Sleepless
¿Porqué debía limitarse a observarle de lejos?
Tan cerca... y la vez tan lejos...
Odiaba los límites... no se sentía seguro hasta romperlos...y eso haría esa noche. Sí, claro, era bonito observarle a distancia, ser la causa de sus sonrisas, ser el foco de esa bonita mirada color pardo. Pero cuándo pasaba todo aquello, cuándo le miraba cariñosamente, cuándo le dedicaba tiernas palabras de afecto... a su mente le era imposible ver aquello de forma pura y normal, y terminaba elaborando atrevidas fantasías. Y es que la causa, era la historia que siempre se repitió: El amor que va más haya del bonito cariño fraternal... y es que la cariñosa forma de ser de Alphonse no ayudaba mucho.
Llevaba tiempo sin dormir.
Tomar aquella decisión le dolió, pero al menos le dejaría vivir tranquilo. La oscuridad que inundaba la casa y el silencio sepulcral de la noche, avivaban en Edward, el sentimiento de constante paranoia y remordimiento, caminando lentamente, haciendo crujir la vieja madera, llegó después de lo que le pareció un largo camino, al cuarto de su hermano. Abrió la puerta con cuidado, tratando de no despertarle y se acercó a su cama, despacio, despacio...
Tan cerca... tan lejos...
Que aprehensión tan insoportable.
Se sentó a la orilla de la cama con cuidado y acarició su cabeza con suavidad. Tenía el cabello desparramado sobre la almohada y las sábanas y esparcido sobre el rostro, dandole un aspecto cómico y tierno a la vez. Edward deslizó su mano lentamente por sus mejillas, jugueteando con los mechones del largo flequillo dorado, luego acarició el cuello, provocando que Alphonse soltara una risita infantil, estando semi dormido, claro.
Tomarle, era un sueño.
Cuidadosamente, se fue posicionando sobre él, ya sin importarle irrumpir su sueño. Descendió la cabeza, hasta quedar a escasos centímetros de su rostro y deslizó sus labios suavemente por el cuello, besandolo al principio, con suma suavidad y después con tanta intensidad que irrumpió, al fin, el sueño del pequeño. Él abrió los ojos perezosamente, al ver a Ed tan cerca, se asustó y se hecho para tras.
‘Hermano... que... que haces?’
‘Ssh, no te preocupes... todo va a estar bien de ahora en adelante’
Lentamente, fue desbotonandole la blusa, hasta deslizarla por sus hombres, luego hizo lo mismo con él mismo. Introdujo su lengua en la boca de su hermano, aprovechando que estaba ligeramente abierta, causa de la impresión, explorando el interior de aquella húmeda cavidad y luego lamiendo sus labios, tan tiernos y dulces... era... un sueño hecho realidad.
Sin dormir.
Podría volver a dormir... podría dejar de soñar.
Sus manos acariciaron suavemente sus brazos, mientras descendía aún más, besando sus pezones y luego su pecho. Un leve pensamiento atravesó la mente de Edward, haciendo que deslizara su mano hacía el interior de los pantalones de Al, arrancandole un leve gemido.
‘Ed... para, hermano, esto no esta bien... no lo esta...’
‘Llegué a desear fervientemente que esto no hubiera sido por la fuerza, que hubiera sido por parte de los dos...’
Edward continuó, moviendo su mano de arriba hacía abajo, masajeando aquella íntima zona con lentitud. Levantó la cabeza por un momento, para ver la expresión de Alphonse... este se encontraba totalmente ruborizado y miraba hacía la pared, con el ceño fruncido y tratando de contener las lágrimas. Por un momento y al ver así a su hermano, pensó en detenerse... pero simplemente...
No pudo.
Sin dormir...
Después de todo, volvería a dormir...
¿Podría?
‘Perdoname... Al... me he visto obligado a tomarte por la fuerza.’
Acalló los sollozos de Al con un suave beso, mientras le arrancaba los pantalones, le extraño que este no opusiera resistencia, pero siguió sin darle importancia y continuó, desnudandose ahora a él mismo. Acarició sus suaves nalgas, con suavidad, dirigiendose a su entrada e introduciendo dos dedos en ella. Los movió delicadamente dentro, para no causarle dolor a Al, quien había posado sus manos sobre sus fornidos hombros y le pedía que por favor, parara. Pero no lo iba a hacer... no, escucharle gemir de esa manera, ver su rostro ataviado de carmín... por eso, por esas simples razones no se detendría... porque le amaba.
‘Ed.’
Edward no respondió, retiro los dedos de aquel lugar y besó a Alphonse en los labios... sabía que lo que vendría ahora le dolería... se alejó un poco de su cuerpo e introdujo lentamente su miembro ya erecto dentro la húmeda entrada de su hermano, arrancando de él, desesperado grito de dolor. Las lágrimas corrían por su bello rostro y se había abrazado al pecho de Ed, buscando cobijo para su dolor. El cuerpo de Edward, se movía en un rítmico compás, ejerciendo bruscas embestidas, a la vez no muy fuertes, para no hacerle daño a Alphonse, le escuchó gemir su nombre y le besó en los labios, para ayudarle a luchar contra el dolor... o al menos, disimularlo. No duró mucho, pero se les hizo eterno... pronto Ed, se retiró del interior de Al, con suma delicadeza, a sabiendas del daño causado y el remordimiento que habitaba en él en ese instante. Se recostó a su lado y le abrazo a su lado, susurró un ‘Te quiero’ y ambos se quedaron dormidos.
Sin dormir.
Estando a su lado podría volver a dormir.
Dejaría de soñar y sufrir...
Edward despertó acalorado, debido al insistente rayo de luz que penetraba por entre las cortinas de la habitación, se giró a ver a Al y descubrió que este se encontraba despierto y sentado, a su lado.
‘Al...¿estas bien?...yo...yo lo...’
‘No lo sientas.’
‘Pero Al...perdo...’
‘No hay nada que perdonar’
Ed se sorprendió. ¿Nada que perdonar?, y se impactó aún más cuándo Al se lanzó a sus brazos y le habló entre susurros.
‘Perdoname a mí... debí responderte anoche...’
Edward parpadeó, confundido. Alphonse le dedicó una de sus cálidas sonrisas, aún entre sus brazos
‘¿Lo volveremos a repetir, no?’
Edward estornudó, ya sería la tercera hemorragia nasal en la semana...
Owari~
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