Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Maldita "Friendzone" por Tsundere Chisamu-chan

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Holiiiiiii volví con otro Reituha jaja para variar xD

no me vayan a reclamar que no he actualizado "Adagio Enamorado", está en proceso.... ya casi, tengan paciencia! 

Por cierto, este fanfic fue publicado sin ser pasado por proceso de corrección, así que me disculpo previamente por las faltas. 

La canción que utilicé es "Like a friend" del grupo "Pulp". Deberían escucharla porque es hermosa.

en fin... los dejo leer en paz. ¡Saludos! 

 

Esta historia la quiero dedicar a una de mis más grandes amigas por estos rumbos, mi querida y suculenta "AnRu".... :D ¡espero que les guste!

Y una vez más, sin previo aviso, apareces tras mi puerta con esa expresión despreocupada y con una sonrisa que se me antoja más bien cínica, como es típico en tí. Y llegas unos minutos más tarde de las 6:00 am sin preocuparte si estaré dormido o despierto, o si tendré tiempo para ti, porque sabes perfectamente que nunca te rechazaría. En realidad no sé si quiero pensar que eres estúpidamente ingenuo o vilmente calculador, y aunque me sienta idiota diciéndolo, a estas alturas lo que sea que piense de ti, no amortiguará la adoración que te tengo.

 

No te molestes en disculparte
¿Porque no entras?
Fúmate todos mis cigarrillos, otra vez

 

-¡Aoi es un idiota!- aclamas mientras caminas hacia adentro sin pedir permiso o saludar como lo haría una persona normal, no, tú eres de los que no necesitan presentarse o dar explicaciones. Siempre has sido así, lo sé porque te conozco profundamente desde la punta de tus cabellos hasta los dedos de los pies.

-¿y ahora?, ¿qué hizo?- respondo cuando puedo reaccionar naturalmente, cerrar la puerta y volver a lanzarme boca abajo sobre mi tibia cama, que había abandonado hace unos cuantos segundos por el insistente golpeteo en la puerta.

-Pues nada, lo de siempre, que no hace nada. Ni siquiera me habla por estar con su guitarra metido en esa maldita canción nueva-  escuché con los ojos cerrados mientras percibía tus pasos acercándose hasta sentir tu peso, hundir el colchón que yacía debajo de mí. Abrí los ojos y te miré sentado a mi lado, con tus ojos perdidos en uno de mis libros favoritos que guardaba celosamente en mi mesita de noche y que solamente a ti te permito tocarlo.  Te admiré de reojo mientras contemplaba lo evidente de ese atuendo, traías puesta una camisa de Aoi que poseía descaradamente impregnado el repugnante olor cítrico de su perfume, podía apostar que después de haber pasado la noche con el pelinegro, ni siquiera habías tomado una ducha, pero, ¿quién era yo, para reprocharte cualquier cosa?

-Está emocionado, como todos cada vez que componemos algo- pronuncié distorsionado, por tener la mitad de mi rostro pegado a las sábanas de mi cama.

-¿acaso lo defiendes?- preguntaste molesto, bajando el libro en tus manos y recriminándome con la mirada, y yo solo pude soltar una risa,

-Solo estoy diciendo que deberías comprenderlo un poco más, ya que a todos nos ha pasado- volví a cerrar los ojos cuando vi que devolvías tu atención a las páginas que tenías en tus manos luego de un leve “umm”.

Pasaron unos segundos de silencio en los que casi me quedo dormido, si no fuese porque comenzaste a hablar de nuevo.

-aun así, ojalá que pusiera un poco más de su parte- te miré y soltaste un suspiro, -casi nunca pasamos tiempo juntos, no se la puede pasar ignorándome- encogiste tus hombros y golpeaste tus piernas con impotencia.

En estos momentos tu comportamiento se me hacía bastante tierno, y entonces era que me debatía internamente por enfurecerme de celos, emanando mi odio mental hacia aquella persona que te lograba alterar de esa forma, o admirar las increíbles y sublimes expresiones que ponías mientras te encontrabas vulnerable.

Estiré mi mano hasta tocar la tuya y tomarla entre mis dedos, sonreí ante tu expresión de pesadumbre,

-sí, tienes razón, es un idiota- respondí y reíste. Podría decir que lo dije por seguirte la corriente o para intentar animarte, lo que nunca me atrevería a decir es que era lo que en realidad creía, porque realmente había que ser un idiota para tenerte rendido a los pies de esa forma y no darte la importancia que te mereces.

Suspiraste y luego de un largo parpadeo, apretaste tus labios en una dulce expresión, me miraste fijo, sin decir nada, escrutándome con aquellos ojos castaños que me hacían desfallecer. Esperé pacientemente el contacto que estuvieras dispuesto a darme, como el siervo leal e idiota que siempre había sido, porque no había otra razón para que tú recurrieras a mí, si no era por consuelo.

Cada vez no llego más lejos,

¿Por cuánto tiempo ha sido así?

Entra ahora, limpia tus pies en mis sueños

 

En silencio y con lentitud te recostaste completamente sobre la cama quedando con tu rostro a centímetros del mío y me miraste incitándome a besarte y hacerte mío. Mío. Porque solamente en estas situaciones y bajo tus circunstancias, tu cuerpo me pertenecía, aunque nunca tu corazón, y así debí acostumbrarme todo el tiempo, a las migajas de afecto que no fuesen recibidas por nadie más.

Tu aliento chocó contra mis labios, matándome de la desesperación, pero no me moví, no hasta que tú lo hicieras primero. Nuestros dedos seguían entrelazados de forma un poco tímida, fueron unos segundos eternos los que esperé algún movimiento de tu parte. Hasta que por fin te acercaste serenamente y en un mínimo instante posaste tus labios en los míos. Estaban fríos, secos y amargos, pero no importó porque la sensación de satisfacción y felicidad que estos me hacían sentir era incomparable, no existía un universo tan enorme como el que nacía en tus ojos cuando te separaste unos centímetros dirigiendome esa mirada vidriosa.

Solté el aire que había estado reteniendo y destensé los músculos de mi abdomen que se contraían con tu cercanía, para después estirar mi brazo intentando alcanzarte y así profundizar aquel superficial roce, con delicadeza tomé con mi izquierda, tu mentón y te vi cerrar los ojos antes de iniciar nuevamente, aquel beso clandestino. Porque no me importaba ser tu última opción, siempre y cuando me permitieras saborear de vez en cuando, la delicia de tu esencia, porque de todas formas, nadie estaba siendo tan lastimado como yo.

Introduje mi lengua en tu boca y no me rechazaste, por el contrario, me abrazaste por la cintura queriendo adherir nuestros cuerpos. Te encontrabas ansioso y triste, pude sentirlo en tu piel reacia que se tensaba cada vez que yo la tocaba.

¿Cuántas veces más volverás a mí, como un gato callejero, esperando ser sanado y alimentado para volver a dejarme?, me pregunto si será divertido jugar con los sentimientos de alguien que da todo por ti, sin esperar nada a cambio.

 

Me quitas mi tiempo, como una revista barata

Cuando podría estar aprendiendo algo,

bueno, sabes a lo que me refiero.

 

 

Es un dolor extraño pero adictivo, que me rompe y me arde pero me hace volver por más, me hace ignorar lo que sucede con tal de otorgarme un poco del fuego de tu cuerpo. Me arroja y pisotea sin ninguna clemencia, en este momento ni siquiera la necesito, porque sentir tu piel desnuda vale cualquier infierno existente. Y estoy dispuesto a pagarlos todos.

Jadeas en mi oído, pronunciando mi nombre en repetidas ocasiones, “Akira, Akira…”, y yo me estremezco esperando aterrado a que pronuncies el nombre incorrecto, como te ha pasado ya en veces anteriores, así que antes de que ocurra prefiero besarte con pasión silenciando tus susurros eróticos que salen para estrellarse con los sentimientos de la persona incorrecta.

Esa mañana nuevamente me permites tenerte, desgarrándome a punta de besos y gemidos te volviste a adueñar de mi vida. Hurgaste dentro de mi pecho y te robaste mi corazón, que de todas formas te pertenecía desde hace muchos años.

Ya hice esto antes y lo volvería a hacer

Ven y mátame, baby, mientras me miras como un amigo,

Y voy a venir corriendo solo para hacerlo, otra vez.

Me hundí en tu cuerpo, llegando al cielo, fui abrasado por las llamas del mismo infierno mientras sentía lo excitado que te encontrabas al morder con fuerza mi hombro, quisiera hacer algo así en tu cuerpo, poder dejarte todas las marcas posibles para que recuerdes esto mañana y que no sea igual a cuando finges haber olvidado todo. Así es y ha sido siempre, y ambos lo sabemos, pero lo callamos por la misma razón, no queremos perdernos.

Tú eres la última bebida que nunca debí tomar


Tú eres el cuerpo escondido en la cajuela


Tú eres el vicio que no puedo dejar


Tú eres mis secretos en la página principal cada semana


Tú eres el carro que no debí comprar


Tú eres el tren que no debí tomar


Tú eres la cortada que me hace esconder la cara


Tú eres la fiesta que me hace sentir mi edad


Eres como un accidente que veo pero que no puedo evitar


Eres como un avión que me dijeron que no debía tomar


Eres como una película tan mala pero que veo hasta el final

Habías sido mío una vez más, regalándome un poco de agua en medio de un desierto de inseguridad. Te recostaste en mi pecho y con calma empezaste a acariciar mi abdomen mientras yo te aprisionaba con mi brazo, deseando tenerte por siempre así. Podía sentir tu exhalar sereno y tu dedo paseándose de allá para acá. Era un momento hermoso e inenarrable que barría con todas mis dudas sobre ti, no me importaba ser tu amante prohibido. No necesitaba tu amor, porque tenía tu confianza y eso era mucho mejor. Al menos, no perdía nada intentando convencerme a mí mismo.

Una melodía de guitarra eléctrica timbró e interrumpió mis pensamientos para devolverme momentáneamente el caos a mi mente. Tu celular sonó dentro del bolsillo de tu pantalón haciéndote reaccionar, te apoyaste en tu codo y posteriormente te sentaste sobre la cama dándome la espalda, esa piel pálida encendía cada fibra de mi ser. La observé embelesado y resignado al mirarte recoger el pantalón del suelo y encontrar tu teléfono celular.

-Hola amor-

Por más veces que lo pronunciaras en frente de mí, no dejaba de doler, era como un golpe con millones de navajas justo en mi pecho. Contuve mis lágrimas, porque tampoco sería la última vez.

-Con Reita- seguiste hablando mientras yo te miraba con vehemencia, tenía que guardarte en la memoria hasta que volviera ocurrir otra vez lo mismo y esperé con todas mis fuerzas que ocurriera pronto.

-sí, de acuerdo, también te amo- cerraste el celular y sin decir una sola palabra más te levantaste buscando tu ropa regada en el suelo. Poco a poco sentía como volvías a ser el mismo amigo ajeno, al que amaba en secreto. Volvíamos a la realidad en la que éramos solamente compañeros de banda y mejores amigos de la infancia, una realidad ardua en la que no te podía tener. Te vestiste rápidamente y ataste tu cabello sudoroso para por fin mirarme. Maldita sonrisa ilusionada que tenías en el rostro, maldito Aoi y maldito fuerte lazo de amistad que nos unía.

-Adiós Reita- sonreíste y te inclinaste para dejarme un beso en la mejilla, te miré sin responderte ni moverme, porque no tenía otra opción. Te vi salir por la puerta con la misma fugacidad con la que habías entrado.

Talvez algún día me miraras de la forma en la que yo te miro, mientras tanto, sigue saciando mi sed a cuenta gotas.

 

Déjame decirte que es una suerte para ti, que seamos amigos.

Notas finales:

Dejen sus opiniones :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).