Cinco años y aún sigo despertándome pensando que sigo en su cuarto, lo único que encuentro es su ausencia. Me siento al borde de la cama y miro la ventana, no puedo evitar recordar la primera vez que aquel chico empapado apareció entre mis cortinas en aquella tormenta, perdí mi posición de elite por aplicar mis conocimientos médicos en él. Le quite todo a mi madre por hacer lo correcto, no puedo decir que me arrepienta, no puedo decir que estoy mejor pero al menos sé que hicimos lo correcto, destruir los muros de No.6. Las balas, el correr, verlo siempre ahí corriendo, esquivando, un ser tan violento y caótico que solo buscaba la justicia. Se me escapa un suspiro.
“Vas a estar bien” Sus últimas palabras resuenan dentro de mi cabeza con pesadumbre, estoy bien Nezumi, pero estaría mejor si supiera algo de ti. Romper el chip, sentir aquel plástico destrozarse bajo mi pie.
Me vuelvo a dejar caer en la cama, aún recuerdo perfectamente el dolor del parasito, el me sostenía, yo lloraba y gritaba. Canto para mí recordando la voz del pasado, Safu. La canción de Elyurias. Esa canción se había vuelto en mi renacer, escucharla siempre me hacía sentir mejor y pronto quede dormido.
-¡Tou-san! ¡Tou-san! ¡Despierta, hoy es el primer día de escuela!- Shiromi brincaba con alegría por toda mi cama. Su sonrisa era radiante siempre. La abrace con fuerza y comencé a hacerle cosquillas.
-Bueno ¿Qué te parece si te lavas la cara y te pones el uniforme? ¡Trata de no levantar a Karan oba san! Yo comenzaré a preparar el desayuno. ¿Sí?- La sostuve sobre mí.
-¡Si tou san! Pero ocupo que me bajes primero.- Delicadamente la puse en el suelo y Salió corriendo por toda la casa.
Cuando Nezumi y yo tomamos caminos distintos volví a casa con la bebé que había logrado rescatar aquel perrito. Mi madre casi me asesina, de primera entrada pensó que era mía. No iba a dejarla sola después de todo aquel desastre, la nombre Shiromi, era algo joven, Hamlet estaba conmigo, Es una mezcla de Shiro Nezumi, “Rata Blanca”. Conseguí empleo ayudando a los heridos y así ascendí hasta ser ayudante en una clínica. Hemos ampliado y reconstruido la ciudad y hoy mi pequeña ira a clases por primera vez, realmente me tiene emocionado verla crecer, es mi esperanza y mi todo ahora.
Coloque los platos de desayuno en la mesa y guarde un poco para el bento de Shiromi.
-¿Estas muy emocionada?- Le pregunte con una sonrisa tomando mi plato de arroz.
-¡Si, seguro voy a hacer muchos amigos y voy a aprender mucho y seré ayudante en la clínica contigo!-
-Tendrás que esforzarte mucho entonces, nada de pelear con nadie en clases y recuerda apuntar todas las tareas que te dejen para sentarnos después a hacerlas juntos, Yo pasare por ti cuando terminen las clases así podrás contarme como te fue.-
Al cabo de unos minutos el autobús sonó la bocina y Shiromi tomo su bento y se despidió sonriente. Arregle la cocina y deje el desayuno de mi madre listo. Era hora de que partiera a la clínica.
Fue una mañana tranquila en el trabajo, estaba sentado afuera en una banca comiendo mi almuerzo y una de las doctoras se sentó a mi lado.
-Hola Shion, luces algo más feliz de lo usual. ¿Ha sido un buen día?-
-Hola Kanade, pues me muero de ganas de saber cómo le está llendo a Shiromi en su primer día en la escuela, kínder en realidad.-
-¿Qué se siente ser padre tan joven? Oh perdona quizás no debería preguntarlo. No debes contestar si no quieres.
-Tranquila, Shiromi es todo para mi junto con mi madre y no le veo ningún problema a ser padre joven.
-¿No vives con la madre de Shiromi?-
-No la conozco, Shiromi es adoptada, yo la adopté, ya sabes todo lo que paso hace algunos años muchos niños perdierón sus familias y tuve la suerte de topar con ella.- Le sonreí
-Oh ¡Eso es maravilloso! Se notaba a leguas que eres una gran persona, pocos harían lo que tú, es adorable aunque supongo que también es una gran responsabilidad. Deberías de salir y despejarte un poco. ¿Te gustaría tener una cita conmigo?- Preguntó mirándome sonrojada.
Me quede en blanco, Kanade era una chica linda graciosa y atenta, tenía mucho carisma y realmente amaba ayudar a sus pacientes. ¿Por qué yo? Mi cabeza daba vueltas, era hora de seguir adelante. Recordé cuando Safu me invito a salir antes, ella quería que tuviéramos relaciones y yo no la veía de ese modo, ni veo a Kanade en ese modo. Pero cinco años, tenía que intentarlo.
-Ehm, claro, le preguntaré a mi madre si puede cuidar de Shi…- Ella me detuvo.
-No, no, tráela con nosotros. Seguro podemos ir al cine y ver algo juntos, no quiero apartarte de ella.- Dijo con una amplia sonrisa.
-Gracias, eso es realmente considerado de tu parte. ¿Te parece el sábado? Podemos vernos a medio día en el parque frente el centro comercial.-
-¡Perfecto, nos vemos Shion!- Ella se levantó campante y triunfadora.
Toda la semana espere ansioso, realmente me estaba llenando de expectativas. Mi madre estaba realmente contenta de que por fin saldría con alguien, me regalo una chaqueta para usarla el sábado y también cosió un vestido para Shiromi. Quien para mi dicha se llevaba bien con sus compañeros.
Era medio día, a mi lado derecho sostenía la mano de mi hija y sostenía una flor con la izquierda detrás de mi espalda. La vi llegar y saludar efusivamente.
-¿Es ella Tou-san?-
-Si ¿Qué te parece?-
-Fea. No bueno, ¿No crees que parece un niño?- Dijo ladeando la cabeza.
“¿No crees que parece un niño?” La pregunta de mi niña me rondaba la cabeza, pues es cierto que no es femenina y lleva el cabello corto. Si tiene un aspecto algo Tomboy, no pude evitar reírme un poco.
-¡Hola! Tú debes ser Shiromi chan. Eres toda una preciosura, justo como dijo tu tou san.-
- Eh, hola, mucho gusto, si esa soy yo. ¿Tú eres?-
-Kanade Arisa soy compañera de trabajo de tu papá.-
-¿Y quieres ser su novia?-
-¡Shiromi!- Le llame la atención algo apenado.
-Hola, Kanade, yo, te traje esto.- Corrí la mirada y le entregué la flor.
-¡Yo la escogí!- Dijo levantando sus manos.
-Oh, no tenían porque, es muy hermosa, gracias o y en cuanto a tu pregunta pequeña Shiromi chan, no importa lo que yo quiera si no lo que él quiera hacer. Por cierto Shion llámame Arisa.- Dijo sonriéndome.
Pasamos todo el día juntos, Shiromi comenzó a suavizarse con respecto a Kanade, realmente se llevaban muy bien, almorzamos, miramos la película, caminamos por el centro comercial, comimos un helado y al anochecer Shiromi estaba totalmente dormida en mi espalda. Kanade y yo comenzamos a caminar a la estación de trenes.
-¿Te divertiste?-
-Claro, gracias por invitarme, quizás incluso me gustaría repetirlo.-
-¿Enserio? Shion, yo, bueno, realmente ¿Te atraigo de alguna manera?-
-Sí, eres divertida y te tomaste la molestia de conocer a mi hija, creo que es algo muy importante para mí y estaría bien intentarlo, oh ese es nuestro tren, te hablo en el trabajo.- Le dije despidiéndome pero ella se montó en el mismo tren.
-También vivo en esa dirección. Tú no paras de sorprenderme. Salgamos de nuevo el otro fin de semana. Por favor.- Me miro a los ojos estando muy cerca de mí.
No lo pensé demasiado y la bese, sus labios eran cálidos, cómodos y realmente pude sentir su cariño correspondiéndome.
-Ven a almorzar a mi casa el sábado, me gustaría que mi madre te conozca. Aquí es donde me bajo, nos vemos.- Le sonreí de vuelta y baje del tren y volví a casa despacio “por fin todo comienza a mejorar” deje salir bajito. Abrí la puerta y sentado en la mesa estaba el.
-¿¡Nezumi!?- Le mire alarmado, mi ritmo cardíaco se volvió un completo desorden, me temblarón las piernas. Yo… tenía que estar alucinando… Trague con fuerza.
-Ya me voy, no se ni que pretendía al venir a saludar. ¿Te quedaste aquel bebé o es tuya? ¿Sabes? No me interesa, me voy, dile que gracias a Kanan por la cena.- Se puso de pie y abrió la ventana.
-¡No! ¡Porfavor espera no te vayas así!- Dije alzando la voz haciendo que Shiromi despertara.
-¿Quién es el Tou san?- Puse a Shiromi en el suelo y le detuve por la manga.
-¿Para qué quieres que me quede? Lo has hecho bien… Estas bien sin mí, solo te traeré problemas Shion. Al parecer ya tienes novia y una familia y un trabajo y yo no pinto en una vida así. – Dijo safandosé.
-¿Por qué vuelves ahora? ¡SI HUBIERAS VUELTO AYER NO PENSARIAS LO MISMO!- Le reclame mientras saltaba por la ventana e impulsivamente le seguía cayendo sobre el arruinando el jardín de mi madre.
-FUI UN IMBECIL, TE PUSE EN PELIGRO Y TE DEJE EN PAZ PORQUE NO VOY A DEJAR LA CLASE DE VIDA QUE LLEVO POR ALGO COMO ESTO. ERES PADRE AHORA Y TE NECESITAN EN ESA CASA AL IGUAL QUE LA TIPA QUE BESASTE EN EL TREN, NO PUEDES ARRANCARLES ESO. YO NUNCA HE TENIDO NADA- Me gritó.
No pude evitarlo lo golpee, sabía que ya mi madre y todos nos miraban y cuando el solamente se dejó caer al suelo me acerque a su oído.
-Salvamos a No.6 juntos, salvamos a esa niña de ahí arriba que me llama padre, juntos, nos salvamos a nosotros mismos juntos. Mi cuerpo está lleno de las cicatrices de una historia que nunca podrá ser borrada, si nunca has tenido nada es porque te da la gana porque… pude haber sido lo primero en ser tuyo.- Le susurre sosteniéndole de la camisa.
-¿Pero qué dices? ¿A qué te refieres con que pudiste ser lo primero en ser mío? Eres una persona y las personas no le pertenecen a nadie.- Dijo mirándome confundido.
-Déjalo y lárgate antes de que me decepciones mas.- Dije cerrando los puños con fuerza.
-Eso pensaba hacer en un inicio.- Se sacudió la ropa y se marcho.
Tomé un baño sin creer todo lo que había pasado, acaricie cada cicatriz donde había entrado una bala.
-Tou san…- Hablo Shiromi detrás de la puerta.
-Ya casi salgo princesa.-
-El ¿Era un ladrón?-
-No. El… es… Nezumi… éramos amigos.-
-Oh, bueno aquí está tu ropa. Buenas noches. Te quiero.- Dijo alejándose
Salí exhausto emocional y físicamente, me vestí y solamente me tire en mi cama, metiendo las manos bajo la almohada. Encontré algo, un papel, era una carta. La abrí…
“Shion, lamento ni siquiera haber escrito, lamento haberme ido, pero logramos hacer caer otro muro. No quería arriesgarte más, tú no podías dejar sola a Kanan y yo no tenía corazón para pedirte algo tan egoísta como que vinieras conmigo, tu tampoco fuiste egoísta, tampoco me pediste que me quedará… Pero regrese porque, porque volver a ti es lo más cercano que tengo de volver a mi hogar”.
Las lágrimas no paraban de chorrearme por las mejillas y golpee repetidamente mi cama. No debí haber besado a Arise, debí esperarlo más. Debí haber rechazado esa cita. Debí esperar.
-Lo siento, Nezumi. Nunca quise lastimarte.- Repetí hasta quedarme dormido.