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Quedate conmigo por Elhy

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Notas del fanfic:

Llevo años desde la ultima vez que publique un fic, por lo cual estoy emocionada de escribir mi primer fic Aokaga despues de tanto tiempo.

Agradecer a Dashi que fue la que fungió de beta de mi historia y de paso por dejar unirme a este hermoso grupo de Kuroko no Basket.

Gracias su~

 

-¡¡¡Aomine!!!!- 

 

Su cuerpo tembló al escuchar aquel grito, trató de abrir los ojos pero no pudo.  Al inicio sintió su cuerpo pesado, pero aun así un gran calor empezó a apoderarse de él, mientras que sentía como quemaba su piel.

 

 ¿Tal vez tenía fiebre?

 

Pero al escuchar su nombre y más gritado de esa manera por fin tuvo fuerza para abrir sus ojos, aun así todo estaba oscuro y la atmosfera era aplastante, trató de gritar y su voz se perdió en algún lugar de la oscuridad, un frío comenzó a subirle por su espalda, no sabía exactamente qué era pero estaba ahí aprisionándolo; sentía cómo poco a poco sus pulmones se quedaban sin aire, con las ultimas fuerzas intentó nuevamente gritar, pero el silencio fue lo único que escuchó y ahí todo termino. 

 

De esa manera Aomine Daiki despertó sobresaltado y con su cuerpo cubierto en sudor, no se acordaba exactamente de la pesadilla que había tenido, pero le había calado un terrible escalofrío hasta los huesos y sin contar como aun resonaba en su cabeza aquel grito llamándolo, haciendo que le empezara dolerle la cabeza de manera insoportable. 

 

Se deslizó hasta el borde de la cama para sentarse, la cobija se deslizaba por sus caderas mostrando su desnudez, la cual no había sido notada en ese momento, pero ahorita solo importaba que ese terrible dolor de cabeza desapareciera. Se sujetó fuertemente las sienes tratando de mitigar el dolor, mientras que sus pies tocaban el frio suelo trayéndole un poco de tranquilidad, la cual fue interrumpida cuando unos brazos rodearon sus hombros. 

 

Como si fuera un gato asustado se tiró al suelo, dejando a la otra persona más que extrañada, aún más que a duras penas intentaba  enfocarla  a causa del dolor de cabeza.  

  

—"¿Qué intentas hacer, matarme de un infarto?" — Gritó el moreno mientras veía al causante del susto que estaba en la cama con él.

 

—"¿Qué bicho te pico  idiota?" — Dijo ofendido la persona que antes había querido abrazar al moreno pero que éste había rechazado. 

 

Por unos momentos el tiempo se detuvo y el peliazul trago saliva.  “Esto se pone peor” pensó para sí.

 

—"¿Kagami?" — Susurró el moreno sorprendido, mientras veía alrededor, por un momento estuvo perdido, tratando de ubicar en dónde estaba, ya que le daba la impresión que aún estaba dormido,  porque de todas las personas con las podía amanecer tuvo que ser exactamente Kagami Taiga. 

 

—"Ah, sí, ya veo, primero me rechazas ¿Y ahora soy Kagami? qué bonito, ojala te aproveche"—Dijo el pelirrojo  con una especie de puchero que jamás el moreno se lo había visto hacer a nadie, el pelirrojo se levantó con naturalidad, dejando que las sobrecamas se deslizaran desde su cuerpo mostrando que estaba desnudo, aun así como si no le importara solo recogió una bata del armario y salió de la habitación dando un portazo mientras que el moreno quedaba con la boca seca con sólo admirar por unos momentos ese cuerpo. 

 

Pasaron unos minutos hasta que pudo reaccionar, primero que todo… ¿Dónde estaba?¿Era algún tipo de hotel? No lo parecía, tampoco era su casa ni la del pelirrojo, porque él ya por supuesto la conocía, pues sin permiso lo había hecho. 

Pero lo más importante… ¿Qué hacía Kagami  con él?

 

Kagami Taiga, la persona que había conquistado su corazón, pero que al ver que las intenciones de éste con Kuroko iban más allá de una amistad, y a pesar de todas las indirectas y directas que le hacía junto a los coqueteos no hacían efecto, tuvo que resignarse. 

 

—"¿Qué demonios sucedió anoche?"— Se  dijo, mientras que trataba de concentrarse y juntar todas las imágenes del día anterior y tratar de ver qué había sucedido. 

 

"Prometiste que saldríamos juntos de ésta" 

 

Una frase caló en su mente a la vez que llevaba sus manos para cubrirse el rostro tratando de despejarse, fue en ese momento que sintió la fría argolla en uno de sus dedos, lo que hizo que palideciera más. 

 

"Un anillo de matrimonio" 

 

Ahora sí estaba jodido, seguro se había ido de copas con Kagami y terminaron en esos lugares de cuarta casándose, lo cual era bueno y malo: una buena excusa para estar con Kagami y mala porque seguro el pelirrojo no estaba en sus sentidos y terminaría liándose ese asunto. 

 

Se levantó del suelo, notando por primera vez su desnudez, lo cual que hizo que se ruborizara,  mássabiendo que momentos antes habían compartido la cama así.

 

“¿Qué pasó…qué pasó?” – Porque no lograba acordarse bien.

 

¡¡Aho-mine!!

 

Se sobresaltó al escuchar nuevamente como lo llamaban, estaba seguro que estaba solo en la habitación, aun así escucho qué decían en su oído; maldijo por lo bajo, pensando en los efectos de la resaca de noche anterior. Al tratar de levantarse de ese lugar se tropezó varias veces, se sentía débil por alguna razón. Trato de analizar la habitación, que se le hacía conocida al final de cuentas.

 

En eso miró una fotografía que estaba en la mesa de noche, a la par de la cama: eran Kagami y él juntos, con una sonrisa, mientras que sonreían a la cámara, los dos vestían formales y mostraban orgullosos las sortijas. 

 

Por un momento el dolor volvió a su cabeza y la sensación de asfixia volvía, haciendo que se sujetara de la cama.

 

¿Por qué sentía todo nublado  en su cabeza? ¿Qué había tomado ayer? Pero la confusión duró sólo unos minutos hasta que recordó una promesa. 

 

"Te amo, prometo amarte toda una vida".  Aquella  promesa había sido sellada con un beso.

 

Sí era cierto, eso se lo había dicho el día de la boda, llevaban ya tiempo casados, era como si por fin pudiera ver con claridad.

 

“¡¡¡Aho - minee!!!” 

 

Otra vez escuchaba aquel grito, aunque analizándolo, se escuchaba ligeramente distinto;  pero esta vez sabía que era  la voz del pelirrojo llamándolo desde la cocina, por el tono de voz sabía que estaba enojado.

El  moreno como pudo se puso una bata y dio un largo suspiro, sabiendo debía ver cómo contentar a su tigre. Tomó el pomo de la puerta del cuarto y la abrió, en ese momento para ser  honestos, sentía como si se le hubiera olvidado algo muy importante; tal vez era una fecha especial y la había olvidado… de ahí el enojo de su pareja.

 

Caminó por la casa hasta llegar a la cocina y  acercarse por atrás al pelirrojo, sin esperar la reacción de este lo atrajo hacia su cuerpo, poniendo su cabeza en su hombro y estrechándolo fuertemente.

 

— "Discúlpame amor, no sé qué me paso. Tuve una pesadilla y me desorienté totalmente" — Dijo mientras sentía un escalofrío. No recordaba exactamente que había soñado pero aún le erizaba la piel. 

 

El pelirrojo suspiró  y se dio vuelta para abrazarlo. —"Idiota, me preocupé porque te escuchéquejarte, como buen esposo busco cómo darte un poco de confort y te portas infantil y me alejas.Deja de ser tan tosco, estamos casados y debemos compartir lo que nos pasa, ¿Oíste tonto" —Decía mientras le jalaba una mejilla y sonreía tímidamente. 

 

Un leve sonrojo llego a la tez morena del  peliazul, trató de disimularlo inútilmente, mientras se rascaba la nuca, para luego besar con pasión al tigre como respuesta.

 

—"Hoy debemos ir a la casa de tus padres, Daiki" — Mientras se soltaba de sus brazos y le pedía que se sentara para darle una taza de café y le traía desayuno. Al momento se enfrascaron en una tranquila charla sobre el trabajo y otras cosas triviales.

La mirada del moreno  por alguna razón se enfocó en el televisor que habían encendido, justo en el canal de las noticias. Estaban dando un reportaje de un incendio en  una especie de complejo de apartamentos, disimuladamente veía que Taiga observaba el televisor; seguro el pelirrojo estaba preocupado por sus compañeros que atendían el caso. 

Aun así el pelirrojo apago el televisor y reanudó la conversación sobre la reunión de la noche con sus padres.

 

El moreno respondió con pereza por  tener que ir a ver sus viejos, pero aun así prometió estar temprano,  mientras besaba a su pareja. Pero aquel mágico momento fue interrumpido  por el sonido del teléfono de este.

 

—"Aomine" — dijo  molesto ya que lo habían interrumpido de un posible sexo mañanero. 

 

—"Hasta cuando vas a seguir así idiota" — dijo la voz al otro lado del teléfono. 

 

—"¡Midorima! Qué es eso de llamar a la gente  solo para insultarla?" – le respondió indignado el peliazul, pero cuando terminó de hablar este ya había colgado. Chasqueó la lengua molesto, listopara llamar al peliverde y reclamarle. 

 

 

"DAIKI" 

 

—“Estoy aquí a la par tuya no es necesario que grites”— Dijo Daiki mientras volteaba a ver a su esposo y trataba de reanudar donde quedaron.

 

—"No te he gritado idiota" — Respondió el pelirrojo alzando una ceja, hoy su esposo estaba muy extraño, así que suspiro y prosiguió —"Daiki, hoy en la casa de tus padres te diré algo muy importante" — mientras lavaba los platos  y lo corría de la cocina para que se fuera alistar — " Es importante, pero ocupo hablar primero con tu padre hmmm mejor con tu madre antes de decirte a tí" 

 

—"Oeee no me gustan esos secretos" 

 

—"Solo espera Aho-mine" — Dijo con esa sonrisa que lo había  conquistado completamente, para luego acercarse y acomodarle el cuello del uniforme —"Hoy no tengo que ir a la estación, así que ve con cuidado, señor policía"— le decía el pelirrojo con una gran sonrisa enigmática.  Por un momento Daiki sintió que algo no encajaba, pero en eso tocaron la puerta. 

Era el peliverde vestido de policía,   el sentimiento que algo raro ocurría persistía, pero solo negó con la cabeza y mal encaró al peliverde.

 

—"Estúpido Midorima ¿Por qué llamas para insultar a la gente y luego cuelgas como si nada?"—  Decía con los brazos cruzados y mirándolo fijamente.

 

—"Yo no te he llamado, idiota. Vengo por ti porque si no, nunca empezaremos nuestros turnos" —Mientras que andaba con una campana en la mano, significando que era el artículo de la suerte del día, luego de saludos y las respectivas despedidas, salieron.

Se encontraron ya montados los dos en la patrulla a empezar con sus tareas de monitoreo.

 

—"¿Por qué elegiste ser policía Midorima?" — Le dijo, ya que siempre  había visto a su amigo como doctor o científico, algo… menos policía.

 

—"¿No es lógico?" — Dijo para luego solo quedársele viendo para cuando fueron avisados de un altercado, al que se dirigieron rápidamente. 

 

Luego de varias detenciones y otras cosas, sus turnos terminaban, por lo cual se dirigieron a la estación. Para Daiki no fue algo fuera de lo normal encontrarse a Akashi en ese lugar, como abogado, a veces tenía que pasar por el lugar

 

—“Oe ¿Qué haces aquí Akashi?”— Dijo mientras caminaba hacia él.

 

—“Uno de mis clientes ocupa información de un detenido, alguien de aquí que le debe una cuenta” — mientras este estaba concentrado en su teléfono, seguro mensajeando a Kuroko. Los dos estaban esperando a un bebé y sabía lo protector que era el más bajo.

 

Aomine-kun" 

El moreno escucho la voz inconfundible del peliceleste pero no lo veía en ningún lado.

 

—“¿Kuroko? — Dijo en un susurro mientras que el pelirrojo subió la mirada, viéndolo intrigado.

 

—“En Kyoto ¿Dónde más? Está a un mes de tener a nuestro hijo, así que mejor tenerlo en casa a pesar de que proteste… se le olvida que soy absoluto”— para luego volver su mirada al teléfono —“Mandé a Shintarou por la información. ¿Cuánto más va a tardar?”

 

-“¿A Midorima?”- no termino de decirlo cuando el peliverde aparecía con una ropa distinta, más elegante y portando unos papeles que le extendió a Akashi.

 

—¿O sea… ¿Policía y abogado?” — Protesto Daiki mientras miraba fijamente a este.


—"¿No es lógico, Aomine?" – le contestó éste mientras  se acercaba a él  y le mostraba un globo que traía en la muñeca, diciéndole que el artículo dela suerte de hoy. ¿No era la bendita campana? 

 

—"¿Sabes qué? Amanecí con dolor de cabeza, dejémoslo así" 

 

El moreno suspiró al llegar a casa, había sido un día ajetreado y quería descansar, aun no anochecía y se veía una hermosa tarde. Caminó por la casa buscando a su esposo, cuando vio el televisor que había quedado incendio; hablaba del incendio  y que varios policías habían ido ayudar. Su atención se distrajo cuando un mensaje llego a su teléfono.

 

"Te espero en la casa de tus padres" 

 

—“Diablos”— Se le había olvidado. Agarró las llaves del auto y se fue lo más rápido que pudo, sentía que era uno de esos días donde mejor no se hubiera levantado: la pesadilla, la falta de orientación, se le olvidaban las cosas… sólo faltaba que chocara el auto.

 

Cuanto se percató  estaba al frente de un cementerio, por un momento su corazón se contrajo y una ganas de llorar le atacaron, pero no entendía porque. El ruido de unos niños corriendo a la par y riendo, lo trajo a la realidad. ¿Cómo diablos había llegado ahí? Retrocedió y se dirigió al lugar destinado.

 

 

-¡¡¡Aominecchi!!!-

 

Otra vez ese maldito grito. La verdad estaba hasta los cojones de que lo llamaran, lo que ocupaba era tomarse una cerveza y dormir hasta mañana.  

Su teléfono sonó, asustándolo, pero era Taiga, preguntándole dónde estaba y por qué no había llegado.  Luego de unas disculpas y chantajes de parte del pelirrojo llegó.

 

Su madre lo recibió con un beso mientras su padre no dejaba de sonreírle y palmear su espalda, al momento en el que su esposo tomaba fotos divertido por la escena. El moreno, un poco apenado,solo se rascaba la nuca.

 

—“Qué bueno que hayas venido Daiki, hice tu comida favorita”— Decía su madre, quitándole el abrigo, a la vez que su padre sacaba uno de sus caros vinos — “¿Hoy se quedarán, Daiki?Tomaremos el mejor vino que tengo”— mientras de nuevo posaba su mano en su hombro, por común que se viera la acción, nuevamente las lágrimas luchaban por salir de sus ojos y no sabía porque.

 

—“¿Pero qué celebramos? ¿Hay algo que no me están diciendo?” – dijo afilando la mirada y éstos solo señalando que fuera con Taiga.

 

Éste estaba ahora en la sala viendo el televisor, apenas vio a su esposo lo apagó, estaban dando la noticia de la mañana. Anotó mentalmente el preguntar en la estación que había pasado, pero ahora lo importante era saludar a su esposo.

 

—“Taiga”— dijo para acercarse y besar sus labios profundamente tratando de trasmitirle todo su amor con un simple acto.

 

—“Daiki”— Contestó éste, entregándole un sobre, sus mejillas estaban sonrojadas, el moreno le vio confundido cuando este sujetó sus manos y las llevó a la parte baja de su estómago. —“Daiki, son los resultados del doctor. Dice que tengo un mes de embarazo” — Dijo suavemente — “Vamos a ser padres, como siempre lo deseamos, como siempre lo deseaste… la familia ideal”

 

El moreno no reaccionó al inicio, pero a los segundos empezó a besar a su esposo,

—“Dios santo, padres…padres”— Decía emocionado, sus padres sonreían orgullosos al ver a su hijo.

—“Seremos padres…una familia…un hijo o una hermosa princesa” — sus manos tocaban el rostro de su esposo y su estómago.

  

—-“Ohh. ¡Dios! Siéntate Taiga ¿Quieres algo? ¿Agua, comida?” — Decía el moreno, mientras ayudaba a sentarse al pelirrojo.

 

—“No seas  tan exagerado, pero agua está bien”— Dijo este con una gran sonrisa, el peliazul ni lerdo ni perezoso corría a la cocina por agua, pero apenas se había dado vuelta vio a Midorima enfrente de él,  pero esta vez venia vestido de doctor, pero su expresión era distinta.

 

—"¿Leíste el dictamen que le di a tu esposo?" 

 

—"¿Qué haces aquí? ¿Esto es una broma y ahora eres doctor?" 

 

—"Es lógico. Léelo"— Fue la respuesta del peliverde, quien se mantenía viéndolo fijamente, Daikisolo desdobló la hoja lentamente para leer el contenido, su corazón se aceleró en el proceso.

  

—"Cuando el cerebro se encuentra en un letargo profundo, porque el cuerpo está dañado, éste hace todo lo posible para que la conciencia sepa distinguir entre lo real y las alucinaciones. El subconsciente usa cosas irreales  o imposibles para dar una alerta a la persona, para que sepa que lo que ve no es real, para darle entender que debe despertar, lo peor es que cuando están en la etapa de alucinaciones es para que la transición a la muerte sea lo menos dolorosa posible, dándole el mundo feliz que siempre quiso"

 

—“Esto es una broma ¿Verdad?”— Dijo el moreno, viendo mal encarado al otro y retrocediendo unos pasos.

 

—"Tus padres murieron cuando eras niño” — De un momento a otro el peliazul empezó a sudar, sentía como si el mundo empezara a detenerse, las risas de sus padres cesaron.

 

—“Kagami y tú… en verdad no son nada, son buenos amigos pero hasta ahí. Has tenido que ver desde lejos como éste fija sus atenciones a otros” — Su corazón se aceleró y el escalofrío regreso.

 

—“Sabías que algo andaba mal pero seguiste la corriente en el día de hoy, creaste tu propio mundo perfecto” — Daiki agarro su cabeza y se agacho, esta dolía demasiado.

 

—“Enserio… policía y abogado ¿Piensas que haría cosas así?” — Mientras que Midorima se acercaba a él, agachándose  para agarrarlo de los hombros — “AOMINE DESPIERTA”— dijo fuertemente.

 

Daiki cerró los ojos, sentía que le faltaba el aire, pero de un pronto a otro, la presión de los hombros desapareció, lentamente abrió los ojos… Midorima no estaba ahí, solo Taiga viéndolo.

 

—“Quédate aquí conmigo”— decía el pelirrojo mientras caminaba hacia él tocando su vientre —“Tendremos un hijo, seremos felices… la familia que siempre quisiste”— Mientras sentía como la casa empezaba incendiarse,  las llamas ocupaban ya la cocina a la vez que sentía que no podía moverse.

 

“Daiki despierta por favor”

 

—“Aquí están tus padres, seré el esposo perfecto que quieres” — Decía con una gran sonrisa. El televisor se prendía de nuevo y podía ver como el complejo de apartamento se incendiaba; se vio a si mismo sacando a la gente, pero de un momento a otro vio a unos niños entraron por su mascota, él no lo pensó dos veces y fue por ellos apenas los tuvo los saco, pero él no pudo salir a tiempo, el piso se desmorono a sus pies y todo se volvió oscuro.

 

—“Prometo ser buen  esposo” — decía Taiga acercándose a él. — “En ese lugar, no somos nada, no tendremos nada, pero aquí está todo”— decía extendiendo su mano. Podía ver a sus padres detrás del pelirrojo, sonriéndole como cuando eran niños

 

—“Aquí está tu todo” — Decía mientras derramaba lágrimas y casi alcanzaba las manos del peliazul, este sabía que no debía quedarse aquí, moriría si lo hacía pero aquí estaba lo que había soñado, solo debía extender la mano.

Pero su mano nunca fue tocada, antes de eso su mano fue golpeada por su madre evitando el contacto con Kagami, de ahí todo lo que los rodeaba desapareció, solo quedando su madre y padre.

 

—“Daikichan”— Negó mientras lo miraba — “Todo estará bien, mi cielo. Sólo debes despertar”—Mientras lo estrechaba entre sus brazos.

—“Un Aomine nunca se rinde ehh~”— Dijo de broma su padre para luego solo sonreír y acercarse a su hijo para abrazarlo.

 

—“Te amamos, pero ahora, Daiki… despierta”— Dijeron los dos en unísono para luego todo volverse oscuro.

 

 

“Despierta por favor”

 

No sabía cuánto tiempo había pasado pero sentía su cuerpo entumecido, escuchó la voz de Taiga hablando a su lado, Aomine abrió los ojos lentamente, estaba en una habitación de muros blancos, el sonido de las maquinas llenaba de ruidos la habitación, llegando a la conclusión que estaba en un hospital...

 

Todo fue un sueño, un maldito sueño, había despertado para volver a su vida solitaria y buena para nada, no habían padres, no había un esposo que lo amaba, no había familia feliz —Unas lágrimassalieron de sus ojos y un suave murmullo a través de la mascarilla que tenía.

 

—“Aomine”— Escuchó una voz llamándolo, lentamente desvió la mirada buscando el origen de la voz, su sorpresa fue mayor al ver que efectivamente era Taiga.

 

—“Taiga…Kagami”— susurro, corrigiéndose.

 

—“Aomine…Aomine… llamaré al doctor” — Dijo el otro preocupado, y saliendo a buscar al doctor,

 

Mientras lo revisaban, el peliazul no apartaba la vista del pelirrojo, que no se había movido de su lugar.  Estaba demasiado nervioso desde el accidente que el mismo Midorima tuvo que mandarlo varias veces a descansar.

 

— “Tienes suerte, un poco más de tiempo ahí enterrado y no la contarías. Dale gracias a Kagami que te salvó,  pasaste 7 días  en coma” — Terminó de decir — “Muchos vinieron a verte, estuvieron llamándote a ver si despertabas, no seas tan malagradecido y no preocupes así tus amigos” — Decía el peliverde mientras hacía el chequeo, viendo todo con normalidad y después los dejaba solos.

 

 

—“Aomine”— Digo Kagami tomando su mano — “Nos diste un susto de infarto…todos pensaron…yo pensé” —Dijo mientras apretaba su mano.

 

—“Kagami”

 

—“¿Ya no soy Taiga?”— Dijo el pelirrojo esbozando una sonrisa, no negaría que se sintió bien cuando lo llamó por su nombre

 

—“¿Cómo me encontraron?”— Mencionó el policía. Cuando había ido por los niños no le había avisado a nadie.

 

—“Una pareja me dijo dónde estabas, la señora me recordaba mucho a ti, el señor me dijo que fuera por ti que nunca te rindes” — El peliazul abrió los ojos y una lagrimas rodearon sus ojos.

 

—“¿Te sientes mal? Llamare a Midorima”— Dijo levantándose para ir por el doctor.

 

— “No pasa nada” — Contestó el otro, mientras no dejaba de verlo.

 

—“Pensé que no te volvería a ver”— Dijo el bombero en voz queda, mientras no soltaba su mano, para  luego suspirar — “Por preocuparme, me debes una cena D-a- i-k-i”— Dijo sonriéndole, ya que este lo había llamado por su nombre, aunque no iba confesar que esta semana lo llamó por su nombre mientras este estaba inconsciente.


—“¿Ehhh?”— Dijo el moreno viendo incrédulo.

 

—“Correcto me debes una cena Ahomine, por preocuparme así”— Dijo mientras  Kagami sonreía y no dejaba su lado.

 

—“Un Aomine nunca se rinde. ¿Ehh?”— Aomine sonrió mientras no dejaba de ver al pelirrojo—“Sí, te llevare donde quieras.”— Mientras el pelirrojo se sonrojaba y volteaba el rostro haciendo un puchero.

 

Tal vez aun no era tarde para cumplir su sueño.

 

 

Notas finales:

Agradezco su tiempo por leer, todo su comentario es bien recibidoo, y con leerlo me hacen muy feliz.

Gracias

No vemos~


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