—¿Sasuke, no vienes?-preguntaron sus compañeros al oír la campana.
—No, gracias. Me quedaré a terminar los deberes.
Se miraron entre ellos y se encogieron de hombros abandonando el salón. Bendita paz. Era el único sentado con el libro en manos, volvía a su lectura de historia contemporánea.
—Sasuke.
No duró mucho su concentración. Levantó la vista encontrándose con nadie más que su novio. El blondo le sonrió al tiempo que jalaba una silla y se sentaba a su lado.
—No puedes entrar así nomás y sentarte aquí como si fuera tu aula, dobe.
—¡Oh, vamos! ¿Qué hay de malo? Solo quería verte… ¿Cuándo iras a casa?
—Quisiera, pero estoy hasta la cabeza con exámenes. ¿Tú no?
—Mmm… bueno ayer, no me fue muy bien ttebayo-se rascó la nuca apenado.
—Usuratonkachi, préstale más atención a tus estudios por una vez en la vida. Ahora sal que quiero terminar de estudiar.
—¡Pero, Sasuke…!-se puso delante de él y lo tomó firmemente de los hombros—¡¿Cuándo estaremos juntos?! Quiero estar a tu lado, quiero besarte y hacer el amor conti-
—¡Cállate!-golpeó el banco y tiro los libros al suelo, el blondo retrocedió por el susto. Sasuke se puso de pie y lo enfrento con una mirada gélida en el rostro—¿Es que eres imbécil o qué?-lo tomó bruscamente del uniforme—Estamos en la escuela no en tu casa o en la mía, en la escuela-aclaró molesto—¿Quieres que todo el mundo se entere de lo nuestro? ¿Quieres que nos expulsen o se burlen de nosotros?-lo empujó.
El oji-azul bajó la mirada apretando los nudillos hasta cortar la circulación. Había sido un duro golpe. Le había dolido mucho.
—Yo no tengo problema en que se enteren de nuestra relación. Que sepan que amo al hombre más maravilloso de todos-enfrentó su mirada, sin embargo sus ojos estaban llenándose de lágrimas—Solo callo por ti, Sasuke, solo por ti…—le dio la espalda y salió corriendo.
—¡Naruto, espera…!-gritó intentando detenerlo—Dios… no quise… hacerte llorar, dobe. ¡Maldita sea!-tomó el libro que leía y lo lanzó contra el pizarrón.—¡No hay nada que me salga bien!
…
…
Habían pasado tres días desde aquella escena. Naruto no aparecía, no contestaba sus mensajes ni llamadas y tampoco estaba en casa. Sus padres estaban de viaje de negocios y él se estaba manteniendo solo con lo que le habían dejado. Eran las ocho de la noche y no paraba de dar vueltas en su habitación. Tomó el móvil y volvió a marcar el número de Naruto.
El número que ha marcado se encuentra fuera del área de servicio…
Dejó caer el celular en la alfombra mientras miles de lágrimas escapaban de sus ojos. Era fuerte y tenía un carácter horrible, no lloraba con facilidad, pero en ese instante se desarmó. Se tiró a la cama y hundió su cara en la almohada que no dudó en ahogar sus penas.
Más de treinta mensajes enviados y ninguna respuesta.
Perdóname. De verdad lo siento. Siento haberte gritado. Tienes razón, yo también quiero estar contigo, te amo más que nada en este mundo. Soy un imbécil y debes saberlo mi dobe. Por favor, contesta mis mensajes. Te necesito mucho.
—Naruto… mi Naruto-sollozó. Su rubio quería una prueba de su amor, estaba seguro de ello, iba a dársela. Iba a demostrarle cuanto lo amaba.
…
…
El blondo se encontraba sentado en el sofá cambiando canales desinteresadamente. Aburrido y deprimido. Su móvil no había parado de sonar, miles de mensajes de su azabache y llamadas perdidas. No estaba de ánimos para responder ni leer nada, así que lo apagó. Sus ojos estaban hinchados y tarros de ramen regados en el suelo, había comido hasta cansarse.
Tal vez era cierto. Era muy meloso. Irritante. Sasuke merecía su espacio personal. Pero lo amaba tanto, quería estar con él todo el tiempo, quería mimarlo y que él lo mimara. Se sentía solo. Su sueño era casarse con Sasuke, vivir juntos y adoptar un pequeño. Pero ni siquiera podían disfrutar de una relación abierta, nadie del colegio o su familia sabía que llevaban un año y medio juntos. Naruto quería besar a Sasuke en público y dejar de esconderse de la sociedad. Le importaba una mierda la sociedad, y no le temía a las burlas o a los homofóbicos. Ambos sabían pelear muy bien, no tendría porque pasar algo malo.
No tenía sentido seguir dándole vueltas al asunto. Apagó el televisor y se disponía a ir a su habitación a dormir, pero el timbre anunció una inesperada visita. Su corazón se aceleró, sabía bien de quien se trataba.
—¡Naruto, ábreme, por favor!
El muchacho de ojos azules se pegó a la puerta sumamente nervioso.
—Sasuke, no es el mejor momento-murmuró.
—Dobe… no tengo a donde ir. Si me echas, tendré que dormir debajo de un puente o un callejón.
—¿Qué? Espera dattebayo…-quitó las trabas y le dio vuelta a la llave, al abrir la puerta se encontró con el Uchiha cargando tres bolsos y una mochila en su espalda—¿Qué significa esto?
Sasuke dejó caer el equipaje y se sacó la mochila para tirarse al cuerpo de su rubito. Lo envolvió entre sus brazos otorgándole un jugoso beso al que Naruto no pudo oponerse. Sus lenguas se acariciaron y exploraron toda la cavidad del otro, ambos jadearon por el escaso aire, ambos sonrojados.
—Haría cualquier cosa por ti… sé que estuve mal. Eres mi novio y debo demostrarlo-le tomó de las mejillas—No quiero perderte por una estupidez…
—Entonces…-sollozó—Entonces porque reaccionaste así… solo quería…
—Lo sé-puso un dedo en sus labios—Le dije a mis padres, dobe. Les dije que estoy enamorado de ti y quiero casarme contigo-sonrió—Como verás, me echaron, bueno, mi viejo me echó. Mamá no sabía que decir y mi hermano me apoyaba.
—Es mi culpa, te presione demasiado-se apartó dándole la espalda—Yo iré mañana a-
—También le dije a Gaara, Kiba, Shikamaru, Sai y Neji, que salimos desde bastante tiempo.
El blondo se dio vuelta como un robot con la mandíbula desencajada y los ojos desmesuradamente abiertos.
—Teme…-susurró, estaba feliz, pero estaba preocupado por cómo iban las cosas.
—No me veas así. Yo también quiero besarte delante de todo el mundo, quiero agarrarte de la mano y quiero mimarte todo el tiempo-el blondo se ruborizó—Después de todo, somos novios, estamos juntos.
Naruto lo abrazó dándole un tierno beso.
—No será fácil-le miró serio.
—Por eso necesitamos estar juntos para afrontar las dificultades que vengan-lo tomó de la cintura—Cuando vengan tus padres…
—Yo se los diré-sonrió—Les diré cuanto te amo, que no puedo vivir sin ti-escondió su rostro en el hueco de su hombro.
—Eres tan cursi-suspiró—A quien engaño, yo también lo soy-le besó la cabellera rubia—Yo tampoco puedo vivir sin ti… mi rubito revoltoso.