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Sentimiento inolvidable. por cristinita9509

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen son propiedad de Akira Toriyama.

Notas del capitulo:

Se que es una pareja no destacada y fue un reto escribir sobre ella por eso me gustó. Espero lo desfruten.

Aún no comprendo la razón de tú visita.

Ten Shin Han se encontraba platicando con su visitante improvisto en su pequeña casa en las montañas rocosas.

-Ya te lo dije, solo quería verlos a ti y a Chaos, hace un tiempo que no se sabe de ustedes. - Decía un pelinegro con cicatriz en el rostro.

Era cierto, desde el torneo de Cell, el de tres ojos había dejado de mantener contacto con los demás guerreros, les había dicho que no se verían más.

-Además, quería hablar de lo que sucedió poco antes del torneo.

-Olvídalo Yamcha, solo haz como si nunca hubiese sucedido.

-¿Cómo quieres que haga eso? De ninguna manera podre olvidarlo. Han pasado tres años y no puedo olvidar la sensación de...

-Detente, ya no sigas con eso, Chaos podría escucharte.

~~~~~~~~~~~Flash Back~~~~~~~~~~
El día del torneo había llegado, era demasiado temprano todavía, Yamcha se estaba alistando, los nervios invadieron su cuerpo por completo. Había quedado de ver a Ten Shin Han y Chaos en el templo de Kami-sama, se irían todos juntos al lugar del torneo.

Sin embargo, antes de irse de su casa, sintió la presencia de aquel de tres ojos.

-Ten, pensé que nos veríamos en el templo sagrado.

-Necesito hablar contigo Yamcha.

-Claro, pasa. Puar se fue a Kame House, asi que estamos solos.

Ambos hombres se adentraron a la pequeña casa, tomaron asiento en un sofá que estaba en la pequeña sala.

-Dime ¿Qué es lo que sucede?

-Yamcha, ya debes saber esto, hay pocas posibilidades de ganarle a ese monstruo aún teniendo a Goku de nuestro lado. Confío en él, pero de todas formas siento como si tuviésemos que disfrutar cada segundo que nos queda de vida.

-No digas esas cosas, hay que ser optimistas, se que Goku podrá derrotarlo. Tienes que poner arriba los ánimos.

-No puedo estar tranquilo, no quisiera morir sin haberte dicho algo antes.

-¿A mi? ¿De qué hablas?

El pelinegro estaba curioso por lo que su amigo querría decirle. Poco a poco Ten se fue acercando cada vez más a Yamcha en el sofá, quedando sus rodillas y hombros pegados.

El de la cicatriz pensó que le diría algo al oído ya que se dio cuenta de que el otro se le comenzaba a acercar. Sin embargo, no fueron palabras lo que recibió del de tres ojos.

Un beso en sus labios, la sorpresa era tanta que el pelinegro tardo en reaccionar, para cuando se dio cuenta, Ten ya se había separado dejando ver en sus mejillas un gran sonrojo.

-Ya..ya es hora de irnos...- Ten se levantó del sofá y salio de prisa de la casa, tenía que retomar su concentración para la batalla, dejando a Yamcha muy confundido y con la sensación de aquellos labios que chocaron con los suyos.

~~~~~~~Fin del Flash Back~~~~~~~~

-Sólo quiero que me digas la razón. - Yamcha estaba cabizbajo esperando una respuesta.

Durante todo el tiempo que pasó, sus pensamientos fueron invadidos por el de tres ojos y sin darse cuenta su manera de verlo y de pensar en el fue cambiando. Necesitaba una respuesta, quería saber si aquel gesto fue con sentimientos reales.

-No tiene caso decirlo ahora, es algo que ya pasó.

Sin esperárselo, Ten sintió unos labios posarse sobre los suyos, sus ojos estaban bien abiertos, podía ver la mirada decidida del pelinegro. Yamcha se separó lentamente.

-Para mi no ha pasado. En todo este tiempo...solo eh pensado en la sensación de aquel día.

Ten no sabía que decir, los ojos del pelinegro lo llenaron de un sentimiento que pensó ya había enterrado en lo más profundo de sus ser. De nuevo se sentía nervioso, incomodo, lleno de un cosquilleo que recorría su cuerpo. El olor de Yamcha llegaba a las fosas nasales de Ten, esa cercania era demasiado, no pudo más y acortó esa distancia con un beso ansiado.

Se separaron poco después, solo habían sido unos segundos en esos labios, pero sentía como si el sabor lo embriagara.

-Yamcha...yo...yo sigo enamorado de ti.- Su rostro se encontraba enrojecido, esa confesión la llevaba guardando tanto tiempo, no supo en que momento sus sentimientos hacia el de la cicatriz cambiaron de amistad a un amor que llenó por completo su alma.

Su corazón palpitaba tan fuerte que podía sentir que en cualquier momento saldría de su pecho. Yamcha le dedico una sonrisa, el tambien se sentía enamorado como nunca antes.

Si bien con Bulma tuvo una relación de años, no podía comparar esos sentimientos con los que ahora tenía por ese hombre frente a él.

-Al fin lo dijiste. -el pelinegro tenía la intensión de besar nuevamente al de tres ojos pero fue detenido por una mano.

-Chaos podría vernos. -Su mirada estaba desviada, ese tono rosado no se quitaba de sus pómulos.- Vamos a otra parte.

El pelinegro solo asintió, salieron de la casa, lo único que había en ese lugar eran montañas y cascadas. Yamcha se dedicaba a seguir a Ten mientras éste caminaba en dirección a una de esas montañas.

Se detuvieron frente a una cueva que era iluminada con la luz del sol de la tarde.

Yamcha entró de inmediato, la luz era tenue adentro, podía ver a Ten acercársele. Ninguno lo pensó, simplemente unieron sus labios en un beso frenético.

Sus bocas se masajeaban una contra la otra. Ten comenzó a delinear con su lengua la comisura de los labios del pelinegro, Yamcha abrió la boca para asi poder darle paso a aquel órgano húmedo que rogaba por explorar su cavidad bucal.

Las manos del de la cicatriz rodeaban la nuca del de tres ojos, mientras que éste comenzaba a acorralar al pelinegro contra la pared rocosa.

El sonido de sus bocas con aquel beso desenfrenado era excitante para ambos, las caricias no se hicieron esperar. Las pieles de ambos hombres estaban calientes.

Cada uno llevaba anhelando ese tacto, sus ropas solo estorbaban, sentían que se sofocaban. Ambos quedaron únicamente en ropa interior, Ten comenzó a lamer el cuello del pelinegro, sacándole leves suspiros, el de la cicatriz acariciaba la ancha espalda del otro, su pieles se erizaban con ese contacto.

Ten bajó con su lengua recorriendo cada centímetro de esa piel, desde el cuello hasta los pectorales, el pelinegro se retorcia con esos roces de aquella lengua húmeda que degustaba su piel.

-Haa..haa..- no podía contener los jadeos, sintió como aquella boca comenzaba a succionar uno de sus  pezones, era una sensación extraña pero placentera.

Las erecciones de ambos dolían al seguir aprisionadas en la ropa interior, la mano de Ten bajaba acariciando el abdomen del pelinegro mientras continuaba degustando esos botones del moreno. 

Su mano se posó sobre aquella erección, causando que las piernas del Yamcha temblasen. Masajeaba ese lugar, el bóxer ya se hallaba húmedo por el pre-semen.
Ten se separó del pecho del pelinegro, regresando a la altura de su cara para poder darle un beso suave, los ojos de ambos estaban cerrados, dejando que esas sensaciones los dominaran.

Yamcha aprovechó el momento y se inclino para poder morder el cuello del otro para después lamer aquella marca rojiza que dejó. Sus cuerpos fueron descendiendo al suelo, quedando Yamcha por encima del de tres ojos, con sumo cuidado retiraron sus prendas restantes, quedando por completo desnudos frente a la mirada del otro. Sus músculos estaban bien marcados, sus respiraciones comenzaban a acelerarse, el pelinegro se acomodó para que sus erecciones chocasen, el rostro de ambos se enrojecieron ante ese acto, sus caderas se movieron casi al instante, el movimiento era lento, sus miembros resbalaban con facilidad por tanto liquido seminal , sus bocas  dejaban salir varios suspiros, comenzaron a acelerar el movimiento de sus estocadas, sentían un cosquilleo que los invadía por la parte baja, su jadeos fueron en aumento y sin poder dar aviso ambos se liberaron, manchando sus cuerpos con aquel liquido blancuzco.

-Yam..cha..- Ten susurraba el nombre del pelinegro, apenas estaba recuperando el aire en sus pulmones. Su cuerpo se inclino hacia delante y tomo la nuca del otro para acercarlo a su rostro y poder darle un beso fogoso , cambiando las posiciones , quedando ambos sentados, dejando la espalda del pelinegro contra la pared de aquella cueva; sus besos resonaban por todo el lugar, sus lenguas se enredaban de una forma única, cada uno deleitaba el sabor del otro.

Sus cuerpos volvían a reclamar atención, sus hombrías despertaban nuevamente. Ten agachó su cuerpo dejando frente a su rostro aquella entrada estrecha. Tomó con sus manos las piernas del pelinegro y las abrió un poco, inclinó su cabeza y sacó su lengua para poder lamer el esfínter del pelinegro, el de la cicatriz sentía como aquella lengua le brindaba cosquilleos agradables, de pronto sintió una intromisión, el de tres ojos había metido un dedo en aquella cavidad lubricada por su saliva, no era una sensación a la que estuviese acostumbrado, se sentía incómodo y adolorido, no dejaba de jadear por solo ese dedo, sin darle aviso, Ten metió el segundo dedo, quería dilatar aquella entrada para no causarle demasiado dolor al pelinegro.

Pasó un par de minutos dándole atención a aquella parte baja, para luego sacar los dedos y sentarse, acomodando a Yamcha sobre él , dejando aún parte de su espalda dando con la pared.  Poco a poco fue metiendo la cabeza de su pene, sólo era la pu ya y Yamcha ya comenzaba a tensarse.

Ten tomó con una mano el miembro del pelinegro y comenzó a masajearlo para poder relajarlo mientras continuaba con la intromisión. Solo faltaba un poco, por lo que el de tres ojos dio una estocada para terminar de entrar, dejando que el pelinegro diera un gemido ahogado, derramando un par de lágrimas por aquel acto.

Ambos quedaron estáticos por unos minutos mientras se abrazaban y besaban, para después comenzar con embestidas lentas.
Yamcha sentía un ardor y al mismo tiempo un placer inexplicable, sus manos se vieron envolviendo la espalda de su pareja, con cada estocada el pelinegro enterraba de vez en vez sus uñas en la piel de Ten.

El movimiento se hacía acelerado, el de tres ojos masturbaba al pelinegro al mismo tiempo que lo penetraba, el choque de sus pieles y los jadeos hacían eco en la cueva, dejándolos oír todo perfectamente.
Sus cuerpos se perlaban por el sudor que recorría cada parte de sus pieles, sus músculos se tensaron y pudieron sentir una ráfaga eléctrica desde la cabeza hasta los pies, llegando al clímax .

Ambos jadeaban tratando de recuperar el aire en los pulmones, se miraron fijamente y atrajeron sus labios con los del contrario, un beso lento, suave, lleno de dulzura.

Ambos se acostaron por completo al suelo, Yamcha reposaba su cabeza en el cuello del de tres ojos.

-Tenemos que recuperar el tiempo perdido.-dijo el pelinegro besando el cuello de Ten.

-Dalo por hecho. - Ten sólo sonrió y volvió con la labor de complacer a su ya ahora amante.

Notas finales:

Espero les haya gustado. Acepto sugerencias para mejorar si se animan a decirlas. Nos leemos.


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