un solo azote... O mutilarle. Aunque de ser así, ¿qué parte de él terminaría siendo comida de lobos? ¿Un brazo? ¿Una pierna? ¿Orejas? ¿O algo un poco más abajo?

Dioses, vaya que pensar en eso era tétrico y escalofriante, sobre todo por imaginarse cierta parte de su envidiable anatomía siendo cortada de tajo y lanzada a las bestias como filete de carnero.

Mientras pensaba en eso, Thor le había quitado atención a Loki, más sin en cambio, en un reflejo volvió la vista hacia él, topándose con que éste desabotonaba la camisa verde esmeralda. Thor se quedó mirando silencioso. Observando con un extraño interés que nunca había experimentado antes, cómo su hermanastro se desvestía frente a él sin ningún tipo de pudor, como si estuviese completamente solo. Eso no debería ser causa de ningún tipo de sensaciones perturbadoras en el rubio, ya que no era la primera vez que le miraba sin ropa alguna, pero no pudo evitarlo.

Siendo niños se bañaban juntos casi siempre, por lo que era natural que se vieran cada parte de sus tiernas anatomías, pareciéndoles algo sumamente normal y divertido en ese entonces. Y al empezar a crecer, cuando escapaban de sus deberes como ahora para ir a zambullirse al río, también se desvestían uno frente al otro con total libertad, pero jamás le observó lo suficiente y no tenía la inquietud de hacerlo realmente... No hasta ese momento. Terminando por darse cuenta del hermoso ser en el que Loki se había transformado al paso de los años.

Notar aquello le causaba cierto sofoco y vergüenza. Era su pequeño hermano, no de sangre pero si de crianza, y no dejaba de abrumarle comenzar a ser consciente de su naciente sensualidad, a causa de la madurez física que ya presentaba. Madurez, que siendo todavía un adolescente de dieciséis, bien podría parecer algo prematura, aunque no grotesca ni burda sino todo lo contrario. Y aun así, aun sabiendo que no era correcto lo que hacía, Thor no podía apartar la mirada de Loki. No podía privarse de admirarlo, de contemplarlo, a pesar de saber que era algo impropio verle de aquella forma tan embelesada, tan ensoñada, enardecida por sus deseos revelándose cada segundo que permanecía detallando su fina silueta de porcelana.

Poco a poco, la piel lechosa quedaba al descubierto entre más botones eran soltados, mientras que el rubio seguía perdido, sometido bajo una clase de hechizo que lo tenía preso y cautivo en aquel momento de ingenua insinuación indirecta, del que Loki era causante sin siquiera darse cuenta... O eso era lo que Thor creía.

-¿Qué?

De pronto, el joven hechicero indagó con expresión desentendida e inocente, mirando al otro fijamente, y deteniéndose en el penúltimo botón inferior de la camisa.

-¿Todo bien?

No, realmente nada estaba bien en ese momento. Thor seguía divagando, con sus zafiros clavados en el pecho semi descubierto de Loki, sin dar señas de haberle escuchado siquiera. Por lo que el pelinegro sonrió para sus adentros, ocultando perfectamente lo que pasaba por su mente, sabiendo que prácticamente lo tenía comiendo de su mano, y que cualquier cosa que hiciera a partir de ese instante lo tendría con la impaciencia y los nervios a flor de piel. Así que solo se limitó a sacar al mayor de su transe momentáneo, pese a querer que su mirada siguiera desvistiéndolo con esa angustia ansiosa que reflejaba su expresión.

-¡Thor!

Loki le llamó en tono poco más alto, logrando devolver a su hermano a la realidad, aunque Thor apenas si lograba procesar algo de lo que estaba sucediendo, y menos aun sintiendo.

-¡¿Ah?!... Eh, ¿decías?

-¿Pasa algo?

-Eh... No... No, ¿por qué?

Pasó saliva con nervio, al tiempo que sobaba su nuca y sus zafiros bailaban inquietos posándose en la orilla del río, al otro extremo, pretendiendo repasar el terreno y no darle importancia al asunto. Pretensión que hasta un niño pequeño no se hubiera creído en lo absoluto.

-¿Seguro? Te quedaste muy callado y estabas como... ausente

Inquirió el ojiverde mostrando cierto deje de preocupación, fingido por supuesto, más buscando en todo momento conservar la fachada que se había creado.

-No... Es decir, si... ¡Arrgh, rayos!

Thor se quejó al no lograr coordinar sus palabras en frases coherentes. Por lo que antes de decir cualquier estupidez que lo dejara como un sucio pervertido prefirió respirar profundo, para luego dejar salir el aire a modo de bufido cansado y pesaroso, quedando en un estado poco más relajado, aunque no totalmente.

-Estoy bien, Loki...

-Si quieres podemos ir a otro sitio

-No... No, solo... Eso de mutilarme... Imaginarlo fue algo aterrador...- echó mano de aquella parte de la charla para encubrir su estado abrumado

-Hmhmhm, tranquilo. Sabes que no lo dije en serio

El azabache rió de modo cándido, ante el temor del Poderoso Thor de terminar sin alguna parte de su preciado cuerpo. Sin embargo, Loki sabía perfectamente que no era la idea de mutilarle lo que le había puesto así, precisamente. Eran otras ideas las causantes de su temor. Temor a sus instintos.

-Además, tienes toda la razón... Jamás le haría algo tan ruin y despiadado a mi gallardo, apuesto y predilecto hermano

Loki declaró sonriéndole cómplice, al tiempo que terminaba de soltar el último botón de su camisa, ocasionando que Thor se sintiera bastante inquieto y abochornado, encendido, como si tuviera fuego en las venas en lugar de sangre. Fuego calcinante que iba quemándole a cada milímetro que viajaba raudo a través de su cuerpo, dejando a su paso el rastro de las llamas vivaces que empezaban a consumirlo por dentro, que sonrojaban sus mejillas y aprisionaban su corazón hasta el límite de lo soportable. Y como era de esperarse, aquel estado no pasó desapercibido para el ojiverde, quien totalmente complacido y motivado por ver aquella reacción en el rubio, se dio a la tarea de seguir con su macabra estrategia hasta que obtuviera lo que buscaba.

-¿Te vas a meter con todo y ropa?

Cuestionó frunciendo el ceño con intriga, en tanto que Thor reaccionaba y meditaba en dicha posibilidad, aunque también pensando en darle algún pretexto tonto para alejarse por un rato y mantenerle fuera de alcance, en lo que su hermano pasaba tiempo dentro del agua fresca y cristalina. Más sin en cambio, al final quiso comportarse con madurez y dejar las niñerías a un lado. ¡Por todos los dioses! Solo iban a nadar, a compartir tiempo, no a pasar la noche juntos, los dos en la misma habitación, usando la misma cama y desnudos. Además, Loki no tenía nada que él no tuviera, ni mucho menos que no hubiera visto antes. A menos que algo hubiese cambiado drásticamente en la fisionomía del menor desde que estuvieran ahí, hacía varios meses, cosa que veía muy poco probable.

La única posible diferencia podría ser el que Thor ya contaba con veintiún primaveras, un adulto prácticamente, y Loki se encontraba en plena etapa de adolescencia. Aunque siendo sinceros, habían ocasiones en las que el pelinegro no parecía tener una edad por debajo de los veinte, mucho menos cuando jugaba de forma tan sádica e inteligente con su ingenuidad engañosa, dándole matices entre infantiles y perversos a su comportamiento cotidiano. Sin lugar a dudas, aquello era algo que resultaba demasiado apabullante para Thor, pues nunca tenía la certeza de cuándo su querido hermanito le hablaba en serio, libre de trucos y poses, inclusive insinuaciones.

Pero aun siendo víctima de la forma de ser de Loki tan bilateral, e incluso inmoral a veces, Thor se sentía privilegiado, afortunado por tenerlo a su lado.

Sin Loki, Thor sabía que su vida no sería igual. Cada día de su existencia se vería siempre gris, opaco, parco y sin chiste, si no lo tuviera consigo, a pesar de habitar en un reino iluminado y bendecido por el astro rey que nunca le negaba su fulgor dorado cada amanecer. Sin la presencia de Loki, Thor sabía que su propio universo no giraría con ese mismo sentido de perfecta armonía, puesto que era él quien le daba ese toque colorido de travesura, juego, diversión y desenfado, aunque también de calidez y ternura, de comprensión y apoyo, cuando dejaba de lado su faceta burlona y se convertía en su compañero y cómplice, más que solo ese hermano menor que disfrutaba gastarle bromas desde el alba hasta el ocaso.

Sin embargo, aquella fortuna que tanto veneraba el rubio, ahora bien podría parecerle maldición. Una maldita maldición de la que ya no sabía cómo librarse.

Segundos después de que Loki le sugiriera entre la pregunta que desechara sus ropas para estar más cómodo, Thor tomó aire disimuladamente y se giró de costado para comenzar a quitarse el peto de cuero negro, mientras el menor le miraba pícaro y fugaz por la esquina del ojo, sonriendo apenas de medio lado, en tanto que zafaba las cintas de sus muñequeras negras e iba preparando el siguiente movimiento. Por lo que si Thor creía que su tortura había terminado, el joven príncipe se encargaría de mostrarle su error con sutileza y un poco de ingenuidad.

-¿Crees que he crecido?

Soltó repentinamente sin mirar a Thor, quien ya con el peto fuera, y a punto de colocarlo sobre la silla de montar le observó un tanto incierto, analizándolo con rapidez y ligero sonrojo, para luego desviar la mirada, simulando acomodar la prenda de cuero sobre el lomo del caballo.

-Pues ya no te ves como cuando tenías diez años- expresó sereno y de corrido, aunque por dentro estaba con los nervios hechos nudos

-Y... ¿cómo me veo ahora?

Indagó sonando inocente, más era claro que Loki no lo decía con aquella intensión y Thor había logrado percatarse de ello. ¿Suerte? ¿Breve momento de iluminación divina? ¿O tal vez se debía a que un chispazo de su desespero tormentoso le hizo despertar al fin su percepción dormida? De cualquier modo que hubiese sido, lo que el rubio tenía claro, era que la pregunta de su hermanastro no estaba libre de malicia.

Ante esa verdad, el primogénito de Odín tensó la quijada, mientras que sus zafiros bailaban inquietos en el suelo de un verde intenso. Daba gracias que parte del cuerpo de su caballo le cubriera y no pudiera delatar su agobio ante Loki, pero algo le decía que éste se daba perfecta cuenta, o por lo menos imaginaba lo incómodo que estaba sintiéndose. No en vano era el más listo y astuto de los dos, cosa que le abrumó todavía más, puesto que no había nada que se escapara de la intuición tan malditamente desarrollada en su hermano. Pero tenía que apelar a su cordura y a la inteligencia, que seguro descansaban plácidas en algún lugar de su recóndito cerebro, para salir avante, con la victoria de su lado, igual que haría en el campo de batalla.

Solo que el campo de batalla que ahora tenía delante requería de ideas y palabras bien estructuradas, y no gritos de guerra, ni golpes con lujo de violencia. Cuestión difícil, ciertamente, más no imposible... Al menos así lo esperaba.

El ojiazul aguardó unos instantes antes de contestar, tratando de hallar una respuesta coherente, sensata y seria, que estuviera a la altura de la situación, y más que nada, que fuera convincente para Loki. Algo debía ocurrírsele, no podía ser tan falto de pensamiento ni elocuencia. Sin embargo, la tarea resultaba en verdad toda una proeza para su aletargado intelecto. Por Odín, era su hermano, y la pregunta era una pregunta cualquiera. ¿No podía simple y sencillamente decirle?: Pues, ahora te ves realmente hermoso, encantador y demasiado atractivo. Tanto que me estás haciendo desvariar y pensar cosas totalmente inapropiadas, que no debería ni siquiera de imaginar y menos contigo…

No, definitivamente no podía decirle eso.

-Eh... Pues... Te ves...

-Delgado, escuálido y sin chiste, ¿no?

Loki se apresuró a contestar en tono resignado, lanzando al suelo y con desgano las muñequeras que ya se había quitado.

-No... No, por supuesto que no, ¿de dónde sacas eso?

Thor le observó con el ceño fruncido, entre que se olvidaba por un momento del bochornoso predicamento, al escucharle expresarse de ese modo conformista y quejumbroso.

-Fandral lo dijo un día- reveló mirándole con ojos melancólicos y decepcionados -Y seguramente tú también lo piensas

De hecho así había sucedido. Alguna vez que Fandral comentara a Thor lo diferente que Loki era de él, en todos los aspectos, salió a relucir que su hermano estaba demasiado esbelto y estilizado, a comparación del ojiazul que era de complexión bruta, además de tener un actuar impetuoso y alebrestado. En cambio el azabache parecía una doncella refinada y delicada. En un comienzo, esto le pareció gracioso al príncipe mayor, viniendo de su buen amigo. Pero ahora, escucharlo de boca del mismo Loki, y con aquel semblante desilusionado, gracia era lo que menos le causaba en ese instante.

-Solo lo dijo para molestar, no le des importancia

Luego de escuchar aquello, el menor le miró junto con un mohín fastidioso, al acentuar ligeramente su expresión agobiada y torcer los labios, para después quitarse la camisa de un solo movimiento, dejando mudo a Thor nuevamente. En efecto, era demasiado estilizado y delicado a comparación suya, pero nada que una buena sesión de entrenamiento diario no ayudara a corregir. Aunque sinceramente, al rubio le gustaba mucho más verlo de esa forma, con una anatomía firme pero sin músculo exagerado. Los rasgos masculinos que comenzaban a definirse, tanto en cuerpo como en rostro, más no perdiendo el toque inocente y fino que tan bien le sentaba y le hacía verse mucho más atractivo de lo que ya era.

Indudablemente, su hermano no era más ese niño pequeño que solía cargar sobre su espalda u hombros, o llevaba de la mano mientras corrían a través del bosque, los jardines o el palacio, pretendiendo vivir una aventura en alguno de los Nueve Reinos. Ya no era más ese infante de ojos grandes y sonrisa amplia que le contagiaba de su risa limpia y armoniosa. No era más ese hermano menor al que ver no le provocaba esa atracción tan hipnotizante, que tomaba su consciencia y la despedazaba con su sola presencia enigmática... No, ya no lo era y eso le angustiaba.

-¡¿Ves?!- el pelinegro extendió los brazos, plasmando un semblante de obviedad enfadosa

-Loki... Te ves como debes verte, además... tienes dieciséis, no te hace falta nada. Estás y te ves bien así

Thor declaró súbitamente, al tiempo que sentía como si un balde de agua helada fuera vertido sobre él, habiendo dicho aquello último. Y su vergüenza se acrecentaba todavía más, notando la expresión entre sorprendida y risueña de Loki. Si, le había dado un nuevo motivo para molestarle con sus sádicos y despiadados comentarios hasta el hartazgo. Malditas hormonas que lo estaban desubicando terriblemente, y maldito Loki que jugaba tan tétricamente con su desespero.

-¿En serio me veo bien así?

Dijo sin cambiar la expresión de burla curiosa, entrecerrando los ojos y haciendo que el mayor volviera a inquietarse.

-Eso dije... Sí, es decir... No serías tú si te vieras como yo... ¡Agh! Loki... No tienes por qué mortificarte por tener o no un físico así

Hizo un ademán con sus manos, dándole a entender que se refería a él, para luego soltar un suspiro cansado, seguido de sus brazos cayendo a sus costados.

-Pero ya que si tanto te importa impresionar a alguien, solo dime y podemos arreglar un entrenamiento intensivo

Extrañamente, Thor sintió un nudo en el estómago al mencionar la frase impresionar a ALGUIEN, e hizo notar su molestia, inconscientemente, diciéndolo con cierta prepotencia y apatía. Tal parecía, no le agradaba en lo más mínimo el que su pequeño hermano pudiera estar interesado en una chica... O chico, si era el caso.

-Hmhm... ¿Impresionar a alguien?- el azabache repitió con travesura, mientras que dirigía las manos al cinturón en su pantalón, comenzando a zafarlo lentamente -No suena tan mala idea- alzó la mirada mostrándose pícaro, entre que Thor sentía el corazón galopando bajo su pecho -Pero creo que tienes razón. Me siento bien así, además... a ti te gusto así, ¿no?

La insinuación de Loki subió un poco más de tono con aquella sentencia que llevaba una ligera carga de seducción, causando que Thor comenzara a sentir que el pecho iba a abrírsele en cualquier momento. Más aún cuando el ojiverde siguió con el pantalón de cuero negro, luego de deshacerse del bendito cinturón. Lo abrió lento para después, sin ningún tipo de contemplaciones, bajarlo en su totalidad junto con la ropa interior, dejando su nívea y delicada anatomía desnuda por completo. El pelinegro colocó entonces la prenda junto a lo demás, entre que el rubio contenía la respiración y le miraba absorto con los ojos totalmente fijos en aquella fina pieza de porcelana que era Loki.

Ciertamente le gustaba así, tal cual era. Esbelto, fino, sobrio. Estremecedoramente bello y angelical... Desquiciadamente inocente y sensual.

Mientras tanto, Loki se mantenía de frente a Thor, aún con el toque sugerente y malicioso plasmado en su rostro jovial. Se notaba de lo más tranquilo y a gusto, incluso podría decirse que estaba gozando el momento. Y realmente lo hacía. Por otro lado, el ojiazul se veía bastante aturdido, no podía creer lo que estaba viendo. Simplemente, sus ojos y su cerebro no daban crédito a lo que estaban presenciando.

¿Cuándo fue que cambió tanto? ¿En qué momento Loki se había convertido en el sinónimo de la perfección encarnada? ¡Aún era un niño, por todos los dioses! Bueno, empezaba a dejar de serlo. Sin embargo, resultaba tan desconcertante que a su corta edad fuera capaz de poseer tanto erotismo y perversión juntos. Era totalmente inconcebible que poseyera ese cuerpo incitador y el toque exacto de traviesa sugestión. Y aunado a eso, el abrumador toque de candidez que hacía una combinación mortalmente tentadora mezclada con todo lo demás. Era demasiado para su autocontrol, demasiada tentación puesta en bandeja de plata, que Thor temía no poder contener sus instintos.

Si era un jodido sueño, no deseaba despertar jamás. Quería permanecer sumido en ese letargo idílico hasta perderse en el inmenso infinito de las fantasías. Gloriosas fantasías, que hacían volar su mente y cuerpo.

Entre tanto, Loki estudiaba con detenimiento y perspicacia cada gesto que se plasmaba en el rostro sonrojado de Thor, aunque en realidad no había gran variedad de ellos, puesto que pareciera haberse quedado pasmado en uno solo: ensoñación. Al pelinegro le complació tanto verlo así de turbado por causa suya, que no pudo dejar de estremecerse internamente y sonreír de medio lado con malicia. Sin embargo, aquella baja satisfacción fue mayor, notando cómo la mirada perdida del rubio le recorría con suma lentitud cada mínima parte de su cuerpo expuesto. El cuello, pecho, abdomen, pelvis, lugar en el que ese par de zafiros permaneció perdido por varios segundos, antes de continuar por las piernas y llegar a los pies, regresando casi al instante la mirada al vientre y lo que tenía debajo, haciendo que los labios carnosos de Thor se separaran ligeramente.

Sin decir nada, el pelinegro comenzó a retroceder con pasos cortos, suaves y lentos, captando inmediatamente la atención del rubio, quien buscó sus esmeraldas con sus zafiros inquietos. Encontró el rostro de Loki ligeramente inclinado hacia abajo, mostrando una mirada insinuante y penetrante, haciendo juego con su sonrisa lasciva, mientras que le llamaba con un juguetón movimiento del índice derecho. Thor no pudo hacer ni decir nada más que solo mirarlo, contemplarlo, seguirlo con la mirada teniendo los pies clavados al suelo, hasta que Loki se fue introduciendo poco a poco al río detrás de sí, y lo único que tuvo a la vista fue su perverso rostro y parte de los hombros y pecho.

El mayor seguía sin poder entender lo que estaba pasándole con su hermanastro. O tal vez lo sabía perfecto, más trataba de seguir pretendiendo que no era consciente de ello. Quería engañarse a sí mismo, pero la verdad lo estaba rebasando. Deseaba a Loki. Deseaba su mirada, sus labios, su cuerpo, su alma... Lo quería todo por completo.

Tanto así era su ansia, que Thor no pudo evitar que su propio cuerpo reaccionara ante tal escena cargada de sensual erotismo. Por lo que una vez que fuera notoria aquella peculiar molestia en su entrepierna, el rubio frunció el ceño y bajó la mirada, ubicándola en la zona, logrando percibir un bulto más que prominente asomándose por debajo de la tela del pantalón de cuero negro. Esto no hizo más que causar que sus celestes se abrieran con angustia y espanto, al igual que acentuar el rubor en sus mejillas, comenzando a maldecirse a sí mismo internamente.

Esto tiene que ser una maldita broma…

-Hmhmhm... ¿Si quieres puedo ayudarte con eso?

Al oír aquel noble ofrecimiento por parte de Loki, y más aún, haberle escuchado con esa risa baja, en ese peculiar tono malicioso, Thor fue sacudido violentamente por una ola de terror y nervio de muerte que le hizo paralizarse y tragar saliva con gran dificultad, al tiempo que comenzaba a sudar frío, sintiendo las mejillas con un ardor demasiado insoportable. Su boca estaba seca, su mente se puso en blanco y su corazón latía más que acelerado. Ingenuamente creyó que Loki no se daría cuenta de su pequeño problema, pero el sol no se puede tapar con un solo dedo. Mucho menos, si ese sol es demasiado obvio a la vista.

¿Si quieres puedo ayudarte con eso?

La frase retumbaba en su cabeza como un eco infinito, armonioso y persuasivo, taladrando no solo los tímpanos, sino los confines de su mente brutalmente perturbada. Thor solo conocía una forma efectiva para liberarse de aquella vergonzosa incomodidad repentina, y no era algo que deseara que Loki presenciara, ni mucho menos que éste lo realizara por él. Más sin en cambio, el pensar que su hermano estuviera insinuándole abiertamente que lo haría si se lo pidiera, le causó un ansia terrible, haciéndole desear que la tierra se abriera y lo tragara.

Thor no quería pensar en eso. No debía hacer ese tipo de conjeturas hacia el ojiverde. Trataba de negarse a sí mismo que su hermano estuviera seduciéndole de aquella forma tan desinhibida, pero todo lo que hacía lo llevaba a la misma deducción.

¿Qué era lo que trataba de hacer? ¿Es que acaso Loki no sabía realmente lo que estaba causando? O muy por el contrario, era un cínico desvergonzado con fachada de niño inocente, que actuaba con plena consciencia de lo que provocaba. Cualquiera que fuera la respuesta, Thor estaba seguro que algún día Loki le haría perder la cabeza, y no solo eso, si no se comportaba frente a él. Maldita la hora en que le pidió sacarlo del palacio. Hubiera sido preferible soportar aquella tediosa tortura, rodeado de ancianos hablando el idioma de la diplomacia, que la que padecía en ese momento a merced del pelinegro ventajoso.

Dioses, Loki... No lo hagas más… ¿Acaso no puedes ver que estás volviéndome loco?

Por otro lado, Loki permanecía expectante, con el cuerpo liviano sumergido hasta poco antes de cubrir sus hombros, sin dejar de mirarle con sus esmeraldas cargadas. Sabía que Thor no iba a responder ni una sola palabra, o por lo menos no con aprobación, aunque en realidad no se había expresado con el motivo de obtener una respuesta como tal. Pero descubrió que le encantaba atormentar a su hermano de esa forma. Hablándole en un divertido y revelador doble sentido, al tiempo que mantenía un intenso contacto visual con él.

Era enviciante aquella sensación de dominio sobre Thor. Encontraba demasiado gratificante el hacerlo temblar con una pequeña dosis de cándida seducción, que lo estaba orillando a expresar su desconcierto y turbación sin emitir una sola palabra. Notaba su nerviosismo y la vergüenza a flor de piel, comunicando todo aquello que sus labios no podían revelar. Dejando que sus ojos y su cuerpo mismo hablaran por si solos, mostrando aquel estado alterado a causa de la excitación por verle de esa forma tan sugerente... Y ese era el plan. El pelinegro quería poner a prueba las emociones del mayor, ver hasta qué punto podía llegar a soportar su insinuación, saber hasta dónde era capaz de mantener el control. Quería averiguar si de los dos, él era el único que pensaba en el otro de una forma totalmente distinta a la que debería pensar de un hermano.

Y por lo que veía, resultaba más que satisfactorio el hallazgo. Verlo sonrojado, inmóvil y completamente extasiado, le hizo plasmar una sonrisa muy sutil de medio lado, matizada con sadismo y lascivia. Tal parecía, le había despertado un interés dormido y el hambre de sus más bajos instintos, por lo que podía deducir que su táctica había dado en el blanco.

Vamos hermano... Sé que quieres que lo haga... Lo deseas igual que yo…

Después de varios segundos de duda, Thor alzó por fin su rostro de modo rígido, enfocando con sus zafiros desorientados al par de esmeraldas que le miraban maliciosas, casi retadoras. Volvió a pasar saliva sin saber qué contestar. Su lengua se había entumido al igual que sus pies. Quería moverse, salir corriendo a refugiarse en algún sitio alejado y tratar de calmarse, pero sus extremidades no le respondían y mucho menos su cerebro. Estaba completamente ido, con los ojos clavados en aquel ser de angelical perversión que tenía frente a él, observándole de esa forma que lo hacía perder la noción del tiempo y el espacio.

Viendo el momento perfecto para continuar, Loki aprovechó entonces el mutismo y la inmovilidad que su hermano aún conservaba, y sin decir una sola palabra, sacó la mano derecha del interior del agua, extendiéndola al frente con la palma hacia el rubio. Éste le miró incierto y poco temeroso al percibir la acción, más el ojiverde no prestó atención al semblante absorto del mayor y se concentró en deslizar la mano hacia abajo, como acariciando su cuerpo a la distancia, provocando que Thor se abrumara todavía más. El recorrido que Loki realizaba desde el pecho hasta la entrepierna abultada, donde mantuvo quieta la mano por varios segundos, era lento y delicado, tentando el aire pero al mismo tiempo aquella sinuosa anatomía imponente y viril, excitante.

Al notar como su hermanastro se detenía en la zona baja de su vientre, el rubio contuvo la respiración, sintiendo su corazón galopar desenfrenado, al tiempo que percibía el sonrojo en sus mejillas intensificarse de tal forma, que su rostro le ardía igual que si le hubiesen abofeteado por horas, o hubiera sido bañado por hierro al rojo vivo. El cúmulo de nervios agolpándose y haciendo nudos en cada mínimo rincón de su atormentado ser, estirándose y retrayéndose inestables, hasta el punto en que creyó que podía caer inerte al suelo por experimentar demasiadas sensaciones de un solo golpe, lo tenían al borde del colapso.

Mientras tanto, Loki no pudo evitar perderse en aquella zona tan llamativa, clavando sus esmeraldas penetrantes sobre esa erección que hacía ver a Thor demasiado sensual y caliente. Tan caliente como él mismo lo estaba, porque a pesar de que era todo un maestro de las apariencias y el autocontrol, en el interior sus entrañas vibraban y el nivel de sus pulsaciones aumentaba. Era tanta la ansiedad que experimentaba, que su entrepierna reaccionó inmediatamente por tal estímulo visual, irguiéndose enardecida, envuelta en fuego y deseo.

Aunque también su cuerpo había respondido de aquella forma, a causa de las memorias que mantenía intactas en su mente de lo que vivía cada noche en la intimidad de su habitación, estando inconsciente, sumido en el placentero mundo de los sueños, pero a la vez siendo consciente de lo que sentía y presenciaba, gracias a ese mismo placer que recorría su cuerpo debajo de las sábanas. Transportándolo a escenarios llenos de erotismo, donde compartía lecho con el mismo hombre desorientado que tenía frente a él en ese instante. Compartiendo las emociones más íntimas que solo un par de amantes pueden intercambiar entre sí, llevados por el más puro y placentero de los deseos.

Cuanto anhelaba poder sentir sus manos tocándole, sus labios devorándole, su cuerpo reclamándole suyo una y mil veces, del mismo modo que lo hacía dentro de sus sueños. Lo añoraba con cada fibra de su ser, como se añora ver un nuevo día después de una noche de cruenta batalla. Y ahora, Loki podía estar seguro de que solo era cuestión de tiempo para verse envuelto por el calor de aquellos brazos, que tantas ocasiones le hubieran rodeado protectores, pero que en cuanto volvieran a cernirse sobre él, lo harían con una mayor intensidad, transmitiéndole una clase muy diferente de contacto... Un contacto lleno de pasión y desenfreno.

Varios segundos después de haberse deleitado con el portento de dios que era Thor, Loki acentuó su semblante malicioso y determinante, sin apartar la vista de su abultado objetivo, procediendo a murmurar un conjuro apenas audible mientras que el rubio no dejaba de observarle inquieto, aunque un tanto aliviado por el método que su hermano usaría. Tal parecía, le ayudaría a solucionar su problema valiéndose de la magia... Pero claro, ¿cómo pudo pensar que Loki haría...? No, definitivamente tenía que estar en serio mal de la cabeza para imaginarse tal cosa, o lo que era más probable, Loki ya lo tenía demasiado sugestionado con su comportamiento irreverente, como para hacerle pensar barbaridad y media. Aunque de todas formas, con la actitud presuntuosa que éste mostraba hacia su persona, se le hacía difícil el no sembrarse ideas de ese tipo.

Instantes después, una onda de energía color aqua salió disparada de la mano del hechicero hacia la entrepierna de Thor, golpeando de lleno sobre ésta, causando que el rubio emitiera un jadeo de incomodidad al sentir el frío envolviéndole y adormeciendo la zona livianamente. Aquello provocó que Loki se estremeciera secretamente, al haber escuchado aquel quejido que se le figuró como el sonido más erótico y sublime que pudo escuchar en ese preciso momento, viniendo de Thor. Un sonido bastante familiar, puesto que cada noche tenía el privilegio de escuchar el mismo, aunque de diferente forma, siendo el complemento perfecto al suyo.

Deseaba tanto que el sol se ocultara. Ansiaba fervientemente que llegara la cálida noche, cubriendo el vasto firmamento con su manto estelar, para caer de nuevo en ese mundo de sueños que lo llevaban de la mano a experimentar un sin fin de sensaciones y emociones al límite. Mismos que anhelaba poder descubrir en carne propia y a plena consciencia, a manos de aquel a quien se entregaba una y otra vez dentro de ese reino abrumador.

A los pocos segundos, y mientras Loki seguía sumido en sus pensamientos, Thor observó con intriga cómo la energía encapsulando su entrepierna se desvanecía paulatinamente, y junto con ello aquella erección prominente, producto de la excitación repentina. En cuanto hubo notado que todo volvía a la normalidad, y se revisaba entre asombrado y dudoso, el mayor devolvió la mirada al pelinegro con una expresión de confusión plasmada en su rostro, aunque sin emitir palabra todavía. No era que dudara de la capacidad de su hermanastro, pero en realidad se esperaba algo mucho más bochornoso viniendo de él, que un simple rayo de energía helada. Había sido de gran utilidad y no se quejaba por ello, pero no estaba seguro de que el método no llevara alguna segunda intensión detrás.

Uno nunca sabe cuándo Loki está siendo generoso de forma sincera y desinteresada, ni tampoco cuando su generosidad va dirigida con un doble trasfondo.

Poco después, al notar que el rubio le buscaba con la intriga plasmada en su rostro, el menor clavó sus esmeraldas en esos zafiros que le miraban aun inciertos y agobiados, haciéndole plasmar una expresión burlona en su rostro risueño. Claramente, Thor parecía haberse imaginado que haría desaparecer su reacción física de un modo más escandaloso. Y aunque eso era lo que en realidad quería hacer, no debía actuar tan prematuramente, si es que deseaba tenerlo a su lado en algún momento. Había sido suficiente por ahora con averiguar qué tanto podía llegar a imponerle a su hermano con simples y sencillos actos.

-¿Qué? ¿Acaso creíste que haría otra cosa?

De imprevisto, Loki expresó con burlona picardía, sonriendo de forma socarrona, mientras emitía una suave risa y se giraba para zambullirse en el agua cristalina, emergiendo un par de metros más adelante y comenzando a alejarse hacia la otra orilla. En tanto que Thor por fin salía de su estado de shock, siguiendo con la mirada consternada al azabache, por la verdad que éste había revelado de forma muy astuta. En efecto, su mente se había perturbado, recreando una escena bastante inapropiada teniendo a Loki de rodillas frente a él, pero gracias a los dioses nada de eso fue lo que ocurrió... Aunque por alguna razón le hubiera gustado que así fuera, pese a que se tratara de un acto por demás prohibido, fuera de todo contexto fraterno.

Sin embargo, Thor era consciente de que su hermanito gustaba de hacer bromas demasiado pesadas, y muchas veces, sin mediar en las consecuencias que éstas provocaran, y tampoco se detenía a ver de quien se trataba la pobre alma que se cruzara en el camino cuando traía algo entre manos. Menos todavía se frenaba siendo Thor mismo la pobre alma desafortunada la mayoría de las ocasiones. Así que, al interpretar todo aquello como una broma excesivamente desalmada y macabra por parte de su adorable hermano, el ojiazul resopló con cierta frustración enfadosa, negando con la cabeza, para luego inhalar profundamente al tiempo que cerraba los ojos, soltando el aire con lentitud poco después, tratando de calmarse y volver a un estado neutro.

Más sabía que no podría mantenerse ajeno a la situación luego de todo aquello. Sabía que aunque tratara de tomarlo solo como una de las tantas bromas de mal gusto de Loki, ya no volvería a estar en paz, ni tampoco volvería a verlo de la misma forma después de que en su mente quedara grabado cada maldito segundo de aquella gloriosa visión, que le había despertado un deseo peligroso por su joven y atractivo hermanastro.

Loki... Uno de estos días vas a volverme realmente loco…

Para ese momento, al rubio ya le era imposible no caer rendido ante la enigmática belleza del ojiverde. Mientras más le observaba, aquel deseo y fascinación por él parecía ir creciendo vertiginosamente, impregnándose con una rapidez abrumadora por cada poro de su piel, por cada oscuro rincón de su ser. La vista le parecía de ensueño: Loki yendo de un lado al otro con sutil gracia y elegancia, sumergiéndose, desplazándose por debajo de aquel místico manto transparente, para salir de nuevo al aire libre, bañado por los acuosos destellos arcoíris que el agua le regalaba. Thor no despegó la mirada ni un solo segundo, ni siquiera cuando Loki le llamara para unírsele. Se había embelesado por completo y deseaba seguir admirándolo por el resto de la tarde, incluso por el resto de la eternidad.

Y así hubiera ocurrido, de no ser porque presintió que si continuaba deleitándose de aquella forma con el pelinegro, su cuerpo volvería a delatarse. Por lo que sacudió su cabeza, a modo de apartar esos pensamientos libidinosos de su mente, y buscó lugar a la sombra de un árbol cercano, recargándose contra el grueso tronco, mientras que sus antebrazos descansaban sobre sus rodillas flexionadas, soltando un suspiro largo y cansino, y clavando sus zafiros en el cielo despejado. Quedó pensando sobre lo que estaba descubriendo. Analizando aquel nuevo mar de sensaciones que Loki le hubo causado en tan solo minutos.

Sin embargo, no se dio cuenta que era observado atentamente a la distancia por el azabache, quien había pausado su momento de diversión por admirar a su querido hermanastro. Trataba de imaginar lo que pasaba por su mente. Buscaba descifrar la expresión desconcertada y a la vez intrigada en su rostro, aunque no se necesitaba ser todo un genio, ni mucho menos saber leer la mente, para darse cuenta del motivo por el que Thor se había perdido en sus pensamientos... Y ese motivo era él.

Su plan para poner a prueba sus encantos a la vista del mayor había resultado más que satisfactorio. Sinceramente no creyó que funcionara tan bien, pero con ello consiguió información basta y muy interesante, que mantendría reservada hasta encontrar el momento oportuno para darle un uso adecuado. La idea de probar qué tan débil podía llegar a ser Thor a sus insinuaciones había cruzado por su mente hacía tiempo, cuando notó que estaba dejando la niñez atrás, y más aún, cuando parte de las pruebas que le mostraban su entrada a la madurez tenían que ver precisamente con su querido Thor.

Siempre habían sido muy unidos, muy cercanos, pero Loki sentía más que un amor fraterno de hermano a hermano por el rubio. Lo descubrió la primera vez que se perdió en su mirada zafiro mientras conversaban a orillas de ese mismo río, la última vez que estuvieron ahí. Lo reforzó la ocasión en que un abrazo suyo, sin mayor ánimo de ser protector y emotivo, le hizo temblar de pies a cabeza y acelerar su corazón, erizando su piel y cortando su respiración. Pero fue más que claro que le amaba de otro modo, tal vez uno indebido y prohibido ante los ojos de la moral, aquella noche que entre sueños sofocados y susurrantes hizo el amor con él.

La sangre que corría por sus venas no era la misma que la de Thor, pero aun así, verse involucrado con él de un modo más allá de la hermandad estaría catalogado como algo sacrílego. Cuestión que dejó de importarle al menor de los hijos de Odín justo en ese preciso instante. Viendo ese fuego en los zafiros de Thor, Loki tenía la seguridad de que no se quemaría solo, si aquello terminaba convirtiéndose en un incendio entre cuatro paredes. Ante ello, el hechicero no hizo más que plasmar una expresión de complacencia y ligera altivez, percatándose de que a partir de ese momento, el juego de la seducción había comenzado entre ellos.

Puedes huir cuanto quieras hermano, pero sabes que deseas lo mismo… Igual que yo…


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