Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez minutos en el cielo por mistdowner

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero les guste :'D 

La música se escuchaba a un ritmo agradable, mientras la noche se mecía en las afueras de la casa de Frost. Todos disfrutaban sentados en el piso, riendo tontamente a la vez que tomaban de vez en cuando otro sorbo de alcohol: contaban chistes, se empujaban, hipeaban, y volvían a decir incoherencias. Mérida abrazaba cariñosamente a Hiro, que simplemente hacía esfuerzos sobre humanos por mantenerse despierto. Jack frotaba su cabeza cual gato en busca de afecto contra Hipo, y Rapunzel sonreía a la nada, al lado de Tadashi. De todos los presentes, solo Hipo y el mayor de los Hamada estaban en sus cabales, conscientes de lo que hacían y decían. Uno por no haber consumido ni una gota de alcohol, y el otro simplemente por tener más experiencia en el tema, y poseer una alta resistencia a las bebidas de esa índole.

-Hipo…No sabes cuanto te quier…¡Hip! …Nhm… Mi cabeza…-susurraba Jack, aferrándose más al castaño, que algo incómodo trataba de alejarse.

-J-Jack, estas ebrio…Deberías dormir…-contestó el menor, de tan solo unos 15 años. Le gustaba pasar el tiempo con sus amigos e ir a fiestas, pero en lo que respectaba al alcohol, nunca probaba nada, por más insistencia que le pusieran los demás.

-Que abuuriiiido eres, Hipo…-Comentó Mérida, haciendo una cara graciosa que provocó una risa de la rubia de pelo largo. – Jack declarándote su amor y tu…Mm…¡Que sueño!

Todos suspiraron por las palabras carentes de sentido. Tadashi solo reía observando al resto, siempre al tanto de que su hermanito no corriera peligro. Tal vez era muy irresponsable de su parte dejarlo tomar alcohol a esta edad, pero el menor siempre insistía en que ya era “mayor”, y hacía mil berrinches para ser parte de la fiesta de sus amigos. No era muy grave, a su parecer, ya que él siempre estaría ahí para cuidar que nadie le pusiera un dedo encima a su preciado hermanito, además…¡Sólo había tomado un vaso! Y con eso, había bastado para ponerlo en un estado de ebriedad total. Hiro nunca aprendía. Jack de nuevo trató de besar al oji verde, como había hecho toda la noche,  sin embargo este se alejó sin más, desprendiéndose del abrazo forzado y yendo a parar al otro lado de Tadashi. Por supuesto, el dolor pronto se vio reflejado en el rostro del peliblanco, que bufando tomó otra botella de cerveza y la tomo de un solo trago. Toda esa escena no pasó de ser percibida por el mayor de los Hamada, que sonriente miraba por el rabillo del ojo como Hipo temblaba sonrojado, tal vez pensando en que hubiera pasado si no se hubiera cambiado de lugar. A él no lo engañaba nadie, Jack estaba enamorado de Hipo, e Hipo de Jack. Eso había sido demasiado obvio a sus ojos desde hacía mucho tiempo, sin embargo nunca había comentado nada. No porque no le importara, sino porque deseaba que las cosas se dieran de manera natural, sin interrupciones de terceros.

-Meeeridaaaa…Yo quiero estar a tu laaaadooo.- medio gimió Rapunzel, rápidamente gateando penosamente a los brazos de la pelirroja, que la esperaba sonriente para estrecharla en sus brazos.

Bueno, quedaba de más decir que además de Jack e Hipo, Mérida y Rapunzel también tenían cierta relación. Sólo que esas dos si lo aceptaban abiertamente, y sobrias andaban de besitos y abrazos, mientras que aquellos dos orgullosos y penosos nunca se animaban a siquiera, lanzar alguna indirecta. Tal vez es por ello que Jack se emborrachaba en presencia de Hipo, para tomar el coraje suficiente como para declararse de una vez. Pero el castaño nunca lo tomaba en serio.

-Hipo, tienes frío? –dijo de repente el pelinegro, tomando por sorpresa al más bajito, que sin saber muy bien que responder, asintió con duda. - ¡Bien! ¡Ven aquí! – ante la mirada sorprendida de todos los presentes, Tadashi abrazó a Hipo de la manera más firme y cariñosa del mundo, frotando su mejilla alegremente contra  al del sorprendido chico. Cuando notó que el oji verde había dejado de poner resistencia, lo medio soltó, para por fin evaluar los resultados: Mérdia y Rapunzel los miraban divertidas, sonriendo de oreja a oreja. Jack tenía claras intenciones de saltarle encima a ambos, y separarlos de una vez. Y por último Hiro… Estaba dormido. ¡Ese tonto!

-T-Tadashi, yo…Creo que realmente…N-no tengo frío.- comentó el que tenía entre sus brazos, presionando levemente los brazos del más alto, en un pedido mudo de que lo soltara.

-¿Qué? ¡Pero eres tan lindo, Hipo! ¡Hasta creo que podría enamorarme de ti!- luego de que esas palabras fueran absorbidas por el silencio, se escuchó un golpe seco. Todos llevaron su mirada al peliblanco, que colérico había golpeado el piso con uno de sus puños. Eso hizo reír a Tadashi. Lo tenía justo donde lo quería – Pero…Ya que insistes…- Soltó al pobre Hipo, que rápidamente se alejó un poco. Tal vez lo mejor era despedirse de todos e irse a casa, pero…Al ver la expresión dolida de Jack no pudo hacerlo. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso le había molestado que Tadashi dijera esa broma? Pero, por qué lo haría? ¿Acaso…?

-¡Bien! Juguemos un juego. ¡Diez minutos en el cielo!

-¡Es una gran idea! – comentaron las dos chicas borrachas, riendo emocionadas mientras aplaudían.

-Tú e Hipo, en el pequeño depósito aquí, en el pasillo. ¡Qué emoción!- siguió Rapunzel, siendo respaldada por la pelirroja.

-¡Está bien!- comentó alegre Tadashi, parándose para tomar de la muñeca a Hipo, que miraba a todos lados buscando ayuda.

-¡N-no, chicos, yo no quiero jugar!- se quejó el castaño, tratando de no ser parte de esa locura.

-¿Pero qué dices? Jajaja, tu me confesaste que te gusta Tadashi, desde hace tiempo!- comentó Mérida bromeando, mientras Rapunzel saltaba de la alegría y tropezaba, todo debido a la emoción.

-¡Y-yo …!- Ya estaban fuera de la habitación de Frost, rumbo al reducido espacio oscuro del depósito, en el cual, a duras penas entraban dos personas apretadas. Tadashi había sido el primero en jalar a Hipo, Luego Mérida y Rapunzel, tambaleándose y riendo, y por último Jack, que caminaba con unas serias ganas de matar al pelinegro. Ya cuando llegaron a la puerta, el mayor de los  Hamada la abrió, y lanzó al oji verde al interior, para rápidamente alejarse unos pasos, tomar a Jack y empujarlo bruscamente, recibiendo maldiciones en el proceso. Cerró la puerta lo más rápido que pudo, y puso cerrojo  para que no escaparan.

-¡Tienen 10 minutos, hagan lo que quieran!- gritó desde afuera, volteando para encontrarse con la pareja de chicas, que comenzaban a abrazarse y besarse. El pelinegro sonrió, y les indicó una habitación algo alejada de la de Jack. La pareja sonrió pícara, y fue hasta la dirección indicada, mientras el joven volvía sobre sus pasos, a encontrarse con su adormecido hermanito.

*********************

-¡MUCHACHOS, NO ES GRACIOSO! ¡ABRAN!- molesto, el castaño comenzó a golpear la puerta, mientras sentía que el poco espacio disponible lo obligaba a estar cerca de Jack. Demonios. Golpeaba, pateaba y hasta trataba de forzar la cerradura. Estaba nervioso, no iba a negarlo. Escuchaba detrás de si la respiración pesada del peliblanco, y eso le generaba ciertas cosquillas en la espalda. ¡Dios! Tenía que ser un chiste.- ¡ABRAN, AHORA!- volvió a repetir, pero dentro suyo sabía que realmente ya no había nadie del otro lado. Había quedado encerrado con Frost, en la oscuridad, tan pegados que con solo moverse unos centímetros, acabaría abrazado al otro joven. ¿Acaso era un sueño? Por tanto tiempo había estado queriendo estar a solas con Jack, para declararle sus sentimientos de una vez por todas… Que ahora, realmente no podía atinar a hacer otra cosa más que temblar y maldecir. Estaba realmente nervioso, respirando pesado y apegándose a la puerta como si su vida se fuera en ello.

-Hipo…A ti no te gusta Tadashi, verdad?- era la primera oración que Jack se dignaba a decir en ese encierro, y no era realmente lo que esperaba Hipo.- ¿Verdad? ¿Qué tiene el que no tenga yo?- Oh, Dios. Eso era un problema. Un serio problema.

-¿J-Jack? ¿T-te sientes…Bien? Tal vez el alcohol…

-¡No estoy borracho!- gritó de repente, cosa que hizo que el castaño se sacudiera en el lugar, y volviera a tratar de abrir la puerta, dándole la espalda al oji azul.- Yo en serio…

Jack no quiso decir más. Estaba temblando de las ansias, y su corazón se oprimía fuertemente en su pecho. No daba crédito a que el chico del cual había estado secretamente enamorado por tanto tiempo, sintiera algo por el tonto de Tadashi. No, y mil veces no. Ni en sueños le dejaría su castaño al tonto de Hamada. Con esos pensamientos en la cabeza, su cuerpo actuó solo, abrazando por la espalda al chico, colando sus brazos por el torso ajeno, con bastante necesidad. Pronto sintió como toda su fría piel se erizaba. Siempre había querido esa proximidad con Hipo, de tan dulce y envolvente fragancia que lo incitaba a seguir mimándolo, hasta conseguir fundirse en un beso con él.

-¡J-Jack...! ¿Q-que diablos…?- no lo dejó seguir. Ahora no tenía oídos más que para sus propios deseos. Suspiró en el cuello del oji verde, provocando que este se estremeciera y medio gimiera. Claro que no se detuvo ahí. Sus manos se colaron por las prendas ajenas con rapidez admirable, desabotonando los pantalones y bajando el cierre de este, para sin mayor contemplación, tocar la intimidad del menor. Todo había sido tan rápido, que el más pequeño no había tenido suficiente tiempo a reaccionar  sino que con un simple quejido.- ¡A-ahh…!- el grito de sorpresa/placer que soltó Hipo con ese toque fue música gloriosa para el peli blanco, que con ambas manos se dedicaba con suma entrega a despertar aquella parte de la anatomía de su enamorado. Masajeó la extensión firmemente, besó el cuello del castaño, acarició incluso toda su cintura con sus heladas palmas, esperando algún sonido de placer que le diera paso a seguir con esa furiosa búsqueda de placer, sin embargo no sintió más que un leve empujón, y un grito .- ¡PARA, JACKSON!

El grito fue tan sonoro y sorpresivo, que logro lo que se proponía: parar al aludido.  El castaño nunca lo había llamado por su nombre completo antes, y mucho menos de una manera tan dolorosa y firme. Sacó sus manos de entre las ropas del oji verde, escuchando un suave suspiro, y se dedicó ahora a abrazar al dueño de su corazón. Realmente le dolió aquel grito, por la reprimenda en sí, sino por el hecho de que el pequeño no le hubiera dejado seguir, sino que recién a esas alturas caía en la cuenta de que había perdido el control, y tocado parte de aquel cuerpo sin derecho alguno.

-Lo siento…Hipo…- murmuró apenado, apresando un poco más el delicado cuerpo del chico contra el suyo, en busca de poder calmar el ridículo rechazo que ahora sentía sobre sus espaldas. Sin quererlo, había comenzado a hipear, pero ya no por el alcohol, sino por el fuerte dolor instalado en su pecho, que apretaba sus emociones exprimiendo lágrimas de sus ojos. Dolía horriblemente.- Me pasé un poco, jejeje…Ya sabes…El alcohol…- tal vez fuera de lo más ruin y cobarde poner de excusa la bebida ingerida, cuando realmente esta no le había provocado nada. La verdad era que tenía una fuerte resistencia al alcohol desde hacía mucho tiempo, pero le hacía creer al oji verde que con solo unas copas se mareaba y entraba en aquel estado lamentable, solo para declararle cuanto lo quería y robarle uno que otro roce inocente. Nunca pensó llegar tan lejos luego de ver como Tadashi se metía con Hipo. Había actuado desesperado más por el enojo que otra cosa, y el resultado era ese: ahora su lindo castaño lo alejaría para siempre de su lado, lo ignoraría, se iría con el tonto de Hamada.

-Por eso…No lo hagas…No así…- ¿Era su imaginación, o el cuerpo de Hipo temblaba claramente entre sus brazos? ¿Estaba llorando? ¡Su voz había sonado tan lastimera y quebrada que no le quedaban dudas!

-N-no Hipo…En serio, discúlpame, yo no quería…-Pensando que el oji verde lloraba por lo recién acontecido, Jack se separó un poco, dio media vuelta al castaño para tenerlo de frente, y volvió a abrazarlo con necesidad.- E-es solo que… No podía… Más… Tadashi estaba tan cerca de ti, y tú dejándome de lado que… Rayos, no llores, lo compensaré. Iremos a ver una película de dragones, y te compraré todos los peluches que quieras de ellos… Y…Vamos, sonríe… - a medida que sus palabras seguían, el llanto del menor iba cesando, cosa que ponía gran alivio en el peli blanco. Ahora ambos estaban fundidos en aquel vínculo lleno de amor y compresión, dejando de lado sus lágrimas para poder hacer frente a la situación.

-N-no quiero esto…

-¿Ah?

-No quiero que hagamos todo esto… Si estas borracho. Sería c-como aprovecharme de ti…Yo quiero que todo esto pase…Cuando estés sobrio. A-además, si lo permitiera, el alcohol te haría olvidarlo en la mañana y…

¿Cómo? ¿Cuándo? ¿¡Donde!? Esa pequeña declaración del castaño lo dejó en la luna, sin poder entender bien aquellas oraciones que contenían tanto significado para él. ¿Entonces nunca lo había aceptado por miedo a que en la mañana siguiente, todo quedara en el olvido? ¿Por qué pensaba que sería aprovecharse de la situación? ¡Rayos, todo este tiempo en un serio error!

-Hipo… - llamó al contrario, para sin previo aviso unir sus labios con los del pequeño, en ese beso que deseó por tantos años. Incluso en la oscuridad pudo percibir como Hipo se sobresaltaba y trataba de alejarse, para luego clamarse súbitamente y suspirar.- Lo siento tanto…Soy tan tonto… No estoy ebrio, créeme…Yo siempre lo usé de excusa para acercarme a ti… Porque me gustas, me gustas mucho…Hipo…-luego de que sus labios se separaran lo suficiente como para hablar, fue que dejó salir esta verdad, que como un balde de agua fría dejó sin habla al castaño. Ya no había lucha ni peros entre aquellos dos jóvenes.- P-pero…No tienes que darme una respuesta… En serio no qui…¿¡...!?- en medio de sus declaraciones, un beso saltó a sus labios de sorpresa, callándolo. Obviamente no iba a quedarse atrás. Correspondió el contacto con mucha pasión, saboreando el dulce sabor que se mezclaba con sus ansias. ¿Por qué rayos hipo era tan lindo a sus ojos? Sin quererlo, sus manos ya habían comenzado a ganar terreno, acariciando bajo las prendas con necesidad. Todo iba muy rápido, a un ritmo asfixiante para ambos, cosa que no impedía que desearan más.

-A-aah…Jack… - suspiró Hipo, logrando encender aún más al oji azul, que desde la escena pasada, había quedado realmente deseoso de proseguir. Los besos iban y venían, entre una lucha sin fin de ambas lenguas que provocaban un sonido adictivo. El más alto sentía aquellas cosquillas sobre su cuerpo, disfrutando todos los roces que aquella cálida piel le ofrecía. Por su lado, el menor, se medio quejaba suspirando de manera tierna por la fría piel de Jack tocándolo. Era enloquecedor los leves toques que ambos se daban, como así también los sonidos guturales que escapaban de sus labios. Pronto al peliblanco no le bastó con todo aquello, y retomando su antigua vía, fue descendiendo con sus delicadas yemas por sobre la piel levemente morena de su castaño, hasta chocar con el comienzo de lo que sería la ropa interior. Tragó en secó, y abriéndose paso, siguió con ese roce hasta tener en su poder la intimidad ajena completamente.- ¡N-ngh…!- escuchó a su pequeño quejarse, aferrándose a sus ropas en un intento por encontrar alivio. Se notaba a leguas que Hipo hacía su mejor esfuerzo por no caer loco de placer ante la situación, puesto que su cuerpo temblaba deliciosamente bajo su cuerpo, y su voz no emitía otra cosa más que gemidos. No esperó más, y en un vaivén cuidadoso y amable, emprendió la ida y vuelta sobre aquella zona, ganándose como premio que el oji verde suspirara, separando de a poco y con vergüenza sus piernas. Las constantes y embriagantes corrientes eléctricas no tardaron en invadir ambos cuerpos, que perdiéndose en besos buscaban unirse en uno solo.

-Hipo…Ah…- lo llamó, permitiéndose abusar de su posición para poseer descaradamente aquel miembro que comenzaba a erguirse entre sus manos. Las prendas del castaño cayeron al suelo, y totalmente excitado, Jack se dejó llevar marcando con hambre aquella piel que solo podía pertenecerle a él.

-¡M-mm! Nh…- Esa era la repuesta que el menor daba ante las leves mordidas que el peliblanco dejaba sobre su cuello. Pronto, no se conformó con solo dejarlas allí, sino que bajó en un camino lujurioso de besos, agachándose hasta atrapar un botón rosa erecto en su boca. Lo mordisqueó un poco antes de tratarlo con cuidado con su lengua, percibiendo el gran espasmo de placer en el contrario. Sonrió, y repitió la acción en el gemelo, ahora moviendo su mano sobre aquella carne candente con más entusiasmo. El castaño solo se deshacía en gemidos y movimientos involuntarios, mientras sus temblorosas manos buscaban la cabellera blanca.- J-Jack…Ah…E-espera… ¿¡Q-que haces!? N-no… Nh…A-ah!- Antes de que pudiera siquiera adivinar los planes del mayor, su cuerpo se había visto invadido por una gran y cálida sensación, rodeando su miembro con devoción húmeda, digna de locura y placer. Los gemidos no se hicieron esperar, y mucho menos cuando una traviesa lengua paseó debajo de su falo, buscando jugar con aquellas dos protuberancias redondas.-¡P-para, Jack…A-ah! Ngh!!!- lo que antes habían sido leves ronroneos de placer ahora eran gemidos puros e indecentes a su oído, que no podían ser contenidos ni mordiéndose los labios. Llevó el dorso de su mano a sus labios para tratar de callarse el mismo, mientras las sensaciones se acumulaban en su pelvis, a punto de estallar en blanca demencia. Todo aquello lo estaba llevando a su límite, y por más que tratara infructíferamente apartar a Jack de esa zona, ya había pisado un punto sin retorno. Se sentía muy bien como para parar. Sus piernas temblaron, dándole la idea de que pronto no podría seguir soportando tantas sensaciones nuevas en su juvenil cuerpo. Para su “suerte”, Pronto unas grandes y frías manos corrieron a envolverse en sus glúteos, masajeándolos sin pudor mientras lo sostenía contra la puerta.- ¡Jack! M-me voy… Nh… ¡A-ah!...- no podía esbozar si quiera las palabras en sus labios. Todo el calor que hasta entonces se había acumulado en distintas partes de su ser, se concentró en la zona tratada y húmeda, dándole el aviso inminente de que pronto se correría. Quiso alejar al mayor de su lado, sin embargo por más que jaló levemente y con escasa fuerza de los cabellos ajenos, no logró más que un gruñido/ quejido. Las gentiles manos que hasta entonces lo habían sostenido con caricias se aferraron a su carne, y todo su cuerpo se tensó, dejando salir su semilla en la boca de Frost. Fue tan intenso el momento, que realmente no atinó a sostenerse más en pie, y cayó sentado con la vista nublada, y muy agitado. Pasaron unos segundos donde su cuerpo se dedicó a volverlo a la realidad, justo cuando el oji azul volvía a llenar su pecho de cálidos besos, que más parecían invitaciones a seguir soñando.

-¿E-estas bien?

-U-ujum…- No atinaba a decir siquiera una frase, puesto que buscaba el oxígeno para sus pulmones con demasiado apuro como  para hablar. Aun en la oscuridad, le pareció ver la brillante sonrisa de Frost brillar, de nuevo queriendo encerrarlo en un gran abrazo.

-Hipo, estoy tan feliz… No…Te vayas de mi lado.- declaró el peli blanco, sintiendo como las manos del menor de nuevo buscaban aferrarse a sus prendas como un niño indefenso. Hubiera seguido con el  feliz momento si no hubiera sido porque su intimidad le hizo gemir lastimeramente, provocando que Hipo se medio alejara curioso.- A-ah, no fue nada…Yo solo…

-T-tú no te has…

-No importa…E-en serio.

-Pero…No es justo…

-Ya he tenido más de lo que podría haber soñado, Hipo…N-no te preocup…¡Ngh..!- ¡Diablos! No contaba con que la excitación fuera tanta. Su miembro palpitaba entre las ropas ansioso, mojando todo a su alrededor. ¡Que bochorno! Deshaciendo el abrazo, suspiró mientras una de sus manos tocaba la zona. Dios. Si que estaba duro, como nunca antes en su vida.

-J-Jack…

-¿S-sí?

-Yo también quiero tocarte…- Esa declaración fue como una bomba, que más que calmarlo le hizo arder las mejillas en rojo. ¿Cuántas noches había soñado con ese momento? Ahora que tenía la oportunidad a su alcance, su cuerpo no dejaba de obligarle a responder afirmativamente. ¡Pero no! No podía obligar a Hipo a hacer semejante cosa, no? Ya había sido saciado con el solo privilegio de poseer sus gemidos y muestras de placer, sólo para él.

-N-no, Hipo…Estoy bien…Yo…- Escuchó un leve sonido, como si el castaño se preparase para algo. Lo buscó entre las sombras con su mano libre, mas luego de unos segundos, lo encontró pegado a su cuello, pasando su lengua provocadoramente por la helada piel. No lo resistió, y un sonido ronco de excitación lo abandonó sin que Jack quisiera.- P-pero que…? –Iba a alejarlo, decirle que estaba bien y seguir llenando de besos aquel cuerpo, sin embargo pronto la mano que descansaba sobre su ansiosa intimidad fue acompañada por la del castaño, que buscaba apurada deshacerse de las prendas. ¿Estaba soñando? ¿Pronto iba a despertar besando la almohada, como siempre?- ¡A-ah…! – Un gritó de sorpresa/placer lo comió vivo, al momento de sentir aquella asfixiante presión en su miembro. Hipo había tomado la zona aun con la gruesa tela de sus pantalones, y había ejercido la suficiente presión como para volverlo loco. Fue por ese descuido que flaqueó, y dejó que el castaño abriera el cierre de sus prendas, pronto teniendo acceso a la fina y mojada tela del bóxer.- H-Hm…Ah…- las caricias no se hicieron esperar. Frost casi podía jurar que comenzaba a tocar el cielo. Aquellos dedos inexpertos meciéndose sobre la dureza de su ser, y jugando con el resto de la íntima zona le hacían morderse los labios y abrir levemente las piernas, dejando espacio al contrario para que se acomodara entre ellas. Pronto la única tela que separaba piel de piel fue quitada, y el placer aumentó a niveles críticos. Puede que el oji verde fuera inexperto e inocente, pero realmente llevaba a cabo su trabajo de la manera más placentera que Jack pudiera imaginar. Ni en sus sueños las sensaciones se habían sentidos tan intensas, al punto de hacerlo suspirar y ronronear a cada instante. Su camisa fue desabrochada, y en ese entonces, ya no le importó nada más. Ayudó al nervioso chico a deshacerse de la molesta prenda, y se dejó llevar por esos pequeños besos que su acompañante dejaba.- H-Hipo…Mmm…. Se siente… Ah… - Las sensaciones iban y venían por su ser, pronto sacudiéndolo en espasmos. Si seguía así, no tenía dudas de que se correría en segundos. El vaivén en su extensión era tan exquisito que lo hacía echar la cabeza hacia atrás y jadear, utilizando una mano de soporte y la otra para hacer de caricias a su amado.

-Jack…- Lo escuchó hablar. De repente todas las atenciones que lo traían loco pararon, devolviéndolo a la tierra.

-¿Q-que…Ah…Pasa?

-Hagámoslo…H-hasta el final.

-¿¡Q-qué!?- ¿¡Había escuchado bien!? ¿¡Hipo quería entregarle su virginidad a él!?- P-pero, H-Hipo tú…

-Sí, lo sé… Pero…Si va a ver una primera vez…- El sonido de algo moviéndose temblorosamente llenó el reducido espacio, y el mayor pudo sentir pronto como la piel del castaño se cernía sobre su cadera. Oh, dios. ¿¡Hipo se había sentado en sus caderas, desnudo!?- Q-quiero que sea…Contigo…

-Hipo…

No se dijo más. Aquello fue el impulso suficiente como para dejarlo sin cordura. Arrasó con hambre los labios del oji verde, en un gesto demandante y fuerte, que dio comienzo a una lucha de lenguas. Podía sentir claramente como Hipo se mecía sobre él, provocándolo. ¡Ese chiquillo! Realmente sabía cómo sacarlo de quicio. Ambos se fundieron en gemidos de placer y jadeos, para quedar sin aire y separarse levemente. Jack llevó su palma a los delicados labios del chico, y le ordenó agitado que los lamiera. Pronto la saliva escurrió por entre sus dígitos, causándole un escalofrío que le recorrió desde el coxis hasta la nuca. Ya cuando decidió que estaba listo, retiró s mano de la cálida cavidad bucal, y la llevó a la entrada virginal del chico.

-¿E-estas…Seguro?- preguntó Frost, deleitándose con bordear la zona, provocando gemidos lastimeros en su compañero.

-Ngh… Yo…Ah… Sí, Jack…- Eso fue todo lo que necesitó para adentrarse en el interior. Primero fue solo un dedo, que sintió de lleno la estrechez del lugar. Vueltas vinieron, llevando al límite a Hipo, que nuevamente estaba duro.

-T-tranquilo, estoy aquí…- Le comunicó Jack al menor, con su mano libre impartiendo caricias en la intimidad ajena, para distraerlo de la posible incomodidad que estaba sufriendo. No quería parecer muy obvio, pero las ansias de poseer ese moreno y frágil cuerpo lo estaban desquiciando, haciéndole difícil el mantenerse sereno como para prepararlo. Ya cuando lo sintió suficiente, otro dígito entró.

-¡A-ah!

-Shh… Vamos, aguanta un poco, Hipo…- los dedos se abrían y cerraban juguetones en el interior del chico, provocándole espasmos y gemidos. Jack continuaba masturbándolo con entrega para distraerlo, ahora besándole los párpados a su niño, puesto que este los mantenía fuertemente cerrados. Era tan dulce…- Hipo…- Los segundos pasaron, y el tercer dedo entro. Fue entonces que realmente el oji verde se tensó de dolor, y gimió en tono alto. Por supuesto, Frost se apresuró a llamar su atención con besos y vaivenes en su miembro.

-J-Jack…Duele…

-Lo sé, lo sé… S-sólo… Aguanta un poco… Sí? Por mí.- Y listo. Unos segundos más y listo. El peliblanco dejó de alargar el asunto, y sacó sus dedos. Suspiró para calmarse un poco, y llevó una de sus manos a la barbilla de su adorable chico.- Hipo yo voy …

-Hazlo…

-Te…Te quiero, Hipo. Me gustas.- Tal vez no era el momento para andarse con declaraciones, y mucho menos de cosas que eran obvias, pero sintió la necesidad de aclarar sus sentimientos, antes de dar tan importante paso.

-T-también te quiero… Jack.

El corazón del aludido dio un vuelco de alegría con esa simple oración. Besó en un contacto firme pero inocente al chico, y tomó con fuerza sus caderas. Lentamente, y con algo de dolor, su miembro se introdujo en la entrada. ¿Cómo podía sentir tal sensación embriagante, mezclada con la ligera felicidad de ser correspondido? El interior que envolvía el punto de su placer lo hacían gemir ronco, al tanto de que Hipo no estaba en una condición diferente. Se dio unos segundos para acostumbrarse, y las embestidas comenzaron. Primero vergonzosos empujones que lo mecían cálido en la estrechez. Luego, realmente intensos momentos íntimos.

-¡A-ahh…Ng…Mm…!- Hipo gemía al ritmo de las penetraciones, y el dueño de estas se deshacía en éxtasis, con la vista nublada por el placer. Pronto todo se convirtió en una danza furiosa que hacia chocar sus cuerpos perlados en busca de más. Las posiciones cambiaron en un segundo, dejando a Jack arriba de Hipo, prosiguiendo con el baile lujurioso con toda entrega. El castaño enredó sus delicadas piernas en la cintura del mayor, y se aferró como pudo en un abrazo. Pasaron unos minutos, los más glorioso de su existencia, y su semilla se apresuró en salir, producto de tanto placer. Claro, su amante no fue la excepción, ya que al percibir como las paredes se cerraban en su miembro con descaro, fue inevitable que se corriera en un sonoro gemido. Ambos cayeron cansados al suelo, tratando de salir de la bruma de en sueño a la que habían sido transportados por el orgasmo. Se buscaron en la oscuridad y sonrieron por instinto, uniéndose en un tierno abrazo.

-Te quiero, Hipo…

-Yo…También Jack.

******************

-¿Tadashi?- Somnoliento, el menor de los Hamada entre abrió los ojos, notando que su cabeza descansaba en la falda de su hermano, que simplemente leía una revista.

-Ah, despertaste.

-¿Y los otros?

-En sus asuntos.

-¿Qué asuntos?

-No deberías ser tan curioso, hermanito.- con una sonrisa burlona, el pelinegro mayor acarició la frente de su cansado hermano, que solo se dejó caer de nuevo en la comodidad de sus piernas.  No tenía ganas de pelear ahora, con ese mareo y ganas de vomitar. Cerró los ojos nuevamente, y sintió un leve contacto en sus labios. Sonrió por instinto, y se dejó llevar por el sueño, ahora más tranquilo, mientras Tadashi se separaba del beso, y volvía a leer la revista. De seguro el par de tontos ya habrían hecho de todo. Miró el reloj, y notó que había pasado más de media hora. Sonrió. Ya mañana verificaría los resultados de su experimento.

Notas finales:

Nos leemos <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).