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Bloody por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

Second Chapter, o sea, 2do capítulo ^_^

Me sorprende bastante que no les haya gustado Ichiru versión "hijo" y no "hermano". Pero descuiden, él se encargara en preservar la virtud de su padre, y que solo sea tomada por "Kaname-senpai" jajajajaj....

 

 

El agua del grifo corría por el lavado, inclinándose su ocupante para toser aquella pastilla que se atoró en su garganta y que sorpresivamente no paso totalmente, logrando devolverla antes de poderse ahogar. Siéndole imposible no evocar la razón de que ese método ya no tuviera efecto.

–"Se acaba el tiempo. Hasta aquí puedo llegar" –piensa Zero mientras se veía en el espejo-

Retrocede hasta esa puerta, ojeando dentro de su cama aun a su dormido pequeño. Sin sospechar del sufrimiento de su joven padre.

 

*                      *                      *                      *

 

Nueva algarabía en esa mañana alrededor de la Academia Cross, irrumpiendo con los sensibles oídos de cierto vampiro rubio.

–... Denme un descanso, estaba durmiendo. –queja de Aidou bajo las sábanas–. Hay mucho ruido tras las puertas. –gira, buscando el calor de su acompañante. Siente ese lado de su cama vacío– ¿Akatsuki? –levanta su torso adormilado–

En ese momento la luz del día da en su rostro, obligándolo a proteger su sueño cubriéndose con la sábana.

–Son las chicas de la Clase Diurna. Prepárate para correr. Oh, es cierto. –cae en cuenta el anaranjado regresando a la cama–. Mañana es ese día...

–Qué día? –recibe a Kain, rodeándole éste el cuerpo–

–Es el día en el que las chicas le dan chocolates a los chicos que le gustan. –pica con una sonrisa, besándole la comisura de los labios–. Será divertido cuando anochezca. Después de todo, solo pasa una vez al año.

–Supongo, el chocolate es bueno... pero yo prefiero la sangre para el postre. –abre sus ojos que posa sobre esos castaños de su familiar y pareja–

–Por qué no empezamos con "este" postre. –sonríe, besándolo–

Sus lenguas se tocan amorosamente para recibir esa mañana con el mejor de los dulces, ubicándose Aidou boca arriba para tener ese cuerpo contrario sobre él rozándose al suyo, abriendo a su vez sus piernas permitiéndole espacio. Separa Akatsuki su boca de la contraria, desplazándola a ese cuello, hallando la manera para perder su nariz entre ese cuello de la pijama. Lentamente bajando por ese conducto, deteniéndose para besar y acariciar casi aleatoriamente cada rincón que se le aparecía. Repetirían lo de la noche anterior.

 

 

 

 

Noche2 El secreto de Zero.

 

 

 

 

–Bien, mañana es el día de Saint Chocolate. Todos en la Academia están muy emocionados. Podrían descubrir por casualidad la identidad de la Clase Nocturna. Tienes que vigilar como siempre. Bueno, ambos. –pide ese extravagante director, ya que vestía con prendas de invierno en primavera–

–Sí, director! –alegre responde Ichiru–

–Hm... –exhala. Su hijo siempre le llevaría la contraria–. Por eso digo que deberían prohibir este tipo de eventos.

–Kiryuu-kun, sería todo un caos si hiciéramos eso. Debe permitírseles expresarse. Para empezar, nuestros vampiros son definitivamente hermosos y correctos, con eso es suficiente. Además de personas talentosas y de confianza. –describe orgulloso Cross como si todos los Clase Nocturna fueran sus hijos y parientes–

Por su lado, liberaba ese asesino en serie su furia con presionar sus uñas en el escritorio, hasta el punto de hundir sus dedos en la madera.

–Creo que dice "no alabes a esas cosas delante de mí" –inocente "traduce" Ichiru sin intimidarse por esa mirada maligna de su padre–

–B-Bien... –balbucea Cross. Captado el mensaje. Prefiere incorporarse–. Pues, los vampiros han sido enemigos de los humanos desde hace mucho tiempo, pero... Hay vampiros que desean coexistir con nosotros pacíficamente. Estoy orgulloso de las nuevas generaciones que educan a otros para unir a los vampiros y los humanos. –da la espalda–. Kiryuu-kun, eso quiero que tu hagas con Ichiru. Aunque ahora sea imposible... Espero que algún día lo entiendas.

–Uh? –gira el pequeño a ver a su padre, notándolo cabizbajo–

–Será imposible, mientras el pasado no desaparezca. –responde, habiendo serenado la matanza de minutos antes–

–Es porque beben la sangre de las personas y son bestias que toman forma humana? –por sobre su hombro lo observa-

Ninguna respuesta da Zero, ya que su platinado flequillo cubría sus ojos.

–Papá... –nota la repentina depresión de su progenitor–. Etto... Eh... Tome, Director... Abuelo. –murmulla lo último brindando ese regalo que logró hacer a escondidas–. Un regalo por el Saint Chocolate. –sentado sobre ese escritorio sonríe–. El regalo de papá aun no le hecho. –tímido confiesa–

–Cupones de Ichiru para masajes en los hombros! ¡Genial! –alegre pasea Cross por la estancia con esos acordeones de papel con dicha descripción–

–Vamos, papá. ¡Ya es hora de trabajar. La hora del almuerzo está por terminar –alegre le toma la mano, corriendo a la puerta–

 

Euforia, en su mayoría de las chicas de la Clase Diurna. Gritos de ansiedad y cajas de chocolate ondeándose sobre sus cabezas. Tratando Ichiru de contener la barricada en que se convertían esas estudiantes con colocarse delante de ellas. Y, asombrosamente no siendo derribado por éstas que mantenían una línea imaginaria. Seguramente por estar Zero Kiryuu a unos cuantos metros, vigilándolas.

–Uh? –posa Ichiru por inercia sus ojos en ese trio de chicas acercarse a dirección de su callado progenitor–. ¡Woa! No pensé que este año también habría siquiera alguien que se atreviera a darle chocolates a papá.

Pero, como todos los años de Saint Chocolate, su padre no los aceptaba. Ríe travieso Ichiru a eso, sabedor del amor que solo le tenía a una persona.

–Wa!! –siente Ichiru como es empujado a adelante-

 

–Como siempre tienen mucha energía. –opina sonriente Ichijou recargado en la baranda de una de las escaleras de la entrada–

–Dicen que mañana es el Día de Saint Chocolate. –recuerda Kain bostezando después. Sentado junto a su primo–

–Me pregunto cuántos me darán este año. –más despierto se atreve Aidou a sonreír– ¿Akatsuki, quieres competir… A ver quién recibe más?. –gira a ver al anaranjado sin perder su alegría–

–No empieces. –niega agotado. Era su pareja pero nunca igualaría su energía para eventos tan triviales–

–Qué molesto. –opina Shiki sentado frente al par de primos, cruzando sus piernas–

–Por qué? –desciende Ichijou las escaleras, acercándosele–. Podrías recibir muchos chocolates, Shiki. No me pondría celoso.

–Kaname-sama! –exclama entusiasmada Ruka en pie por reconocer esa presencia descender por la 2da escalera–

–Buenos días, Kaname. –posa el vicepresidente sus ojos verdes en su Líder escoltado por Seiren–

–Nos vamos? –sonriente detiene Kaname sus pasos girando a ver al resto de sus compañeros–

 

 

Toma Ichiru aire, botándolo en el silbato que tenía en su mano para llamar la atención y silenciar a esas cotorras. Prefirió subir a aquel muro sobre la puerta de la entrada del Dormitorio de la Luna para hacerse notar. No quería ser nuevamente aplastado.

–Está prohibido dar chocolates antes de la fecha fijada! –aclara con un rostro severo, tratando de imitar a su padre–

Vale poco la descripción y el orden que Ichiru trataba de dar a un par de chicas, usando la una a la otra de escalera para poseer altura y alcanzar el muro. Ese año serían más arriesgadas.

–Tú, la de ahí! ¡No subas por la pared! –ordena Ichiru–

Angustiándose la chica de coletas por ser descubierta, perdiendo el equilibrio, descendiendo de los hombros de su compañera. No cae esa castaña al suelo, al contrario, a salvo es sostenida por los brazos de ese Prefecto inexpresivo.

–G-Gracias. –tímida agradece a Zero. Es dejada a salvo en el suelo–

–Woa, papá! ¡Eso estuvo genial! Qué reflejos. –halaga desde arriba el hijo–

–L-Lo siento! –pide la chica de coletas por esa mirada violeta del albino mayor sobre su persona–

–Lo he dicho miles de veces... Si alguien vuelve a intentar algo así de nuevo, me asegurare personalmente que los suspendan todos los años hasta que se gradúen. –firme deja Zero en claro-

–QUÉ?!!! –impacto masivo en la Clase Diurna–

–Hm... –suspira Ichiru desde arriba– "Papá siempre hace cosas para ser odiado por las estudiantes". Pero yo me encargare de que eso cambie mañana. –sonríe igualmente en firmeza. Prefiere saltar hacia abajo–

Otro grito colectivo, reparando Ichiru en las puertas abrirse. Un sonriente Aidou saludaba en medio de Ichijou y su novio. Repara en ese castaño inexpresivo de blanco uniforme que igualmente salía, posando por inercia sus ojos violetas sobre los de su padre, notándolo bastante alejado de la barrera humana de chicas impactadas por sus "ídolos"

–Ey, no empujen! –ordena Ichiru, molesto por ser desplazado su padre– ¡No empujen!  –insiste colocándose de barrera en la orilla del camino–

–Ohayou! ¿Todas están bien hoy? –continua saludando Aidou a las eufóricas chicas–

–Lo estamos!!!

–Vamos, tú también háblales. –ve a su pareja sobre su hombre, sin borrar su sonrisa–

–Te dije que no. Esas chicas no me interesan. –aclara Kain sin darle ninguna mirada a esas chicas, avanzando tras su primo–

A cambio, se ruboriza Aidou, después sonriendo a gusto por esa respuesta. Regresando su vista al frente.

–Buenos días, Ichiru. –saluda Kaname con una sonrisa al pasar delante de ese menor–

–Eh? ¡Ohayou gozaimasu! –alegre responde. Ganándose la envidia de las locas enamoradas, valiéndole poco– ¿Uh? Se detuvo. –repara en ese castaño haber pausado su marcha–

Siguen sus orbes violetas en medio de esos gritos y exclamaciones de euforia como retrocedía Kaname hasta donde estaba su padre, causando que los demás Clase Nocturna igualmente detuvieran sus pasos a esperar a su Presidente.

–Kiryuu, cómo te sientes? –inquiere Kaname frente al Prefecto–

Es tomado Zero por sorpresa, pero solo calla, sin dejar de verlo.

–Cuídate. –augura para después marcharse–

-... –empuña Zero sus manos a sus costados, frunciendo su ceño– ¿Quieres averiguarlo? –sereno pero no menos molesto internamente inquiere–. Siempre seré tu oponente... Kuran-senpai.

–Tks... –chasque su lengua Aidou viéndolo por sobre su hombro– ¿Cómo se atreve?

–Hanabusa... –advierte Kain. Sirviendo para que su pareja avanzara sumiso al lado de su superior–

Ignora Ichiru esa marcha para posar su vista en su padre albino que tenía su vista fija en "esos estudiantes" de blanco.

–Papá... –exclama, entristecido por ese trato violento de su padre hacia su amigo– "¿Por qué él continua molesto con Kaname-senpai? ¿Estará ocultando algo? Kaname-senpai debe saber sobre eso..." Pues yo me encargare de que vuelvan a ser amigos. –decidido promete–

 

 

Alegremente estaba en la cocina del chalet* del Director en esa noche. En pijama, sobre una silla se ayudaba para tener altura y alcanzar ese mesón, teniendo ollas e ingredientes a su alrededor.

-Qué crees que haces aquí solo? –entra Zero igualmente con prendas de pijama, recargándose en el marco de la cocina-

–Mi regalo para Kaname-senpai. –se encoge Ichiru de hombros girando a verlo por segundos–. Me pregunto si él se alegrará.

–Ichiru... –resopla ladeando su cabeza–. No serás la única persona que quiera darle.

–Es para agradecerle y expresarle mi gratitud. –interrumpe sin dejarse deprimir–

–Está bien. Vendré por ti después. –resignado se retira. Su hijo era completamente terco, igual a él–

Avanza Zero por el pasillo sin hacer ruido, deteniéndose pensativo. No quería dejar solo a su delicado hijo. Aunque sería imposible ir contra él, empezaba a distanciarse poco a poco de Ichiru. Pero no podía decirle la verdad del por qué su cambio hacia Kaname Kuran.

De un momento a otro, siente su mundo ponerse de cabeza por ese repentino dolor invadirlo. Cubre con su mano su rostro tambaleándose por ese pasillo falto de luz. Hasta uno de los muros se agarra respirando agitado. Tenía que irse de ese lugar e impedir que su hijo lo viera en ese deplorable estado. Se impulsa con su mano separándose de esa firmeza para continuar avanzando, solo consiguiendo pocos pasos de diferencia, necesitando nuevamente sostenerse de un muro cercano. Recarga su espalda para deslizarse hasta caer sentado al lado de ese ventanal de cortinas abiertas. Sosteniendo su torso con sus manos a cada lado apoyadas en el suelo, respiraba agitadamente con su boca abierta, cabizbajo.

–Aunque quieras evitarlo o escapar de eso, nada cambiará. –avanza Cross por el lado contrario del pasillo, cubriéndose con una sábana–. Aun así, te obligas a resistir hasta el último minuto.

–Cierra la boca... –exclama a la defensiva, incorporándose–

O eso trata ya que su débil cuerpo se lo impide, cayendo nuevamente de sentón al suelo. Esta vez, tomando en un puño parte del cuello de su camisa, sintiendo que se empezaba a escasear el aire. Un escalofrió lo recorre obligándolo a abrazarse a sí mismo, empapándose excesivamente su ropa por un sudor frío. Jadea Zero por tener ganas de trasbocar, cubriendo con su mano su boca, a cambio tosiendo. Bajo la mirada entristecida de Cross.

–Te hará sentir mejor. –hincado brinda el Director ese vaso con agua y una tableta redondeada en su palma–. Si tomas esto, el dolor se detendrá.

–Qué es? –débilmente balbucea viendo aquel ofrecimiento–

–Sabes lo que es.

Niega. Alejando el vaso de un manotazo, chocando el cristal contra el suelo, derramando el líquido.

–Últimamente los ataques ocurren más a menudo. –se incorpora Cross sereno, no ofendido por la impulsividad de ese albino–. Deberías despertar y entender que no puedes seguir así por más tiempo. –recuerda. Lo ignora el joven desviando su rostro, abrazándose a sí mismo–. No, ya lo sabes.

Baja el joven estudiante sus ojos violetas, presionando sus dedos sobre sus brazos. Por supuesto que lo sabía. Era su cuerpo ¿no? Su maldición...

–Yo me encargaré de Ichiru. Ve y descansa, Kiryuu-kun.

 

*                      *                      *                      *

 

Sale del salón en silencio al terminar las clases en esa mañana para tener que lidiar con "la actividad" de ese día, encontrándose en medio del pasillo con Ichiru.

–Hora de trabajar! –alegre lo alcanza Ichiru–

–Sí. Hora de trabajar... –exhala sin detener su marcha– ¿Qué tanto hacías que te demoraste en ir a la cama?

–Mi regalo ¿No te lo dije, papá? –sonriente saca orgulloso una caja pequeña con un verde envoltorio–. Lo terminé a tiempo. Yo todo lo que propongo me esmero en cumplir.

–Eso noto. –suspira. Para su desgracia–

 

Las dos puertas se abren luego de haber preparado, como todos los años aquellos puestos con sus respectivos "admirados", dejando libre el camino de en medio donde precisamente estaban el par de albinos. Ya estando las puertas del Dormitorio de la Luna abiertas.

–Todas cálmense! ¡No se empujen! –aclaraba Ichiru ya que su padre ni loco lo haría–

–Oh, se ve divertido! –exclama Aidou alegre y entusiasmado como niño pequeño–

–Será un problema después de todo. –en agotamiento opina Shiki–. Esto es el infierno.

–Ni lo digas. –secunda Kain–

–Da inicio el tradicional Día de Saint Chocolate! Todos los miembros de la Clase Nocturna caminaran a las puertas asignadas a cada uno. Cuando estén en sus puestos las chicas harán fila para entregarles los chocolates. Mantengan la calma y cooperen por favor. –describe Ichiru acercándose a la Clase nocturna–. Esto no es un juego ¿entienden? ¡Es algo muy serio para las chicas! –señala, cambiando a una seriedad linda para su edad–

–Voy a tomar uno de todas las chicas! –manifiesta Aidou, ignorando las palabras del mini Prefecto. Eufórico sale a correr–

–Aún no, Aidou-senpai! –gira a verlo Ichiru–

–Aidou. –interrumpe la voz de Kaname. Frenando el rubio en segundos–. Compórtate. ¿Entendido? –camufla su severidad con una sonrisa amable fijada a él-

–H-Hai, Presidente Kuran.

–Gracias, Kuran-senpai. –sonriente responde Ichiru viéndolo. Después alejándose para darle una mano a su padre– ¡Entonces, empecemos! –saca el silbato– ¿Listas?

Da un silbatazo pese al aburrimiento de su padre. Y así, empieza la entrega de regalos.

–Arigatou. –con su mejor sonrisa agradece Ichijou frente a su reja a esa variedad de cajas de chocolate– ¿Eh? –repara en su joven pareja pasar de largo al lado de Rima–. Ey, Shiki, tú también tienes que recibir algunos.

–Esto es una estupidez. –murmulla suavemente el modelo, lo suficiente audible para su pareja–

–Lo siento, señoritas. –corre Ichijou hacia su pareja, tomándolo de gancho–. Me llevaré a Shiki-kun un momento. –se alejan, lo convencería a su manera–

–Eh? –solo se siente el pobre modelo arrastrado–

Es llamado Kaname, deteniéndose en la reja con su nombre, recibiendo amable las cajas bellamente decoradas, logrando la atención de esa mirada violeta de Zero por segundos, como el desagrado de Ruka.

–Deberían agradecer que Kaname-sama sea gentil. –molesta dice Ruka para sí–

–Qué miedo. –inexpresivo bromea Kain a su lado. Cargaba varias cajas, luego de dejarse convencer (chantajear) de Aidou. Para nada sintiéndose a gusto–

–Tú también. Deberías lucir más feliz por recibir tantos chocolates. –lo ve ella de reojo con su ceño fruncido–

-Son para Hanabusa. –confiesa el anaranjado–

–Uh? –arquea ella su ceja por algo insólito–

–R-Ruka... Ruka-san!

–Qué cosa? –responde, posando su vista en ese chico de lentes de la Clase Diurna–

–Por favor acepta mis sentimientos! –ofrece el Delegado del salón de Zero con una sonrisa–

Un balde de agua fría para la castaña clara, que sin embargo recibe. Por otra parte, Aidou aprovechaba para pedir algo más que un chocolate. Usando sus encantos pedía el tipo de sangre. Ganándose la tarjeta roja de Ichiru y pitazos.

–Solo sentimientos y chocolates! ¡Eso no está permitido! –recuerda Ichiru con esa tarjeta roja. Al dejárselo claro, continua con su supervisión–

–Gracias por tu trabajo, Ichiru. –pasa Kaname luego de finalizar de recibir unos cuantos regalos–

–"¿Ya se va?" –piensa el pequeño albino–

–Pero no te esfuerces. –lo ve por sobre su hombro, retomando sus pasos–

–"Perderé la oportunidad de dárselo" –se preocupa por no poder moverse de su supervisión. Saca esa caja de su bolsillo seguro a lo que haría–. Kanam... ¡Waa..! –cae al suelo por una de las rejas no resistir a esas cotorras por estudiantes–

Pierde de su mano su regalo, viendo como su padre se acercaba y lo levantaba.

–Kuran! –llama Zero para después arrojárselo. Girando el castaño y siendo tomado en el aire–. Se te cayó esto.

–Lo tomaré. Gracias, Ichiru. –agradece viendo al menor por segundos con una sonrisa. Reanuda su retirada-

–No... No es nada! –algo ruborizado contesta–

–Y ustedes que están esperando para levantarse!! –furioso ordena a esa mole de carne que se fue sobre su hijo. Solo le faltaba morder de la ira–

Antes de ser asesinadas por ese albino, se levantan como resortes, de paso ayudándole al pequeño albino a levantarse, retirándole el polvo como sumisas criadas para después retirarse.

–Gracias por habérselo dado, papá. –sonríe a gusto Ichiru–

–De lo contrario hubieras empezado a llorar.

–Papá! –hace un puchero–. Ah, ni creas que me olvidado de ti ¿eh? –le da la espalda para empezar a buscar dentro de su traje, no reconociendo bulto alguno– ¿Eh? No está.

Empieza Ichiru a buscar alrededor de su caída por si se salió de su bolsillo. Por inercia posa Zero sus ojos sobre el cuello de aquel menor, deteniéndose su respiración por aquella sacudida de sus sentidos. Alza sus cejas en dolor para irse sin hacer ruido.

–Ah, ya recordé! ¡Lo dejé en mi habitación! –se levanta del suelo luego de hincarse– ¡Vamos por él! –sonriente gira– ¿Uh? ¿Papá? –ladea su cabeza extrañado–

 

Entre sus manos cargaba esas cuantas cajas, acompañado de Seiren. Avanza en medio de ese rutinario camino de arbustos.

–Kaname-sama. –llama servicial, girando a verlo, inexpresiva– ¿Les molesta? Yo los llevaré. –ofrece sus manos–

–Con esos estará bien. –da la mayoría de obsequios–. Puedes deshacerte del resto. –se adelanta con lentos pasos–. Este es el único que quiero.

Sin detenerse acerca Kaname esa pequeña caja de verde envoltura contra su nariz, percibiendo ese leve aroma mezclado con el de ese pequeño. Aunque hubiera deseado haberlo recibido como regalo del Kiryuu mayor.

 

*                      *                      *                      *

 

Del lavamanos se aferra luego de no poder tragar aquella droga, a cambio, se perdía en medio del agua que corría del grifo. Tose encorvado, sintiéndose peor. Cada vez más decaía, y no quería que su hijo lo viera así. Por eso decide darse una ducha para ver si se calmaba.

En silencio abre Ichiru esa puerta luego de no requerir el Director Cross de él, deteniéndose por ver a su padre sentado en el suelo recostado contra el muro.

–Ajá! ¡Aquí estabas! –sonríe acercándosele, pero continua inmóvil– ¿Papá, qué sucede? –frente a él se hinca ladeando su cabeza–

A cambio, recibe una caricia en su mejilla de su padre, siendo observado por esos ojos tristes. Decide Ichiru tomar una toalla y alzar sus manos para alcanzar esos cabellos tan idénticos a los suyos.

–Te vas a resfrías si no te secas, Papá. O eso me dices a mí. –sonriente pasaba esa toalla por ese rostro mayor–. Y también tienes que abotonar tu camisa. Listo. –sonríe a ojos cerrados–. Oh, es cierto. Tu regalo. Aquí no está. –le toma la mano–. Ven, sígueme.

Por lo menos usa sus zapatos y chaqueta de uniforme para salir, dejándose conducir por Ichiru hasta los jardines de la Academia, pasando entre arbustos en medio de la noche hasta llegar a la fuente de cisne.

–Siéntate. No demorara en llegar.

Extrañado accede a la petición de su copia infantil. Dulcemente le toma la mejilla sonriendo sin dejar de observarlo. Se borra su pequeña sonrisa por completo por reconocer esa silueta salir entre los arbustos, avanzando hasta quedar a metros de ellos, Frunciéndose su ceño.

–Viniste, Kaname-senpai! –alegre gira Ichiru a ver al castaño–

–Hola, Ichiru. –sonriente saluda peinándole el cabello con una mano–

–Debí suponerlo. –se incorpora Zero molesto– ¿Cómo puedes usar a mi hijo para tu burla, Kuran? ¿Qué pretendes?

Kaname solo ladea su cabeza con un triste gesto. Observándolo Ichiru que igual se entristece.

–Papá, no fue Kaname-senpai! ¡Fui yo! –defiende–. Pensé que te gustaría. Tú y Kaname eran amigos y...

–Basta, Ichiru. Es una cosa la cual no entenderías. –zanja Zero–. Nos vamos.

–No! ¡No me iré contigo! –retiene sus lágrimas de dolor–. Soy un niño pero sé que tú quieres a Kaname-senpai tanto como yo, solo que no quieres aceptarlo porque él es un vampiro ¡Y no me quieres decir por qué! –empuña sus manos–. Él es bueno y nunca te hará daño.

–Ichiru, no más. –interviene suavemente Kaname por ese gesto dolido en el joven padre–. Él tiene razón. Eres muy pequeño para saberlo y entenderlo.

–Eso odio! Que ni Kaname-senpai quiera decirme. –se va molesto–

–Ichiru!

–Kiryuu, espera. –atreve Kaname a tomarle la muñeca–. Ichiru debe calmarse. Igual que tú.

Ninguna respuesta del cazador, dándole la espalda, pero no alejando su mano de la de Kaname, ambos percibiendo la piel del otro.

–Por qué tuvimos qué cambiar? ¿No éramos... más unidos?

–Eso es lo que me pregunto cada día. –baja Zero su mirada–. Pero todos tenemos que cambiar. Sobre todo tú Presidente Kuran. Hm... –sonríe girando a verlo en burla– ¿Cuantas veces te creí tan prescindible? Debiste agotarte de mí.

–Nunca. Me agote fue de las tantas mentiras del Director. –confiesa atreviéndose a tomar la mejilla contraria–. Pero tus sonrisas transformaban mi molestia. Siempre me gusto que me llamaras Kaname-senpai. –posa su mirada contra la violeta–

–Ahora me vale quien seas... Kuran. –mantiene el contacto visual no moviéndose de su posición–

Inconscientemente sus ojos violetas dedicaban miradas furtivas a esos labios delante, las cuales se encontraban con esos bajos ojos cafés abiertos y conseguían hacerlo ruborizar. Siente como Kaname desplaza su mano hasta rozar con el flequillo platinado de sus costados, moviéndose sus dedos para enredar uno de ellos entre sus cortas hebras, a la vez que acercaba su rostro acortando la distancia. Hasta que sintió finalmente un beso húmedo sobre su labios. Zero no reaccionó de forma violenta, solo se lo permitió.

Repentinamente, siente esa boca tratar de abrir la suya, provocándole reaccionar, apartándose. Agitado admira a Kaname con un triste y confuso gesto, prefiriendo alejarse.

Sin mirar atrás se desplaza hasta su cuarto, cerrando con su espalda la puerta.

–Viniste. –adormilado alza su cabeza, bajo las sábanas–

–Ichiru... ¿Por qué estás despierto? –trata de serenarse antes de acercársele. Sintiéndose aliviado de verlo dentro del cuarto y no alrededor de la Academia. Toma asiento en el borde de la cama–

–Toma. Feliz día. –obsequia una segunda caja más reducida con una pequeña sonrisa en medio de su somnolencia–

Sonríe Zero que abraza a su pequeño entre sus brazos. Era lo único bueno que ese día le había dejado...

–Perdóname, hijo. Perdóname.

 

*                      *                      *                      *

 

Con esa copa de agua en su mano toma Kaname asiento en el salón, robando su silenciosa presencia la atención de ese rubio en pie frente a la estantería, teniendo un libro abierto entre sus manos. Saca el castaño ese único regalo de chocolate que accedió a tener de envoltura abierta, dejándolo sobre la mesa al lado del vaso. Abre la tapa admirando en ella esa inscripción. "Ven a la fuente esta noche, Kaname-senpai. Ichiru"

–Por cierto... Kiryuu estaba muy pálido hoy. –opina Ichijou–

–Era lo que tenía que pasar. –responde sin verlo, cerrando esa caja. Deja caer esa blanca tableta dentro del agua–

–Qué? ¿Sabes algo de eso? –alza sus cejas rubias intrigado–

–Digamos que el incidente de hace 7 años... –levanta sin verlo esa copa de ahora rosado color– cambió su vida.

Notas finales:

Calma, calma, fanatic@s, todo a su tiempo. Espero que no haya sido tan molesto.

Cada día amo más a Ichiru-chan >////< ¡No puedo creer que haya hecho un personaje tan dulce y deseable como ese! >//////<


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