Visión de verano
¿Encontrado?
Cuando era niño vi una visión. Era verano, hacia tanto calor que no había nadie en el parque. Recuerdo que me sentí abrumado y solo. Mi hermano se había largado con sus amigos, dejándome abandonado ahí, cuando se suponía que tenía que cuidarme. El sol nunca me ha favorecido ni entonces, ni ahora. Creo que me deshidrate, recuerdo tener mucha sed y también mucho sueño.
Y entonces, vino en mi ayuda un chico de cabello plateado y unos ojos que brillaban violáceos a contra luz. Me dio agua, se sentó conmigo en una banca y me dijo cosas que no puedo recordar. Luego, cuando yo me sentía mejor, me puso su gorra y se fue.
Sé que fue real, le llamo “visión” porque cuando él me toco, cuando me hablo, cuando pude ver una sonrisa en su rostro, me di cuenta que me había enamorado por primera vez. Y no he podido olvidarle. Eso fue hace diez años, y aún conservo la gorra.
Le he buscado en cada rincón de mi universo. Volví al parque tantas veces que ya no recuerdo. Incluso se convirtió en un ritual ir todos los días después de la escuela y sentarme en aquella banca a esperar verlo pasar. Aún ahora que estoy en la preparatoria es lo primero que hago al salir de clases.
Sin embargo, estoy saliendo con alguien. Lo conocí en la escuela de natación de mi hermana. Ese día mi madre no pudo acompañarla y me lo encargó. Yo no soy un irresponsable como mi hermano, soy mejor hermano mayor que él, así que fui y esperé ahí, hasta que la clase terminó. Él era uno de sus compañeros, un año menor que yo, y asistía al segundo año de mi preparatoria, lo que me causo una gran sorpresa, porque por al menos un año había pasado desapercibido para mí. Eso, en teoría, era imposible ya que tenía el cabello plateado y sus ojos traslucían ese color violeta que me había encantado.
Salgo con él porque me parece idéntico al chico de mis recuerdos. Alguien así no puede pasar desapercibido, y tampoco puede repetirse.
-Kaname, quiero ir al acuario.
-Ya te dije que no puedo.
-Bueno, iré con alguien más.
Hay algo en él, algo, que no es igual al chico que recuerdo. Sé que no es él, pero me aferró a que lo es, por el recuerdo de mi primer amor.
-Supongo que no te importa, si voy con otro chico, ¿Eh, Kaname? ya sabes que no falta quien quiera llevarme.
Odio cuando se pone en ese plan. Sabe que no quiero perderlo. Y no quiero perderlo por esa visión. No puede haber nadie en el mundo como él, aunque no recuerde lo que paso hace diez años. Es lógico, creo. Para él no debió ser gran cosa.
-¡Te estoy hablando, Kaname!
-Esté bien, te llevaré.
-¿Este sábado?
-Este sábado.
-¡Genial! Entonces, pasa por mí a mi casa. Lleva el auto, ¿vale?
Se supone que aún no tengo permiso para conducir, pero eso le importa poco. Es caprichoso y tiene poca consideración. A pesar de que le dije que iría a visitar a mi abuelo al hospital, ahora tendré que cancelar eso y llevarlo al acuario.
-¡Hey, Ichiru! ¿Cómo diablos voy a ir por ti si no me das tu dirección?
-Ah, es verdad.
Mientras lucha con su mochila y saca una libreta para anotar, lo observo. Debe ser él…pienso…no hay nadie igual a él, entonces porque siento que…
-Toma. ¡Llega temprano!
Se despide y yo me quedo con la nota entre las manos.
El verano está a punto de comenzar, y yo tengo la sensación de que no he encontrado a la persona que amo.