Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

What should I do? por Kunay_dlz

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Personajes de Gravitation pertenecen a Maki Murakami.


Los personajes de Fullmetal Alchemist pertenecen a Himura Arakawa.

 

Tercer fic de la serie Si l'amour existe.

 


 


What should I do?


 


 


 


Un par de amigo platicaban en su cafetería favorita, ambos chicos llamaban demasiado la atención; uno de ellos tenía el pelo corto y de un curioso color rosa y un par de ojos amatistas, el otro chico tenía su cabello largos y al igual que sus ojos compartían el mismo color del oro. Hablaban de sus proyectos, uno de ellos quería ser cantante profesional y el otro ser el mejor en criminología forense, metas tan distintas pero aun así eran los mejores amigos.


--Oye Ed, ¿Recuerdas que te he contado del hombre que mi hermana sigue invitando a comer a nuestra casa? –inquiría el pelirosa.


--¿El que dices que tu hermana no descansará hasta que se convierta en su esposa? –hacía memoria el rubio.


--¡Exacto! Él es detective Mustang y ayer dijo que se había quedado sin ‘equipo’ que otro de los detectives prácticamente lo destituyó. Ahora está buscando ‘armar’ un equipo confiable, uno que sea leal, dijo tener a alguien especializada en armas, al alguien que puede conseguir cualquier información y que tiene el apoyo de cuatro oficiales que no lo abandonaron como los demás pero que aún no tiene forense. Y le dije que yo conocía al mejor estudiante de criminología forense, le comenté de algunos de tus aportes a tu área, los diversos campos en los que destacas y de los lugares en los que has practicado… parecía impresionado y me pidió que te dijera que pasaras por la estación de policía… –terminó de decir el pelirosa.


--¿Enserio? –cuestionaba el rubio al tiempo que levantaba un de sus cejas.


--Sip. –contestaba el otro muy contento.


--¿Te dijo cuándo? –preguntaba el rubio.


--Hoy en la tarde. –contestaba con simpleza el de ojos amatistas.


--¿Hoy en la tarde? –repetía el rubio arrugando el entrecejo.


--Sí, dijo que fuera antes de las cinco porque tenía algo que hacer a esa hora. –seguía el pelirosa con una sonrisa.


--Shuichi… falta media hora para las cinco. –levantó un poco la voz el rubio.


--Entonces deberías darte prisa. –señaló la salida con diversión.


El rubio tomó su abrigo y se levantó lo más rápido posible, prácticamente corrió hacia la salida.


--¡Me las pagarás Shu! –gritó l rubio antes de salir e iniciar a correr.


--¡De nada! –le gritó el pelirosa cuando lo vio pasar por la ventana, esa que estaba cerca de la mesa donde ahora sólo él quedaba.


 


*****     *****     *****     *****


 


En la estación de policía había un poco de movimiento, se investigaba una explosión en la que varias personas salieron heridas y tres murieron, el detective Mustang estaba cancelando su cita para las cinco de la tarde, el caso de la explosión de fue asignado.


Inició a leer los reportes de la escena del crimen cuando algo llamó su atención, un chico rubio con un abrigo rojo que llegaba más debajo de sus rodillas parecía perdido, buscaba a alguien… o se había equivocado de piso.


Pensado que estaría bien distraerse un poco se acercó al chico.


--¿Estás perdido, niño? –dijo con un poco de humor.


--No soy un niño y no estoy perdido, estoy buscando al detective Mustang. –dijo el chico mientras se volvía a verlo.


Valla ojos, esos no eran los ojos de un niño, ni de un chico… dejó sus pensamientos de lado para seguir con la ‘charla’.


--Bueno, por tu estatura es más que evidente que lo primero que alguien puede pensar es en que eres un niño. –dijo como si nada –¿Para qué quieres al detective Mustang?


--No es tu incumbencia. –dijo entre dientes el rubio.


--Si no me dices el motivo por el que lo buscas no te podré ayudar, hasta podría hacer que te saquen del edificio al no tener razón alguna por estar en este lugar, menos con la cantidad de trabajo que hay en el momento. –dijo Mustang sin mucho interés.


--Escuché que necesita alguien en el área forense, un amigo me arregló una cita con él. –dijo cruzándose de brazos.


Mustang estaba tratando de recordar… es cierto, el día anterior había quedado con el hermano de la chica que insiste en invitarlo a su casa, quedó que recibiría al forense cuyo trabajo le impresionó. Pero, a decir verdad, esperaba a cualquier otra persona menos a alguien como quien estaba frente a él. Esto debía ser una broma.


--Es cierto, necesita un forense pero no tiene ‘cita’. Pero sígueme, veremos qué podemos hacer. –dijo para guiarlo a la morgue, asustaría un poco al chico por prestarse a tal broma.


Lo llevó donde estaban los recientes cadáveres que estuvieron en la explosión, al no tener forense estaba esperando a que ‘su antiguo’ subordinado le devolviera uno de los favores que le debía, aunque debió haber legado hace dos horas.


Al entrar al lugar Mustang se volvió al chico que lo seguía. ¿En qué momento se quitó el abrigo y de dónde sacó esa bata? Pensaba al ver al chico con vestiduras profesionales. Ya no se veía tan chico, su expresión era el de todo un experto.


Sin esperar indicaciones, el rubio entró al lugar, hizo un recorrido para reconocer el material,  tomó algunas papales que fue llenando al revisar los cadáveres. Dejó las hojas y tomó una cámara con la que fotografió desde varios ángulos ciertas partes de los cuerpos, se colocó unas gafas especiales y empezó a buscar con herramientas complejas los ‘detalles’: manchas de sangre, manchas de polvo, vidrios incrustados, y otras cosas más.


Mustang lo miró por un rato. Sin duda el chico sabía lo que hacía, no solo su actitud y la fluidez de sus movimientos se lo confirmaron sino que hubo varias veces que observó a su antiguo forense hacer lo mismo más de una docena de veces.


Tanto el detective como el rubio estuvieron toda la noche en la morgue, ya al amanecer el rubio le entregaba un informe completo al pelinegro que estuvo supervisándolo.


--Creí que la mitad de estos resultados se obtenían en un laboratorio especial. –dijo el pelinegro.


--Aún hay muestras por si quieres confirmarlos. Tengo mis maneras de hacer estos análisis, esa es una de las razones por las que no me ofrecen trabajo en ciertos lugares, dicen que tiene mucho riesgo y que no sigo las reglas y mucho bla bla bla. –dijo el rubio.


--¿Qué edad tienes? –cuestionó el detective.


--24, tengo tres especialidades y estoy cursando un doctorado… que iniciará en poco tiempo. Vendré más tarde para ver a Mustang, ¿Le dirás que vine a buscarlo? –dijo el rubio mientras se ponía nuevamente su abrigo rojo.


--... claro. Si tus resultados ayudan a cerrar el caso considérate dentro del equipo de Mustang. –aseguró el pelinegro. Valla que es un genio.


Así se despidieron, el día pasó rápido, el nuevo equipo de Mustang era eficiente… tanto que para la hora que el rubio volvía a entrar a la estación en busca del detective-próximo-cuñado-de-su-mejo-amigo el caso se acababa de cerrar. 


El detective reconoció la cabellera de oro que destellaba al salir del elevador, debía cumplir su palabra.


--¿Cómo les fue en el caso? ¿Hoy si se encuentra el detective Mustang? ¿Podré verlo? –preguntó el rubio apenas vio al pelinegro.


--Está cerrado, sí está, y… -no terminó de contestar la última pregunta cuando alguien pasó al lado del pelinegro, le palmeó la espalda y le dijo un “buen trabajo Mustang”.


El rubio lo miró por un instante, sus ojos dorados se centraron en los ojos negros del detective, tras un gran argumento llegaron a un acuerdo, Ed trabajará medio tiempo en la estación sólo bajo el mando de Mustang, y el resto de las horas se le acumularán como parte de horas requeridas para su doctorado.


 


*****     *****     *****     ****


 


En el café favorito de Ed y Shu estaban disfrutando de su postre favorito luego que el rubio le contara su encuentro con el detective a su amigo pelirosa. Sonrió planeando algo.


--Sabes Shu, como gracias a ti obtuve una buena propuesta en mi área, estuve pensando en la manera de devolverte el favor. –dijo Ed con calma mientras su amigo lo miraba con curiosidad.


--Ed, no es necesario, tan solo surgió el tema de la nada. –dijo con sospecha, ya se le hacía extraño que su amigo no le esté gritando o que ya se las haya cobrado.


--Sería lo justo, intercambio equivalente ¿Recuerdas? –ante la mirada temerosa de su amigo pelirosa continuó el rubio –Así que convencí a mi hermano Eiri de llevar a su amigo Seguchi Tohma a la presentación que Bad Luck tendrá esta noche. Tuve que persuadir demasiado a Eiri para que aceptara, y por lo que me dijo será la única vez me hará ese tipo de favor, ¿No estás feliz, Shu?


--Pero-pero-pero… Ed, Bad Luck no tiene ninguna presentación esta noche. –dijo Shu llorando internamente, Seguci Tohma era el presidente de NG Records, una persona muy ocupada que no asiste a presentaciones en vivo de ninguna banda… ninguna.


--Claro que la tienen, harán una participación especial en el intermedio de la presentación de “Ouroboros”, Greed me dio su palabra. –dijo como si nada el rubio.


--Pero, Ed, Hiro está en una reunión familiar en quién sabe dónde. Suguru está tomando fotografías por la ciudad para un proyecto, en este momento puede estar en cualquier lado. –decía Shu sujetándose sus cabellos con fuerza.


--Bueno, te recomiendo que empieces a buscarlos. –dijo Ed como si del clima hablara –La presentación será a las ocho, el intermedio a las nueve quince.


A punto de explotar Shu salió corriendo a toda velocidad del café, tras el humo que dejaba a su paso se escuchaba el eco de “No es justo”. El rubio solo sonrió, cómo adoraba la venganza.


 


*****     *****     *****     *****


 


Tan solo de pensar en el método de persuasión de su hermano Ed un escalofrío le recorría la espalda a Eiri, Yiki Eiri el escritor con un gran futuro en la literatura moderna. Ahora se encuentra en un club lleno de gente, acompañado de uno de sus pocos (casi nulos) amigos, Tohma, por petición de su enano hermano. Sonrió, tan solo se atrevería a llamar ‘enano’ a su hermano en su mente a menos que quisiera una muerte lenta y dolorosa.


La banda que tocaba era muy ruidosa, Tohma reconocía su energía pero no dijo más, supuso que esa banda sería como una de tantas que no cumplen los requisitos de un productor, menos de uno como Tohma. Habían llamado al intermedio, y pudo ver la cabeza de su hermano a un lado del escenario, buscándolo seguramente, ahí está, ya lo reconoció a él y a su amigo.


Al escenario entraron tres muchachos, un chico con el pelo largo y de un rojo no tan escandaloso, un chico algo parecido a Toma pero con el cabello corto y verde, y, un chico extraño, su pelo era color rosa y dese la distancia se podía apreciar sus ojos amatistas. Por un momento se dejó llevar por su lado de escritos, empezó a darle toques idílicos a lo que rodeaba al pequeño cantante, sí, era el cantante. La música inició y su musa ansiaba escuchar la voz del pelirosa.


Y al escuchar la voz del bello cantante su musa no se decepcionó, al contrario, se esmeró en crear todo un mundo para el chico pelirosa que la había conquistado. Su voz era hiponotizante, llena de sentimiento, en las tres canciones que interpretó, una con ritmo, una un poco triste y una con entusiasmo… incluso Tohma reconoció el talento del chico.


Tohma le pidió que comunicara a la banda Bad Luck que fueran al siguiente día a NG, hablaría con ellos y seguramente les ofrecería un contrato. Se despidieron y Eiri no tuvo opción más que dirigirse a la parte trasera de la escenografía, daría la noticia para luego retirarse de tan concurrido lugar.


Tras el escenario estaba su hermano junto con los chicos que conformaban la banda que logró impresionar a Tohma. Volvió a observar al chico pelirosa, de cerca era aún más lindo.


--¿Y bien? ¿Qué fue lo que dijo Tohma? –preguntó su hermano.


--No está mal. –dijo sin importancia, sacó un cigarrillo, lo encendió y disfrutó un poco, casi tanto como la vista del joven de ojos amatistas que no dejaba de mirarlo igualmente.


--¿Y? –insistía su pequeño hermano.


--Los espera mañana en NG, quiere decirles unas palabras. –dijo con simpleza.


Fue capaz de mirar todas las emociones que el chico pelirosa experimentaba, esos ojos eran muy expresivos.


Los miembros de la banda empezaron a celebrar, incluso su hermano se unió a festejo… así que el chico pelirosa es de quien tanto habla, Shuichi, si no se equivocaba. Shu, como lo llamaba su hermano, le dedicó más de una sonrisa, era como si quisiera hacerlo parte de su alegría. Él también sonrió, ahora tenía más inspiración para terminar la novela en la que estaba trabajando, su musa había encontrado alguien en quien basarse.


Al siguiente día se llevó una grata sorpresa, Toma le pidió enseguida devolverle el favor de la noche anterior, le dijo que le enviaría a uno de sus cantantes para que le asesorara a la hora de escribir la letra de canciones, no pudo negarse… y tras la llegada del cantante agradeció no haberlo hecho.


Shindou Shuichi era el nuevo cantante de Toma, era el mismo chico de la noche anterior…


--Hola Shu, ¿Cómo estás?


era el amigo de mi enano hermano.


--Hola Ed, estoy bien, creí que ibas a salir cuando te mencioné que vendría a trabajar con tu hermano. –dijo con una sonrisa el pelirosa.


Así que Ed ya sabía que vendría.


--Bueno, no es que sea desconfiado… pero no te dejaré solo con mi hermano. –admitía su hermano.


--¿Y eso? No creo que pueda hacerle algo a tu hermano, él es más alto y fuerte que… yo. –terminó con nerviosismo.


Estoy seguro que estaba comparándome con mi hermanito.


--No, no, no es de ti de quien desconfío. –dijo Ed para enviar una mirada asesina a su hermano que estaba riendo por su antiguo pensamiento.


--Como digas. –dijo para al fin entrar.


Estaban acomodándose en el sillón cuando el celular de Ed timbró, miró el número y luego contestó. Tras un par de afirmaciones se levantó y fue a su cuarto por una de sus maletas con equipo especializado.


--Tengo que irme, Mustang dice que tenemos otro caso. –dijo para dirigirse a la salida, me mandó una mirada de advertencia y luego se fue.


--Bueno, ¿En qué se supone que debo asesorarte? –dijo el rubio que quedó para romper el silencio.


--Verá, tengo algunas letras pero Seguchi-san dice que les hace falta estructura. –dijo mientras sacaba de su mochila un puñado de hojas.


--¿Qué edad tienes mocoso? –debo quitarme la duda.


--… 24. –contestó confundido.


Bien, eso me basta. Pensó para acercarse al pelirosa e iniciar a trabajar. 


 


 


 


 


 


Mientras tanto en la planta baja del edificio en el que vivían Ed y Eiri, un auto esperaba que el rubio pelilargo saliera. Era el detective Mustang, estaba cerca del vecindario y decidió ser amable y llevar a su forense al trabajo. Nada fuera de este mundo. Pensó mientras se arreglaba el cabello mirando el retrovisor del auto.


 


 


 


 


 


Así iniciaban dos historias llenas de amor, de mal entendidos, de algunas lágrimas y algunos problemas.


 


 


 


 


Fin.

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).