No había necesidad de mentir. Por más que quisieran, los dos sabían lo que realmente se estaban diciendo. Y mientras finjían creerse esas mentiras y sonreían falsamente, DongHae se preguntaba si, luego de cerrar los ojos esa noche, tendría las fuerzas suficientes para abrirlos por la mañana.
Se miraron a los ojos, como diciéndose adiós, como despidiéndose de esa relación que solo sus miradas habían mantenido durante lo que había parecido una vida. Aún si debían volver a verse mañana, sabían que sus ojos no volverían a encontrarse. Y lo echarían de menos, oh si lo harían.
Luego de despedirse con un adiós y un hasta mañana que realmente significaban te quiero y y yo a ti, DongHae se dirgió al sofá. Ese sofá que escondía caricias y roces que no volverían a producirse. Siempre habían sido 'accidentales' y no habían durado demasiado, pero les bastaba una mirada para saber que escodían una eternidad en ellas.
Aun así, los secretos estaban para ser guardados y esas palabras nuca fueron dichas en voz alta. Y así se quedarían. Solo sus ojos sabrían la verdad.
DongHae negó con la cabeza, pues a veces duele más escuchar según quépalabras, que no haberlas oído jamás. Sin embargo, en el fondo de su corazón deseaba ver esos labios formar esas palabras, oír esa voz suavemente pronunciarlas, y quedarse en ese segundo por siempre.
Ahora, sin nadie más, el sofá parecía mucho más duro e incómodo que antes, como recordándole que HyukJae no volvería a sentarse en él, y que él no volvería a recostarse sobre HyukJae.
Sus ojos se guiaron por primera vez en muchos días, no hacerlo hasta hoy había sido una promesa auto impuesta. Se recodó a sí mismo que los dos lo sabían, que habían elegido ese camino porque era el mejor. Aun cuando no lo habían dicho, aun cuando nun a lo habían siquiera insinuado, lo sabían. Lo sabían. Y sin embargo sus dedos se movían siguiendo unas órdenes que DongHae no había llegado a procesar, y para cuando lo hizo el teléfono ya estaba en su oreja y el número ya había sido marcado.
Como si en el otro lado hubieran estado esperándolo, respondieron al primer tono. Silencio. Silencio era lo único que se escuchó durante unos segundos. Eso y sus respiraciones entrecortadas como si hubieran estado corriendo aún cuando los dos apenas se habían movido. Pero se entendían y lo sabían. Sabían que esas palabras iban a ser pronunciadas, que debían ser pronunciadas. Y como si se tratara de un suspiro DongHae dejó escapar su nombre:
- Hyuk...
- Hae... - escuchó en respuesta.
Los dos sintieron que las palabras ya habían sido dichas aunque no hubieran sido pensadas siquiera. Los segundos pasaban y el silencio había vuelto a apoderarse del moment. Pero DongHae supo que escucharlas de verdad sería demasiado doloroso, por que solo susurró dulcemente:
- Buenas noches.
- Buenas noches a ti.
Y cortó la llamada, la última de verdad. Entonces rompió a llorar alejando de sí el teléfono sabiendo que en el otro lado estaba sucediendo lo mismo. Y por últim vez se sintió acompañado en su soledad. Pronto sus ojos se cerraron y DongHae se sumió en un sueño profundo del que no iba a querer despertar...