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Haré que me recuerdes por Dark_Gaara

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Notas del fanfic:

Holaaa~! Me siento mal haciendo esto, o sea, comenzado un fic siendo que tengo otros en espera u3u Pero me ha venido la idea a la cabeza y no pude resistirme nwn además ya tengo varias cositas pensadas para este fic <3 trataré de actualizar seguido n.n

Los personajes de Free! no me pertenecen, y los uso sin fines de lucro n.n

Notas del capitulo:

He aquí el primer cap de este fic! Me ha quedado más largo de lo que pensé >< pero bueno, espero que los disfruten nwn

 La habitación era blanca y estaba muy iluminada. Era un pasillo amplio, donde los enfermeros y los médicos transitaban constantemente. Había un asiento frente a una puerta. Sentados en él se encontraban dos chicos. Uno de ellos, de cabello negro, mostraba una terrible tranquilidad, pero en sus ojos azules se reflejaba una gran preocupación. A su lado estaba uno de cabellos azules que escondía sus ojos morados tras sus anteojos rojos. Aunque él también trataba disimular su inquietud, le era más difícil. Sus manos transpiraban horriblemente, pero ni siquiera se detuvo a pensar en lo asqueroso que podía ser eso en su afán de encontrar la mayor belleza posible. Las movía constantemente, ya sea para acomodarse los pulcros anteojos o para entrelazarlas. Las miraba fijamente, como si concentrarse en sus propios movimientos pudieran relajarlo. Mas no lo hacían.

-Tranquilo, Rei.- murmuró el de ojos azules. Su voz, usualmente tranquila, temblequeó un poco. Su tono era más grave que lo normal. Estos signos podían pasar desapercibidos, pero para cualquiera que conociese a Haru, eran signos claros de  que estaba aterrado. Aun así, juntó fuerzas: él era mayor que Rei, lo que lo hacía sentir que debía ser quien mantuviera la calma y se mostrase fuerte. Normalmente esos papeles lo hacían Nagisa o Makoto, cada uno a su manera. Pero ahora ninguno de ellos estaba allí, y él debía ser el soporte. Al menos por un rato. Y más para él mismo que para su amigo, agregó- Makoto llegará en cualquier momento.

 Esa frase contenía un implícito “y nos dirá que tan grave es la situación” que Haru prefirió no decir y que Rei agradeció no escuchar.

 El tic-tac del reloj se escuchaba en todo el pasillo. Ninguno hablaba, cada uno sumido en sus pensamientos, esperando. Rei se maldecía. Él debería haber regañado al rubio, como siempre lo hacía. Bueno, en verdad lo había hecho. Pero no había sido un verdadero reto, había sido más bien una advertencia en tono de broma. Al principio, el peliazul podía parecer rígido y estricto. Sin embargo, cuando entraba en confianza, salía su lado cómico y casi despreocupado. Y ese lado era justamente el que Nagisa siempre explotaba: con sus locuras, con sus sonrisas, con su energía, había logrado que Rei dejase de ser el chico perfeccionista para ser su compañero de aventuras, ya sea seguir a Rin en un festival o armar equipos para una guerra de agua, Rei sonreía ante las ideas del rubio y se acoplaba a ellas.

Debería haberse limitado. Haberse detenido un segundo, y no dejarse arrastrar por ese tornado rubio que lo llevaba de aquí para allá sin darle tiempo a meditar. Quizás así hubiese podido centrar un poco al más pequeño y demostrarle que uno no puede andar por la vida payaseando todo el tiempo, que hay que tener un mínimo de  cuidado. Pero no lo había hecho. Y ahora estaba allí, sentado, sin poder decirle nada.

 No había sido nada muy alocado en realidad. Eso era lo más curioso: Nagisa siempre andaba haciendo cosas sin responsabilidad, y no le ocurría nada. Pero lo que lo había llevado al hospital no había sido tan loco. Era un día como cualquiera, con los cuatro en la piscina de la escuela, en las prácticas luego de las clases. Haru estaba en el agua, mientras Makoto hablaba con Gou sobre el entrenamiento. Recién salidos del agua, Rei y Nagisa bromeaban como siempre. El rubio agitaba los brazos enérgicamente, mientras el peliazul le pedía que tenga cuidado mientras reía ante la sonrisa radiante de su amigo. Pero Nagisa no le hacía caso, moviéndose de aquí para allá sin parar de hablar ni prestar atención. Y el borde de la pileta estaba mojado, igual que sus pies desnudos, que resbalaron estrepitosamente. Fue todo tan rápido que el rubio no llegó a gritar ni a aferrarse de algo, y Rei no llegó a ayudarlo tampoco. El cuerpo del más pequeño cayó de lleno contra el cemento de la pileta: su cabeza impactó directamente con el concreto. Ante el ruido, todos miraron que había ocurrido, mientras Rei pedía ayuda a los gritos y gritaba el nombre de su amigo acercándose a él. Nagisa estaba completamente desmayado. En seguida Gou llamó una ambulancia, mientras los demás se vestían. En cuanto llegó el vehículo Makoto se subió para acompañar al herido: Gou se quedó en el establecimiento ya que como manager debía firmar los papeles del seguro médico, avisar a los directivos, a los padres de Nagisa, y todo el papeleo. Haru y Rei corrieron al hospital; todos habían acordado que era mejor que fuese Makoto quien fuera en la ambulancia ya que era el más maduro y quien podía manejar la situación (pese a sus nervios y sensibilidad, sabía ponerse firme cuando la situación lo requería). El peliazul maldijo internamente a su sempai, que no era exactamente veloz, y él sólo podía pensar en llegar rápidamente al hospital. Habían logrado llegar, aunque en vano: Nagisa estaba internado sin que ellos pudieran verlo, y Makoto estaba hablando con los doctores. Así que se habían sentado frente a la habitación de su amigo, a esperar. Como hacían en ese momento.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de un celular. Rei tardó mucho en reconocer que el teléfono que sonaba era el de Haru, quien era conocido por no llevar jamás consigo su móvil. Éste atendió volviendo a la realidad también, miró quien llamaba y sonrió levemente.

-Hola, Rin. No puedo atenderte ahora. Sí, estoy bien. En el hospital. No, no hace falta que vengas. No, Makoto está bien, le ocurrió algo a Nagisa. Aún no sabemos que tan grave es…-murmuró gravemente. Luego agregó.- En cuanto sepa te aviso. Adiós.

Rei lo miraba curioso. Haru no pudo no sonreír un poco.

-Rin me ha insistido tanto en que use el móvil que cada tanto lo  llevo conmigo.-dijo, dejando todo lo demás implícito.

-¿Pero por qué le ha pedido a Rin-sempai que no venga?

-Rin es muy…histérico. Se hace el fuerte, pero en cuanto llegue y vea que no podemos ver a Nagisa se pondrá nervioso. Ya tengo suficientes nervios.

-Eso es cruel, Haru-sempai.- dijo Rei riendo un poco.

-Quizás. Rin…se preocupa mucho por sus amigos. Más de que lo que quiere demostrar.

 En ese momento el teléfono de Haru volvió a sonar. Esta vez era un mensaje.

-Es de Rin. Dice que todo el equipo de relevo de Samezuka esperan que Nagisa esté bien.

-Eso es genial. Nagisa-kun se alegrará mucho cuando vea que hay muchas personas que se preocupan por él.- dijo alegremente.

 Haru sonrió ante el uso del futuro verbal que Rei había utilizado. Su amigo confiaba plenamente en que Nagisa estaba bien. Así que él debería hacer lo mismo.

 Luego de unos pocos minutos, oyeron unos pasos apurados. Makoto  se detuvo cuando los vio. Enseguida trataron de descifrar su expresión. Estaba preocupado, eso era indudable, pero no parecía aterrorizado. Les sonrió tranquilamente.

- ¿¡Cómo está Nagisa-kun, Makoto-sempai!?-gritó Rei mientras se paraba estrepitosamente. Haru estaba en silencio, pero sus ojos afilados miraban fijamente al castaño, exigiendo una respuesta.

-Tranquilos chicos.- dijo con su usual calma.- Nagisa está bien.

 Haru cerró los ojos. Rei se sentó pesadamente, mientras respiraba.

-¿Bien en qué sentido?-musitó Haru, más relajado.

-En casi todos.

-¿Casi?

-Físicamente está bien.- el de ojos verdes suspiró.- Aunque el golpe fue directo en la cabeza, y eso no es nada bueno. Los médicos me dijeron que podría tener mareos, o lagunas….O pérdida de memoria.

 Ante esas palabras, los dos lo miraron sorprendidos. Makoto parecía igual de confundidos que ellos.

-¿Pérdida de memoria?-musitó entre cortadamente Rei.- ¿Cómo en las películas?

-No pudieron decirme mucho más, ya que hasta que no hablemos con él no pueden saber si le afectó en esa zona o no. Dicen que no sería nada grave, y que probablemente vaya recordando lo que se haya olvidado con el paso del tiempo, así que no deberíamos preocuparnos demasiado.

 Iban a seguir hablando, cuando fueron interrumpidos por una enfermera que salía de la habitación donde se encontraba su amigo.

-¿Ustedes son los amigos de Nagisa? Ya ha despertado, pueden verlo.

 Casi sin esperar a que cerrase la puerta, los tres ingresaron en la habitación. Era un típico cuarto de hospital, con las paredes, techo y piso blanco, exageradamente iluminados. Había una pequeña ventana que daba a un patio, y una cama. En ella se encontraba sentado un muchacho algo pequeño para su edad. Vestía un pijama celeste de hospital, y su cabeza estaba vendada. Cuando oyó el ruido de la puerta volteó. Sus tres amigos se detuvieron un segundo, con miedo. Makoto fue el primero en dar un paso y caminar hacia la cama, sus dos amigos lo siguieron.

-¡Nagisa!

-¿Cómo te encuentras?

-¡Chicos!- dijo Nagisa entusiasmado.

 Los tres se relajaron completamente. El rubio los había reconocido, y tenía su alegría usual, eso debía ser buena señal.

-Nos diste un buen susto, Nagisa.

-Jaja, lo siento, Haru-chan.-dijo dulcemente.

- Debes tener más cuidado.-reprochó pero sonriendo el de ojos verdes.

-Gracias por cuidarme, Mako-chan. Me dijeron que tú me acompañaste en la ambulancia.-sonrió con agradecimiento.

-Nos alegra ver que estás bien, Nagisa-kun.- dijo Rei al borde de las lágrimas de emoción.

-Gracias…-dijo Nagisa volteando a verlo. “Es lindo chico” pensó traviesamente, sin saber que ya lo había pensado la primera vez que lo vio. Porque él jamás había visto a ese chico peliazul de lentes. Aunque al parecer lo había preocupado…¿debería saber su nombre?-Etto…-murmuró, tratando de rebuscar.

No lo encontró en ningún lugar de su mente.

-Gracias…-repitió.- Eh, ¿cómo te llamas?-dijo alegremente.

 Un balde de agua fría cayó en la habitación. El labio inferior de Rei comenzó a temblar. Eso no podía ser cierto.

 

-No seas malo con Rei, Nagisa.-trató de mediar Makoto, mientras sus cejas temblaban, temiendo lo peor.

-Rei…¿te llamas Rei?-dijo volteando para verlo de vuelta. Por un momento todos creyeron que sólo bromeaba, como era usual en él. Pero la respuesta del rubio los congeló otra vez.- ¡Tú también tienes nombre de chica y eres un chico! Como nosotros, jajaja.-y siguió sonriendo, sin saber que su corazón se oprimía, y que el corazón de aquel peliazul cuyo nombre no recordaba comenzaba a destruirse.

Notas finales:

Espero que les haya gustado! Trataré de actualizar dentro de poco n.n aunque no creo que sea muy largo.

 Me encantaría que me dejen reviews para ver que alguien lee esto, y para que me hagan críticas/sugerencias, lo que sea n.n

Nos leemos~!


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