Le dolía la cabeza y los rayos de sol solo aumentaban su malestar. La resaca solo aumentaba y sus recuerdos se presentaban borrosos ante él, impidiéndole saber lo que paso la noche anterior, sin recordar las locuras que pudo cometer. Se giró intentando disminuir su dolor cuando chocó contra algo duro y fuerte, algo que tenía una respiración pausada. Abrió de golpe sus ojos ante ello y se alejó de manera pausada del cuerpo que lo acompañaba.
Tenía unos hombros anchos y una espalda igualmente ancha de un hermoso bronceado. Todo ello le daba a pensar que se había acostado con un chico. Se llevó una mano hasta los labios evitando que de ellos saliera un gemido de dolor y sorpresa. ¡¿Cómo había podido acostarse con un chico?! Intento levantarse de la cama cuando sintió un fuerte dolor en su cadera y parte baja haciendo que acabará tumbado una vez más.
El cuerpo a su lado comenzó a removerse y sin poder evitarlo el miedo lo embargo pero para su fortuna no se despertó (y por suerte tampoco se giró). Con cuidado se levantó de la cama, enrollándose la sabana alrededor de su desnudo cuerpo y con agilidad o al menos toda la que tenía en esas circunstancias, cogió su ropa y con cuidado se acercó a la puerta para salir sin embargo no pudo evitar apreciar un detalle del hombre con el que había pasado la noche: era castaño.
Miró con cuidado los alrededores antes de dirigirse hasta su habitación del hotel pero en todo momento sintiendo a su corazón latir a mil por hora ante la posibilidad de ser atrapado sin embargo la reina fortuna estuvo de su parte y nadie lo atrapo. Entro y cerró la puerta lo más rápido que pudo y solo en ese momento se permitió soltar el aire retenido y respirar con alivio, sin el miedo de que nadie descubriera todo lo que le estaba pasando.
Pasaron exactamente diez segundos antes de que el pánico lo dominara. ¡Se había acostado con un hombre! Y no solo eso, ¡ese hombre se hospedaba en el mismo hotel que él por lo que había una alta probabilidad de que fuera uno de sus compañeros! ¡Oh, Dios! ¡Se había acostado con uno de sus compañeros! La pregunta era ¿quién? Había salido huyendo de la habitación aterrado ante lo que se presentaba delante de él sin embargo ahora que lo pensaba en frío era diferente, había más cosas en juego que debía aclarar ¿o no? No debería importarle, al fin y al cabo su vida no iba a cambiar por que tuviera relaciones sexuales con un hombre la noche anterior. Lo iba a dejar así cuando sin previo aviso un pequeño detalle apareció ante sus ojos, uno que había olvidado por completo hasta ese momento: era un doncel.
El color se le fue de la cara ante ese pensamiento. ¡Por el amor de Dios! ¡Era un doncel! Eso significaba que había un ochenta por ciento de probabilidad de que estuviera embarazado y un veinte que no. Un ochenta de que su vida cambiara por completo al tener un hijo de un hombre que desconocía su identidad y que además haría que dejará su carrera de corredor para cuidar y criar a su hijo porque él no pensaba abortar y mucho menos en ponerlo en adopción aún si eso significaba que renunciaba para siempre a volver a correr en las carreras. Sin embargo también había un veinte por ciento de probabilidad de que no lo estuviera y su vida no se viera afectada en nada, solo que había perdido la virginidad con un desconocido un día de fiesta que estaba tan borracho que no recordaba ni como se llamaba.
Sus piernas empezaron a flaquear y cayó al suelo con todo su peso y la sabana encima de él. Sus manos temblorosas se acercaron a su plano vientre y con miedo se cerraron entorno a él pensando en la posibilidad de estar embarazado y que tal vez “madre” en unos cuantos meses. Pero solo había sido una noche, no podía estar embarazado ¿cierto?
Su respiración se empezaba hacer cada vez más errática y entrecortada por lo que en un intento por calmarse llevó su mano hasta su cabello, peinándolo, dejando que sus preocupaciones se disiparan un poco de su mente pero un contacto extraño con su cabello hizo que apartara su mano y que mirará de manera extraña el causante de ello. Lo que provoco ese desconcierto era un accesorio que llevaba en su mano al menos es lo que parecía a simple vista pero si lo mirabas bien te podías dar cuenta de que era un anillo que estaba en su dedo anular y que no era un anillo cualquiera sino uno de matrimonio.
Se quedo sin aliento durante unos segundos mientras su cerebro procesaba toda la información que acababa de recibir. ¡Se había acostado con un hombre desconocido que resultaba ser su reciente esposo, uno que se había llevado su virginidad y que es muy probable que lo haya dejado embarazado! ¡No pasaba nada! ¡Era algo muy normal!
Una risa histérica salió de su garganta mientras pensaba en todo lo que estaba sucediendo en lo rápido que había cambiado su vida, solo siendo necesaria una noche para poner su mundo de cabeza. Su risa se hacía cada vez más fuerte y seguida mientras unas rebeldes lágrimas se caían de sus azulados ojos bajando por sus sonrosadas mejillas. ¡¿Qué habías hecho McQueen?!
Después de eso no recordó nada mientras la oscuridad e inconsciencia lo arrastraban a un forzado sueño, producto del miedo nerviosismo y presión que sentía. A partir de ahora ¿qué sería de él?