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RED por YunaYami

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Notas del capitulo:

 

 

 

Siempre creí en un dios bueno que nos protegía y nos daba esperanza. Siempre creí que todo iría bien. Pero mi madre enfermó y en su lecho de muerte yo renegué de mi Dios. Fue entonces cuando aquel ser apareció. Se hacía llamar Aquiel. Se acercó a mi y me susurró un trato al oído. Antes de conocer las condiciones yo ya había aceptado. Enredó los dedos en mi cabello y me arrancó de cuajo un mechón. Acto seguido sentí mis entrañas arder. Era como si algo hirviendo recorriera todo mi cuerpo. Recuerdo haber caído de la silla y luego...solo dolor.

***

Se abrió camino hasta la barra,sacudiendo su melena negra con aquel extraño mechón rojo. Tenía la piel blanca y sus rasgos eran tan perfectos como los de una muñeca de porcelana. Sus ojos azules observaban con fingido interés a cada uno de los hombres que encontraba en su camino. Cuando se sentó con gracia en uno de los taburetes Uriel pudo observarlo mejor. Era tan menudo... Y a la vez le atraía,como si trasmitiera un potente magnetismo a todo aquel que le rodeaba. Fue a atenderle de forma apresurada.
_¿Qué deseas tomar?
Él le sonrió ampliamente, señalando uno de los cócteles de la carta.

***

Aquella fue la primera vez que le vio,pero no la última. Alec acudía cada día al club y lo abandonaba a medianoche con un hombre diferente. Pero,en ocasiones,él y Uriel se quedaban hablando toda la noche hasta que el local cerraba. Poco a poco a lo largo de aquellos seis meses el joven camarero fue enamorándose del enigmático joven del mechón rojo. Ignoraba si Alec sentía algo por él,pero le bastaba si lo consideraba un amigo.

***

_No he echado un polvo mejor en la vida 
El hombre encendió un cigarro mientras Alec se incorporaba con los ojos cerrados.
_Hey... ¿te pasa algo? 
_Solo será un momento.
_¿Un momento?
El chico avanzó hacia la pared y corrió una pesada cortina de terciopelo,dejando ver un antiguo espejo de cuerpo entero con el marco dorado. Tras hacerlo,Alec abrió los ojos. Sus iris,antes de un azul intenso, se reflejaron rojos como la sangre.
_Mi amo,tengo un nuevo sacrificio para vos.
_¿Qué coño...? ¿Con quien hablas?
La lámpara se apagó , dejando la estancia a oscuras. Oyó un grito y la luz regresó. El espejo se había tornado escarlata al igual que las blancas sábanas. El muchacho se dejó caer al suelo,aguantando las lágrimas. No podía más. No podía soportarlo más.
***
_Buenas noches,Alec ¿lo de siempre?
El joven le sonrió, asintiendo. Uriel se apresuró a preparar el cóctel para volver a su lado.
_¿Cómo te fue anoche?
_Ya sabes,como siempre.
_Pareces bastante cansado y... ¿por qué tu jefe te hace trabajar tanto?
_Solo tengo sexo con un hombre. Muchos de mis compañeros trabajan mucho más.
_Pero es que a mi solo me preocupas tu.
_Gracias, Uriel. Es muy considerado por tu parte.
_Oye...yo podría pagar lo que...
_No voy a hacerlo contigo. Aunque no niego que lo deseo...no puedo. 
_¿Por qué no ?
_Porque no quiero perder al único hombre que hace que me sienta como una persona.
_Alec...yo...
Le tomó las manos sobre la barra. Estaba helado.
_Alec...
_¡Uriel!¡Ponte a trabajar!
_Parece que te reclaman. Luego hablamos.
Pero cuando Uriel terminó de servir las copas él ya había desaparecido.

***

Gimió con fuerza, notando el conocido dolor adueñarse de su cuerpo. Al igual que la primera vez que aquel demonio le había poseído. Clavó las uñas en los hombros de aquel hombre,rogando por que le penetrara con más fuerza. En momentos como aquellos solía imaginar que era con Uriel con quien estaba y que el dolor simplemente se desvanecía. Pero no podía ser así. Alec era un ser despreciable y debía mantener lejos a aquel hombre que tanto amaba. No podría soportar que le pasara nada. El dolor se hizo más intenso a medida que el orgasmo se acercaba. Profirió un grito al correrse. Ahora había desaparecido. Aquel dolor ya no estaba. Esperó a que su amante de aquella noche se apartara de encima y se incorporó, cerrando los ojos. De nuevo debería correr la cortina y dejar que el diablo tomara la vida del incauto que había decidido acostarse con él. Tembló con levedad y tiró de la tela. Todo pasó como siempre Pero aquella noche sintió unas fuertes manos sujetarlo de las caderas. La voz siseante de Aquiel se adueñó de su mente.Aquel simple contacto con el ser le resultaba repulsivo,pero debía hacerlo si quería que su madre viviera. 
_Eres un buen chico, Alec. Puedes tomarte un día de descanso si lo deseas.
_Mi amo,yo...
_¿Sí..?
_¿Y si quisiera...romper el pacto?
Sintió un caliente líquido recorrer su brazo. No se dio cuenta de que era su sangre hasta que sintió el dolor.
_Tu madre morirá y a ti te torturaré por toda la eternidad. ¿O acaso sigues creyendo que tu Dios vendrá a salvarte después de todo lo que has hecho? 
_No,yo... 
Alec se mordió el labio,tembloroso. 
_Obedece,Alec. Haré que te arrepientas si no es así.

***

_¿Han visto a este hombre?
_Eh,Uriel ¿este tipo no se fue con...? Ya sabes... el chico del mechón rojo.
Uriel observó la foto que le mostraba el policía. Le había visto acercarse a Alec mientras servía las copas,pero ignoraba si era con él con quien se había marchado.
_Solo puedo decirle que estuvo aquí anoche. No sé nada más.

***
_No importa. Sea como sea a todos los hombres con los que se va nadie vuelve a verles el pelo.
_¿Crees que es un asesino en serie? 
_Con esa cara de muñeca que tiene nadie sospecharía de él 
Uriel golpeó la barra con la botella,asustando a sus dos compañeros.
_No os atreváis a hablar mal de Alec ¿entendido? Él no ha hecho nada malo.
_Lo...lo sentimos
_No volveremos a hacerlo,Uriel...

***

Alec rompió a llorar abrazado a su almohada. Por las mañanas,al ver la sonrisa de su madre parecía que valía la pena pasar por todo aquello. Pero llegaba la noche. Y la noche significaba una nueva víctima,una nueva muerte en su conciencia y un peso más en su gastado corazón. Estaba agotado. Sentía que sucumbiría en cualquier instante. Y luego estaba Uriel. Le deseaba casi con desesperación y a la vez debía mantenerlo alejado. Si se acostaba con él sufriría el mismo destino que aquellos desconocidos. Deseo poder disfrutar saliendo a comer, al cine,hablando de cualquier tontería... 
Sacudió la cabeza. No. No era posible. No lo era. Debía controlarse.

 


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