Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Desmantelando el burdel de Tsuzuku por Iratxe

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Precuela de "El burdel de Tsuzuku" Leer antes de comenzar este.

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=132926

 

En el fic del burdel había tantísimas cosas que resolver del pasado de los chicos que me he decidido a dar paso a esta nueva historia

Notas del capitulo:

Bien solo para ir calentando vamos a ir al pasado maaaas pasado, a cuando Tsuzuku y Ryoga estaban juntos <3 a cómo se conocieron, todo.

 

¡Espero que os guste!

Tsuzuku y yo nos conocimos en clases de recuperación cuando teníamos unos catorce años; y de alguna forma nos convertimos en “colegas inseparables”, con ese tipo de relación irreverente que se forma entre los chicos adolescentes en la que insultarnos y empujarnos entre nosotros era la mayor muestra de amor. Con el tiempo acabamos haciendo los típicos planes de futuro tirados en el parque “hey estaría bien irnos a vivir juntos a la capital, sin padres que nos coman la cabeza”. Sonaba realmente bien, pero aún estábamos lejos de que aquello ocurriera.


 


Sin embargo yo empecé a desarrollar por mí mismo “otra parte” de nuestra relación. Tsuzuku nunca había hecho nada raro conmigo, me había hablado de chicas, y a todos los efectos podía considerarlo bastante heterosexual; así que cuando me empecé a plantear si me gustaba ni se me pasó por la cabeza contárselo. Pero bueno, llega un punto en la vida en el que uno tiene sus sentimientos...o en el que Tsuzuku estaba pensando en echarse por novia a una compañera de clase.


 


–Me gustas.–


 


Casi me escupe el café a la cara. Cogió el vicio muy pronto, sí.


 


–¿Me estás vacilando Ryoga?–


 


–No, tú has dicho que te gusta esa tía pues a mí me gustas tú.–


 


–...am.–


 


–¿No vas a decirme nada más?–


 


Supongo que ese fue el momento en el que Tsuzuku se vio en problemas, ¿qué iba a hacer? ¿Decirme que no y arriesgarse a perder todo lo que “teníamos”? Teníamos entre comillas, probablemente si ahora dejáramos de hablarnos dentro de diez años no recordaríamos que el otro existió. Pero Tsuzuku tomó la decisión de corresponderme, y aún a día de hoy sigo sin saber a qué porcentaje fue esa decisión tomada por el miedo a perderme:


 


–Tú también me gustas.–


 


–...Bien.–


 


¿Y ahora qué?


 


–No voy a salir con esa chica.–


 


–...–no pude evitar sonreír, en aquella época eso me hizo realmente feliz


 


Creo que ambos nos tomamos esa declaración de niños como un “seamos novios”, porque parecimos dar aquel salto al instante. Nos dimos nuestro primer beso en su casa, el cual no salió tan mal, pero en aquel momento estaba tan tenso que no pude disfrutarlo como me hubiera gustado. Por aquella época Tsuzuku aún no había adquirido su lengua bífida y desde que lo hizo -justo cuando nos graduamos y nos mudamos a Tokio- los besos con él nunca han vuelto a ser lo mismo. No es que fueran peores...solo estaban a un nivel diferente.


 


Cuando empezamos a salir atropelladamente ambos teníamos dieciséis años y ni puta idea de la vida, el amor o el sexo. Nos contentamos con masturbarnos el uno al otro en la parte de atrás del patio del colegio durante los descansos. Ahora recuerdo aquellas experiencias con cariño; agarrándome a la chaqueta el uniforme de Tsuzuku justo antes de correrme.


 


–Sssh...–entonces él sonreía y me abrazaba hasta que mi respiración se calmara o hasta que el timbre diera la señal para volver a clase, envueltos en olor a sudor y sexo


 


Aunque el sexo como tal no llegó hasta algo después...nunca se lo dije pero había estado viendo algunos vídeos porno -como todos- y me aterraba la idea de que me penetrara. Pero claro, cómo iba a contarle eso cuando me ofreció que fuéramos a un hotel. Él llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo conmigo, y yo lo había estado esquivando como si fuera fuego. Pero me había propuesto que no pasara de aquella noche, así que intenté mantenerme sereno cuando cruzamos la puerta de la habitación 013 que habíamos pagado entre ambos...


 


–Bien.–él no parecía nervioso, aunque años después me confesó que lo estaba–Wo.–los dos nos tiramos a la cama como idiotas que nunca habían estado en un sitio así


 


–Es blandita...–tenía intención de rodar pero Tsuzuku me sujetó para besarme


 


–Para lo que vamos a hacer está perfecta.–


 


–...–ahí volví a tensarme, y a penas pude corresponder los besos que siguieron a esa frase, sentía el corazón a mil por hora; y aunque confiaba en que Tsuzuku haría lo mejor que pudiera no podía evitar sentirme de aquella forma


 


–Ryoga.–mi nombre, que probablemente había sido llamado ya más de tres veces antes de que yo lo procesara–Estás temblando.–


 


–...puede.–


 


–Métete en la cama anda.–nos metimos ambos y me abrazó como si fuéramos a dormir, y yo me sentí idiota por haber tenido que parar en algo tan estúpido–Ey, que está bien, no pasa nada.–se dedicó a acariciar mi cabeza para tranquilizarme–Si no es ahora puede ser mañana o en un año, no hace falta que le des vueltas.–


 


Me abracé a él como si no hubiera nada más en el mundo, seguía sintiéndome un estúpido pero al menos estaba más relajado ahora.


 


–¿Ya mejor?–besos juguetones por mi cuello, y esta vez le seguí el juego–Oh, sí, ya mejor.–se rió de mí y seguimos besándonos por un rato, me quitó la camiseta pero me mantuve tranquilo–¿Sabes qué?–estiró la mano para apagar la luz–Así mejor.–


 


–Gracias.–nos metimos debajo de las mantas y nos desnudamos el uno al otro, sin prisa, sin palabras–Ah...–bueno, quizá alguna, pero nada que pudiera entenderse fuera de las mantas–Tsu...Tsuzuku...–ya no sabía dónde tenía mis manos ni dónde tenía él las suyas–¡Ah!–ya sabía dónde estaba su boca–Joder...–


 


–Mm...–


 


Cerré los ojos y me dejé llevar. Incluso cuando entró en mí. Grité. Él se llevó mis uñas marcadas en su espalda, y también gritó. Supongo que el personal de aquel hotel habría escuchado cosas peores pero yo solo pensaba que me mirarían mal al salir.


 


–¡Aah!–Tsuzuku se corrió primero aquella vez; yo no tenía suficiente experiencia ni comodidad como para haberlo disfrutado por completo, así que me ayudó a terminar con su mano


 


–Mm...–me quedé abrazado a él y aprovechamos para dormir juntos, ya que les habíamos dicho a nuestros padres que dormíamos en casa del otro


 


A partir de aquella noche empezamos a frecuentar ese hotel cada vez que podíamos permitírnoslo y no teníamos ninguna casa libre. Qué le vamos a hacer, al final nos convertimos los dos en perritos necesitados. La verdad es que mejoramos mucho así que...necesitábamos esa dosis. Digo necesitábamos pero soy consciente de que él siempre fue un poco más sexual que yo, y de que quizá yo no “tenía ganas” todas las veces que acepté sus proposiciones. El carácter de Tsuzuku era complicado de llevar, tanto a bien como a mal, y dado que yo era una de las pocas personas tan cercanas a él me tragué todas sus pataletas y todos sus jueguecitos con la muerte de adolescente incomprendido. Me gustaría decir que estos terminaron después de graduarnos, pero siempre ha sido un culo inquieto y tiene pocas vías de escape para su estrés...y no pensaba dejar que se drogara. Eso no entraba en mis planes de buen novio.


 


Dos años después de empezar a salir...nuestro “sueño” se hizo realidad; nos graduamos por fin y ambos alquilamos un piso en Tokio para los dos, con la bendición de nuestros padres, quienes incluso a día de hoy desconocen que hayamos tenido nada entre nosotros. Al principio era solo un apartamento normal y corriente de un piso, la maravillosa idea de Tsuzuku de comprar el piso de abajo y convertirlo en duplex con la planta superior llena de habitaciones que no necesitábamos llegó un poco más tarde. Cuando llegamos teníamos cierta cantidad de dinero ahorrada; pero ningún plan, ya que asistir a la universidad como nuestros padres deseaban estaba completamente descartado, nunca habíamos sido buenos en los estudios y no íbamos a empezar a serlo ahora. Dijimos que no nos importaba trabajar de lo que fuera con tal de seguir viviendo aquí. Tokio era la meta. La libertad. Solo queríamos ganar el suficiente dinero como para poder vivir cómodos y tranquilos. Una vida tranquila...solo eso.


 


Y así fue como acabamos trabajando de hosts. Al principio ambos tuvimos nuestros reparos pero teniendo en cuenta que nuestras clientas eran principalmente mujeres y que no sentíamos ninguna atracción por ellas...además de que el sexo con clientes estaba prohibido...le dimos una oportunidad. Y nos fue bien; ganábamos bastante dinero y ampliamos nuestra casa, no porque realmente lo necesitáramos solo...supongo que por hacer alarde de vivir la buena vida, nuestros únicos vicios eran el café, el tabaco y el sexo, así que podíamos consentirnos así de vez en cuando. El trabajo era fácil, descubrí que les gustaba a las mujeres, algo en lo que nunca había puesto atención antes, y aprendí a estudiarlas, a seducirlas, a conseguir lo que quisiera de ellas. No es algo de lo que enorgullecerse, lo sé. Jamás me aproveché de alguien que no se lo mereciera, lo prometo.


 


Tsuzuku por su lado hizo valer su “aspecto salvaje” aumentó el número de piercings y modificaciones corporales que tenía -como siempre quiso haber hecho cuando asistíamos a clase- incluyendo la lengua bífida, el implante en el pecho y mis... “amigos de ahí abajo”, también se permitió añadir un montón de tatuajes a su colección -yo mismo le había acompañado a hacerse el primero años atrás y le había ayudado a falsificar la autorización de sus padres- y básicamente se convirtió en un tío jodidamente sexy.


 


Obviamente debido a nuestro trabajo ambos nos preocupábamos mucho más que antes por nuestra imagen y el maquillaje, las planchas para el pelo y los perfumes caros se hicieron habituales de nuestro cuarto de baño. Y aunque al principio resultaba engorroso y no conseguía hacerme con ello...finalmente le cogí el gusto al pintalabios corrido después de una felación y al olor a sándalo en la almohada mientras la mordía.


 


Y entonces...cuando todo parecía perfecto...llegó Yuuki.


 


**


 


–Pero qué niña más guapa~–


 


–No soy una niña...–intenté alejarme de aquel hombre que apestaba a alcohol


 


–¿Ah, no? Me encantaría comprobarlo.–metió las manos debajo de mi falda


 


–¡Déjame!–traté de empujarlo, pero me superaba con creces en fuerza y altura–No...por favor, ¡ayuda!–grité desesperado


 


–Cállate.–me golpeó con su mano abierta, y empecé a llorar, ya sin fuerzas para resistirme–Eso es .–bajó mi ropa interior, y empecé a rezarle en voz baja a un dios en el que no creía para que me salvara


 


–Oye, imbécil, déjala.–alguien lo apartó de mí


 


–Pero qué te paaasa, si la podemos compartir.–


 


–Que sí, que lo que tú digas.–me cogió de la mano–Nos vamos.–


 


–¡No!–aquel borracho trató de sujetarme de nuevo y grité, pero mi ''dios salvador'' lo empujó contra el suelo y empezó a andar sin soltarme hasta que nos alejamos lo suficiente


 


–Gracias...–aún me encontraba temeroso de que él me hiciera algo malo también


 


–¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño?–parecía preocupado de verdad


 


–Un poco...pero está bien...de verdad.–


 


–No deberías andar sola por la calle a estas horas.–


 


–...soy un chico.–


 


–¿En serio?–con su mano levantó mi mentón–Qué guapo.–me sonrojé


 


Él sí que era un hombre guapo...


 


–Soy Tsuzuku.–se presentó–¿Dónde vives? Te llevo en coche.–


 


–La verdad es que...–me daba incluso vergüenza contárselo a alguien–Mis padres me han echado de casa...–


 


–¿Mm?–no parecía el tipo de persona a la que le importaran esas cosas, estaría pensando que soy un niñato idiota, y no está tan lejos de la realidad


 


–Sí...–


 


Volvió a coger mi mano y empezamos a andar de nuevo.


 


–¿A dónde vamos...?–pregunté


 


–A casa.–


 


Y no rechacé la invitación de aquel extraño, que bien podría haberme asesinado a sangre fría, o haberme torturado en alguna clase de juego macabro que tuviera, con esa apariencia rebelde y descuidada que llevaba, por muy bien que le sentara... Pero decidí fiarme, después de todo no tenía ningún lugar al que ir en el que pasar la noche, el día, o el resto de mi vida, y ese hombre me había salvado. Me mantuve en silencio todo el camino hasta su coche, sin quejarme por la molestia de sus anillos clavándose en mis dedos aunque no me estuviera agarrándome fuerte. No estaba en posición de decir nada y tampoco tenía ánimo de hablar después de lo que acababa de pasar.


 


–Pasa.–me abrió la puerta del vehículo y me metí dentro sin mirarlo, así que me sobresalté al ver su mano sobre mí–El cinturón.–me lo puso–No voy a hacerte nada.–asentí–Tranquilízate, llegaremos en unos veinte minutos y podrás ducharte y comer algo.–


 


Reposé mi cabeza en el asiento y me dediqué a mirar por la ventana, calles que no conocía, por las que jamás había pasado...estaba tan lejos de casa ahora... Hasta ahora las cosas no es que hubieran estado bien con mi padre pero...al menos nos aguantábamos. Claro que cuando me pilló con uno de los vestidos de mi madre puestos...debía saltar chispas. “Tú no eres normal, no quiero desviados en mi familia...y más...y más...” mi madre lloraba, mi padre me gritaba...y tuve que irme. Con el vestido puesto, sin tiempo de coger nada, caminé y caminé buscando alguna estación de la que no me echaran para dormir...pero se hizo muy tarde y los borrachos que pululaban por las calles comenzaron a acosarme...y así llegamos a este momento.


 


–Es aquí, baja.–


 


En aquel momento no lo sabía, pero el edificio que vi al salir del coche de Tsuzuku haría que mi vida diera un giro de ciento ochenta grados durante los próximos meses.


 

Notas finales:

Y hasta aquí <3<3<3<3

 

Sé que lo jugoso viene a partir de que Yuuki llega a la casa y que todos queréis saber las cosas sucias que ocurrieron pero tendréis que esperar un poco >:3

 

Nos vemos en el próximo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).