Cada noche me atormentaba una pregunta… ¿porqué estoy aún a tu lado?...a veces me arrepentía de haberte dicho que te amaba por que me estaba yendo muy mal. Te entregue todo lo que había en mi para ti y solo recibí maltratos tuyos.
¿Porqué me maltratas?, te preguntaba y solamente recibía como respuesta golpes e insultos. Como dije al principio, odiaba la noche por que me rondaba esa pregunta tan obvia a tus maltratos, y mas se me marcaba la pregunta cuando llegabas en silencio, me despertabas de mi “descanso”, y me tomabas como si fuera solo un objeto para saciar tu deseo, ni siquiera en esos instantes en el que tu me mirabas tan frágil, no sentías compasión hacia mi, me destrozabas por dentro, tanto física como espiritualmente. Yo veía que disfrutabas ver mis lágrimas, oír mis quejidos de dolor y la sangre que corría por mis muslos, A veces, mi vista nublada por mis lágrimas alcanzaba a mirar que solamente estabas concentrado en obtener solamente tú ese placer que se tiene en esos momentos, yo pensaba que no tenia detrás mío al hombre al que yo ame, que tenía a una bestia concentrada en su frenesí sexual…acaso ¿tú habrás pensado en mi, en darme el gozo de hacerme el amor?…creo que nunca lo hiciste. Y eso era todas las noches, mientras que en las mañanas solamente lloraba por ti y por mi, quizás me odiabas por que yo estaba enamorado de ti, por que mi sentir estaba prohibido por que este amor es “malo” según la sociedad quien era quien nos miraría cuando yo te demostrara algún cariño, si, seguramente sentías vergüenza de mi, solamente yo era un chico novato en la universidad y tu, un chico tan experimentado.
Una noche fue el acabose a mi tormento de amarte, llegaste como siempre en silencio, esta vez ni cerré los ojos, me tomaste del brazo para mirarme, yo no te mire a los ojos, no tenia ya el interés de verlos, por que ya me sabia de memoria esa mirada tan voraz que arrojas al verme tan indefenso ante ti, y volviste a tomar tu rutina: me golpeas, me arrojas a la cama y empiezas a quitarme la ropa con gran desesperación, me besas bruscamente, empiezas a tocarme para lograr excitarme, pero ves que no lo logras y solo me golpeas hasta que yo resignado finjo estarlo. Pero hay algo que nuca supiste: a mi no me excita que me golpeen… pero ¿te habría importado? En verdad lo dudo demasiado…
Ya después de abusar de mi maltrecho cuerpo, dormiste, te mirabas tan tranquilo, no se como podías dormir después de verme sufrir. Entonces fue cuando tome un cuchillo de cocina que había escondido en mi almohada con anterioridad, me subí en ti, aun seguías dormido, ahí si parecías al hombre que yo ame con locura total… entonces empiezo a recordar que en cuanto te dije que te amaba me secuestraste, me trajiste a una cabaña en medio del bosque lejos de la ciudad, lo había visto en cierta parte romántico, pero cuando empezaste a tratarme así mire que nunca sentiste hacia a mi algo hermoso, solo un asqueroso deseo de que yo fuera tu juguete y tirarme cuando tu querías, en ese momento, con lágrimas en mis ojos, alce mi mano que sostenía el cuchillo y lo enterré en tu pecho lo mas que pude, tus ojos se abrieron como platos y tu boca se abrió para escupir borbotones de sangre, termine salpicado… solo mis ojos lloraban, entonces solamente te dije: ten algo del gran amor que me diste… y de pronto, cerraste tus ojos para siempre.
Ahora escribo esto por que yo ya no puedo soportar vivir con esto en mi conciencia, aun muerto me atormenta el haberte amado demasiado, al terminar estas líneas habré ya dejado esta miserable existencia…en donde ya no encuentro mi razón de seguir en ella, ya no hay nadie quien me vuelva a enloquecer... bueno, nos vemos en el infierno aun encadenado a tu alma maldita… gracias por demostrarme que el amor correspondido no existe.
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