Minseok odia el turno nocturno en IHOP. ¿Por qué? Primero, porque está jodidamente cansado. Segundo, porque está jodidamente solo. Y tercero, por que las personas que vienen a comer panqueques a inoportunas horas en medio de la noche, lo asustan un poco.
¿Quién come waffles a estas horas de la madrugada? Minseok se preguntaba a sí mismo.
Las únicas personas que venían a esas horas eran los viajantes o hombres de mediana edad y mujeres que venían en pijamas (de hecho, ellos eran personas amables, Minseok lo había notado). Era de los drogadictos de los que debía tener verdadero cuidado.
Sin embargo, particularmente, esta noche avanzaba lentamente.
Luhan, el chico proveniente de China, yacía tirado sobre el stand 2. Ya había pasado más de una hora allí. En ese momento podían escucharse fuertes y ahogados ronquidos combinados con murmullos de incoherentes frases en coreano y mandarín; y un libro de física sobre su hombro como manta improvisada. Era un durmiente muy ruidoso (lo bueno era que en ese momento no había nadie dentro del restaurante), a cada minuto o tal vez dos, una de sus piernas sufría algún violento espasmo.
Baekhyun, por otro lado, se había quedado dormido en algún lugar de la concina. Él era un durmiente peligroso, así que Minseok nunca trataba de despertarlo. Ese chico luchaba mientras dormía. Parecía ser sonámbulo pero en lugar de caminar dormido en medio de la noche, tenía ataques de agresión y no le importaba golpear a quien sea que estuviese a su alcance.
Baekhyun se defendía alegando que estaba saludable, pero Minseok pensaba que debía visitar al doctor.
A pesar de todo, Minseok les dejaba estar. Ambos eran estudiantes universitarios y cuidaba de ellos, solo un poco (no cuidaba mucho de Baekhyun, ese chico era un estúpido). Aun así Minseok sabía cómo se sentían. Él también tendría que haber estado en la universidad, pero tuvo que abandonarla, para ser más exactos, no podía costear la mensualidad. Así que ahora, trabajar en IHOP era lo único que tenía.
Minseok dejó a un lado sus pensamientos cuando la puerta de repente se abrió para revelar a un hombre, un poco más alto que él, con un casco de motocicleta en una mano.
Aquel chico tenía rasgos afilados y un aura extraña, lo cual hizo que Minseok tenga un mal presentimiento.
Estuvo a punto de llamar a Luhan para no perderlo de vista, pero el-no-tan-inútil chino seguía durmiendo tranquilamente. Metiendo uno de sus dedos en la boca y murmurando.
Si Minseok muriera atendiendo a los extraños clientes de IHOP, su último deseo sería que Luhan le devolviera sus videos de la película Titanic y que lo enterraran junto con ellos, pues de todas las películas del mundo esa era su favorita y porque tal vez Minseok tenía cierta obsesión con Leonardo DiCaprio.
Pero honestamente, quién no la tendría.
“Buenos días y bienvenido a IHOP.” Minseok se dirigió al chico, su posible secuestrador, con la mejor sonrisa que pudo hacer. “Por aquí por fav-“
“Wow, eres lindo.” Fue como, inesperadamente, el chico respondió.
Minseok, aún confundido, se sintió algo halagado mirando el menú que en ese momento estaba tratando de recoger y dárselo al otro. Él estaba mirándolo directamente, lo antes dicho era para él (lo cual hizo que Minseok se desconcertara un poco). Una pequeña sonrisa se dibujó en los felinos labios del chico.
“Oh Dios, lo sabía,” Minseok susurró para sí mismo, “Estás drogado. LuhAN-”
“No estoy drogado.” El chico gato, como Minseok lo había apodado, espetó. “Revísame.”
“Abre tu chaqueta.”
“Hazlo tú.”
“Bien, lo haré.” Minseok respondió sin pensarlo más. Fue bajando la cremallera de la chaqueta del chico gato, tirando de ella para una vez estar abierta revelar una delgada y negra camiseta sin mangas. Sin darse cuenta, Minseok ya había empezado a hurgar en los bolsillos.
Ya estaba acabando con su requisa, y lo único que Minseok pudo encontrar fueron llaves, algunas notas de papel y la billetera del chico, la cual también abrió revelando su nombre, Kim Jongdae, y algunas tarjetas de crédito.
“Estás tan ansioso que creo que debería dejar que también inspecciones mis pantalones, pequeño detective.”
Al escuchar esto, Minseok se sonrojó ligeramente, dándose cuenta de lo que estaba haciendo.
Echó una mirada a cuan expuesto estaba Jongdae, todo debido a su requisa. Aclaró su garganta con algo de torpeza mientras volvía a subir la cremallera de la chaqueta.
Minseok dio una mirada hacia arriba, siendo recibido por una sonrisa descarada de Jongdae, la cual probablemente estaba presente desde el momento en que Minseok bajó la cremallera de su chaqueta.
“Te, uh, llevaré a tu mesa.” Minseok murmuró. Su cliente aún sonreía mientras él iba hacia su stand y tropezaba en el camino.
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“Oh hombre, prácticamente lo violaste.” Luhan dijo, riendo tan fuerte que Minseok pensó que pronto tendría que llamar a la ambulancia.
“NO LO HICE.” Minseok protestó, limpiando agresivamente una de las mesas.
El sol estaba a punto de salir y su turno ya estaba por terminar.
“Sí lo hiciste, oh Dios, eres tan inconsciente. ¿Qué hizo él después?” Luhan preguntó.
“Me dio una propina,” Minseok comenzó a recordar todo lo sucedido, “Y me dio su número en un pequeño papel.”
Minseok sacó dicho papel de su bolsillo para verlo. Aceptaré tus no-ofrecidas disculpas solo si eres tú y solo tú quien me atienda en I HOP. Decía la nota al reverso.
“Eso vale oro, ojalá hubiera estado ahí para verlo.” Luhan dijo, aun riendo y limpiando algunas lágrimas de sus ojos.
“Estuviste ahí, idiota.” Minseok gruñó. “Solo que dormido.”
“Oh sí, huh, tienes razón.” Luhan respondió tranquilo.
Minseok suspiró. La gente que venía a comer waffles a inoportunas horas de la noche, lo asustaban un poco, pero tal vez Minseok podía encontrarlos un poco interesantes. Solo un poco.