"Problemas Con La Limpieza"
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— ¿Sabes por qué estás aquí, Sasuke-kun?
Esa simple pregunta le puso los nervios de punta, se removió con inquietud en el elegante y cómodo sillón, en una clara señal de estar completamente nervioso. Se limpió con rapidez las manos, lo que menos quería en esos momentos, era sentirse sudoroso.
—T... Tengo problemas con la limpieza —, respondió nervioso, había comenzado a sudar y eso lo hacía sentir sumamente incómodo. Lo que más quería en esos momentos, era llegar a su hogar y darse un largo baño.
El hombre frente a Sasuke lo miro detenidamente, sus ojos azules mostraban una mirada llena de preocupación, ya llevaba más de un mes atendiendo a ese pobre doncel y francamente, no había ninguna mejora, se peinó sus rubios cabellos hacia atrás y sonrió apenas.
—Sasuke-kun, no tienes por qué estar nervioso, lo que tienes es algo tratable y fácil de controlar, claro, si tú también pones de tu parte y ayudas a curarte —, dijo mientras sonreía.
—Sonrió apenas, agradecía que su psicólogo le tuviera paciencia —. Muchas gracias Minato-san y claro que ayudaré a curarme, sé que tengo un gran problema y no quiero seguir a como estoy ahora —, hablo con un deje lleno de tristeza.
—Pues de algo estoy seguro, tú te vas a curar pronto, de hecho, acabas de dar el primer paso y ese es aceptar que tienes problemas.
El doncel asintió sin ganas, sabía que su caso no era nada simple, por más tonto que sonará, él tenía un serio problema con la limpieza, tanto, que para todo usaba desinfectantes para lavar sus manos, su cuerpo y todo lo que usaba.
—Bien, ya que por fin aceptaste tener un problema, mejor damos por terminada la sesión de hoy y mañana nos vemos a la misma hora, eso sí, te advierto que mañana será un día difícil, así que mantente preparado —, advirtió con seriedad.
El doncel asintió en silencio y salió del lugar con prisa, sentía su cuerpo pegajoso y oloroso debido al sudor y eso lo odiaba en demasía.
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Después de que el doncel se fuera, el psicólogo salió de su consultorio, el cual estaba en su casa. Fue directo al comedor, donde su esposa le tenía preparado un vaso de delicioso té de limón.
— ¿Cómo te fue con Sasuke-kun? —, preguntó la mujer de larga cabellera roja y ojos azules.
—El rubio suspiro con pesar —. No tan bien, en las tres horas que estuvimos me costó mucho hacer que acepte que tiene problemas —, explicó con preocupación —. Pero la culpa de todo esto la tiene el imbécil de Fugaku —, molesto dijo aquello.
—La pelirroja frunció el ceño —. Sí, Fugaku es un imbécil, pero tampoco puedes decir cosas como esa Minato, recuerda que tú y yo no somos las blancas palomillas.
— ¿Naruto otra vez? —, preguntó con cansancio, ya sabía a donde quería llegar su esposa.
—Sí, pero esta vez es peor, no solo parece un vagabundo por el tipo de ropa que usa y esa espantosa barba, sino que además se puso un trozo de queso podrido como si fuera un collar.
—Hablare con él, esto no puede seguir así, primero Sasuke-kun con la limpieza y ahora Naruto con la suciedad —, dijo sin pensar en las consecuencias de sus palabras.
—¡¡ESO ES!! —, grito, emocionada —. Podrías llevar a Naruto a la consulta de Sasuke-kun —, sugirió con una sonrisa.
—El rubio se extrañó al escuchar aquello —. ¿Y eso para qué? —, preguntó confundido.
—Bueno, pues Sasuke-kun es limpio y Naruto sucio, si los juntamos puede que a Sasuke-kun se le olvide un poco su fobia y tal vez a Naruto se le pegue la limpieza —, explicó con aires de grandeza.
—No lo sé, no estoy muy seguro —, reveló con duda.
— ¿Qué más puedes perder? —, preguntó con seriedad.
—El rubio lo medito por un momento, tal vez y el plan de su esposa si funcionaria —. De acuerdo, pero antes hay que convencer a Naruto.
—La mujer sonrió de manera tétrica, asustando a su esposo —. De eso me encargo yo, así que tú no te preocupes.
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Sasuke llego a su hogar y con prisa fue directo al baño, en donde se encerró durante horas, cosa que como siempre preocupo tanto a su madre como a su padre, quienes esperaban con impaciencia a que su hijo terminará de ducharse.
—Sasuke salio del baño completamente limpio, aunque su blanca piel ahora estaba algo roja, debido a la fuerza que ejerció al tallarse —. ¡Al fin limpio! —, susurró con alivio.
—El patriarca Uchiha solo se mordió el labio inferior en señal de frustración, sabía que él tenía la culpa de que su hijo sea como lo es ahora y se arrepentía demasiado —. ¿Cómo te fue hijo? —, preguntó lo más calmado que podía.
—... —, se quedó callado, le daba pena decir lo que sucedió y más por el tiempo que tardo en aceptar su problema —. No muy bien...apenas y acepte que tengo problemas serios.
—La mujer pelinegra sonrió, sabía que tanto su hijo como su esposo necesitaban su apoyo —. No te preocupes hijo, sé que poco a poco te recuperarás —, animó.
—Sasuke sonrió apenas —. Gracias madre —, susurró con gratitud.
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Uzumaki Kushina no solo era hermosa y justa, también era una mujer testaruda, tanto que cuando tenía una idea en la cabeza, nada ni nadie era capaz de hacerla entrar en razón. Fue a la habitación de su hijo con la firme decisión de hacer que su hijo acompañara a su amado Minato y al entrar, casi vomita por el nauseabundo olor que la recibió.
—Madre, ¿qué te trae a mi humilde cueva? —, preguntó con burla el joven varón.
—La mujer suspiro —. Sabrás que tu padre tiene un paciente obsesionado con la limpieza —, comentó de lo más normal.
—El hijo de la familia Uchiha, si, lo sé, pero eso no responde a mi pregunta —, dijo a la defensiva, sabía que su madre se traía algo entre manos.
—Pues le dije a tu padre que tú lo ayudarás con su paciente —, dijo demasiado animada.
—El menor abrió sus azules ojos con sorpresa, ahora sí que su madre se había vuelto loca —. ¿Bromeas cierto?, yo no podría ayudarlo, así que no cuentes conmigo —, se negó, era más que obvio lo que su madre planeaba.
—La mujer frunció el ceño —. Claro que lo harás o conocerás mi furia —, amenazó con seriedad.
—El menor se puso de pie frente a su madre, no se dejaría intimidar —. Quiero ver que lo intentes, Uzumaki Kushina —, retó con molestia.
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Ya era medio día, Minato sonreía con nerviosismo, mientras veía como su hijo veía al doncel y este a su vez regresaba la mirada, no había duda, su esposa siempre se salía con la suya.
— ¿Quién es el, Minato-san? —, preguntó el doncel mientras veía al rubio menor con intriga.
—Es mi hijo, Namikaze Naruto y está aquí para ayudarte a superar tu fobia con la suciedad —, respondió con una nerviosa sonrisa.
Sasuke vio de arriba a abajo al hijo de su psicólogo, no podía creer que ese varón tan desalineado y sucio fuera el hijo de un hombre tan afamado y respetable como Minato, ni el heredero de las empresas Namikaze, ¡por dios!, parecía un sucio vagabundo. Miro con espanto, desde sus ropajes; unos simples guaraches negros, un short holgado y algo desgastado de color negro, una camisa de mangas largas de un color anaranjado, un color muy chillón ante sus ojos; fijo su negra mirada en su cuerpo, no podía negarlo, el varón era apuesto; tenía una musculatura muy llamativa, sin llegar a exagerar, claro está, pero cuando su vista llego a la fea, despeinada y sucia barba rubia...
No pudo evitarlo, salió corriendo con dirección al baño, se sentía enfermo de solo recordar lo que había visto, tenía que devolver todo su desayuno.
—Ese chico, es un doncel muy mal educado —, dijo con molestia y totalmente ofendido.
—El mayor comenzó a reír de manera nerviosa —. Esto va a ser más difícil de lo que creí —, susurró con pesar.
Continuará