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Puesto de besos por Paddy_Hard

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Notas del fanfic:

Los personajes de esta historia son propiedad de J.K Rowling

usados aqui sin fines de lucro.

 

Notas del capitulo:

Hola!!!

un gusto conocerlos, es la primera vez que escribo de ellos, pero espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo.

 

Sin más muchas gracias por leer. 

Puesto de besos

 

r13; ¡¡Sirius!! r13; Grita a mitad del pasillo, usando el poco aliento que le queda, pese a su esfuerzo su compañero sigue de largo, como si no hubiese escuchado nada aunque para su sorpresa recibe una respuesta.

r13;¡¡Ya te dije que no Remus!! r13; Pero no es lo que Remus desea escuchar  y su intento de darle alcance se queda sólo en eso cuando Sirius emprende una carrera.

Encontrarlo le resulta casi imposible. Sirius es astuto, bien sabe que Remus conoce todos sus posibles escondites y por ello se mueve constantemente. Han jugado al gato y al ratón todo el día. James se ha reusado a delatarlo, argumentando que no puede tomar parte en aquel asunto y Peter es apenas consciente de lo que ocurre a su alrededor.

Remus lanza un suspiro de frustración cuando en la casa de los gritos encuentra una envoltura de chocolate, SU chocolate. Lo levanta para comprobar sus sospechas y en el rojo papel aún están frescas y visibles las marcas de los dedos que Sirius siempre deja en su descuido al comer. Hace poco tiempo que se ha marchado.

Sale de la casa de los gritos, echando pestes y maldiciones, ya ha revisado todos los sitios en los que Sirius podría estar y en ninguno ha estado tan cerca de descubrirlo como ahora, ya no le quedan más sitios a donde ir o al menos eso cree Remus, quien emprende el camino al castillo con intención de buscar en todos sus escondites favoritos otra vez. Pero de pronto como un regalo, una huella roba su atención.

r13;Paddy….r13; El nombre sale de sus labios como un suspiro cuando comprueba que en efecto, es la huella de Sirius la que yace estampada en el lodo en el límite del bosque prohibido. Una sonrisa se pinta en su rostro y emprende la carrera, adentrándose al bosque sin siquiera plantearse las consecuencias de sus acciones.

La poca visibilidad dentro del bosque lo obliga a disminuir la velocidad, aunque no tiene intención de detenerse, no hasta que pierde la noción del tiempo que lleva corriendo. Se ha internado en el bosque mucho más de lo esperado, no hay rastro de Sirius por ningún lado y ahora que lo piensa, tampoco hay rastro alguno de ninguna otra criatura.

El silencio que lo rodea lo hace detenerse súbitamente, mira atento a todos lados pero no ve nada, peor aún, es solo el sonido de su agitada respiración lo que llena el espacio. Su corazón se oprime y en su estómago de pronto parece instalarse un vacío sobrecogedor. Está siendo asechado.

Remus da un paso atrás, muy despacio, buscando escapar en la primera oportunidad, pero el sonido de una rama al quebrarse interrumpe sus planes, traga saliva con dificultad y el sudor frío corre libre por sus mejillas y cuello. Ya no hay tiempo para ser sutil.

Olvida las reglas básicas de seguridad y en cambio corre tan rápido como sus piernas se lo permiten, sin importarle la nula visibilidad ni los golpes y rasguños que las ramas bajas le producen en el cuerpo y la cara. Quiere voltear a ver que lo persigue, pero no se atreve, los pasos apresurados despedazando la hojarasca del suelo a sus espaldas le indican que es algo grande quien va a en su búsqueda. Aprieta el paso, pero está exhausto, el poco aire que entra por sus fosas nasales se instaura en su pecho con dolor, sólo lo mantiene en pie la ridícula cantidad de adrenalina que corre por su torrente sanguíneo a causa del miedo. El instinto de supervivencia es algo asombroso sin duda.

Pero el terreno es irregular y peligroso y su cuerpo va a dar de lleno al suelo sin poder evitarlo. Remus usa sus brazos y sus piernas buscando alejarse, retrocediendo hacia atrás, buscando espacio para levantarse. De pronto olvida que es un mago y que tiene una varita que lo ayudaría a defenderse porque el sonido de los cascos retumba en su cabeza.

No tiene tiempo de pensar de qué tipo de criatura se trata, el sonido de una flecha atraviesa el espacio aéreo, cayendo ridículamente cerca de su pierna, en un roce tan preciso que la tela de su pantalón se rasga. Tiene la certeza de que va a morir, que nadie podrá ayudarlo y que lo que sea que lo ataca, lo acabara despedazando. Se arrastra con torpeza, justo a tiempo para esquivar la flecha que ha salido disparada de la oscuridad. Apenas logra visualizar una sombra amorfa, cuando su cerebro parece reaccionar.

r13;¡¡¡¡¡Sirius!!!!! r13; Grita tan fuerte como puede. Deseando con todas sus fuerzas que él sea el dueño de la forma amorfa frente a él. r13;¡¡¡Sirius!!! r13; Grita con las energías renovadas, antes de tragar saliva de nuevo. Las pisadas de la extraña criatura se aproxima con insoportable lentitud y el miedo lo hace ignorar que hay otros pasos que la acompañan, fuertes y veloces.

Antes de que Remus pueda ver la forma de su perseguidor un perro enorme aparece entre los arbustos gruñendo feroz a la sombra de la criatura.

r13;¡¡Sirius!! r13; Grita ilusionado, cual damisela en peligro cuando contempla a su príncipe, aunque este tenga el aspecto de un perro. No sabe, ni comprende los efectos que su voz han tenido en Sirius, quien decide de pronto que la criatura, sea lo que sea, no es importante.

Sus mandíbulas fuertes toman el borde del pantalón de Remus a la altura de su tobillo izquierdo y lo sujetan tan fuerte que la tela se rasga, no es como si a Remus le importara remendar su pantalón, pero le sorprende la total falta de delicadeza de Sirius cuando este hala con fuerza de él. Ignora el dolor que se produce en su cuerpo al mientras es arrastrado a una ridícula velocidad por el bosque. Intenta decir algo, pero nada sale de su garganta, no hasta que Sirius al fin se detiene, respirando agitado, suelta al fin el agarre que mantiene a su pantalón y Remus se incorpora levemente, usando sus codos como apoyo. Están de nuevo en una parte del bosque que él no conoce, pero ya no hay rastros de la extraña criatura que lo ha perseguido.

La mirada de Remus se clava en Sirius quien regresa a su forma humana, respira agitado y en sus ojos puede ver una diminuta nota de rabia.

r13;¡¡Estás loco!! ¡¿¡Por qué entras así al bosque!?! ¡¡Es peligroso!! ¡¡Muy peligroso!! ¿¿En qué estabas pensando?? r13; Mientras Sirius le bombardea de reclamos la mente de Remus permanece en blanco, quisiera decir algo pero no hay nada que le permita justificarse.

Abre la boca para decir algo pero de sus labios no sale nada. Mira a Sirius un instante y baja la mirada apenado. No ha sido su intensión llegar tan lejos. Pero tampoco puede decirle que se perdió mientras lo buscaba. Su mente busca las palabras para explicarle lo que ha sucedido pero sus intenciones quedan a medias cuando siente el cuerpo de Sirius sorpresivamente cerca del suyo.

Se ha acomodado sobre su cuerpo, entre sus piernas, usando sus manos de apoyo, y cuando sus rostros quedan lo suficientemente cerca para avergonzar a Remus, Sirius lo besa.

El beso le arranca el aliento más ávidamente que la carrera que ha emprendido. Abre los ojos como platos y después de un instante, se permite corresponder. Disfruta el contacto cálido de la lengua de Sirius es hábil pero suave, su beso es apasionado pero no agresivo y para cuando el contacto se rompe Remus ya se encuentra preso, con las manos sujetas a la altura de las muñecas por arriba de cabeza. Sirius usa su mano libre para acariciarle la cadera con descaro.

r13;Has ido demasiado lejos Remus…r13; Dice sobre su oído y en respuesta Remus se estremece, no se atreve a decirlo en voz alta, pero aquel gesto le parece tan adorable que decide dejar el castigo para después. Detiene sus caricias y  libera las muñecas que mantenía sujetas, disfruta un instante de la cara estupefacta de Remus antes de dedicarle una diminuta y breve sonrisa para después recostarse en su pecho. Justo a la altura de su corazón y escuchar enamorado su enloquecido palpitar.

Remus se queda quieto a causa de la sorpresa, y su rostro se tiñe de carmín a causa de la vergüenza. Sabe que Sirius escuchará su desbocado corazón, que late más rápido por su cercanía que por cualquier otra cosa. Su respiración se entrecorta y eso hace sentir a Sirius halagado, por lo que recompensa a Remus permaneciendo quieto y en silencio para que sea él quien haga el próximo movimiento.

Su paciencia se ve premiada cuando Remus hunde los dedos en su alborotada cabellera en una íntima caricia que lo hace esbozar una sonrisa. Su mano se acomoda en su espalda en un cálido abrazo. Sirius se acomoda mejor, dando a entender que disfruta de esa comodidad, y la mano de Remus se mueve en un suave vaivén, dándole forma a una cálida caricia. La espalda de Sirius, generalmente tensa, se relaja bajo los dedos de Remus, quien agradece que su pecho sirva de refugio a su joven amante para que este no pueda mirarle el rostro a punto de explotarle en un sonrojo.

Ambos olvidan que están a mitad del bosque, que la tarde está muy avanzada pero sobre todo olvidan lo que los ha llevado a esa situación descabellada. La respiración de Sirius se suaviza hasta convertirse en un leve murmullo y Remus se despabila por completo al notar que su dulce e infantil amante está dispuesto a tomar la siesta, ahí mismo.

r13;¡¡Oye!! ¡¡No vayas a dormite aquíí!! r13; Lo reprende, y Sirius se remueve, de mala gana. Usa sus manos para apoyarse y levantarse, apenas el espacio suficiente para mirar el rostro de Remus cuando dice:

r13;¡Es tu culpa que este tan cansado! ¡Además ya es hora de mi siesta! r13; Remus se queda paralizado mientras observa a Sirius reclamar.

r13;¿Eres un niño acaso?r13; Pregunta desconcertado, mientras Sirius vuelve a acomodarse en su posición original.

r13;Soy un adulto cansado. r13; Responde ligeramente ofendido, pero sin intensiones de moverse de nuevo.

r13;¡¡Tu eres el que insistió que podías dormir sólo dos horas!! r13; Con la respuesta Sirius vuelve a incorporarse, la forma en que lo mira y su sonrisa casi lasciva le sube a Remus todos los colores al rostro.

r13;Y de quién crees que es la culpa Moony …Primero anoche te pones insaciabler13; Las palabras se deslizas suave entre sus labios y Remus acaba apartando la mirada. r13; Y hoy… decides involucrarme en tu campaña para instaurar derechos a los elfos domésticos. r13; Sus últimas palabras hacen regresar la mirada de Remus al rostro de Sirius y mirarlo enojado.

r13;¡¡Lo de anoche fue tu culpa!! r13; Responde dando especial énfasis a que toda la responsabilidad, al menos la mayor parte de ella recae en sus hombros. r13; Contiene el aliento un minuto antes de continuar hablando, mientras Sirius le mira divertido. r13; Y los elfos son criaturas explotadas, ¡¡Merecen derechos también!!

r13;Remus r13; Dice Sirius con cariño, buscando no hacerlo enojar más, no es que no lo haga nunca, es que estaba vez se ha molestado en tiempo record. r13; ¡Ellos son así!, han sido así siempre…. ¡Les gusta ser así! r13; Finaliza porque no sabe de qué otra forma decirlo. De pronto piensa en casa y en cómo se escandalizaría si viera la exagerada cantidad de elfos domésticos del servicio.

r13;¡¡No es justo que por ser diferentes tengan que sufrir!! ¡¡ ¡¡Es algo que no eligieron!! r13; La mirada de Remus vuelve apartarse de la de Sirius, mirándolo ahí, con su diminuto sonrojo, entiende al fin sus sentimientos. Los elfos domésticos le importan un cuerno, es una batalla personal. No es su culpa ser un hombre lobo. Pero quiere una vida como todos los demás y Sirius si puede pelear por ese ideal, aunque puede presionarlo un poco más.

r13;¿Qué obtengo yo a cambio? r13; Pregunta y Remus enrojece aún más

r13;¿Hay algo que no hayas tomado ya? r13; Pregunta, y para su sorpresa su tono altanero y su mirada enojada sacan a Sirius una sonora carcajada.

r13;Tu  ganas. r13; Responde para la sorpresa de Remus mientras se levanta, limpiando de sus ojos los restos de las lágrimas antes de ofrecer su mano para que Remus se ponga de pie también. r13; Regresemos al castillo y ahí puedes decirme que tengo que hacer.

r13;¿Enserio? r13; Pregunta Remus, mirando a Sirius con los ojos muy abiertos.

r13; ¿Quién le puede decir que no a esa cara? r13; Responder haciéndolo sonrojar. Toma su mano y emprenden el camino de vuelta.

Cuando se da cuenta donde está, Remus no puede evitar sentirse un poco tonto, han explorado el bosque cientos de veces y lo conocen casi de memoria. Aun así Remus está feliz, por haber logrado convencer a Sirius de unirse a su campaña y lo recompensa con una caricia en el hombro usando su mejilla, aprovechando que este verano al fin lo ha alcanzado en altura.

Al salir del bosque a la altura de la cabaña del guarda bosques, aun tomados de la mano observan como una cabellera roja se aproxima a ellos a toda velocidad.

r13;¡¡¡Remus!!!¡¡¡Sirius!!! r13; Grita Lily, sin aliento antes de darles alcance. r13;James y yo los hemos buscado por todas partes. ¿Lo has convencido? r13; Pregunta dirigiéndose a Remus, pero es Sirius quien da la respuesta.

r13;Me ha convencido. r13;Dice, y Lily lanza un gritillo de emoción. Mientras despliega frente a sus ojos un largo pergamino donde su caligrafía elegante y cuidadosa aparece por todas partes. r13; Es un manifiesto r13; Explica a Sirius r13; Mientras él la mira lo más atento que puede, buscando entender, de que va todo ese lio de la defensa de los elfos domésticos.r13; Se lo llevare al director, para que entienda nuestros motivos. r13; Y Sirius también quería entenderlos.

Y mientras Lily se dedica a explicar a Sirius y responder sus preguntas. La mirada de Remus se fija en James, que está de pie a pocos metros de la cabaña del guarda bosques sonriendo con alegría. Está sosteniendo frente a él una pancarta de brillantes colores, en la que se reza de manera alternada:

>>Pan, paz, libertad. << y >> Elfos con derechos<<

Y Remus está seguro de que ha visto eso en algún libro de historia muggle.

Pero eso no es lo que le preocupa, si no lo que mira en su túnica y sus zapatos: Restos de hojas secas, un poco de lodo. Levanta la ceja, tratando de recordar la forma de lo que lo ha atacado en el bosque. Una vena asesina salta en su frente cuando James, levanta la pancarta aún más alto y su sonrisa de despliega hasta enseñar los dientes en una mueca casi sínica. Está a punto de decir algo pero la voz de Lily se levanta un poco más, llamando su atención.

r13;Queremos que seas el tesorero y nos ayudes a conseguir fondos.

r13;Puedo darles el dinero que quieran… r13; Responde Sirius, con renovadas esperanzas de no tener que participar en su plan de liberación elfil.

r13;¡¡¡NOO!!! r13; Responden Lily y Remus, ofendidos.

 r13; Tienes que buscar una forma de ganarlos, son para más pancartas, panfletos y afiches. Puedes cobrar por afiliación. Háblales de nuestro proyecto y como esto cambiará el mundo mágico. r13; Explica Lily. Aunque Sirius duda que algo como eso pueda cambiar al mundo mágico.

r13;Ok, entiendo. Déjamelo a mí. r13; Sonríe ampliamente, y eso resulta un poco aterrador. r13; Para antes de la cena tendrás para pagarles tú misma el sueldo a los elfos domésticos. r13; Antes de que nadie pueda agregar nada, Sirius ha emprendido su camino al castillo. r13; Vamos Cornamenta, ayúdame.

Definitivamente a los ojos de Lily y Remus, eso no plantea nada bueno, pero aún deben ir a la biblioteca a revisar el manifiesto y solicitar un audiencia con el director.

Agotados pero satisfechos por su arduo trabajo Remus y Lily se encaminan al gran comedor, poco antes de que la campana anuncie la hora de la cena, pero sus intenciones se ven interrumpidas por el intenso alboroto formado frente a las puertas de roble.

r13;¡¡Pasen, apoyen a los elfos!! ¡¡Criaturas libres!!! r13; Para su sorpresa es James, quien está a la cabeza del grupo, y mientras todos le aclaman gritando a voces.  El corazón de Remus y Lily se hincha de orgullo. r13; ¡¡Afíliense!! ¡¡Ayuden a reunir fondos para apoyar a estas criaturas!!

r13;¡¡¡¡YOO!!! r13; Gritan para su sorpresa chicos y chicas, levantando en alto diminutos sacos de piel de dragón que parecen llenos de un montón de monedas. r13; Remus busca abrirse paso entre la multitud, aun con un montón de rollos de pergamino abrazados al pecho, con Lily siguiéndole de cerca.

r13;¡Oye! ¡Espera tu turno!  r13; Grita al que reconoce como un alumno de primero. Pero Remus lo ignora y sigue de largo mientas Lily le explica que él es el presidente de la asociación para salvar a los elfos.

Cuando  Remus al fin logra colarse al frente, observa con marcado horror por qué de pronto hay tantos interesados en dejar sus ahorros a la causa de los elfos. Ahí está su amado, pero estúpido novio sentado sonriente frente a una especie de grotesco puesto, construido con lo que parece madera mal cortada. Pero no es la pésima arquitectura lo que le horroriza, sino el letrero mal pintado en visibles letras rojas.

>>Puesto de besos<<

r13;¡¡Remus!! ¿¿No te encanta?? ¡¡James y yo vimos la idea en una revista muggle!! r13; El cinismo de Sirius lo saca de quicio. Remus va a decir algo pero el afiche colocado junto al puesto hace brotar una vena en su frente.

>>Besos<<

Un beso en la mano ……. 40 Knuts

Un beso en la mejilla…… 16 Sickles

Un beso en los labios……10 galeones

De pronto siente que las piernas le tiemblan. Remus al fin es consciente de porque la fila es tan larga, porque hay tanto alboroto. La brillante idea de Sirius constituye en prestar sus labios.  James al fin para de alebrestar a la multitud, a quienes evidentemente no les podría importar menos los elfos domésticos y toma asiento en un diminuto escritorio. Abriendo elegantemente una bolsa, frente a él.

r13;¿Quién es el primero? r13; Pregunta y la multitud grita como respuesta. Parece una horda de salvajes dispuesto a ir sobre su novio, que espera alegre frente al puesto usando las manos de apoyo para su barbilla.

r13;¡¡¡Yoo!!!r13; Al fin una chica se aproxima, es una chica del quinto curso, Katherin Ann Bob Stanly, de Slytherin a quien por cierto Remus no soporta. Al plantarse frente James, este esboza una sonrisa y la chica saca de su bolso un montón de dinero mágico.  Separa los galeones a toda prisa.

r13;8, 9, 10. Uno por favor. r13; Dice, mirando a James, luego a Sirius y finalmente a Remus quien no ha podido decir nada a causa del shock.

r13;¿Cuánto por un beso francés? r13; Pregunta alguien en la multitud. Y chicos y chicas gritan descontrolados. James y Sirius se miran como considerando la idea y Remus casi puede ver su sesos haciéndose pedazos en su interior.

r13;¡¡¡Sirius!!! r13; Grita Remus y su voz se levanta por encima de todos los estudiantes r13; ¡¡¡Ya basta!!!. ¡¡¡Para con este circo de una vez!!! r13; Remus está rojo y su cuerpo tiembla a causa de la ira, los puños cerrados y sus ojos ámbar echan chispas.

Las protestas están a punto de hacerse sonar, incluso Sirius y James parecen a punto de decir algo. Pero la presencia repentina del director y la profesora  McGonagall los mantiene callados.

r13;¡¡Black, Potter a mi despacho!! r13; Brama la profesora y tanto Sirius como James,  se alejan de su improvisado espacio de trabajo y salen corriendo escaleras arriba, nunca más agradecidos de ser alejados de la furia de Remus.

El director palmea con orgullo el hombro de Remus, pensando erróneamente que los ha detenido porque sus acciones son incorrectas y es su trabajo como prefecto, sin imaginar si quiera que sus celos han gritado por él. Los alumnos se dispersan, entrando a toda velocidad al gran comedor y es Remus quien tiene el placer de desmontar su ideíta.

Mientras en el despacho de la profesora McGonagall, Sirius y James reciben la reprimenda de sus vidas, por más que se esfuerzan en explicar sus razones. Salen casi ilesos, a James no parece importarle mucho la semana de castigo y a Sirius, él parece más preocupado por el hecho de Remus, muy seguramente lo dejará sin cenar durante las próximas noches.

r13;Ash, de ninguna forma te doy gusto. r13; Dice, murando para sí, logrando que James suelte una carcajada.

Ambos sonríen, cómplices. Algo se idearan para ganar el perdón de Remus, y quizás para Sirius, algo más.

 

 

Notas finales:

Jajajaja eso a sido todo!, imagino que ya no defenderan a los elfos domésticos xD

De nuevo gracias por leer.

Hasta la proxima 


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