Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Limerencia. por Naeh

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola todos~

Este es mi primero oneshot de Banglo, aunque me encanta esta pareja nunca había podido escribir nada D': asi que ahora estoy muy feliz!

Notas del capitulo:

Espero que les guste o aunque sea que no les aburre(?)

Se que normalmente por flojera no se dejan comentarios porque a mi tambien me a pasado xd pero si pueden me encantaría recibirlos para que me ayuden a mejorar~ me encantan las críticas constructivas <3

Muchas gracias de ante manos por leer hasta aquí y querer leer mi oneshot, sin más distracciones espero que les guste!~ 

 

 

Suaves pétalos color oro se deslizaban por sus mejillas, pegándose a ellas a causa del liquido salado, no dijo nada, solo sonrió tímidamente girando sobre sus talones y saliendo de allí de inmediato.

El camino lleno de gritos de niños, comentarios de colegialas revolucionadas, bocinas de autos y diversas cosas lo tranquilizaban de una manera extraña. 

Gracias a ellos se mantenía calmado.

Al llegar a su casa se encerró en la típica habitación al final del pasillo, miraba la cama frente a él pensando si quemarla era una solución. Quemar toda la cama, la casa, sus ropas y cuerpo. 

¿O era solo el picor de sus ojos lo que le  daba tales ideas? 

Bah, simples sonidos sordos y con fuerza fueron saliendo de cajones, paredes e instrumentos. A patadas y puños destrozó todo. Si hubiera podido también se habría destrozado a si mismo. 

Sus gritos atorados luchaban por salir, rasguñaba su rostro, tiraba sus cabellos. No sentía nada más que el apretado y asfixiante dolor en su pecho que lo carcomía vivo. De rodillas en el suelo, sus susurros inconscientes le decían tímidamente que se recostara en el frio suelo, acechando su mente con oscuridad, penetrando sus sentidos aturdidos. 

 

 

-Levántate, te resfriarás. 

Si los rayos de sol fueran tan suaves y tranquilizadores como la voz que resonaba en sus oídos no le molestaría despertar tan temprano.  

¿Cuánto tiempo había pasado? al parecer solo un par de horas. 

-Te traeré manzanilla, así que siéntate en la cama rápido,.. a no ser que prefieras... 

-… la cama está bien. 

Yongguk asintió levemente, procurando no ignorar ningún comportamiento extraño o peligroso antes de salir de la habitación. Era la primera vez que veía al joven tan destrozado. 

En su camino a la cocina divisó un brillante pétalo dorado que no dudó en levantar, sirvió el té en su taza favorita ubicada en la bandeja de su madre, dudaba un poco si usarla, tenía un poco de miedo sobre las futuras reacciones del menor. 

Nuevamente a su lado se acercó con lentitud sentándose junto a él, posó el pétalo en el líquido sonriéndole para mejorarle el humor. 

Se arrepintió al instante. 

Los sollozos volvieron seseantes, quería mantenerse fuerte frente a él, frente a su mayor pilar. La mano en su hombro fue lo que finalmente lo derrumbó, soltando un "maldición" ahogado, atorándose con su propio aire. 

El mayor dudaba sobre sus acciones, siempre lo arruinaba, siempre decía algo o hacía algo que hería sin querer al otro. Dejó la bandeja a un lado inmediatamente, preocupado... pero él bien sabía lo que había pasado. Apretando sus puños fuertemente se levantó en un segundo, caminando directamente a la salida. 

-¡¡No vayas!! 

Alto, respira, voltea. 

Junhong se encontraba de pie listo para atacar, sus ojos estaban rojos e hinchados. La imagen tan deplorable le dañaba sus manos fuertemente apretadas. 

-No puedes defender a esa basura a estas horas. 

Maldición, de nuevo lo había hecho. El joven volvió a sentarse en la cama, su mirada perdida lo decía todo, no podía volver a defenderlo... ya no más. 

El silencio los envolvió a ambos en aquella sucia habitación que se oscurecía con el paso del tiempo.  

 

 

Cuando despertó encontró los cálidos brazos de su hyung alrededor suyo, acunándolo en su cuerpo. Ambos estaban sentados en el suelo con los pies congelados. Volvió a llorar, no pararía tan pronto.  

El mayor acariciaba su cabello lentamente, susurrando letras de canciones. 

-Lo vi con una mujer, hyung... - el mencionado frenó sus acciones inmediatamente - se burló y me golpeó en la cara... 

-¿Qué? 

Su impulsividad fue tan alta que no se dio cuenta en que momento ya estaba en la puerta de la casa, que no podía abrir por el temblor de sus manos. Se puso en alerta cuando escuchó y sintió los gritos incesantes del otro que venía a toda velocidad. Logró salir a contratiempo, siendo agarrado por su camisa con fuerza, tirándolo nuevamente al interior del hogar. 

-Suéltame. 

-No vayas.. 

La respiración tensa asustó al menor, suavizando el agarre al instante en que el otro volteó a mirarlo a la cara. Se sentía confundido. Los ojos de Yongguk se veían adoloridos, con impotencia, rabia, desesperación, sabía que si tenía la oportunidad mataría a golpeas al bastardo. 

Por minutos se mantuvieron quietos, pidiéndose cosas con la mirada, susurrando lagrimas entre si. Yongguk arrastró al otro dentro de la casa sin relajar su expresión. 

-¿Por qué no puedo ir? - la pregunta lo sorprendió - ¿Es porque quieres mantenerlo a salvo? ¿Por qué no quieres que tenga problemas? - Junhong palideció - dime por qué el maldito puede seguir vivo después de atreverse a golpearte. 

Ah, dolor. 

El primer amor era algo mágico, lo hizo alucinar, vivir sus primeras experiencias, saborear por primera vez lo que era ser amado y correspondido. Aún cuando todo fue una mentira, aún cuando todo fue simple diversión carnal para el otro, para él, para Junhong, fue real... especial.  

Fue aplastante. 

Con su frente en el pecho del mayor susurró palabras incoherentes, sujetando su camisa como un pequeño niño, aunque de pequeño y de niño ya no tenía nada. 

Ya no le quedaba nada. 

Los recuerdos de Yongguk diciéndole que no era buena idea enamorarse de ese tipo volvían a su mente, aún cuando nunca estuvo de acuerdo lo  acompaño a comprarse ropas para él, a comprar su primer regalo de aniversario. Lo ayudó a escribir y producir su primera canción con dedicatoria a su persona especial. Yongguk era como su conciencia, y estúpidamente no supo escucharla. 

-Perdóname hyung... - Junhong no alzaba la mirada, no se atrevía a hacerlo - por favor perdóname. 

Sería una mentira si dijera que no lo había perdonado, porque lo había hecho desde que lo vio tirado en la habitación. 

Tal vez, si él tan solo hubiera sido más insistente en su idea, si no lo hubiera apoyado en todo, tal vez, si se hubiera impuesto nada de esto pasaría, estaría viéndolo sonreír ahora mismo torpemente, rapeando cosas sin sentido, divirtiéndose con sus amigos sin tener el corazón destrozado. 

Tal vez él era el culpable. 

El corazón amable de Yongguk cedió nuevamente acariciando la cabeza de su compañero, se negaba a mirarlo. 

Aún cuando realmente no era su culpa, había un porcentaje oculto en su mente abofeteándolo en la cara. Sin darse cuenta ya estaba abrazando al sorprendido menor, quien solo se dejaba llevar agradecido de sentirse nuevamente aceptado por su hyung. 

-No vuelvas a caer ante los demás Junhong, no te dejes atrapar por otros. 

Asintió de manera inconsciente, con él se sentía nuevamente protegido, Yongguk era su única compañía permanente, la única persona que nunca lo abandonó desde que sus padres descubrieron su orientación sexual. 

-¿Por qué siempre estas a mi lado? 

La pregunta literalmente se escapó de sus labios, su tono de voz fue suave, natural. Aquello hizo temblar al otro. 

-Porque te quiero. 

Hace varias - para no decir muchas - horas atrás había caminado hasta una plaza cercana, divisó una pareja sentada en una banca disfrutando de ellos mismos. A Junhong le había dado vergüenza mirarlos, se recordaba a si mismo con su pareja... su pareja.  

Se había enamorado, luchó y lo consiguió. Él también lo amaba, siempre se lo decía y demostraba.  

Claro, las acciones que una persona hace a espaldas de otra son bastante diferentes. 

Junhong despertó de su trance cuando reconoció una voz... era él.  

La acaramelada pareja se volvía cada vez más oscura, le quemaba los ojos, le incitaba acercarse a ellos confirmando sus sospechas, rompiendo su corazón. 

La chica rio burlonamente, su acompañante lo observó por unos minutos para luego imitarla mientras se acercaba con ella, quien portaba entre sus manos un gran ramo de rosas doradas. 

-¿Ya te divertiste lo suficiente jugando al niñito enamorado? 

Quiso pedir explicaciones con la poca serenidad que le quedaba, quiso golpearlo en el mismo momento en que escuchó su asquerosa risa... quiso hacer tantas cosas, pero no tenía la fuerza física y mental suficiente para hacer algo, en especial cuando la persona que más amaba se besaba con otra frente a él aproposito. 

-Madura niño, ¿se te perdió algo? 

El golpe fue fuerte para ser unas simples flores, solo en ese instante se dio cuenta de que estaba llorando al sentir algunos pétalos pegados en sus lagrimas... la vida no era justa... 

La vida le había quitado todo lo que tenía, a sus familia, a sus padres, a su primer amor... 

Ahora, lo único que le quedaba era un hyung con mirada inexpresiva frente a él, esperando por algo que no sabía que era. 

-Yo también te quiero hyung, eres todo lo que me queda. 

Yongguk sonrió, porque no importaba todo lo que hiciese, no importaba cuanto lo cuidase y cuanto se preocupase por todo lo que hiciera, él siempre sería lo mismo.  

Lo abrazó más fuerte demostrándole que jamás estaría solo, lo llevó adentro y le preparó un té nuevo, el joven debía relajarse, al dolor no se iría de la noche a la mañana. 

Juntos en aquella casa comieron porquerías, jugaron videojuegos, soportaron los nuevos llantos del menor innumerables veces y entraron al estudio de grabación del otro. 

La música los calmaba a ambos, escucharon discos, escribieron algunas letras, lo normal. 

Los días pasaban, el corazón muy lentamente se calmaba aún con dolor, pero lo lograba porque estaba luchando, lo hacía por su bien y por el del otro. 

Intentaron disfrutar todo que pudieron como si en cualquier minuto su realidad fuera modificada, Junhong después de mucho volvió a sonreír espontáneamente y con naturalidad, volvía a hacer bromas, invitaba a sus amigos a casa para que entre todos la pasaran bien. 

Las cosas volvían a la normalidad, claro, hasta que por obvias razones de la vida, y porque la ciudad no era muy grande, volvió a toparse con él. 

Ese día, había vuelto a la casa extraño, Yongguk lo había notado al instante en que piso sus dominios. Estaba un poco cabizbajo, pudo reconocer inmediatamente que es lo que había pasado. Era casi el mismo rostro vacío que vio los primeros días. 

-¿Estas bien? 

El joven lo miró unos segundos dudando si lo que iba a responder era apropiado o no, en realidad, lo que más le preocupaba era la reacción del otro. 

-Todavía estoy enamorado de él... - el ambiente se puso tenso - si me hubiera pedido volver lo hubiera hecho sin pensarlo pero... hyung... él no lo hizo... 

El oculto corazón de Yongguk volvió a quebrarse lentamente mientras le sonreía con tristeza, más que una sonrisa, era una mueca. Se acercó a él posando su mano en el hombro del joven, sintiendo un ligero rencor por sus acciones. Aunque doliera, no podía dejarlo solo, no a él. 

No a la persona que más amaba. 

-Hyung... ¿sabes lo que se siente? 

Yongguk lo miró a la cara por primera vez, las palabras entraron con profundidad en su pecho, alojándose en él, apretándolo con fuerza. 

-Hyung... ¿estas enamorado de alguien? 

 

Notas finales:

Es un final abierto, pero me pareció el más apropiado ¿no creen? 

Espero que les haya gustado de verdad:c aunque la historia no es la más bonita... o la más feliz... pero tiene algo:c y es amor secretamente oculto(?) ñalskd 

Nuevamente, gracias por leer y espero que pasen una excelente mañana/tarde/noche~

Mucho amor~ <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).