Ese día llovía de forma estruendosa, era por eso que después de hacer sus asuntos, se había dirigido a la cafetería frente al auditorio en el que acababa de comprar el boleto que reposaba fielmente junto a la taza blanca con el delicioso café, completamente frío, de tanto esperar el ser bebido. Miró el boleto sin tocarlo, la fecha del concierto era al día siguiente por la noche, “tienes suerte, este es el último boleto” le había dicho la chica al mirar la pantalla para realizar la operación, aunque siempre elegía uno de los lugares más lejanos no tenía que preocuparse porque justamente este lugar fuera en uno de los palcos, sin embargo si pensó que hubiera sido una verdadera lástima el haberse perdido el concierto.
-el ultimo de su gira por Japón- dijo a la nada mientras suspiraba profundamente y dejaba de ver el boleto para poner toda su atención en la revista que estaba abierta en la mesa. Miro detenidamente la imagen de cuerpo completo en la que se mostraba Iori en todo su esplendor, decir que lucía increíblemente sexy sería mentir, porque la verdad era que eso quedaba corto a todo lo que Iori representaba. Kyo releyó la entrevista que un muy afortuno reportero había conseguido después de seguirlo quizá durante años, un tal ROMEO, del que había escuchado de Yuki decir que era increíble y siempre lograba entrevistar a aquellos hombres que eran considerados los más deseados, ese día Yuki había dicho que era increíble que alguien tan genial como ROMEO estuviera persiguiendo a Yagami considerándolo deseable, lo que en ese momento no entendió la bella chica fue que su novio no se había molestado por que ella alabara a otra persona, sino más bien que odiaba la idea de que alguien más considerara deseable a Iori.
La entrevista era corta y más que frases del pelirrojo lo que más se podía leer era las impresiones del reportero, al releerlo, el último de los Kusanagi casi rio al pensar que él mismo sabia más de Iori que cualquier persona que le entrevistara, es más, él era el único que podía presumir de ser buscado incansablemente por el pelirrojo y siendo proclamado ante todos como su suyo… aunque si lo pensaba bien, Iori había dejado de buscarlo hacia ya mucho tiempo y en su lugar, se habían intercambiado los papeles y Kyo era quien ahora siempre le seguía la pista, siempre a escondidas, pero iba de lugar en lugar en el que el pelirrojo se presentara junto con su banda, sin importar gastar en ello grandes cantidades de su herencia.
Cuando la rivalidad entre los Kasanagi y los Yagami parecía comenzar a desaparecer Iori había dejado de buscarle y se había dedicado por completo a lo que Kyo creía era su verdadera pasión, la música. En más de una ocasión pensó que ahora que aquello de la guerra de clanes parecía enfriarse habría sido buena idea el acercarse a él, buscarlo solo para saludar, tal vez ir por una cerveza, sin embargo él mismo se reía de su idea, ellos nunca había aclarado nada y sobre todo Iori siempre había sido increíblemente despiadado con él, realmente había intentado matarlo cada vez que se veía, lo podría haber justificado con las peleas milenarias sin embargo aun estaba eso…leyó de nuevo la ultima pregunta de la entrevista “¿qué es lo que más odias?” y la respuesta concreta y simple, con dos simples palabras “la violencia”
-la violencia- repitió en voz alta recordando sus violentos encuentros-… entonces solo tal vez es que a mi me odia más que a la violencia- finalizo tomando sus cosas y dejando sobre la mesa dinero suficiente para pagar el café intacto y que la adorable mesera se quedara con una buena propina. Salió por la puerta trasera pues delante se encontraban miembros de una televisora haciendo un reportaje sobre el ultimo concierto del año de “The hell” en Japón, así que quería evitarse que por alguna broma del destino alguien le viera por casualidad pasar por ese lugar. Si hubiera decidido quedarse unos minutos más habría sabido que los alborotados gritos que escuchó al cruzar la puerta no tenían nada que ver con el reportaje y más bien era porque parte de la banda había entrado a la cafetería después de su última prueba de audio.
-Si continuas con esa cara, todo el mundo saldrá corriendo- fueron las simpáticas palabras que el guitarrista dijo mientras jugaba con su largo cabello de un tono entre azul y Negro, sin embargo Iori no le dio importancia y siguió mirando como si deseara matar a alguien
-No me gusta este lugar... Se siente te extraño- el otro sonrió
-tu fuiste quien dijo que quería un café
La afortunada mesera que los atendería llegó con una gran sonrisa después de pintar sus labios y acomodar sus rizos rubios, sin embargo ninguno la miró cuando pidieron el café ni mucho menos cuando lo recibieron.
-Iori- llamo casi con ternura su compañero- has pensado lo que te Dije?- le preguntó
-Oh, aquello de tener sexo? Suena divertido pero aún no se si eres mi tipo- su compañero lo miró ofendido
-Yo no dije que quería que tuviéramos sexos!, dije que quería... Que me gustaría que fuéramos pareja-finalizó en tono bajo
-y para que quieres una pareja si no es para tener sexo- le cuestionó sin mostrarse ligeramente afectado
-Para muchas otras cosas Iori...-respondió ahora realmente triste
-¿Cual es el primer país al que iremos? - cambio el tema pensando en lo fastidioso que sería que el otro hiciera un drama
-Ammm debe ser Inglaterra... Si, ese es... Dime Iori, que tal esta tu inglés?
-Perfecto, desde luego
-El mio está fatal...
-Está bien, te los has ganado, tal vez te de unas clases privadas- su amigo sonrió, era verdad que sabía que no tendría su corazón, pero tener el calor de su cuerpo era un comienzo
-Y cuando sera eso? Podemos comenzar ahora mismo!- Iori pareció meditarlo
- mañana- el otro le miró sorprendido- después del concierto tengo algo que hacer, cuando lo arregle serás todo mío- ninguno dijo otra palabra.
Kyo se miró detenidamente en el espejo de cuerpo entero que tenía en la habitación desordenada de su departamento, lucia bien, aunque sabía que no importaba cuán bien se viera, permanecería oculto, suspiro ante la idea y tomo su chaqueta, en una hora comenzaría el concierto y debía apresurarse. Tomo las llaves de su departamento y las de la motocicleta, al igual que el casco negro y abrió la puerta.
Cuando Kyo había conocido a Yuki por primera vez, sin duda había creído que parecía un bello ángel que siempre le mostraba una bella sonrisa. Por su parte, Yuki pensó que Kyo sin dura era un verdadero príncipe azul que la miraba como si ella fuera lo mas bello del universo; por eso cuando Kyo abrió por casualidad la puerta y la miró más bien como si la desilusión lo consumiera supo que aquello que llevaba pensando desde hace tiempo atrás era verdad.
-Sorpresa!- le dijo con dulzura en su voz, fingiendo que no le había dolido el pecho y lo abrazó
-hola Yuki, no te esperaba
-oh!, vas de salida?- preguntó ocultando su tristeza y molestia, al mirar el casco en las manos de su prometido
-si, bueno, yo iba a hacer algo… importante
-Kyo, quedémonos aquí- se atrevió a sugerir aun escuchando el “importante” que aparentemente Kyo había dicho como para evitar justamente esa propuesta- tu departamento es un desastre, por la mañana yo misma lo ordenare
-Yuki, en verdad lo siento, pero no me puedo quedar, si quieres puedo dejarte en algún lugar...
-Kyo!-gritó dolida- hace tanto que no nos vemos! Tengamos una noche juntos!- le exigió
-NO! Tengo algo importante que hacer, que no has escuchado?
-es que me engañas?!
-no es eso- contestó sin verdadera seguridad mientras se llevaba las manos al rostro, no era que la engañara, sin embargo era verdad que le mentía, era verdad que el ya no la amaba, que el amaba a alguien más y que la razón de no romper el compromiso es que el mismo era un cobarde… o tal vez, más bien era porque al saberse rechazado por su amor verdadero quería mantener en alguien su consuelo, por donde lo viera, en ambas era lo mismo y él terminaba siendo un imbécil.
-es eso, verdad? Ahora estas con alguien más! Te vas a ver a otra mujer!- le gritó tomando con la mayor fuerza que ella podía los brazos que antes la cobijaban
-Yuki basta! No puedo con esto!- le dijo soltándose del agarre y ella entendió a lo que se refería
-no Kyo! Esta bien, yo se que fue un error, pero te perdono, esto solo es una prueba, nosotros después de todo nos casaremos y…
-no!... Yuki… Ya no te amo- le confesó lo más apacible que pudo pero el dolor inminente llegó igual de rápido a la joven quien llorando salió corriendo. El chico se sentó de golpe en el sofá y suspiro con pesadez, miro el reloj y se preguntó cómo era posible que en 15 minutos el final de tantos años hubiera llegado, tal vez hubiera seguido pensando en ello, sin embargo el poner verdadera atención en el reloj le indico que ahora solo tenía 45 minutos para llegar al concierto, y pensando únicamente en el pelirrojo salió a toda prisa del edificio, llego al estacionamiento y montó a su moto, solo con el deseo de ver a Iori, sin notar como frente al edificio se encontraba aun llorando Yuki.