El mejor papá del mundo
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Mi nombre es Shatoshi Nakano. Tengo ocho años y asisto al colegio privado Jouhi. Hace años que mi mama murió y vivo con papá en una casa del entro de Tokyo. Tengo el pelo rubio, como mi mamá y los ojos verdes, como papá.
Amo a mi papá, es una persona muy buena e inteligente. Siempre que tengo problemas me ayuda y cuando no entiendo mis deberes me los explica. Todos los días le digo que le quiero y él siempre me sonríe y me besa en el cabello. Me encanta cuando hace eso, me hace cosquillas.
Pero el otro día, todo cambió con mi papá.
Acababa de regresar de mis clases de violín, a las cuales me apunté porque mi papá me contó que mamá antes de morir solía tocarlo. Entré en casa usando las llaves que mi papa había hecho la semana pasada para mi, porque decía que yo ya era un niño grande.
Cuando entré me sorprendí de que las luces estuvieran apagadas, era lunes y papá nunca trabajaba los lunes.
En aquél momento pensé que había ido a hacer la compra o quizás tenía trabajo que hacer y tenía que ir en lunes, pero me equivocaba.
Fui a mi habitación y deje el violín encima de la cama y e puse mi pijama de ositos, porque dentro de una hora me tenía que acostar, o mi papá se enfadaría.
Dejé el uniforme del colegio bien dobladito en un cajón me fui al baño a hacer pipí, llevaba haciéndomelo desde que salí de clase de violín.
Entré al baño e hice pipí rápidamente; tiré de la cadena y me lavé las manos, ya que es una medida de higiene. Eso lo sé porque mi papá y la profesora Matsumotto nos lo explicaron.
Salí del baño y vi que la puerta de la habitación de papá estaba cerrada. “Que raro, creo que antes estaba abierta. A lo mejor papi ya llegó de trabajar”.
Me dirigí corriendo a la puerta de la habitación de papá para darle el besito de buenas noches. Abrí la puerta y allí estaba papá, quitándose la ropa interior. Parecía que iba a ir a bañarse. Cuando vio que estaba en el marco de la puerta me invitó a entrar y me besó en el pelo, como siempre hacía.
- Siento haber legado tarde Shatoshi –me dijo papá dulcemente- pero tuve una reunión muy importante en la empresa.
- No pasa nada papá, acabo de llegar de clase de violín y como hoy no nos pusieron deberes quiero jugar contigo un rato. ¿Jugaras con migo? –le pregunté inocentemente, sin saber las consecuencias que eso traería para mi-
- Claro, pero antes me voy a bañar. ¿quieres bañarte conmigo Shatoshi?
- ¡Si!
Papá fue al baño y yo me dirigí a mi habitación para quitarme el pijama. Cuando entre e el baño, papá ya estaba dentro de la bañera. “Entra dentro rápido o te quedaras río” me dijo mi papá salpicándome algo de agua.
¿Todavía no he dicho como es papá, verdad? Pues es un hombre muy guapo. El tenía 20 años cuando yo nací, por lo que ahora tiene.. a ver... 20 mas 8 son... ahora tiene 28. Tiene el pelo castaño, como la abuela y los ojos verdes como yo. Trabaja en una empresa y es el encargado comercial jefe, por lo que me puede comprar todos los juguetes que quiero. Mi papa es tan genial.
Me metí rápidamente en el agua. Estaba calentita, como le gusta a papá. Hacía mucho tiempo que no nos bañábamos los dos juntos, creo que desde que tenía cinco años.
Papá me enjabonó el pelo. Me hacía cosquillas y yo no paraba de reírme. El champú que usó me encanta, es uno de mis preferidos, lo patrocina unos dibujos animados muy divertidos y huele muy bien. Cuando me aclaró el pelo me pidió k hiciera lo mismo, pro como papi es tan alto, no llegaba, así que lo tuvo que hacer él mismo. Cuando se terminó de lavar el pelo me dijo que tenía que lavarme mejor, que no lo había hecho nada bien. Así que, cogió el gel de ducha y lo echó sobre una esponja en forma de pez y empezó a frotarme la espalda. Que bien me sentí en aquel momento, fue algo tan relajante. Cuando enjabonó la espalda, la aclaró con agua y yo apoyé mi cabecita sobre su hombro.
- Todavía no estas limpio del todo, tengo que terminar de lavarte.
Papa me separó un poco de él y empezó a deslizar su mano derecha por mi espalda. Me gustan las manos de papá porque son grandes, no como la mías, que son pequeñas.
Poco a poco, su mano fue abandonando mi espalda y, de repente, introdujo un dedo en mi entradita, sin previo aviso.
Recuerdo aquel momento muy bien. Mi papa me decía que tenía que limpiar esa zona para mas tarde. Yo lloraba de miedo y e dolor, me hacía daño, pero también notaba algo placentero en aquello.
Papá movía su dedo, haciendo círculos dentro de mí. Le mire a la cara y vi que se estaba mordiendo el labio inferior. Le pedí en muchas ocasiones que parara, que me dolía, pero él me contestaba siempre lo mismo: “no te preocupes, dentro de poco te sentirás muy bien, y lo veras”
Después de estar un rato así, papá me dijo que ya era suficiente y me dejó libre, aunque no por mucho tiempo. A mí me dolía mi entradita y mi cosita se había puesto dura y papá lo había visto.
Al salir de a bañera me secó rápidamente con la toalla y el hizo lo mismo. Un minuto después me llevó a su habitación y me tumbó en la cama.
- ¿Así que ya tienes erecciones Shatoshi? –preguntó mi papá sonriendo-
- No se que es eso papá –le conteste tímidamente-
Papá me explicó que era una erección y que había que hacer para que desapareciera.
Mi papá introdujo mi miembro en su boca y empezó a succionar lentamente, recorriendo con su lengua toda la longitud de mi miembro.
Al principio papá lo hacía muy despacio, pero poco a poco su velocidad aumentó y succionaba más rápidamente. Yo me sentía extasiado. Me agarraba fuertemente a las sábanas de la cama de papá y trataba de no mirarle a la cara, aunque la cara que tenía en aquel instante era hermosa, mucho mas hermosa que de costumbre.
Poco a poco, sentí como un gran calor inundaba m cuerpo, como tenía unas ligeras convulsiones que hacían enloquecer mi cuerpo.
Pocos segundos después, la boca de mi papá se lleno de un espeso líquido blanco, el cual le salpicó ligeramente la cara. Papá se lo comió todo, sin dejar una gota.
Yo me sentía exhausto, aquella había sido la primera vez que me pasaba algo así. Papá se sentó y me dijo que si lo había pasado bien. Yo le conteste que si.
- Pero ahora –me dijo mirándome de una forma muy rara- tu tienes que ayudarme con esto –dijo señalando su propio miembro, el cual está completamente erecto-
- E.. esta bien –dije tartamudeando-
Papa se tumbó en la cama y me pidió que hiciera lo que él había hecho antes.
Me metí e miembro de papá en la boca y empecé a lamer lentamente, como hacía con los helados, pero parecía que a papá no le gustaba. Seguí haciéndole eso, pero al poco tiempo me pidió que parara y que me tumbara yo en la cama. Le obedecí.
Él se levantó a por un pequeño frasquito que tenía guardado n un cajón de a mesita de noche y se untó todo el miembro con el líquido que había ahí. También esparció un poco en mi entrada y volvió a repetir lo que me había hecho en el baño, solo que esta ve introdujo dos dedos.
Como la vez anterior, sentí un agudo dolor al principio, pero poco a poco iba desapareciendo, transformándose en placer.
Papá introdujo un tercer dedo y comenzó con los movimientos circulares en mi interior. Cuando ya llevaba un rato así, de pronto, sacó los tres dedos para remplazarlos por su miembro.
Me dolió mucho. Sentí como si mi estuviera rompiendo por dentro, como si mis órganos se rompieran, pero papá me tranquilizó. Me dijo que pronto se pasaría, que si me quedaba quieto no dolería y que pronto empezaría a disfrutar.
Papá tenía razón. Lentamente el dolor fue desapareciendo y me sentía como flotando, como si mi papá y yo fuéramos las únicas personas que habitaban la tierra.
Papá empezó la embestidas muy suavemente, intentando no hacerme daño. Me acariciaba el pecho con sus manos y me decía: “Te quiero mucho hijo mío, te quiero mucho”. Yo le respondía diciéndole que también le quería, que era mi querido papá. El mejor papá de todos.
Las embestidas se hacían cada vez más rápidas y papá ya no me acariciaba ni me decía cosas lindas, ahora me miraba de manera lasciva, agarrando mis piernas y separándolas para que su miembro entrara y saliera mejor.
En aquel momento vi, como el cuerpo de papá se estremecía y sentí algo caliente dentro de mí.
Papá salió de mi interior y se recostó a mi lado. Me besó en el cabello como tantas veces lo había hecho antes y me abrazó.
Papá me volvió a repetir que me quería y me dio un beso muy cálido en la boca, como los que se dan los chicos y las chicas por la televisión. Noté como su lengua luchaba contra la mía, pero yo no sabía que hacer, así que me dejé llevar.
Tras darme aquel beso, hundió la cabeza en mi cuello, y susurró algo que no pude llegar a comprender. Creo que estaba llorando, porque sentí algo húmedo en mi cuerpo.
Cuando se separó, sus ojos brillaban como nunca ates lo habían hecho.
Me acerqué a su oído y le susurre: “Eres el papá más guapo e inteligente del mundo y por eso te quiero mucho”
El me correspondió con una de sus habituales sonrisas y me dijo que nos durmiéramos, que ya era tarde. Así que, me acurruqué en su pecho y me quedé dormido.