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Por la noche por Daymin VIP

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Notas del fanfic:

¡Hola gente! Nuevamente vengo con un pequeño y amoroso OS. Y es que hace unas semanas viajé fuera de la ciudad...y me encontré con un montón de mujeres embarazadas, yo no sé, pero juro que muchas personas tendrán un bebé pronto...antes no solía fijarme mucho xD

Y bien, le tengo un tanto de fobia a esas cosas, sobretodo al Mpreg -del demonio- Pero la idea se me metió en la cabeza y no la pude sacar ><

Así es como surgio esta cosa rara... 

Notas del capitulo:

Advierto que no tiene puramente Mpreg...No explico el porque es que Ji está embarazado xD Se los dejo a su imaginación xD
Gracias por leerme ♥

Por la noche

Gtop

Ji Yong volvió a cerrar los ojos con fuerza, recostándose una vez más sobre la pila de almohadas estratégicamente acomodadas por Seung Hyun para él, estaba cansado, y la luz brillante del computador portátil le estaba escociendo los ojos.

Si bien, amaba su trabajo como columnista de la revista para la que trabajaba, ahora, a esas horas de la noche, se sentía arrepentido de no haber aceptado el descanso completo de un mes que su jefa le había ofrecido para cuando llegara la hora del parto, porque sí, estaba embarazado.

Y no es que se quejara, estaba que moría de felicidad durante los ocho meses que llevaba de gestación, pero ese bebé le había estado dando los peores dolores de todo, y no sólo eso, el estrés parecía intensificarse. Seung Hyun, su esposo, le había insistido en que descansara, pero él, todo un necio, se había negado, y seguía encargándose de varias columnas de la revista, claro, desde su casa y en completo reposo.

—Te he dicho mil veces que dejes de morderte las uñas, Ji Yong. —El menor tan sólo giró los ojos con molestia, dejando su horrible manía a un lado y volviéndose a sentar, para continuar con su trabajo.

—Me siento ansioso…lo dejaré.

—Eso dijiste hace años…y el mes pasado, y ayer…

—Ya, ya…—Renegó, llevando una de sus manos a su cuello y masajeándolo un poco.

—Debes estar cansado…deja eso ya. —Seung se acercó a la cama y con destreza se posó detrás de Ji Yong, enredando sus brazos en el pequeño cuerpo ajeno.

—Debo mandar esto Seung…lo sabes. —Se quejó, girando su cabeza a un lado, para poder ver al mayor.

— ¿Por qué no envías una de las que ya tienes listas?

—Sabes que esas son para cuando tenga el parto y no pueda trabajar, por el momento debo hacerlo. —Se animó de nuevo, poniéndose rígido y comenzando a teclear una vez más.

Seung Hyun se sintió decepcionado, tenía la esperanza de poder abrazar a Ji toda la noche con tranquilidad, ni siquiera el salir con tan sólo una toalla enredada en la cintura de la ducha despertó el interés de su esposo. Y es que desde que el estómago de Ji se había vuelto tan grande habían dejado de intimar, por seguridad del bebé, y Seung se sentía despojado por completo.

—Ey, Seung… ¿Qué se supone qué estás haciendo? —Preguntó, soltando el portátil una vez más, sus ojos se entrecerraron con agudeza.

¿Realmente Seung Hyun intentaba hacer lo que creía? Pues ahora las manos del mayor estaban en sus piernas, acariciándolas suavemente.

—Nada…—Dijo con simpleza, mientras continuaban las caricias.

—Seung…déjalo ya…—Su cuerpo comenzó a tensarse, extraña esas dulces manos sobre su piel, pero sería peligroso.

— ¿Por qué? ¿Acaso no te gusta?

—Seung…sabes de lo que habló…—Murmuró, dejándose caer lentamente y contra sus sentidos sobre el cuerpo ajeno.

Choi intentó detenerse, de verdad que sí, Ji Yong y su bebé eran lo más importante para él, pero con el pequeño y dulce cuerpo del otro le era muy difícil.

Después de todo ¿Qué hacía Ji Yong vistiendo tan sólo una holgada bata blanca? Tan sólo eso, ni siquiera vistiendo ropa interior. Era sin duda una invitación tan obvia.

—Podemos intentarlo…—Susurró al oído de Ji.

Kwon sintió su cuerpo vibrar de sólo imaginarlo, tantos meses sin intimar, como recomendación médica. Eran primerizos y estaban asustados a decir verdad.

—Seung…amor…no, no…no quiero que pase algo malo. —Se escuchó un largo suspiro por parte de ambos, pues a esas alturas Seung estaba a punto de llegar a la hombría de su esposo, pero retiró sus manos finalmente derrotado.

La situación era tan frustrante ahora.

Ambos hombres, un poco tensos, regresaron a sus ocupaciones. Ji Yong siguió escribiendo por más tiempo, y Seung permaneció en el mismo lugar, rodeándolo y cambiando el canal del televisor cada cinco segundos con aburrimiento.

Repentinamente Seung Hyun comenzó a salir de la cama, en silencio, hasta que se percató de la mirada ansiosa del otro.

—Iré por un bocadillo, ¿Quieres algo, amor? —Intentó ser sutil y amable, sabía que los sentimientos de Ji eran un sinfín de altibajos y descontroles, a veces estaba tan feliz y dos segundos después estaba armando un drama.

Pero fue muy tarde, había un puchero en el rostro del menor.

—Quiero que me folles…—El puchero se hizo más prominente.

Seung retrocedió un poco con sorpresa, y se llevó su mano derecha al rostro, tan sólo para ocultar su repentino sonrojo. Y era que después de cinco años de matrimonio, él no podía acostumbrase a esas palabras tan crudas en el vocabulario de Ji. ¡Era una locura!

—Ji…

—Lo sé, lo sé…No podemos…Perdón, Seung…—Intervino de inmediato, intentando relajarse. —Me siento tan estresado… ¿Podrías traerme un poco de leche caliente? —Murmuró apenado, había sido un bruto al decir algo tan irresponsable.

—Podemos intentarlo…—Ji le miró con sorpresa y negó, mientras el mayor seguía a su posición de antes, justo detrás de él. —El médico dijo que no podemos tener relaciones…Pero nunca habló de tocar…

— ¿De…de qué hablas, Seung? —Preguntó nervioso, sintiendo las sutiles caricias en sus brazos.

—Sólo relájate…escucha y siente, amor.

Ji Yong aún no se encontraba muy seguro, sabía de los riesgos y de lo incontrolables que podían llegar a ser ambos estando juntos, debías ser cuidadosos. Seung Hyun, al ver que el menor no ejercida resistencia, prosiguió.

Sus manos descendieron hasta aquel par de piernas y las frotó suavemente, sabía muy bien como complacerle, pronto Ji Yong comenzó a respirar más profundamente, mientras el computador era hecho a un lado por la pierna izquierda de Seung, quien metió sus manos por debajo de la delgada bata, subiéndola con lentitud, quería prolongar lo más que pudiese aquel encuentro.

—Seung…—Ese fue su último intento por detener todo aquello, pero al girar su rostro y ver el brillo en los oscuros ojos de Seung Hyun sus miedos se dispersaron y gimió para él.

La fría mano del mayor había tocado sus partes sensibles, sin pudor y a propósito, hacía un largo tiempo que no podía hacerlo, y lo estaba disfrutando. Retomó su tarea con más rapidez y destreza, terminando por despojar a Ji de su vestimenta, arrojándola al suelo.

Desde el ángulo en el que se encontraba Seung la vista era maravillosa, El pecho de Ji Yong subía y bajaba con rapidez, y se movía de manera ansiosa, sin mencionar su abdomen prominente y la ternura que emanaba.

—Deja…de mirarnos así…—Se quejó un tanto ansioso. Si bien, en un principio Ji no quería seguir con eso, ahora estaba emocionado, quería sentir los roces de su esposo, sentir su amor, y todas aquellas infinitas sensaciones que le podía provocar Seung Hyun.

Sus labios se atraparon mutuamente, saboreándose. Y es que ambos no entendían como podían perderse de esa manera, sin importar la situación, sus labios siempre volvían a encontrarse.

Los labios de Seung se curvaron en una sonrisa, aun en el beso, cuando continuó con su trabajo, acariciando su estómago, que aunque raro, Ji era terriblemente sensible en esa zona, seguramente debido a eso recibió una fuerte mordida, justo en el labio inferior.

—No tienes remedio…—Murmuró el mayor, descendiendo hasta la hombría del otro.

—Seung…! —No pudo evitar gritarlo, estaba profundamente envuelto en toda esa situación, lo estaba disfrutando.

—Sí…mi amor…dilo…—Susurró al oído, sabía cómo poner al otro.

Sus labios besaron la nuca de Ji Yong, suavemente y con dulzura, dirigiéndose a su cuello y de ahí bajando a sus hombros, dejando marcas.

— ¿Recuerdas todas esas cosas que hemos hecho, Ji? —Su mano bombeó con fuerza, comenzando a hacer que el menor se ahogara en suspiros, mientras sus dedos se enredaban en las sabanas y sentía la palpitación en su miembro.

—Seung…por favor…—Rogó, por costumbre quizá.

—Siente como te preparo mi amor… —Susurró, mientras metía sus dedos en la entrada del otro, suavemente.

—M-más…rápido… ¡Ya! —Gritó abriendo un poco más sus piernas. Sabía que no pasaría, pero el desearlo no estaba mal.

—Recuérdalo…Ji, recuerda cómo se siente que entre en ti. —Murmuró roncamente, comenzando a frotarse a sí mismo.

Ji Yong no aguantaría más, por lo que decidió girarse y ponerse de frente a su esposo, quería  verle, ver cuanto lo deseaba, y lo que se encontró no le decepcionó.

Seung Hyun estaba empapado en sudor, su notaba lo seca que estaba su boca y su prominente erección.

—Seung…lo siento…—El mayor le miró concentrado, mientras su pequeña mano temblorosa iba a hacía el miembro del otro y lo acariciaba. —Puedo sentirte dentro…agh! —Suspiró al sentir de nuevo la mano de Seung sobre él.

Ambos bombeaban con fuerza, sin dejar de mirarse, que aunque el contacto no era puramente físico, habían estado miles de veces juntos y se tenían memorizados en sus cuerpos, sin mencionar que sus corazones se aceleraban con fuerza y rugían de amor, y más ahora que serían una familia completa.

—Ji…Te amo…—Una mano acarició su mejilla, y ambos terminaron.

La sensación había sido estupenda, sus vistas se nublaron y por un momento tan sólo el latid de sus corazones acelerados se escucharon.

—Bueno, ahora sí, debes dormir, amor. —Seung depositó un pequeño beso en la frente del menor, mientras terminaba de cepillarle el cabello, justo después de bañarlo y arroparlo.

Ji Yong tan sólo le miró, con la sonrisa más boba que podía tener, de enamorado claro está.

— ¿Ocurre algo, Ji? —Quiso saber, Ji Yong lucía distraído.

—Nada, sólo que…eres el mejor. —Besó su mejilla. —Te amo.

Seung tan sólo sonrió y se acurrucó a su lado, ambos listos para dormir. Y es que Ji Yong se sentía soñado, casarse con Seung Hyun había sido la mejor decisión de su vida, y no sólo eso, también el ser padres. Y era que Seung Hyun era el hombre más maravilloso de la vida, siempre preocupado, de esos que son buenos para desvestirte, pero para arroparte después también.

Seung era de esos hombres, de los de verdad. Y Ji Yong lo sabía y lo amaba.


En algún hospital de Seul, Corea del sur.

— ¡Maldito Seung, hijo de puta! —El grito de Ji Yong seguramente se había escuchado en todo el hospital, mientras era transportado a una sala de cirugía con rapidez, volviendo a todo el personal un caos.

Estaba a punto de dar a luz, y el dolor no le dejaba pensar con claridad.

Kwon Ji Yong, justo en ese momento, odiaba a su esposo más que nunca.

Y es que el amor es así, agridulce.

Notas finales:

¡Ah! Yo sé que las mujeres deben de odiar al padre de sus hijos a la hora del parto, al menso yo lo haría...

En fin...¡Feliz día de las madres! -Sí, sí...es el mes de septiembre y que :v - 


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