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Sin respuesta por Ddai

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Notas del fanfic:

Nada me pertenece, todo es de sus respectivos autores.

Es un fic entre raro y normal, no tenía nada mejor que hacer cuando lo escribí (no es verdad pero me gusataría creerlo)

Notas del capitulo:

Espero que les guste el fic.

No será actualizado muy seguido pero será actualizado.

(Por favor ignoren el hecho de que aún tengo otras cosas a actualizar)

El disturbio I

 

Un día  común en Londres, por la madrugada hubo un crimen, un asesinato en una casa cerrada, dos personas muertas y aparentemente no faltaba nada en el departamento en el que pasó, situado en un quinto piso. Ventanas cerradas, puertas con llave, la joven pareja fue acuchillada en la garganta, sin heridas defensivas, un misterio pequeño para comenzar la semana.

John no lo entendía y ya no le ponía mucha mente, el apego de Sherlock por éstos asesinatos era inmoral y sin duda enfermo, pero verlo saltando como niño le hacía el día, una pena que gente muriera pero tenerlo entretenido era mejor que tenerlo aburrido ¿Desde cuándo era el Doctor tan retorcido? Desde que había conocido a ese hombre.

Después de observar la escena del crimen el detective tenía al menos tres posibles formas en que eso pudo haber sido hecho, pero necesitaba más datos, la información requerida para el descarte o la explicación de las acciones.

John y él pasearon por algunos lados de la ciudad, aparentemente al azar, el doctor y él estuvieron hablando de varias cosas, como por ejemplo ese accidente de uno de sus experimentos, causado por el mismo John por cierto, la Sra. Hudson iba a estar muy enojada cuando viera que había un hueco en la pared, algunas personas no deberían tener permitido estar cerca de ciertas sustancias altamente peligrosas. Después de un breve intercambio de ideas sobre el incidente fueron sobre el asunto en cuestión, el asesinato.

La red de vagabundos tardaría un día o dos en responderle, con un poco de suerte y le tendrían algo mañana, después de todo no creía que hubiesen tantos limosneros con un mono por ahí.

—     ¿Mono? —John preguntó, un poco confundido, no sabía que estaban buscando un animal, los homicidios eran cometidos por personas.

—     Sí, un mono, había pelo de un simio pequeño en la escena del crimen — la visita al laboratorio debió ser una pista, pero John estaba distraído por su cita de esta noche al parecer, ya estaban de regreso a su “hogar” y las posibilidades se barajaban en su mente ¿Por qué? Era la pregunta clave, el “cómo” ya era algo definido en su mente, el asesino era inteligente o quizás solo tenía mucha imaginación, resolver el “porqué” era lo tenía que hacer — Había pelo de un Saimiri boliviensis en una de las víctimas — el gesto del rubio lo decía todo — Conocido comúnmente como mono ardilla — su tono era plano pero claramente indicaba que le molestaba la ignorancia de su compañero.

—     No había huellas de animal en la escena — recordaba haber visto una huella de sangre, zapato grande y de hombre, pero no de animal alguno — ¿Cómo llegó eso ahí? —

—     Pregunta incorrecta — dijo el detective, tratar de que su colega razonara un poco cómo él era muy difícil.

—     Quiero decir que sé cómo llegó ahí — se enfocó en no mirar a Sherlock hacer ese gesto que decía “¿En serio?” — El asesino lo llevaba consigo, pero un mono es llamativo, alguien tendría que haberlo visto — recordaba que en las declaraciones nadie había mencionado nada similar, ningún posible sospechoso con un mono.

—     Es una especie pequeña, puede ser fácilmente ocultado entre las ropas — sí eso era verdad, pero él sabía algo más — El asesino no necesariamente tenía al mono consigo, pudo haber sido pelo que se le pegó en el trabajo o por algún lugar en el que pasó — ya le había pedido a Lestrade que investigara a los que trabajan en los zoológicos, dudaba que encajara pero era una buena forma de mantener a la policía lejos de su rango de búsqueda.

—     Estas diciendo que el asesino  tiene un mono araña —

—     Ardilla —

—     Ok, lo que sea, el pelo estaba ahí, ya tienes algo con qué relacionarlo — decidió darse por vencido, ya estaban ahí y él tenía un cita en cuarenta minutos.

El detective frunció el ceño ligeramente, las citas de su compañero no eran algo que debía de importarle, él tenía que resolver un crimen y no tenía datos suficientes, por otro lado, seguir al doctor era una de las cosas que podía hacer para no quedarse aburrido esa noche.

Había varios ambulantes, ilegales por supuesto, que tenían monos pequeños pero ninguno parecía encajar con sus deducciones, ninguno parecía tener motivo o el intelecto, la pareja asesinada no era especialmente rica, no dejaron una cuantiosa fortuna, eran recién casados aunque ella tenía una aventura con un colega, casado, de su trabajo desde antes de su matrimonio y él salía con una psicóloga a espaldas de su esposa, la hermana de ella aún no llegaba de su viaje a España, eso sería hasta la mañana por lo que el crimen pasional podía ser un motivo y sin embargo no parecía encajar, el hombre que veía la esposa y la mujer que salía con el esposo se mostraron conmocionados, dolidos pero distantes, ambos sabían que eran solo el segundo, no había mentiras ahí, ambos estuvieron en la boda hacía seis meses. Le hacían falta piezas ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Qué hacía falta? Un motivo, el motivo era la clave y no estaba en ningún sitio, necesitaba más datos.

Él y John dieron vuelta por varias partes, por donde una persona con un mono como ese podría andar y no había nada, la mayoría eran adolescentes y adultos jóvenes, la mitad de las personas que vieron tenían la capacidad o la fuerza para matar con un cuchillo, no estaba llegando a ningún lado.

Un par de días más fue suficiente y otro nuevo asesinato se dio, una mujer soltera, lesbiana, de treinta años, había sido estrangulada con una de sus bufandas, todo cerrado con llave, nada robado, sin heridas defensivas, sin huellas, un pelo de mono en la víctima. Era lo único que parecían tener en común, ya que ella y la mujer anterior no tenían nada en común. Una rubia otra castaña, diferentes rasgos… Se ponía más emocionante.

El día siguiente las cosas empeoraron, desde la perspectiva de Lestrade claro, una mujer mayor, como su casera aproximadamente, apareció muerta en su casa, mismo modo, la variante, habían hallado semen en su ropa, ADN no registrado por desgracia, la mujer no tenía heridas defensivas, ella había desangrada en su cama, pero el cadáver estaba en el piso, en una posición obscena y con la bata levantada, el asesino la había arrastrado hasta el pasillo para violarla, Sherlock tenía una duda al respecto, parecía que la mujer ya había muerto cuando el ataque sexual ocurrió ¿Por qué no hacerlo con las otras mujeres? Ese asesino era un bastardo listo, lo hizo apropósito… Estaba jugando con ellos.

Tres días más y aún no había nada, era raro pero a veces pasaba que no podía resolver un caso, por falta de datos desde luego, algo se le estaba pasando y la versión de Mycrof de su cabeza no lo dejaba en paz. Había algo que no estaba viendo, el mono era la clave, era la forma en la que el asesino entraba, estaba entrenado, eso era seguro. ¿Cómo conseguía las llaves? Se las robaba en algún momento, no podía ser que metiera al mono porque no había más pelo de mono en las escenas, solo en las víctimas, uno o dos pelos nada más, provenían del asesino. Un hombre joven, que usaba zapatos más grandes de su talla, escogía a sus víctimas al azar, era lo más lógico ya que no tenían nada en común, el motivo ya no era crucial para hallar al asesino, más bien necesitaba saber en dónde pudieron haber coincidido con él, las víctimas no tenían caminos en común tampoco.

El enigma le comía la cabeza, tenía días sin comer, John tenía que forzar algunos bocados en él y bebidas con azúcar.

Por ahora no tenía nada que hacer, había vuelto apenas hacía veinte minutos, el doctor no tardaría en llegar de su cita, fallida por sabotaje y John no tenía que saberlo, ella era una mentirosa y no le convenía  a su buen amigo, lo mejor que pudo hacer fue desenmascararla con “sutileza”, ella odiaba a los niños y acabó gritándole a unos cinco infantes que habían estado fastidiándola de camino al restaurante por una módica cantidad. Tomó su violín y comenzó a tocar algo al azar, solo notas en desorden, John no notaría la diferencia.

John pareció tropezar  con algo y un objeto cayó de sus manos, él se inclinó a recogerlo, sonrió son humor y se dirigió a la puerta, un destello de luz pasó en los ojos del detective, eso debía de ser.

—     No es dónde, Sherlock — la voz de su hermano lo sobresaltó sorpresivamente, ingresó a su palacio mental en ese momento, dejando de tocar al instante — ¿Cuándo perdieron sus llaves? —

Ciertamente, recordando las escenas, en la primera escena del crimen había dos juegos de llaves, lo cual sería lo normal en una pareja, pero él tenía un juego extra de sus llaves en su ropa de trabajo, otra en su armario.

La segunda mujer solo tenía un juego de llaves, pero eran llaves en muy buen estado, ella tenía viviendo ahí más de diez años, debió perder su viejo juego en algún momento, posiblemente un mes.

La tercera mujer era mayor, quizás no se dio cuenta de que las perdió.

—     ¿Mono araña? — la voz del doctor llamó su atención, no se había dado cuenta de que estaba cerca de él.

—     ¿Qué dijiste? — contestó él por inercia — Un mono ardilla, no mide más de cuarenta centímetros… — ¡Eso era, el mono era el que conseguía las llaves! Ahora solo tenía que hacer una pequeña investigación y…

—     ¿Qué estás haciendo? — John preguntó de repente, sacándolo de concentración.

—     ¿Qué hago? ¡Resuelvo un caso! — le dijo con un tono cortante ¿Por qué todos insistían en causar disturbios en su palacio mental?

—     No es verdad, me mirabas por la ventana ¿Por qué? —

—     Estoy ocupado, déjame en paz — le dio la espalda, tratando de seguir el hilo de sus pensamientos

—     Me seguiste de nuevo ¿Verdad? ¿Por qué? — podía sentir su mirada justo en su nuca, normalmente lo ignoraría hasta que el doctor se cansara de mirarlo, pero esta vez era una sensación incómoda, como si su compañero de piso tuviera el poder de desentrañar sus pensamientos.

—     No sé de qué estás hablando — hizo todo lo posible para ignorarlo, pero por alguna razón no estaba funcionando ¿Por qué no funcionaba?

—     ¡Contéstame! — el doctor elevó la voz, se notaba que estaba enojado pro algo, era su voz de comando y admitiría una desobediencia. El detective se sobresaltó, abriendo los ojos con sorpresa y girándose para estar frente a frente.

—     ¡Ya cállate! — le dijo de regreso, incierto sobre como sentirse, la voz de John lo había hecho estremecer, pocas personas tenían ese efecto en él y no era una sensación agradable.

Pero él estaba solo en la sala, por primera vez se dio cuenta de que John realmente no estaba ahí ¿A dónde había ido?

—     ¿Pasó algo? — el doctor estaba entrando a su hogar en ese momento, estaba confundido — Pensé que Mycroft estaba contigo — era bien sabido que ese par de hermanos no sabía hacer otra cosa que no fuera pelearse por el motivo que fuera.

—     No, no, yo… — se quedó quieto, petrificado.

—     ¿Sherlock? — el rubio lo miró unos segundos, pero el detective no parecía que iba a salir de su trance pronto, lo normal a decir verdad.

—     Yo… —parpadeó lentamente y tomó una respiración profunda — Voy a dormir — salió prácticamente corriendo a su cuarto, encerrándose en él, ante la mirada incrédula del doctor.

Sherlock no podía creerlo, por primera vez en muchos años se sintió superado, no era posible, él estaba seguro de que estaba hablando con John, no sería extraño que aun estando en su palacio mental pudiera quedarse ahí y hablar con John a la vez. Pero…el John con el que estaba hablando no era el real, era el que estaba en su palacio, como su versión de Mycroft, o de Molly, o de LA Mujer, no sería extraño de no ser que nunca había confundido a los reales con sus proyecciones, ésta era  la primera vez y no se sentía a gusto.

¿Por qué una proyección se comportaría tan fuera de materia?

—     ¿Por qué crees? — ahí estaba de él de nuevo, sentado frente a él, estaban en ese cuarto, uno que no conocía o no recordaba haber creado — Tal vez esto es lo que tú quieres ¿No lo has pensado? — ambos tenían una taza de té, como si fuera lo normal.

—     ¿Qué…? —

—     No — John proyección lo interrumpió antes de que pudiera preguntar — Tengo una pregunta para ti, un caso o un acertijo, puedes verlo como desees — le sonrió dulcemente, exactamente como él lo recordaba — Solo es una pregunta no obstante —

Sherlock se quedó ahí, frente a su proyección de John, escuchando atentamente, era una pregunta que no podía responder, una sola palabra que estaba amenazando su palacio mental y que dejaría su mente en pedazos.

 

Notas finales:

Hasta la próxima.


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