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¿Miau? por Rush_Loves_Ren

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Notas del fanfic:

Escribi el primer Capitulo de este fic por ahi por el 2006 cuando Gravitation era mi Fandom favorito. Seis años despues lo releo y pienso en lo mucho que me faltaba por aprender sobre gramatica y redaccion. Le tego un cariño especial y  terminarlo es una meta personal pese a que dejar de escribir y de publicar fue precisamente porque mi historia fue plagiada (y ahora pienso que es sumamente frustrante dejar de hacer lo que te gusta por una cosa como esa)

Notas del capitulo:

Advertencia: Shuichi es un Cat-Boy de aproximadamente 8 años. No planeo escribir lemon mientras sea pequeño. Por favor tenerlo presente antes de seguir leyendo porque besos y tocaciones si pueden haber.

Ni Yuki Eiri ni Shuichi me pertenecen. Amos son de Maki Murakami


 Prologo 
 
Eiri dejó apretada la tecla "s" por varios segundos, marcándose cada una en el documento de texto, antes de reponerse del susto que le había dado un grito infantil al otro lado de su apartamento, seguido luego de un llanto que cada vez se hacia mas angustioso y que cobraba mas fuerza. Observo el error en la pantalla con una ceja alzada y se dispuso a borrarlo y así continuar con la escritura, tratando de ignorar los gritos mas se vio inmediatamente de pie cuando entre el llanto el nombre de "Yuki" se alcanzo a oír.
 
Con un resoplido salió del estudio y se encamino por el pasillo sin querer ser conciente del apuro con que sus pasos se aproximaban a la habitación, echándole la culpa al ruido que se hacia cada vez mas desagradable y que le provocaba dolor de cabeza. Su mano se asió de la perilla y sin fuerza empujo la puerta para contemplar a la bolita pelirosa que se movía inquieta en la cama entre las desparramadas sabanas. Eiri se acerco  con pasos rápidos y movió el cuerpo mas pequeño haciéndole regresar de la pesadilla que seguro tenia ahora el niño.
 
-Eh Shuichi.... Shuichi-llamó varias veces arreglando las sabanas sobre el otro cuerpo, hasta que las orbes violetas se abrieron húmedas por las lagrimas que aun caían de sus ojos, limpiándolas enseguida. –A que se debía el escándalo? –preguntó sonando molesto, a pesar de que no lo estaba y de que sabia perfectamente la razón. No era necesario ser muy sensible para entender el terror que podia provocarle a un niño un mal sueño.
 
-Eh?...Pesadilla.... –Susurro casi inaudiblemente mientras sus orejas rosas se movían un poco, bajando luego de forma arrepentida ante la mirada dorada.-Lo siento –se disculpo por el ruido que seguramente había provocado.
 
-Deberías ya haberte acostumbrado a estar aquí, ¿no? Han pasado dos semanas y siempre lloras por las mismas tonterías.- Eiri se arrepintió en el mismo instante en que termino de pronunciar la frase. Los ojos de Shuichi se apretaron fuertemente y sus orejas bajaron aun más, sintiéndose culpable. El no queria causarle mas problemas a su dueño. Se conformaba con que jugara unos minutos con el o que le dejara permanecer a su lado.
 
-Lo siento... – repitió  tratando de no llorar de nuevo, fallando cuando pequeñas lagrimas volvieron a deslizarse por sus mejillas, mordiéndose el labio inferior con sus afilados colmillos, queriendo retenerlas. Tenia que ser fuerte... Tenia que demostrar que podia sopotar una noche durmiendo solo.
 
El escritor masajeo sus sienes, cansado de tener tan poco tacto en estas cosas, sentándose a un lado de Shuichi, quien instintivamente se movió alejándose un poco. Eiri no podía culparlo por esto, desde que el chico le había sido regalado que el no mostraba mucho interés en el, hablándole lo necesario y alimentándolo más por mero compromiso.
 
Shuichi era uno de los miles cat-boy que circulaban en la ciudad como mascotas tanto de gente importante como de personas de clase media y baja. Claro estaba que muchas personas le daban cualquier uso a las “mascotas” desde sirvientas y responsables de usos caseros hasta amantes y juegos con el mismo estilo.
 
A Eiri este tipo de mascotas nunca le habían llamado la atención, toda ella estaba dirigida a sus libros, sus cigarrillos y el alcohol, pasando así por alto los juegos de los cuales se vanagloriaban en la sociedad actual.
 
Observó a Shuichi nuevamente...  no tenía la culpa de venir a caer con un Amo como él, menos aun siendo un simple cachorro felino. ¿Pero en que demonios estaba pensando su hermano menor?
 
Para Eiri en su cumpleaños de su querido hermano Tatsuha....”
 
 
Cuando  la caja había llegado a su puerta supuso que no podía ser nada bueno, así que estaba dispuesto a devolverlo al gracioso de su hermano cuando esta empezó a moverse y de su interior se escucho un leve gemido más parecido a un sollozo.
 
-No puede ser- recordó haber dicho cuando tras quitar el papel de regalo y la cinta encontró una caja de madera con varios orificios- Te voy a matar Tatsuha.... – Susurró con furia dándose la media vuelta para tomar el teléfono inalámbrico cuando un nuevo sollozo lo saco de su tarea, volviendo su mirada a la caja. Dudo durante unos segundos antes de mover la traba, abriendo la caja. En medio de la madera un niño pelirosa se acurrucaba con fuerza, vestido con un chaleco blanco que le cubría casi completamente...
 
-Pero que demonios...- Los ojos violetas se cruzaron con los dorados rápidamente, haciéndole saber al escritor que ya no podría deshacerse de ellos.
 
Volvió al momento presente cuando Shuichi alcanzaba a retener los sollozos, suspirando largamente y moviendo el puño con fuerza sobre sus ojos, para despejarse y volver a dormir.
 
Shuichi simplemente no quería molestar al rubio nuevamente, él sabia que no fue bien recibido al llegar a ese hogar, donde un rubio de mirada fría prácticamente lo había ignorado dándole solo de comer e indicándole donde dormir. Fue difícil  no llorar todos esos días  en que deambulaba por el departamento, esperando sentando fuera del estudio de  Eiri.
 
-No llores más Shu-chan.... –Shuichi subió de inmediato la vista cuando unos brazos rodearon su cuerpo cálidamente, atrayéndole contra un cuerpo firme que le obligo a rendirse ante la cómoda sensación. Aquel gesto sobre la cama era el miso al que le había dado el escritor luego de 7 tortuoso días de soledad.
 
-Yo.. soñé.. y fue todo tan real. No me odies, por favor... –Pidió aferrándose fuertemente de la camisa del rubio mientras su cuerpo convulsionaba en suaves espasmos.
 
-No te voy a odiar, cálmate un poco y explícame que fue lo que soñaste- Ordenó con el mismo tono de voz molesto pero mucho menos energico, acariciándole el cabello. Shuichi intento serenarse un poco mientras su mano derecha se apretaba más a la tela de la camisa.
 
-Yo soñé q-que.. me mirabas enojado y no me decías nada, solo me mostrabas la puerta para que me fuera, y yo no sabia donde ir .. porque.. porque no había nadie que me quisiera. Y luego te ibas y me dejabas... y yo.. no sabia que hacer.. porque.. yo.. –sollozó hipando nuevamente, interrumpiendo el inconexo relato.
 
 
Eiri en este punto del relato tuvo que hacer gran acopio de poca vergüenza para seguir escuchando. ¿En que tenia la cabeza? Shuichi era un niño, fuera de la raza que fuera, y solo necesitaba atención, cosa que el no se había molestado en darle aunque no estuviera de acuerdo con tenerlo.
 
Shuichi tomo aire para continuar con el relato de la pesadilla cuando su barbilla fue tomada por la mano de Eiri que le obligo a observarlo. Sus ojos eran ta penetrantes que las mejillas del niño fueron tiñendose de un tenue color rosa, ahogando sus palabras, adorandolo en silencio.
 
-Te prometo que nunca más volverás a estar solo... – La cola del pelirosa comenzo a moverse lentamente, como jamas antes al no haberse sentido ni feliz ni emocionado mientras el sonrojo en sus mejillas se hacia mas notorio, prisionero del brazo que rodeaba su cintura.- Serás capaz de al menos no llorar ahora que te he prometido estar contigo?
 
Shuichi movió la cabeza afirmativamente, mientras sus ojos no perdían de vista ahora los labios que se curvaron en una sonrisa casi imperceptible. ERa tan bonitos y atrayentes que no pudo evitar preguntase si estaia mal querer tocarlos.
 
-Yo... yo- Eiri calló cualquier palabra que fuera a salir de los labios de Shuichi, cuando beso la frente del niño delicadamente. Las orejas de Shuichi se pusieron rígidas para luego bajar de forma vencida, mientras su cola se movía en un  vaivén mas rapido. Su corazon que se habia saltado un latido comenzo a bombear rapidamente, asustadolo un poco aunque no por ello se alejo de ese hombre imponente. De su Amo.
 
El escritor Beso luego las mejillas sonrosadas, hasta posar sus labios en la comisura de los de Shuichi quien cerró los ojos por la vergüenza. Sus piernas fueron acomodandose sobre el cuerpo del otro, sentándose finalmente sobre sus muslos
 
 -Es una promesa...-Musitó en voz baja, pero no lo suficiente como para que el chico no lo escuchara. Shuichi asintió aun con los ojos cerrados, escondiendose poco después en el hombro del escritorLo siento.-Escucho que decía mientras el calor del cuerpo pequeño se afirmaba más al suyo, sintiendo una agradable presión. No borro su sonrisa al acariciar los cabellos del niño, quien medio adormilado suspiróNo hay nada que disculpar- Musitó abrazándole más mientras cerraba los ojos decidiendo dejar de lado sus novelas y cigarrillos, tan solo para que el pelirosa en sus brazos no volviera a tener pesadillas esa noche. 

Notas finales:

Tiene algunas modificaciones pero he querido ejarlo mas o menos paecido. Es muy emocionate y tiene mucha importacia para mi. Espero que les guste. Un beso a todas!


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