Minseok cruzó la puerta que daba hacia la terraza, y luego de cerciorarse de que no se atascara por completo para no quedarse encerrados; caminó hacia donde estaba su jefa. Jaekyung se giró al oír los pasos que se aproximaban y le regalo una sonrisa a Minseok cuando lo vio.
—Aquí estabas.
—¿Te apetece uno? —ella le ofreció uno de los cigarrillos de su caja medio vacía.
—No gracias, no me gusta la marca que fumas. —puede que fueran empleado-jefe, pero hacía tantos años que se conocían que se habían vuelto cercanos y las formalidades habían pasado a segundo plano.
Jaekyung empezó a toser. Esa tos seca otra vez.
—No te atrevas a decirme que deje de fumar de nuevo. Si he de morir, al menos quiero que sea siendo feliz y eso será si tengo mi maldito cigarrillo en la boca.
Minseok le sonrió moviendo la cabeza hacia los lados a modo de respuesta. No estaba de acuerdo pero ya habían tenido tantas veces esta conversación y no tenía ganas de reprocharle por lo que ella nunca dejaría de hacer. Era caso perdido y Minseok estaba resignado a que su jefa fuera tan terca.
—Llamaron de la universidad de tu hijo.
—¿Qué hizo ésta vez? —esas llamadas se estaban volviendo rutinarias.
—Ha sido expulsado.
Ella miró a Minseok mientras tiraba lo que le quedaba de cigarrillo.
—¿El director no aceptó nada de lo que siempre le ofrecemos?
Minseok movió su cabeza hacia los lados, respondiendo a su pregunta y amplió su respuesta:
—No quiso más dinero en su cuenta bancaria, ni fondos para la universidad, tampoco más publicidad a la carrera o a la propia universidad. Dijo que lo quería fuera.
Ella suspiró y cerró los ojos. ¿Hasta cuándo le dejaría de dar problemas ese niño?
—Bien, es hora de hablar con su padre. —lo que no le hacía muy feliz ya que era la última opción a la cual recurrir.
—Hablando de su padre, ChangMin quiere a toda la junta directiva en su oficina. —Minseok le indicó la otra razón por la que la buscaba—. Eres la única que falta y está algo alterado.
—Querido, ese es el estado normal de mi esposo. —su comentario los hizo reír a ambos—. Ya voy.
La tos seca de Jaekyung interrumpió sus risas. Minseok le reprochó con la mirada pero ella volvió a hacer caso omiso.
—Bien. —Minseok iba a regresar hasta su puesto de trabajo pero recordó algo y se volvió a girar hacia ella—. Por cierto, recuerda que hoy es mi cita con Jongdae así que saldré más temprano.
Minseok ya le había pedido permiso con anticipación así que sólo se lo estaba recordando ya que Jaekyung solía olvidarlo todo. Por algo era su asistente personal.
—Cierto. —lo recordó y le dio la última calada a su cigarrillo antes de apagarlo en el cenicero y botarlo en la basura—. Entonces si ya has terminado tu trabajo de hoy, vete. Jongdae es un buen chico. —liberó el humo y caminó con Minseok hacia la puerta.
—¿En serio?, gracias Jaekyung.
Ella iba a decirle algo más pero su tos no la dejó hacerlo. Minseok esta vez no pensaba quedarse callado, así que ella empezó a caminar más rápido entre pasillos para impedírselo. Todo mientras seguía tosiendo.
*
*
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Eran las nueve de la noche y Minseok ya estaba en su casa. La cita había ido bastante bien. Sí, sólo bien. No es como si sonara desilusionado; total, Jongdae era un tipo tranquilo, tal vez demasiado tranquilo y sólo era la primera cita así que de pronto en la segunda cita las cosas irían mejor.
Se preparó algo de comer rápido y se sumergió entre las cobijas para pronto quedar completamente dormido.
Llegó relativamente temprano a trabajar. Le sorprendió que Jaekyung le hubiera dejado una nota que le indicaba ir a su oficina apenas llegara.
—Leí tu nota, ¿puedo pasar? —tocó a la puerta.
—Sí, entra. —escuchó que JaeKyung le respondía y obedeció—. Por favor cierra la puerta.
Misteriosa. De acuerdo, escucharía lo que tuviera que decirle.
—¿Qué sucede? —no pudo aguantar las ganas de saber.
—Minseok, serás la primera persona en saberlo y espero que por ahora sigas siendo la única. Voy a morir.
—Es una broma, ¿Verdad?. Lo haces porque te he insistido mucho a ir al médico, ¿Verdad?
—No, es en serio. Me han descubierto una enfermedad terminal, pero ese no es el motivo real por el que te he llamado.
—¡¿Hay más?!
—Es hora de hacer que mi hijo tome mi puesto. Mi empresa debe quedar en sus manos antes de que yo muera.
Minseok pensó en Sehun. Ayer no más la universidad lo había expulsado y a el chico no parecía importarle de a mucho.
—No creo que él esté preparado para tomar la dirección de la empresa.
—Ya lo sé, y por eso quiero encargarte a ti de enseñarle lo que necesite saber.
—¿A mí?, pero Sehun me odia.
Sin contar que al chico le faltaba madurez, responsabilidad y muchos modales. Enseñarle sobre economía y administración de empresas iba a ser tedioso.
—Minseok, no estoy hablando de Sehun.
—Pero tú no tienes más hijos.
—Sí, hay uno más. Es hora de que te hable de Luhan.