Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cae en la oscuridad. por Ross Golbach

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen únicamente a Masashi Kishimoto.

La salida estaba cerca, podía ver la luz desde dónde se encontraba, solo tenía que correr más rápido y él no podría alcanzarle, Lily-chan no podría alcanzarle. Rió para sí mismo al imagina la cara que pondría la linda gatita al notar su ausencia.

Los colores se movían por las paredes y él solo seguía avanzando hasta la luz, pisando el acolchonado suelo de aquel lugar. Pero jamás lo extrañaría, no regresaría allí jamás, solo tenía un objetivo en mente, la persona que lo obligó a estar ahí, tenía que encontrarla.

Los efectos en su mente no hacían más que fastidiarlo y por un momento tuvo ganas de hacer callar al grillo que cantaba en la esquina contraria de ese sitio, aplastarlo con su pie y obligarlo a callarse, para poder concentrarse mejor en escapar de ahí. Pero no era lo suficientemente paciente, con fuerza se agarró la cabeza y tapó sus oídos, intentando no escuchar el sonido, sin embargo, era inútil. Sentía el ruido dentro de él, como si mil grillos ingresaran en él y una vez más, quería ver muerta a esa persona.

Llily-chan estaba lejos, esa gata que se paraba todas las noches en la ventana a maullar ya no podría verlo, él estaba lejos, muy lejos de ella. Escapaba.

Cuando por fin alcanzaba la salida, otra vez la oscuridad llegaba, caía en el acolchonado suelo y sin que pudiera siquiera evitarlo, comenzó a gritar otra vez, sintiendo las paredes acercarse a él cada vez más, mientras que poco a poco la habitación comenzaba a hacerse exclusivamente rectangular. La luz volvió, pero la salida se había esfumado y solo quedaba él, junto con Lily-chan, quien maullaba en la ventana a modo de burla por su intento fallido de escape.

— Calla Lily, no estoy de humor —Un poco de ruido se escuchó y con curiosidad fue a ver quién sería la nueva víctima de aquel lugar.

Se acercó lentamente a la puerta, que se encontraba cerrada con mil y un combinaciones y logró ver cómo los hombres sin rostro se llevaban a una chica de la habitación de enfrente.

Suspiró.

Estaban acabando con ellos y pronto sería él, no había manera de escapar y la anterior se fue, cuando sintió esas cosas asquerosas bajar por su garganta y algo pincharlo en el brazo, eso había sido el detonante para que la salida se perdiera y él estuviera destinado a morir como los demás jóvenes en ese lugar.

Ahora mismo, la habitación se llenó de silencio, el tan horrible silencio que le hacían extrañar al grillo que con anterioridad había lanzado a las estrellas, o espera, no lo había hecho, había desaparecido de su cuerpo como por arte de magia, al ver a los hombres sin rostro amarrar sus brazos con una camisa que le daba calor.

Intentó defenderse, pero ellos eran fuertes.

Con pesar, se levantó de a poco y observó la pequeña ventana en la sellada puerta, pensando en su extinta familia, ellos ya no existían. Prometieron visitarlo, y pronto sacarlo de ese infierno, sin embargo, al pasar los tres años, él jamás los volvió a ver, jamás supo de ellos y la verdad, ahora ya estaba acostumbrado y con la idea de que jamás sería liberado, a menos que los hombres sin rostro se rindieran y lo dejaran volver.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una cabellera rubia, quien era ingresado a la habitación de enfrente. Un rubio, ojos azules y marquitas en las mejillas, era llevado a la habitación donde Haruka solía estar, pero ella fue llevada antes de ahí.

A morir.

Los hombres cerraron la puerta y él solo se limitó a observar con curiosidad los ojos azules, que parecían tristes, solos y con culpa. Ese ángel que tenía marcas similares a las de Lily, lloraba enfrente de él, pero solo lo observaba, mientras este intentaba romper el cristal con su cuerpo atado en esa camisa blanca que daba calor.

Los ojos del rubio se encontraron con los de él, cuando se dio cuenta que luchar era inservible para salir de ahí.

Recargó su mejilla al cristal y después fueron sus labios, donde susurró unas palabras que hicieron sonreír al rubio. Se alejó y siguió tratando de buscar la salida, cuando encontró la llave, que lo llevaría a la oscuridad y los hombres ingresaron a la habitación con dos pinchos dolorosos, de nuevo.

Solo que ahora ya no podría volver a pedirle a Lily que se callase. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).