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Sueños Rotos por CelesNicole

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Notas del capitulo:

Holaa ^-^ He regresado! Me tardé unos 8 días, pero necesitaba saber a cuántos les interesaba esta idea. Lo más lindo es que mi otro fic (EDdT) tuvo más éxito, pero a mí me gusta este xD 

Creo que se me pasó la mano con el largo del cap :P

Okno, espero disfruteeen ~~

Capítulo 1: Un día más…

Igual que todos los días, el reloj despertador sonó a las 7 am. Despertó y arrugó el entrecejo con molestia, para darle un fuerte golpe al aparato. Se revolvió inquieto en la cama, le dolía el estómago del hambre que sentía por haber saltado la cena, pero tampoco le interesaba comer.

Bufó, para levantarse con pesadez y vestirse, cuidando de taparse las heridas con la ropa o las pulseras. Una vez terminó, salió de la habitación para ir al único baño de la casa. Se dio cuenta de que su madre aún dormía, igual que todas las mañanas. Llegaba muy tarde de su trabajo, por lo que dormía hasta el mediodía.

Se arregló solo un poco, nadie se fijaría si estaba bien vestido o si su peinado estaba arreglado. Todos se burlarían de él por ser el hijo de la “vendida”, como suelen decirle.

Evitó mirarse al espejo, odiaba eso. No le gustaba su reflejo tan oscuro y vacío. Se acercó a la cocina y, resignado, se preparó simplemente un café, acompañado por dos galletas de agua. No quería comer, pero el dolor era insoportable. Siempre hacia eso, largos períodos de ayuno y luego una pequeña taza de café para calmar el dolor.

Una vez terminó, regresó a su habitación, donde tomó su mochila y se la colocó al hombro. Se dirigió a la puerta de entrada y, desganado, salió de su casa. Caminaba mirando el piso. No tenía nada bueno que ver, odiaba ver la cara de las personas que lo miraban con desprecio.

-¡Oye chico, dile a tu mami que la iré a visitar! –Le gritó un sujeto con tono de burla, desde la otra vereda. Goku rechinó los dientes, pero lo ignoró. Igual que hacía con todos.

Llegó a la escuela, donde todos se hicieron a un lado para dejarlo pasar. No querían tocarlo siquiera, no querían ningún tipo de contacto con él. A Goku le dolía mucho, pero lo disimulaba muy bien. Ya se había acostumbrado al rechazo.

Entró a su salón de clases y se sentó solo al fondo, igual que siempre, alejado de los demás. Apenas lo hizo, sacó su libro de bocetos, para continuar con los dibujos del día anterior, todos sangrientos. De alguna forma, expresaba su dolor a través de ellos.

Las horas de escuela como siempre se le hicieron aburridas y tediosas, hacía las actividades dadas por los profesores solo para poder terminar la escuela de una vez y ser libre de los acosos. Cada vez que la profesora salía, podía oír murmullos acerca de él.

-Otra vez con esa libreta rara… - Susurraba una chica a su compañera, mientras varios prestaban atención a su diálogo.

-Sí, una vez miré de reojo y dibuja cosas horribles – Agregó un chico, mirando de reojo a Goku.

-Debe ser esquizofrénico – Comentó otra chica, comenzaron a reír en voz baja, pero aún así Goku se levantó enfadado, golpeando con fuerza su pupitre.

-¡Y ustedes son unos metidos! ¡Cómprense una vida! – Les gritó sumamente molesto, mirándolos con mucho odio y fastidio. Los tres dieron vuelta la cabeza, fingiendo estar en otras cosas.

Goku gruñó, tomó su mochila y libreta y se marchó del salón, sin avisar ni tener permiso de la maestra. Se fue directo a la cafetería, donde aún no había nadie ya que era temprano. Se sentó es su mesa de siempre, al fondo alejada de los demás.

-Idiotas, ellos no saben lo que dicen. –Murmuró, dolido y ofendido. -¿Algún día conoceré a alguien diferente? –Se preguntó en un susurro, con una pequeña ilusión. Comenzó a dibujar en la última sección de su libreta, donde se leía el título “Broken dreams” (Sueños rotos)

Allí los dibujos no eran sombríos ni escalofriantes, esa sección era más brillante. Dibujaba algo así como un ángel, o personas que no le dedicaban miradas austeras. Su favorito era un  joven de cabellos y ojos negros como la noche, al igual que él. Un joven amable y honesto que le extendía una mano, una suave y delicada mano.

En su mirada, a pesar de estar plasmada en un simple papel pintado con lápices comunes, podía notarse la compasión, la bondad y la comprensión. Cosas que él deseaba conseguir de los demás.

-Aunque sé que es imposible… -Se dijo, decepcionándose. Pero era la realidad, jamás tendría oportunidad de conocer a una persona buena. En esa ciudad no. Escuchó sonar el timbre que indicaba la hora del receso, pero no se inmutó. Siguió dibujando.

Poco a poco, la cafetería fue llenándose por todos los adolescentes bulliciosos, que gritaban y hablaban al mismo tiempo. Goku mostraba una mueca de disgusto, mientras pasaba a dibujar en la sección sangrienta de su libreta, “Desire of suffering” (Deseo del sufrimiento)

-Vaya, vaya… Miren con lo que nos encontramos hoy… - Dijo un joven de cabellos verdes, con una trenza. Goku frunció el entrecejo, mientras guardaba la libreta en su mochila para mirar al sujeto frente a él con odio.

-El enfermito de extraños dibujos… -Bromeó otro sujeto, éste tenía los cabellos lilas bien ordenados y los ojos celestes.

-Las cosas que ve su casa deben ser muy “inapropiadas” –Insinuó con tono provocador otro de los adolescentes, solo que era más bajito que los demás y no tenía cabello.

-¡Cierren la boca, estúpidos! –Les gritó ya harto, levantándose de la banca y golpeando con sus palmas la mesa. Los tres brabucones solo se miraron entre sí con sonrisas burlonas.

-Siempre con ese mal genio, Gokusito… veo que tienes más cortadas, se ve que quieres llamar más la atención… -Mencionó el de cabellos verdes con socarronería, observando las pulseras que tenía en sus brazos. Goku gruñó fastidiado, para luego cruzarse de brazos.

-Créeme que no me interesa llamar la atención de imbéciles como ustedes. –Los enfrentó, poniéndose a un lado de la mesa. Los tres fruncieron el ceño molestos, no les gustaba esa actitud del pelinegro; ellos lo querían llorando y sumiso.

-Nunca aprendes niño… Vamos a darte una lección por buscón… - Avisó el peli-lila. Sonrieron con malicia. El bajito se dirigió a una de las mesas, donde tomó la comida de uno de los estudiantes mientras éste no podía reclamar.

-¡Todos contra el enfermo suicida! –Gritó más como una orden que una sugerencia, lanzando un puñado de puré directo al rostro de Goku, quien logró cubrirse con uno de sus brazos.

Pero, desgraciadamente, la mayoría de los alumnos se levantó de su asiento y lanzó su almuerzo contra el desprevenido Goku, quien solo cerró con fuerza los ojos, recibiendo el puré, dulce, gelatina y quién sabe qué más en su cuerpo, rostro y cabello. Incluso su mochila que estaba en la mesa había sido alcanzada.

Todos reían, se burlaban de él sin vergüenza ni remordimiento. Los tres brabucones reían a carcajadas, sosteniéndose el estómago. Amaban burlarse de él. Goku, súper enfadado y cansado, se limpió el rostro con una mano.

-¡Van a ver malditos desgraciados estúpidos! –Gritó, para lanzarse contra el peli-lila. -¡Infeliz, canalla! –Insultó, mientras le lanzaba una serie de golpes sumamente fuertes. Uno de ellos le dio directo en la mejilla, haciéndolo sangrar. El peli-lila se enfadó y lo empujó, haciéndolo caer al piso.

-¿¡Cómo te atreves a hacerme sangrar!? ¡Zarbon, Krilin! – Les hizo señas a sus colegas, quienes levantaron al pelinegro con brusquedad, para comenzar una pelea.

Todos los alumnos se reunieron a ver la golpiza, en la cual Goku llevaba toda la desventaja al tener que enfrentarse a tres sujetos más grandes. Aún así, lograba golpearlos y hacerlos sentir algo de dolor; pero no era nada comparado con los daños físicos y emocionales que le hacían a él.

-¿¡Qué está pasando!? ¡Sepárense! –Llegó una de las autoridades de la escuela. Entre tres maestros tomaron a los tres jóvenes peleadores; ninguno se atrevía a poner una mano encima de Goku,  y eso lo lastimaba mucho más que cualquier herida. -¡Todos a dirección!

Goku tomó su mochila y obedeció. Sabía que nadie iba a obligarlo, sabía que ninguno de esos adultos iba a tocarlo para llevarlo hasta allá, pero aún así no podía desobedecer a las autoridades. Su madre le había enseñado a respetar y obedecer a los maestros y superiores, y él no podía olvidar ese valor.

Fue llevado a dirección, los cuatro pelearon y fueron castigados por el director. Llamaron a sus padres para que los busquen y les den una reprimenda. Los tres jóvenes debieron quedarse más tiempo, ya que sus padres estaban muy ocupados.

Mientras que la madre de Goku fue la primera en llegar. Todas las miradas se posaban en ella. Los alumnos que la vieron entrar la miraban con cierto deseo, las alumnas la miraban con envidia por robar toda la atención de los chicos; algunos maestros la miraban con lujuria, ya conociéndola, otros desviaban la mirada con asco y otros envidiaban su fama.

Cada uno tenía su tema, y Goku odiaba que miraran tanto a su madre. Solo arrugó en entrecejo, fingiendo prestar atención a la voz preocupada de su madre preguntando qué había pasado. Miraba con odio a cada uno de sus compañeros, odiaba esas miradas llenas de deseo; todos parecían desvestir a su madre con la mirada.

-¡Goku! ¿Me estás escuchando? –Preguntó un poco molesta, mirando con reproche a su hijo. Goku reaccionó y miró a su madre.

-S-sí madre… Sucede que esos chicos vinieron a decir cosas feas de ti, los enfrenté y me lanzaron sus almuerzos. Me enfadé y los golpeé, nada más. –Explicó mirando el piso, para que su madre no viera su expresión de odio. No quería que su madre supiera la verdad, no quería que supiera de sus cortadas ni mucho menos de las cosas terribles que le decían.

Su madre ya no preguntó más. Ella creía que su hijo sufría lo mismo que Raditz, creía que solo se burlaban de él por ser “sucio” o estar “marcado” o “infectado”. Pero no tenía idea de que su hijo era suicida, no sabía las cosas que dibujaba ni mucho menos la mirada tan oscura que tenía del mundo.

Y él no la culpaba, ella no tenía tiempo para fijarse en cada detalle de su vida, ella debía trabajar mucho y volvía muy cansada a su casa. Trabajaba mucho para darle todo lo que podía, y él no la culpaba por no tener tiempo para él. Se sentía muy triste de no tener apoyo y contención, pero no tenía otra opción.

Llegaron a su casa en silencio, la mujer le ofreció algo delicioso de comer para levantarle el ánimo. Goku fingió una sonrisa, mientras imitaba lo mejor que podía una expresión “despreocupada” y negó, para luego entrar en su habitación.

Apenas lo hizo, lanzó su mochila lejos. Salió y entró al baño para darse un baño y dejar la ropa sucia para lavar. Se metió en la ducha, y se quedó ahí por varios minutos. Pensando, reflexionando, al igual que siempre. Pensando en lo lindo que sería pisar el jabón, caer y desnucarse en ese instante.

Pero eso no sucedió. Salió decepcionado y desganado, volvió a meterse en su habitación, alegando que debía hacer tareas para el día siguiente. La mujer simplemente no le decía nada, confiaba mucho en su hijo y por eso no podía notar esa mirada falsa.

Pasaron unas cuantas horas, se hizo de noche y su madre se fue a trabajar. Unos minutos después, Goku se dejó caer sentado en el piso, recargándose contra la pared. Sus ojos estaban húmedos debido al llanto que intentaba contener.

-No es justo… Yo no les hago nada… Siempre es lo mismo en esta ciudad del demonio… -Murmuró con la voz quebrada, mientras lágrimas comenzaban a descender rápidamente por sus mejillas.

Estiró uno de sus brazos, para abrir uno de los cajones de la pequeña cómoda que tenía a su lado. Metió una mano y revolvió todo, sin ver, hasta que encontró aquello que buscaba. Una navaja.

-Enfermito… Suicida… Demente… Sidoso… Perturbado… -Murmuraba con mucha rabia, acompañando cada palabra con una cortada en sus brazos. –No sirvo de nada en este mundo, solo soy una burla, el débil del que todos se aprovechan… -Susurró entrecortado, rompiendo en llanto.

Su sangre y lágrimas se mezclaban formando una sola esencia que se perdía en el piso. Dejó caer la navaja, todo su cuerpo temblaba de debilidad. Y no solo eso, se sentía tremendamente impotente, por no poder defenderse, por no poder cambiar esa situación. Se sentía muy dolido por no ser aceptado, él daría lo que fuera por una persona amable.

Pero sabía que jamás encontraría a nadie en esa ciudad, debía aguantar hasta ser mayor. Ese era el problema, ya no podía resistir tanta presión, ya no quería seguir adelante sabiendo que todos los días debía sufrir lo mismo.

-Quiero morir… -Dijo en un sollozo, mientras se levantaba con mucha dificultad. Tomó una de sus camisas y se limpió la sangre que caía de sus brazos y la que yacía en el piso. La escondió bajo la cama y se tiró sobre ésta, cerrando los ojos para intentar conciliar el sueño.

La única razón por la que no acababa con su vida, era el amor por su madre y el respeto a su gran esfuerzo por darle lo mejor.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Mucho sufrimiento? ¿Debería agregar o quitar momentos tristes en la vida de Goku?

jeje ya saben, espero críticas, sugerencias, ideas... Todo lo que quieran decirme en reviews ^-^ 

Como este fic recién empieza, ¿qué les gustaría ver en él? ¿Que la felicidad llegue pronto? ¿o que se tarde sus buenos capítulos? (Tengo alma de escritora trágica xD) 

Espero les haya gustado :D 

Saludoos ~~


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