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El calor del invierno por Lady Akari

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Notas del capitulo:

Denle amor al VMin <3

El calor del invierno

 

 

 

 

 

-        ¡Taehyung! ¡No te vayas! ¡Espera!  – oí que gritó Jin-hyung desde el salón.

 

Pero ya no podía detenerme, ni mis pies pretendían hacerlo. El fuerte estruendo de la puerta al cerrarse fue lo último que escuché de ese piso que me ahogaba de una manera casi cruel.

 

Había sido tan estúpido, que si no fuera porque mis dientes estaban empeñados en abrir una herida en mi labio, me hubiera reído de mí mismo. A pesar de que había disminuido el ritmo, no dejaba de alejarme por las oscuras calles de la ciudad, cuyo cielo aprovechaba para llorar en esta maldita noche de invierno.

 

Al igual que yo. Mis lágrimas se resbalaban estrepitosas por mis mejillas a causa del viento gélido que enfriaba mi rostro. ¿Por qué narices me tenía que pasar esto? ¿Era culpa mía? ¿Fui yo el error? Fuera lo que fuese me estaba desgarrando por dentro, el dolor me consumía de tal manera que mi cuerpo pedía a gritos que me arrancara el corazón del pecho.

 

Dirigí ambas manos hacia mis mejillas para poder retirar mis lágrimas y quizá ver un poco más claro. No me percaté de lo lejos que me encontraba hasta que vi aquel parque al que solía ir cuando era pequeño, cuando estaba solo, cuando no tenía a nadie, cuando seguramente, todo era mejor que ahora.

 

Me adentré en él como solía acostumbrar, pisando la hierba húmeda bajo mis pies. Mi cuerpo tiritó de frío ya que mi impulso me había llevado a salir sin abrigo y menos con algo para protegerme de la lluvia. Pero agradecía la sensación de poder llorar sin que se distinguieran de las gotas naturales. Seguí mi espontaneo paseo a través de mis recuerdos con un leve mareo en mi cabeza. Lo ignoré por completo, mi corazón tenía orden de prioridad en cuanto al dolor, pero cuando di dos pasos más, casi pierdo el equilibrio y me tuve que apoyar en el tronco del árbol más cercano. La frustración me acompaña en estos momentos también.

 

Llevé mi mano al pecho como si pudiera cumplir las plegarias de mi cuerpo y me fui resbalando por aquella textura áspera que servía de respaldar. Hundí mi rostro entre mis piernas y comencé a llorar sin remordimientos. No me importaba en absoluto parecer débil, ya no.

 

 

 

¿Por qué tuve que enamorarme de él? Cómo si hubiera sido el único sobre la faz de la Tierra, cómo si no hubiera millones…Lo odio con todo mí ser, pero sé que lo amo más de lo que me duele. Soy un idiota, un completo estúpido. Ojalá pudiera desaparecer, es lo típico ante estas situaciones, o por lo menos irme lejos, porque sé que esto acabará siendo un obstáculo para todos. Si pudiera quedarme aquí para siempre, que me garantizaran que el amanecer nunca hará su aparición, que este oscuro velo durará eternamente y que la lluvia me seguirá acompañando, que no habrá nadie…Mis labios no pueden evitar curvarse ante la tontería, ya que algún día he de volver:

 

-        ¡Taehyung! ¡Tae!

 

Levanté la cabeza para observar aquella voz que me llamaba desesperada. Aquella cuyo dueño era fuente de mi dolor. Mi odio aceleró su pulso y el corazón palpitó dolorosamente. Me incorporé con dificultad antes de que llegara hacia mí y me di la vuelta para emprender de nuevo mi paso:

 

-        ¡Espera! ¡Tae, espera, por favor!

 

Oí como sus pasos se hacían cada vez más rápidos en vista de que no me detenía. Me gustaría correr, pero el cuerpo no me obedece, una traición evidente. Pasé mi mano por mi rostro para quitar las pruebas y acto seguido, sus fuertes brazos me envolvieron atrayéndome contra su pecho. A pesar de que el muy idiota no había traído tampoco abrigo ni paraguas, su pecho era cálido, reconfortante, como siempre:

 

-        Perdóname, Taehyung, por favor, perdóname –articuló cerca de mi cuello mientras apoyaba su cabeza en mi espalda entumecida.

 

-        Suéltame, no quiero volver a verte.

 

-        No digas eso, Tae…yo…

 

-        ¡No me toques más! –me zafé con brusquedad.

 

A pesar de que se sentía bien, no podía ignorar el daño que me había causado:

 

-        No sé qué haces aquí, si tanto asco te doy.

 

-        Tú no me das as…

 

-        Lárgate, no quiero verte. Bueno, mejor aún, me voy yo.

 

Finalicé para dar media vuelta, pero su mano atrapó mi brazo para impedirlo nuevamente:

 

-        No me iré sin ti.

 

-        No digas estupideces –lo miré de reojo sin girarme todavía.

 

-        Perdóname, es lo único que quiero ahora mismo. Quiero que volvamos juntos, que estés conmigo, por favor…

 

-        ¿Estar con un maricón de mierda, eso es lo que quieres? ¿Cuándo fue la última vez que te reíste de eso? –escupí con rabia, no soportaba la situación.

 

Pude notar en sus profundos ojos la decepción, pero sobre todo la culpa ante mis palabras. Se veía afligido, pero yo no le hice daño alguno a él, sino al revés:

 

-        Sé que fui un idiota, un grandísimo idiota –dirigió su mirada hacia el suelo-. Pero no me daba cuenta de que me reía de mí mismo. Tae –se acercó hasta a mí buscando clavar sus ojos en los míos-. Jamás pude reconocer el miedo que sentía, hiciste florecer el sentimiento más hermoso que en mi vida tuve, pero mi orgullo no me dejaba admitirlo. Mi corazón golpeaba con fuerza mi pecho cada vez que te veía, que me hablabas y sentía mucho miedo. Solo busqué librarme de ti, para quitarme esa sensación que provocabas en mi interior, pero cada vez que lo hacía el dolor emanaba de mi corazón. Me rompe el alma saber que te hice tanto daño, que sufriste por mí culpa, por mi idiotez, por mi temor.

 

Yo no sabía que decir, mi cuerpo se había paralizado por completo ante su declaración. Mis ojos ardían de nuevo y las lágrimas asomaron traicioneras:

 

-        Me odio a mí mismo, por haberme dado cuenta tarde. Cuando te marchaste corrí tras tuya sin pensármelo. Si algo te pasaba jamás me lo perdonaría y te busqué  por todos los lugares que conocía. Me desesperé completamente porque no te encontraba, hasta que… -sonrió con tristeza-. Por favor, te lo suplico. Ahora ya sé que lo que sentía por ti, era amor. Me enamoré de ti sin saberlo, me ponía celoso sin saberlo y ahora me duele muy consciente de ello. Por fin lo admití. Taehyung, te amo como jamás  amé a nadie, quiero que volvamos juntos a casa y me des una oportunidad. Quiero reparar el daño que te causé, porque yo también lo siento en mi pecho.

 

Sollocé inevitablemente, ya no me importaba que él estuviera ahí. Intenté cubrir mi cara con el brazo que tenía libre, pero pronto, acortó la distancia y me rodeó nuevamente con sus brazos. Me escondí en su pecho intentando parar mi llanto y él besó mi cabello:

 

-        Y-o no sé…si puedo creerte.

 

-        Tae, por favor. Tienes que creerme –en cuanto sentí su cálido aliento chocar contra mi cuello, me aparté de él sin romper el contacto.

 

Sus ojos también lloraban y se habían tornado rojo intenso:

 

-        No soportaré estar más lejos de ti, sé que fue mi culpa, pero necesito que me creas –posó su mano en mi mejilla, acariciándola tiernamente.- No me gusta verte llorar, no lo hagas –me limpió las lágrimas.

 

Una pequeña sonrisa se escapó de mis labios cuando desvié la mirada, me pedía algo que él también hacía:

 

-        Quizá podría darle una oportunidad al idiota más grande del mundo –lo miré a los ojos mientras sonreía.

 

-        Eso quiere decir qué m…

 

-        Quiere decir que me he enamorado de este idiota sin remedio.

 

Pude ver al fin, su perfecta sonrisa:

 

-        Te amo, Taehyung.

 

-        Yo también te amo, Jimin.

 

Pasé mis brazos por su cuello húmedo y el acarició una vez más mi mejilla antes de unir nuestros labios en un cálido beso. A pesar del frío era reconfortante, anhelado y muy dulce. Sentí como pasó su lengua por mi labio inferior pidiendo permiso para adentrarse, el cual concedí sin problemas. Ambos nos alimentábamos del sabor del otro, por fin podía amarlo sin tapujos y él me correspondía de la misma forma, para mi sorpresa. Me acercó más a su cuerpo e intensificó el beso que tanto habíamos esperado, logrando que sintiera que sus sentimientos eran verdaderos y eso… me provocó una sonrisa que acabó interrumpiendo el momento:

 

-        ¿Por qué sonríes?

 

-        Porque te amo, ¿acaso no puedo sonreír? –dije burlón.

 

-        Claro que puedes, adoro tu sonrisa. Y yo te amo más.

 

-        No tengo ganas de discutir, lo dejaremos en que yo te amo más, ¿vale? –le besé de nuevo.

 

-        No me chantajees así –se relamió los labios para después sonreír travieso-. Jamás admitiré eso, pero de momento lo dejamos ya que tampoco quiero discutir –me besó ahora a mí.

 

-        Está bien –lo abracé.

 

Él me rodeó suavemente como si me estuviera protegiendo de algo y dejó un pequeño beso en mi cuello. Sonreí calmado y ahora, feliz.

 

De repente, el mareo volvió a mi cabeza con una punzada, mi cuerpo tembló y yo fruncí el ceño:

 

-        ¿Estás bien Tae? –se preocupó separándome al instante.

 

-        Sí, no te preo-cu… -no pude terminar la frase debido a que perdí el equilibrio y Jimin me sujetó fuertemente.

 

-        ¿Taehyung que tienes? –se dispuso a  llevar su mano a mi frente, pero se lo impedí de forma instantánea.

 

-        Ya te dije que estoy bi… -intenté volver a ponerme en pie por mis propios medios.

 

-        Déjame revisarte –insistió, pero aparté mi rostro.

 

-        Estoy perfectam…

 

Lo vi lejos, borroso, su voz sonó a kilómetros de aquí, la oscuridad me envolvió completamente y perdí la consciencia.

 

 

 

 

 

Mi corazón latió con rapidez de una manera casi dolorosa, abriendo mis ojos en demasía:

 

-        ¡Taehyung! –lo sostuve pegándolo más a mí.

 

Había caído inconsciente en mis brazos y mis nervios se dispararon. Llevé mi mano a su frente como reflejo ante su impedimento anterior. Estaba ardiendo, tenía demasiada fiebre y me asusté. Su respiración era irregular y podía jurar por su expresión que le estaba doliendo. Jamás había sentido tal temperatura en una persona. Lo cargué de la forma más cómoda para correr y sin pensármelo, partí rumbo a casa.

 

A pesar de que había hecho este recorrido cuando salí a buscarlo, casi a la misma velocidad, la eternidad se me presentó como una realidad psicológica. Por mucho que avanzara no parecía acortar camino. Mis lágrimas comenzaron a descender por mis húmedos pómulos y la desesperación sustituyó al riego sanguíneo. La corriente me sacudía calando en mi interior, logrando erizar mi piel. Me daba igual si caía enfermo, me daba igual lo que me pasara, tan solo quería ver a Taehyung bien, verlo sonreír despreocupado y no pude evitar pensar que todo esto era mi culpa, si no hubiera sido tan estúpido, cobarde…

 

Tras varios metros más pude visualizar nuestra casa por fin. Saqué las llaves con dificultad y con un pulso poco acertado, logré abrir todas las puertas que me bloqueaban:

 

-        ¡Jin-hyung! ¡Hyung! –grité a todo pulmón al entrar.

 

-        ¿Qué pasó Jimin? ¿Lo encont…

 

Se quedó mudo al verme llegar en esas condiciones con Tae en brazos. Estaba empapado y mi estado nervioso no disimulaba para nada:

 

-        ¿Qué ha pasad…

 

-        Por favor hyung, ayúdame –le supliqué al borde del llanto de nuevo.

 

-        Jimin, ¡¿Qué paso?! –se apresuró hacia a mí.

 

-        Tae-Taehyung está enfermo, tiene fiebre y…

 

Rápidamente llevó su mano a la húmeda frente de él y la retiró de manera instantánea abriendo sus ojos de par en par:

 

-        Dios mío Jimin, está ardiendo. Está muy mal, no sé si y…

 

-        No me digas eso –sollocé, por lo que me miró con pena-. Tienes que hacer algo hyung, te lo ruego. Si llamamos sabes que nos caería una buena y más a él. Todo fue culpa mía, yo no sé… -mi desespero me estaba afectando demasiado.

 

-        Me sonrió de manera tierna y se acercó para tomarlo en brazos:

 

-        Haré lo que pueda.

 

-        Gracias –sonreí agradecido.

 

-        Pero…si Tae no se mejora tendremos que llevarlo al hospital sin remedio y habrá que asumir las consecuencias, ¿entendido?

 

Asentí resignado:

 

-        Ahora ve a quitarte esa ropa de inmediato antes de que caigas enfermo tú también –frunció el ceño cambiando de humor completamente mientras se perdía por el pasillo-. ¡Eres un desastre Park Jimin! –me gritó.

 

Asentí apenado. Tenía mucha razón. Dejé escapar un largo suspiro y me dirigí a mi habitación con cuidado de no mojar mucho más. Me cambié de ropa y justo cuando iba a dar con hyung, oí el sonido de las llaves:

 

-        ¡Diles que esperen en el salón! –me ordenó-. ¡Pero dile a Jungkook que entre a ayudarme!

 

-        Voy –le respondí.

 

Después de evitar el interrogatorio policial y conseguir que me hicieran caso, le transmití el mensaje al maknae, que extrañado se dirigió al baño donde encontró a Jin-hyung:

 

-        ¡Hyung! ¡¿Qué le pasó?! ¿Está bien? Pero…

 

-        Shhh…calma pequeño y ayúdame a desvestirlo para bañarlo.

 

El mayor se quedó a la espera de su ayuda cuando volvió a mirarlo y este tenía los ojos vidriosos, a punto de derramar alguna lágrima:

 

-        Jungkook, no te preocupes –intentó calmarlo-. Taehyung solo está enfermo, se recuperará.

 

-        ¿No es nada grave? –quiso asegurarse.

 

-        No, tranquilo –eso esperaba él.

 

Luego de haber hablado con Jungkook, me dirigí a donde se encontraban:

 

-        Hyung, quier… –dije abriendo la puerta.

 

Él rápidamente se puso delante de la entrada, tapándome la vista y me sorprendí:

 

-        Ni se te ocurra entrar –me puso un dedo en la frente apartándome.

 

-        ¿Qué? ¿Por qué? –pregunté confundido.

 

-        No dejaré que estés a menos de tres metros de mi pequeño Tae sin ropa –dijo asesinándome con la mirada.

 

-        ¿Cómo? ¿Pero qué? ¡Hyung! –me sonrojé de pies a cabeza.

 

Sonrió maliciosamente y me revisó de arriba abajo:

 

-        Queremos evitar otros problemas.

 

-        ¡Oye hyung, yo no soy un pervertido!

 

-        Todavía no y espero que siga así por mucho tiempo.

 

Finalizó para cerrar la puerta. Una vez que conseguí despejar esas ideas de mi mente, fui hasta mi cama y me senté sujetándome la cabeza con ambas manos mientras mis brazos permanecían en mis muslos:

 

-        Lo siento Tae –susurré.


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