Taemin encontró una rana en el pequeño pantano que había en el parque cerca de su casa. Esperando poder conservarle como un amigo, él puso la rana dentro de una caja de zapatos y la llevó a casa, con su madre.
-¡Umma! ¡umma! ¡Mira lo que encontré!- Dijo emocionado. Su madre, al ver la pequeña criatura verde y pegajosa, sólo suspiró, pensando los niños siempre actuarán como niños.
-Cariño, sabes que no puedes quedártelo. Él necesita estar con sus otras…ranas amigas.
Con esta respuesta, el Taemin de diez años sollozó -¡Pero quiero conservarlo!
-Piénsalo, pastelito, él no será capaz de estar con su familia si tú te lo quedas.
Taemin, con los ojos abnegados en lágrimas, asintió solemnemente. Dio media vuelta, con la caja entre sus manos, atravesó la puerta y caminó de regreso al parque donde había encontrado la rana. Caminó lo más despacio posible, tratando de prolongar lo inevitable. No quería estar separado de la rana; quería que la rana fuera su amigo, no tenía otro amigo. Siempre había sido molestado por su cuerpo delgado y su apariencia aniñada, ¿por qué no podía ser amigo de una rana? Después de todo, no sería la primera cosa rara que haría en su vida.
Miró dentro de la caja, sólo para ver la rana mirándole con unos ojos enormes, totalmente asustado.
-No te preocupes, no voy a lastimarte.- Trató de arrullar, pero la expresión de la rana no cambió. Taemin pegó más la caja contra su pecho y empezó a tararea, mirando directo a los ojos de la rana. Aquella mirada empezó a relajarse.
Cruzó el parque; el pequeño pantano sólo se encontraba algunos metros a lo lejos, cuando alguien la agarró por el cuello de la camisa y le alzó. Sacudió la cabeza para encontrarse con el bravucón de la escuela, Kang Han, tomándole por el cuello. Taemin rápidamente cerró la tapa de la caja y protegió su rana. El bravucón giró a Taemin, para que quedaran cara a cara. Taemin cerró sus ojos lentamente, mientras Han le acercaba más a su rostro.
-Maldición, enano, ¿acaso no te dije que te apartaras de mi parque?
-¡E-el p-arque no es t-tuyo! Es de todos.- Trató de retroceder a pesar de que Han le acercara más.
-¿Oh? No veo el nombre de todos en él.
-Tampoco puedo ver el tuyo.- Taemin replicó, sintiéndose un poco más de confianza. Incluso para un niño de diez años, podía darse cuenta que ese bravucón no era para nada inteligente. Apretó más la tapa de caja, manteniéndola cerrada mientras la deslizaba debajo de su brazo. Podía ver el pantano con la esquina de su ojo.
-¿Así que jugando al rudo, eh? ¿Qué es lo que llevas en la caja, chico rudo?
-Nada…
-¿Nada? Creo que estás mintiendo. ¡Déjame ver!- Le soltó, sólo para poder agarrar la caja que contenía la tan adorada rana amiga de Taemin.
Sin embargo, Taemin fue más rápido. Rodeó al bravucón y escapó a la velocidad de la luz hacia el pantano, tratando de agarrar firmemente la caja. Aun así, Han podía seguir sus pisadas.
Taemin se dejó caer y rodó por el pasto algo largo del pantano, manteniendo sorprendentemente bien la caja sin lastimarla, y perdiendo al bravucón de vista por un corto momento. Así tuvo la oportunidad de encontrar la orilla de las aguas de ese pantano.
Con la respiración agitada, Taemin se arrodilló y dejó la caja cerca de la orilla lodosa. Siendo cuidadoso, abrió la tapa, observando a la rana escondida en la esquina, con sus ojos abiertos más grandes que nunca. Los ojos de Taemin se llenaron de lágrimas; había tratado tanto de no asustar a la pobre ranita, y le lastimaba verle de esa manera tan asustado.
-Lo siento, en serio lo siento tanto…Emm…¿Minho?- Sonrió suavemente. -¿Te gustaría si te llamara Minho? Prometo no lastimarle.
La rana le miró por un largo momento, en el cual parecía estar en shock. Taemin le dio a su nuevo amigo rana una sonrisa que pudo haber detenido al mundo de girar. Lentamente, Taemin extendió la palma de su mano hacia la rana.
-Por favor, Minho ah…Yo, lo siento…- La rana miró a Taemin y después su mano, después volvió a enfocar su mirada en él; una última mirada fue suficiente para que la rana brincara hacia la palma extendida de Taemin. Con una enorme sonrisa, Taemin liberó a Minho en la orilla de las aguas. La rana brincó por la parte superficial del agua antes de voltear a ver la sonrisa de Taemin.
Pero, antes de que Taemin pudiera decir o hacer algo, ya había sido levantado por los brazos y arrastrado, siendo lanzado sobre su espalda. Kang Han regresó para terminar lo que había empezado. Minho se sentó en lo superficial del pantano, observando como Taemin era empujado y maltratado.
Las lágrimas de Taemin empezaron a caer, su llanto se escuchó por todo el pantano. Entonces, el ataque terminó. Taemin abrió los ojos con curiosidad para ver que su atacante se había detenido. Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a Minho, con su toda y su pegajosa-y-verde gloria, saltando de la cabeza del niño, hacia sus hombros y de regreso a la cabeza.
El bravucón gritó hasta que perdió el equilibrio y cayó sobre su espalda, mientras que Minho se subía a su rostro. Un último gritó salió de Kang Han, mientras corría a casa. Minho brincó al regazo de Taemin, mirándole con unos ojos cafés y enormes. Si la rana pudiera sonreír, Taemin definitivamente hubiese pensado que Minho estaba sonriendo.
Entonces no se contuvo, se dejó caer sobre su espalda, riendo histéricamente mientras Minho brincaba sobre su estómago. Taemin cuidosamente se sentó, y tomó a la rana con sus manos.
-Me tengo que ir, pero prométeme que nos volveremos a ver, ¿sí? Y seguiremos siendo amigos. –En respuesta, Minho brincó a la cabeza de Taemin dejó escapar un grave croar. Taemin rio tontamente, bajando la rana de su cabeza y colocándola de nuevo en el agua. Taemin se despidió de nuevo de Minho, con lágrimas amenazantes por salir mientras volvía de regreso a casa.
~~~~~~
Tres días habían pasado y no había señal alguna de Minho. Taemin hubo regresado al pantano cada día, sin encontrarle. Suspiró y decidió volver a casa. Volvió a su vieja rutina de escuela después de eso; tarea, cena, video juegos, después listo para irse a la cama.
Sin embargo, en esta noche en particular, no podía dormir. No es que no estuviera cansado…Sino por el maldito canto de una rana…Un segundo.
Taemin saltó de la cama y abrió la ventana de su habitación, viendo a su pequeño amigo verde sentado en la cornisa.
-¡Minho!- Gritó.
Minho saltó a través de la ventana, aterrizando en la cabeza del chico, para croar suavemente. Taemin cogió a Minho y lo colocó sobre su vientre una vez que estuvo de regreso en la cama.
-Pensé que no volvería a verte.- Bostezó mientras acomodaba su cabeza y se quedaba dormido. Taemin despertó con Minho a un lado de su cabeza, dormitando; su rana tenía las piernas extendidas como si estuviera relajándose en un lounge. Rio tontamente y acarició la cabeza de la rana con suavidad. Los enormes ojos de Minho se abrieron para chocar con los de Taemin. Una vez más el niño le obsequió esa enorme sonrisa capaz de robar el aliento.
Taemin se puso de pie, preparándose para ir a la escuela, mientras Minho brincaba a la cornisa de la ventana. Taemin abrió la ventana y vio a Minho saltar, yéndose a casa; sabía que Minho iba a volver, y así fue, Minho volvió cada noche desde entonces, yéndose en la mañana del mismo modo.