Amokoscisia: Excitación por el deseo de castigar a la pareja sexual.
Akashi lo sabía, no necesitaba mucho para que Furihata cometiera un pequeño error. Insignificante e incluso un poco (demasiado) infantil podría catalogarse la razón por la cual castigaría al castaño... pero el es Akashi Seijuurou el siempre tiene la razón, aunque sea de una nimiedad como aquella.
Furihata, ese joven castaño de apariencia tan simple e incluso sin chiste, es el todo para aquel chico de iris rojizas que ahora cambiaba una a un color dorado dándole ese efecto para agrandar su presencia, haciéndolo lucir más su parte dominante.
No era necesario prestar mucha atención al pelirrojo emperador para ver los celos que sentía al ver como SU novio se dejaba cortejar por ese tipejo, ésa sonrisa que lo volvía un loco enamorado se la dedicaba a ese vendedor de crepes.
Por experiencia, ambos acordaron que cuando compraban algún alimento "callejero" el castaño sería el responsable de ordenar por ambos...cuestiones de la vida.
Kouki se acercó al capitán de Rakuzan, se quedó por un momento paralizado por las señales de advertencia, lo sabía desde el aquella vez, no debía bajar la guardia con Akashi al estar en público. Aun sin saber exactamente qué fue lo que hizo para provocar la molestia de Seijuurou, ya tenía las palabras de disculpa en la punta de la lengua, se acercó con precaución, como un animalito asustado, a su pareja, ya estando a una distancia prudente (casi el metro) extiende su mano para ofrecerle la creepa que compró para él.
-kouki - casi en un siseo fue como salió su nombre, un tono que para el castaño denotaba peligro
-lo-lo siento, creo que me demore comprando - se disculpó, sin saber si ese sería el motivo, siento como el pelirrojo tomó con una mano la creepa y con la otra lo tomo por la muñeca.
-¿comprando?... querrás decir, que estabas dejando a “ese” coquetearte - los celos del otro no eran algo comunes (a ese extremo) cada vez que salían, pero hoy había algo diferente, algo que le decía al castaño que corriera, que saliera huyendo de ahí.
-n-no es así, es un mal entendido… Aka…-un beso demandante lo silenció, a uno un tanto aterrado castaño...los castigos que el pelirrojo le daba eran de carácter sexual, pero por otro lado le excita el ver al emperador como cuando lo conoció, dominante y con el porte que desprendía sensualidad.
-...sabes delicioso kouki - susurro al separarse, estando aún cerca de su rostro.
-Ak-Akashi-kun - los temblores del 12 de seirin podían adjudicarse a dos diferentes cosas, una de ellas por el miedo que le causaba saber que había enfadado a su pareja y la otra por la excitación de ver al pelirrojo actuar tan territorial, tan dominante... tan absoluto.
Las crepas quedaron olvidadas en algún lado, mientras que el emperador se llevaba a un tembloroso y sonrojado chihuahua de la mano.
Saga de las Filias
Amokoscisia: Excitación por el deseo de castigar a la pareja sexual.
Akashi lo sabía, no necesitaba mucho para que Furihata cometiera un pequeño error. Insignificante e incluso un poco (demasiado) infantil podría catalogarse la razón por la cual castigaría al castaño... pero el es Akashi Seijuurou el siempre tiene la razón, aunque sea de una nimiedad como aquella.
Furihata, ese joven castaño de apariencia tan simple e incluso sin chiste, es el todo para aquel chico de iris rojizas que ahora cambiaba una a un color dorado dándole ese efecto para agrandar su presencia, haciéndolo lucir más su parte dominante.
No era necesario prestar mucha atención al pelirrojo emperador para ver los celos que sentía al ver como SU novio se dejaba cortejar por ese tipejo, ésa sonrisa que lo volvía un loco enamorado se la dedicaba a ese vendedor de crepes.
Por experiencia, ambos acordaron que cuando compraban algún alimento "callejero" el castaño sería el responsable de ordenar por ambos...cuestiones de la vida.
Kouki se acercó al capitán de Rakuzan, se quedó por un momento paralizado por las señales de advertencia, lo sabía desde el aquella vez, no debía bajar la guardia con Akashi al estar en público. Aun sin saber exactamente qué fue lo que hizo para provocar la molestia de Seijuurou, ya tenía las palabras de disculpa en la punta de la lengua, se acercó con precaución, como un animalito asustado, a su pareja, ya estando a una distancia prudente (casi el metro) extiende su mano para ofrecerle la creepa que compró para él.
-kouki - casi en un siseo fue como salió su nombre, un tono que para el castaño denotaba peligro
-lo-lo siento, creo que me demore comprando - se disculpó, sin saber si ese sería el motivo, siento como el pelirrojo tomó con una mano la creepa y con la otra lo tomo por la muñeca.
-¿comprando?... querrás decir, que estabas dejando a “ese” coquetearte - los celos del otro no eran algo comunes (a ese extremo) cada vez que salían, pero hoy había algo diferente, algo que le decía al castaño que corriera, que saliera huyendo de ahí.
-n-no es así, es un mal entendido… Aka…-un beso demandante lo silenció, a uno un tanto aterrado castaño...los castigos que el pelirrojo le daba eran de carácter sexual, pero por otro lado le excita el ver al emperador como cuando lo conoció, dominante y con el porte que desprendía sensualidad.
-...sabes delicioso kouki - susurro al separarse, estando aún cerca de su rostro.
-Ak-Akashi-kun - los temblores del 12 de seirin podían adjudicarse a dos diferentes cosas, una de ellas por el miedo que le causaba saber que había enfadado a su pareja y la otra por la excitación de ver al pelirrojo actuar tan territorial, tan dominante... tan absoluto.
Las crepas quedaron olvidadas en algún lado, mientras que el emperador se llevaba a un tembloroso y sonrojado chihuahua de la mano.
El lo sabia desde el momento en que aceptó salir con el emperador, sabía de como gustaba de saber que obedezcan sus mandatos y aquellos que se oponen a los mandatos del pelirrojo, a su modo de pensar, quienes que no seguían las órdenes deben ser castigados, e lo ahí, con los ojos tapados y completamente inmóvil. Solo y a merced de un depredador, sentía la boca seca, su cuerpo se estremecía… no tenía miedo, pero el no saber que le haría ahora el pelirrojo, de cierto modo lo excitaba aquella faceta. Aun recordaba la primera vez, a diferencia de ahora, la primera vez Akashi le mordió los hombros y le dejó marcas en el cuello…. y todo por no llamarlo por su nombre.