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EL VESTIDO por Sayurayaoista

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Notas del fanfic:

S: esperemos que les guste la historia

Ana: por si no lo recuerdan lo del vestido es el capitulo 4 de la primera temporada de Kuroshitsuji

N: los queremos muchos

X: ¡ a leer!

 

Notas del capitulo:

S: esperemos que les guste

Ana: esta lemonosa historia

N: dejenos sus lindos reviews

X: ¡a leer!

Llegaron algo tarde a la mansión suponía que a eso de la media noche; estaba agotado mentalmente, el caso de Jack el destripador se había resuelto bastante fácil, demasiado diría él; decidió no pensar más ya bastante tenía con todo.

-ahh- soltó un suspiro que no pasó desapercibido para su demonio

-¿Bochan? ¿Se encuentra bien?- Sebastián lo observaba insistentemente mientras lo bajaba y lo sentaba en la cama.

-sí, Sebastián- desvió la mirada esa mirada insistente de su mayordomo lo ponía nervioso, gracias a eso no noto la misteriosa sonrisa del mayor-solo quítame esta cosa- menciono señalando el vestido que aun traía puesto.

-yes, my lord- el mayor se inclinó pensando que esa era una buena oportunidad.

Se inclinó quitando delicadamente las zapatillas de color negro, agradecía a que el vestido fuera algo estorboso ya que el menor no podía ver su cara ni sus intenciones; beso la punta del pie y subió un poco hasta la rodilla donde bajo una de las medias oscuras delicadamente observando esa blanca piel al descubierto.

Beso delicadamente siguiendo el mismo procedimiento de hace un momento empezando por el pie hasta la rodilla sintiendo la tensión de su amo.

-¿Qué, que haces?- observo un ligero sonrojo en las mejillas de su amo y sonrió un poco.

-le retiro el vestido amo- hablo como aclarando lo obvio

Ciel no hablo, no podía; notaba “esa” mirada en Sebastián intuía como acabaría todo esto pero aun así no dijo nada más dejando al mayor continuar. Sebastián continuo al silencio de su amo haciendo lo mismo con la otra media y repitiendo el proceso anterior, dio un ligero pellizco a los muslos interiores de su amo ganándose un débil gemido.

-no, no hagas cosas innecesarias- su sonrojo solo iba en aumento.

-todo lo que hago es necesario amo, levántese y póngase de espaldas a la pared-Sebastián sabía que controlaba esa situación, lo sabía muy bien.

El menor suspiro e hizo lo que el mayor le había pedido, sintió las manos del mayor en el broche de la falda y cerró los ojos en el momento que esta se deslizo hasta el piso; sintiendo las manos de su mayordomo sobre sus muslos, luego estas subieron hasta las cintas del corsé y lo desabrocharon, la prenda termino en un lugar que no le interesaba, escucho la pequeña risilla de su mayordomo y cerró los ojos aún más fuerte.

-vaya, vaya, amo ¿Qué es esto?- el mayor paso sus manos sobre su trasero tocando la delicada prenda sobre este.

Quería que se lo tragase la tierra en ese instante, lo había olvidado; solo por las estúpidas insistencias de Madam Red “será más creíble” había dicho ella, traía puesta ropa interior femenina, una delicada tanga de encaje color rosa, con unos coquetos moñitos en los costado.

-de-deja, fue culpa de Madam Red- no observaba al mayor pero estaba casi seguro que este sonreía. Sintió como fue volteado bruscamente por el mayor, en cuanto a abrió los ojos se encontró con la mirada seria de su mayordomo.

-¿Qué, que sucede?- esa mirada lo intimidaba en ocasiones, Sebastián se acercó a su oído mientras pasaba la mano por su pecho provocándole escalofríos.

-bien sabe lo que quiero amo- sin más el mayor se dirigió hasta la cama recostando al chico, le quito las falsas coletas y luego observo la cinta en su cuello y decidió dejarla.

Sin más empezó a besar a Ciel quien intentaba alejarlo sin oponerse demasiado, coló la lengua en su boca logrando que el menor cediese aún más, los brazos de Ciel rodearon su cuello y Sebastián sonrió en el beso, las manos enguatadas del mayor recorrieron su cuerpo con lentitud deteniéndose en esa prenda femenina que llevaba acariciando por encima de la humedecida ropa.

-vaya amo, solo un beso y ya está así- el mayor sonrió con burla mientras tocaba con insistencia esa zona.

-nghh…..maldito- se enojó por breves instantes debido a la sonrisa burlona del otro pero su toque le hacía olvidar ese enojo- aun estas vestido- el menor desvió la mirada

El mayor sonrió y sin más se levantó solo un poco, sinedo observado atentamente por el menor, y con lentitud empezó a quitarse los guantes con su característico movimiento al morderlos con sus dientes, luego  el saco el cual doblo perfectamente, siguió con la camisa dejando al descubierto su torso bien formado y por último los pantalones y la ropa interior dejando ver su miembro erecto que a opinión de Ciel no era nada pequeño.

-¿le gusta lo que ve, amo?- el otro simplemente le dio un pequeño golpe en el pecho y dejo de observarlo.

Sebastián se volvió a acostar sobre el logrando que sus pechos se juntasen en una sensación deliciosa; agradecía estar en la mansión de la ciudad así no tendría que contenerse ya que esos cuatro no merodeaban, aunque era divertido estar en la mansión y hacerle eso a Ciel en cualquier parte donde los podría descubrir, ya que el menor ponía una cara sumamente erótica.

Se relamió los labios observando la cara sonrojada del menor quien había cerrado los ojos, ataco sus labios pero no se entretuvo mucho, empezó a descender por su cuello, hasta llegar a su pecho, con una de sus manos tomo un pezón del menor y lo estrujo a su antojo, ganándose dulces gemidos de su parte, mientras el otro era atendido por su boca.

Siguió bajando dejando mordiditas por doquier solo para dejar en claro que ese chiquillo era suyo y de nadie más; ya suficiente tenía con aguantarse las ganas de matar a Elizabeth y de vez en vez a Undertaker, la primera por ser fastidiosa y querer tener al menor solamente para ella, cosa que al mayor encelaba y al menor le parecía gracioso ya que lo provocaba aún más, aunque después su trasero pagase las consecuencias y al segundo por usar al menor para dar sus “explicaciones” no confiaba en ese ser y menos con las miradas que le daba a su amo.

Llego hasta su ombligo donde empezó a jugar con este, simulando embestidas; el menor se retorcía entre las sabanas;  Sebastián siempre sabía dónde y cuándo tocar, era un demonio al final de cuentas, por algo los demonios eran un pecado, pero a él le gustaba pecar con ese ser que algún día devoraría su alma.

El mayor llego hasta esa zona donde más le causaba placer y empezó a jugar con el miembro erecto de su amo, saboreaba la punta chupándola ocasionalmente mientras descendía su lengua con lentitud por la extensión, sin muchos jugueteos más se lo introdujo de golpe a la boca empezando a bombear despacio.

-ahh,ahh, Sebasti-án- las manos de Ciel se aferraron a la cabellera azabache de SU demonio, porque era suyo desde que establecieron el contrato-más.

Sebastián empezó a subir y a bajar con más fuerza, deleitándose con el pre-seminal que empezaba a salir, Ciel marcaba el ritmo con sus manos; minutos después el chico lanzo un gemido más alto cuando Sebastián juguetonamente mordió la punta y sin más termino en la boca del mayor.  El de cabello negro se levantó lamiéndose los labios donde un poco de la semilla del menor escurría y sin más se acercó juguetonamente a su oído.

-creo que es hora de que el amo me de placer ¿no lo cree amo?- el menor asintió algo sonrojado mientras Sebastián se subía a la cama y se recostaba un poco colocando su espalda en la cabecera, cogió al menor de las caderas dejando su trasero expuesto y que la boca del menor quedase a la altura de su miembro.

Ciel empezó con su labor pasando la lengua por toda esa extensión saboreando, sabía salado pero no mal; siguió mientras sus manos masajeaban un poco ganándose un gruñido del mayor con más confianza empezó a tocar aún más subiendo y bajando metiendo la punta en ocasiones a su boca, por su parte Sebastián había tomado su nalgas con sus dos manos separándolas dejando expuesto ese lindo agujerito, de solo pensar que lo que Ciel en esos momentos tenía en la boca estaría pronto en ese estrecho lugar hacía que sus más bajos instintos se encendieran.

Ciel gimió mientras chupaba el pene de Sebastián ya que este aprovechando que su boca estaba ocupada, había deslizado un dedo en su ano; dolía un poco pero se acostumbró rápido a ese dedo lo acompaño otro y minutos después otro más.

-ba-basta Sebastián nghh deja de jugar ngh- el mayor no se hizo del rogar y después de dar una lamida rápida a esa zona, tomo al menor y lo coloco encima de su miembro, dejando que Ciel se auto-penetrase.

Ambos gimieron cuando el menor tuvo todo dentro, Sebastián por la estreches del menor y Ciel por sentir esa cosa dentro de su interior de nuevo; Sebastián tomo de las caderas a Ciel mientras este se apoyaba en su torso, empezando así un ritmo suave; sus labios se buscaron desesperados.

Y conforme el beso aumentaba, las embestidas hacían lo mismo, Sebastián tomo el control penetrando al menor a un ritmo salvaje mientras el menor gemía y se contentaba rasguñando su espalda.

Como pudo recostó al menor dejando que tomase sus piernas para seguir con su ritmo salvaje y desenfrenado, los gemidos de Ciel ahora eran gritos de placer que resonaban por toda la casa y Sebastián gruñía ocasionalmente; el sudor de ambos perleaba sus cuerpos, ambos sabían que el final estaba cerca y con un último beso, se corrieron, Ciel en el torso de Sebastián y Sebastián dentro del chico.

Ambos respiraban agitados, Sebastián salió con cuidado del menor quien se encontraba exhausto, Ciel sonrió con una sonrisa que podría considerarse tierna y antes de caer dormido susurro unas palabras.

-te quiero, Sebastián-  el mayor lo observo dormirse y sin más beso su frente mientras buscaba algo para limpiarlo, lo limpio y le puso ropa limpia mientras lo acomodaba.

Se vistió en la oscuridad de la noche y tomo un candelabro, dio una última vista a su amo quien dormía pacíficamente mientras pensaba.

------------------------------------Flash back (2 meses atrás) ----------------------------------------------------

Sebastián observaba a su amo dormir, mientras suspiraba ese chico lo traía bastante ocupado, era muy caprichoso y berrinchudo; aunque en momentos como este hasta podía decir que era tierno, observaba como su pecho subía y bajaba con lentitud, su cabello gris azulado y sus ojos que en esos momentos se encontraban cerrados.

Soplo las velas del candelabro quedándose a oscuras siendo iluminado solo por la luz de la luna, la cual le deba un contraste más blanco a su piel, se acercó silencioso y observo a través del pijama semi-abierto y algo trasparente ese torso tan blanco como la leche y los pequeños botones rosados, se lamio los labios mientras en un movimiento se quitaba los guantes pasando la mano superficialmente, logrando un pequeño gemido de su amo.

Sonrió mientras sus ojos se tornaban de un color rosa fosforescente; ya no podía esperar a devorar aquella alma pura envuelta en la oscuridad; se alejó justo a tiempo y sin más se fue de la habitación.

Camino por los oscuros pasillo hasta el corredor de empleados, cruzo la puerta donde esos 4 dormían y llego hasta la habitación del fondo, la cual le pertenecía; aunque casi nunca se encontraba en ella, era un demonio no tenía la necesidad de dormir.

Empezó a desvestirse lentamente, estirándose un poco, su cuerpo humano lo molestaba en ocasiones pero era soportable, se retiró los pantalones y lo noto, tenía una erección entre las piernas, chasqueo un poco la lengua, molesto; no era la primera vez que sucedía pero desde que había formado el contrato con su amo, su cuerpo reaccionaba de esa forma.

Necesitaba a su amo, más que como a un simple alimento, quería todo de él y si eso incluía su virginidad que mejor, se recostó sobre la cama apoyando su espalda contra la cabecera; lograría arrebatarle eso al menor por algo era un demonio.

Suspiro mientras dirigía una de sus manos hasta su entrepierna, masajeándola firmemente; empezó a imaginar a la cabeza de los Phantomhive haciéndole eso pero con su tierna boquita, se mordió el labio aumentando el ritmo.

Algunos jadeos escapaban de sus labios, mientras con los ojos cerrados imaginaba tomar el pequeño trasero de su amo, su estreches, su calor y las paredes internas aprisionando su miembro; con solo eso logro correrse pero era consciente de que no iba a resistir mucho más tiempo aquella situación, tenía que idear una forma de atrapar al menor.

El día llego y él se levantó y empezó a hacer su rutina diaria; subió despertó a su amo y lo cambio, aunque esta vez un poco más despacio rozando inocentemente las piernas de su amo al vestirlo, sintió la tensión del menor pero sabía que su orgullo no iba a permitirle hablar.

Ciel se sentía extraño pareciera que Sebastián lo vestía más despacio solo para toquetearlo, negó un poco; eso era imposible solo era su estúpida imaginación.

El mayor era atractivo y no tenía duda de ello, cuando lo conoció le pareció bastante guapo; a pesar de ser un demonio, negó suavemente debía dejar de pensar en ello o su cuerpo reaccionaría de una forma que lo hacía sonrojarse aunque no quisiera, aunque esta pequeña acción no pasó desapercibida para el mayor quien sonrió enigmático.

Las cosas siguieron normalmente, ese trio de idiotas haciendo desastres en la mansión mientras él tenía que repararlos, los pequeños caprichos de Ciel, aunque ahora no les tomase tanta importancia ya que maquinaba su plan; tendría el cuerpo de su amo ese mismo día.

La tarde llego y afortunadamente había logrado correr a todos los demás; por el momento solo se encontraban en la mansión su amo y él; aunque el menor no lo supiese.

Fue hasta la biblioteca donde encontró a su amo leyendo algo aburrido un libro; le llamo para que se bañase y el menor fue con él, ya una vez en la tina Sebastián tallaba delicadamente el cuerpo de su amo, cuidando de rozar sutilmente el cuerpo de su amo; cosa que estaba haciendo efecto ya que el menor se tensó.

-¿Qué haces Sebastián?- esto era el límite de su paciencia.

-lo baño amo- contesto como si fuese lo más obvio del mundo - ¿sucede algo?

El menor cerro los ojos en cuanto sintió las manos del mayor en su pecho, y no puedo contestar nada, Sebastián observaba sus reacciones había jugado bien sus piezas, sus ojos se tornaron rosa fosforescente y sin más se aventuró bajando aún más sus manos notando que el miembro de su amo estaba despertando.

-o-oye-Ciel observo al mayor intentando reclamar pero enseguida se quedó mudo, Sebastián sonreía con esa sonrisa felina que muy en el fondo le encantaba.

El mayor obligo al menor a sentarse de nuevo mientras en un rápido movimiento se deshacía de sus guantes empezando a tocar esa piel que despertaba sus más bajos instintos, se inclinó un poco solo para susurrar en su oído.

-lo siento amo, pero hoy me comportare muy mal con usted- para finalizar dio una pequeña mordida en su lóbulo, provocándole un pequeño gemidito a Ciel.

Esto no estaba pasando, las cosas se le estaban saliendo de las manos; Sebastián lo saco de la bañera mientras lo envolvía en una toalla y lo conducía a su habitación, lo recostó sobre la cama mientras empezaba a besarlo, se encontraba en shock hasta que sintió las manos del mayor sobre su pecho recorriendo su torso, gimió un poco; mientras el mayor sonreía.

Sebastián dejo su boca solo para bajar por su cuello, lamio y mordió todo lo que quiso dándole libertad total a sus instintos; luego bajo un poco más concentrándose en jugar con esos botoncitos rosas que tanto le atraían tomo uno con su boca mientras que el otro era atendido por su mano; Ciel se limitaba a gemir, el menor se encontraba sonrojado, su torso subía y bajaba rápidamente y mantenía las manos estrujando las sabanas; la visión era demasiado erótica para el mayor.

-de-detente Sebast-Sebastián, nos escucharan- el mayor rio un poco y empezó a sacarse la ropa.

Ciel había tenido que abrir los ojos cuando dejo de sentir las caricias ajenas y ahora observaba embobado al mayor su torso bien formado al descubierto, marcado pero sin llegar a exagerar; cuando el mayor se quitó las ultimas prendas que lo cubrían el sonrojo de Ciel solo aumento, ya que lo que Sebastián tenía entre las piernas no era nada pequeño y aun dudaba si podría con esto.

Pensó sus palabras y  Ciel se sorprendió de las ansias que sentía por que Sebastián lo tomase de la forma más apasionada que tuviera el mayor; y no opuso resistencia cuando Sebastián le abrió las piernas.

-se está volviendo dócil amo ¿tanto le gusta?- por toda contestación los delgados brazos de Ciel rodearon el cuello del mayor y lo besó.

El beso empezó lento mientas Sebastián movía su cadera logrando que ambos miembros rozasen creando una fricción deliciosa, la lengua del demonio se coló en la boca del menor, empezando una batalla donde el de cabellos negros tenía el control y a Ciel no le molestaba en absoluto; las piernas del menor se enredaron en las caderas ajenas en busca de más contacto.

-tu provocaste esto…ahora…hazte responsable…ngh- la voz de Ciel se encontraba oscurecida por el deseo cosa que al mayor le agrado en demasía.

Empezó a mover aún más su cadera ganándose dulces gemidos del menor, guio una de sus manos hasta más allá de la entrepierna del menor tanteando hasta encontrar ese estrecho agüerito que pronto le proporcionaría placer, con cuidado coló un dedo, el menor se tensó emitiendo un quejido de dolor Sebastián intento distraerlo, hasta que un segundo dedo acompaño al primero haciendo un movimiento de tijeras, Ciel sentía incomodidad y algo de dolor pero las caricias del mayor lograban tranquilizarlo un poco.

Cuando un tercer dedo le acompaño esta vez si emitió una queja un poco más alta, hasta que esa queja se convirtió en un vergonzoso gemido ya que el mayor toco un punto en su interior que lo hizo vibrar; Sebastián se concentraba en dar seguidamente en ese punto pero cuando vio que el pene del menor empezaba a gotear se detuvo; sin más le abrió las piernas al joven y le pidió que las tomase, se acercó a su oído y susurro.

-lo siento amo- un gritillo se oyó en el lugar ya que Sebastián de una sola estocada se había introducido en el menor quien derramaba pequeñas lágrimas.

 Sebastián quería moverse pero tampoco quería lastimar al joven por alguna razón, observo sus lágrimas caer y con su lengua as retiro; espero a que el joven se calmase para empezar un lento vaivén.

Las embestidas se hacía cada vez más rápidas, ahora Ciel se encontraba sobre el mayor ambos a la orilla de la cama, Ciel “cabalgaba” a l mayor apoyándose en sus hombros para darse impulso mientras este lo tomaba de las caderas, pero como todo inicio tiene un final el de ambos estaba cerca y con un último gemido y gruñido respectivamente Ciel se corrió sobre el abdomen de su mayordomo mientras este lo hacía en su interior.

Terminaron recostados sobre la cama respirando algo agitados, Ciel se recargo en el pecho de Sebastián y se durmió; después de esa vinieron muchas más ocasiones; Sebastián aprovechaba cada que podía para meterle mano haciendo que el menor se enojase y terminaran reconciliándose en la cama pero nunca habían pasado más allá del sexo hasta que un día que Lizzy visito al menor este se pudo dar cuenta de la molestia de Sebastián hacia la rubia, aprovecho eso para molestar un poquito al demonio cosa que logro pero todo se complicó cuando Lizzy le robo un beso a Ciel.

La pequeña rubia se fue corriendo sonrojada mientras Ciel estaba en shock cuando volteo a ver al mayor pudo notar cierta aura a su alrededor por demás, sus ojos se habían tornado color rosa y se veía más que molesto.

-Sebastián, yo no….- el mayor le dio la espalda y se empezó a marchar.

-no tiene nada que explicar bochan-su voz era fría- al final de cuentas Lady Elizabeth es su prometida- sin más palabras se fue dejando a Ciel con el alma en un hilo.

Sin pensar mucho siguió al mayor, por suerte era domingo y esos cuatro se habían tomado el día libre; llego hasta el pasillo de empleados y siguió al mayor hasta su habitación.

-no debería estar aquí- ni el mismo sabía lo que pasaba le molestaba demasiado que alguien tocase a su Ciel, un momento ¿desde cuándo era Su Ciel?-bochan

-lo lamento- Ciel no sabía que más decir, por alguna razón le dolía, le dolía la indiferencia de Sebastián

Ambos se observaron en silencio mientras se acercaban poco a poco, hasta que sin aguantarse más se dieron un beso totalmente anhelante, desesperado; como si llevasen años sin hacerlo; terminaron en la cama del mayor, calmando todas sus pasiones, perdonándose mutuamente y amándose en silencio.

-no me dejes-

-nunca lo hare-

-cuando el contrato acabe, quédate conmigo-

-yes, My lord-

----------------------------fin del flashback--------------------------------------------------------

-los demonios no podemos sentir nada por nadie pero contigo  Ciel esto es diferente, pareciera que mi inexistente corazón palpita- sonrió un poco y salió del lugar- también lo quiero bochan- el menor sonrió en sueños.

Fue hasta la puerta principal espantando a Madam Red a Lau y a Grell quienes iban llegando y entraban a escondidas.

-que susto Sebastián-san, ¿Dónde está mi querido sobrino?- la mujer de rojo, le sonreía

-Bochan hace unas horas se quedó dormido- el mayor sonreía con esa sonrisa típica de él.

Los tres se despidieron del mayor mientras se retiraban a las habitaciones que segundos antes Sebastián les había preparado.

------------------------------------------------al día siguiente--------------------------------------------------

-Jack el Destripador ataca de nuevo- era el título que se anunciaba en el periódico y que Lau leía a los presentes.

-¿entonces el vizconde no era el culpable? – Madam Red hablaba preocupada.

Sebastián observaba a la distancia a su amo quien se veía frustrado y apretaba los puños en la mesa, él sabía la verdad y la verdad no le gustaría a su amo; bueno solo quedaba esperar. FIN

Notas finales:

S: nos vemos

Ana: bye bye

X: les agradecemos previamente por sus reviews

N: bye bye


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