Caminaban hacía la cancha que frecuentaban —Sí, yo también lo siento diferente— respondió su acompañante.
Él iba rodando el balón de básquet con sus manos —Tal vez es mi imaginación y...— aquello que voo le rompió el corazón. Soltó el balón. El sonido hizo que su acompañante mirara al mismo lugar que él y aquel par voltearan —Cómo pudieron— dijo en un mar de lágrimas.
Aquellas personas que se estaban besando apasionadamente eran las dos personas a las que más quería y podía confiar. Su novio, Kagami Taiga y Kuroko Tetsuya, su amigo y novio de su acompañante, Akashi Seijūrō.
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—Lo siento, no puedo. Te prometo que la próxima semana te acompañó, Furi— escuchó al otro lado de la línea.
—E-entiendo— dijo triste — Nos vemos el lunes, Kagami-kun. Te quiero— dijo mordiéndose los labios.
—Yo también te quiero. Hasta el lunes,besos— le respondió su novio y luego colgó.
—Otra vez— pensó. Durante los últimos 5 meses de sus 7 meses de novios Kagami Taiga cada 15 días siempre tenía algo que hacer, algo que nunca le decía y eso lo deprimía.
Había comenzado su relación con Kagami, pese a que ambos eran varones, tres meses después de la primer Winter Cup. Tenía ya casi un año desde que se enamoró del as de Seirin. Jamás imaginó salir con él, hasta que con ayuda de una indiscreción de Kuroko Tetsuya, Kagami se enteró y los 15 días comenzaron a salir.
Kuroko lo apoyaba en todo y le daba consejos, pues él estaba con saliendo con el emperador de Rakuzan, Akashi Seijūrō. No entendía que veía el peliceleste en el pelirrojo. Pues Akashi le daba mucho miedo, a pesar de que ya era el antiguo Akashi. Conforme lo fue conociendo, se hicieron amigos.
Con sus padres y hermano fue un caos en un principio porque ambos eran varones, pero Kagami se fue ganando su corazón y más, con esos postres que llevaba cada vez que iba a su casa. Sus padres lo adoraban; su hermano era el único que no confiaba en él.
En la escuela, iba muy bien. Lo único malo eran los entrenamientos espartanos que les hacia hacer Ryko.
En el plano sentimental, era muy feliz. Sólo que esos 5 meses lo hacía deprimir ¿A dónde iba su novio? Jamás le decía, entendía y le daba su privacidad. Pero saber que no le tenía la plena confianza le dolía más, a eso se le unía el que no habían tenido relaciones sexuales, amaba al pelirrojo y quería pertenecerle en cuerpo y alma, pero su novio se negaba.
—————— Flashback ———————
Era su cumpleaños número 17, había tendió una espléndida cita. Kagami lo había invitado a su departamento y le había preparado su comida favorita. Estaban lavando los trastos, cuando de pronto él atacó al pelirrojo.
—Kagami-kun— dijo besándole la espalda —Gracias— dijo sonriendo y viendo el hermosos brazalete.
—Me alegra que te haya gustado— respondió abrazándolo y besándole.
—mngghhh— gimió al sentir aquellas grandes manos recorrer sus caderas. Por instinto se apegó al pelirrojo y comenzó a frotarse con la entrepierna de su novio.
—No.. No espera no quiero— dijo abruptamente el pelirrojo separándose.
Sus mejillas de tornaron mucho más rojas —Lo siento— dijo mirando al suelo —Gracias por todo, será mejor que me vaya..
—Furi, No.... Yo...— trató de decirle.
—Ya es tarde, hasta luego— dijo tomando su bolso, salió de prisa del departamento, abordó el elevador y sus lágrimas comenzaron a fluir.
Era la tercera vez que su novio lo rechazaba de esa manera, tal vez Kagami no estaba listo para ese paso y decidió esperarlo. Espera que esa fuese la razón, y no porque él varón.
————————Fin Flashback————————
Esa espera pasó de días a semanas y luego a meses. Tal vez el pelirrojo no lo deseaba sexualmente.
—¿Kō no vas a salir?— preguntó su madre sacándolo de sus pensamientos.
—Sí, ya me voy— grití terminando de vestirse. Tomó su billetera, audífonos y teléfono. Salió de su habitación y de dirigió a la sala.
—¿Va Kagami-kun contigo?— preguntó Furihata Ayumi.
—No, está ocupado— dijo mientras colocaba los audífonos al teléfono y luego encendía el reproductor.
—¿Otra vez? Bueno ten cuidado— dijo besándole la frente —Mucho cuidado…
—Si mamá, regreso en un par de horas— respondió al besó y salió de la casa.
Tras veinte minutos llegó al centro comercial, estuvo recorriendo el lugar y compró lo que necesitaba. Camino hacia la librería y entró a ver los nuevos libros y si ya estaba la segunda parte de una novela que quería.
Contando con tiempo suficiente, recorrió cada estante de la librería. Amaba el olor de los libros, por ello, en un año tenía planeado entras a la Universidad de Tokio a estudiar literatura. Iba a pagar un par de libros cuando chico contra alguien en la caja, alzó la mirada y se encontró con esos ojos rojos que a veces lo hipnotizaban — Lo siento.....Akashi-kun.
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—¿Tenía que arrastrarme a esto, Papá?— preguntó a su padre.
—Sí, Seijūrō. Además así aprovechas y vez a tú lindo e inexpresivo novio— dijo mientras llegando a la sucursal en Tokio de Akashi Corp.
—Su nombre es Kuroko Tetsuya, y está ocupado. No puede salir, al parecer algo surgió con su tía— dijo cruzándose de brazos.
—Está bien ¿Por qué no vas a dar una vuelta al centro comercial o alguna librería? Así no te aburrirás en la mansión— dijo sonriendo. Su relación con su hijo había mejorado, ahora se tenían más confianza.
—Hummm.... Si, aprovechó y compró el nuevo libro de Usami-sensei— dijo sonriendo.
Su padre se despidió, y la camioneta se dirigió al centro comercial. Estuvo recorriendo el lugar hasta que encontró la librería. Inspeccionó cada estante hasta que encontró los libros que quería. Los tomó y se dirigió a caja, iba distraído viendo un libró en otro estante que chocó con alguien.
—Lo siento... Akashi-kun
Sonrió al castaño frente al el —Hola, Furihata-kun ¿También comprando?— preguntó mirando los títulos que traía en la mano, dos de ellos eran los mismo que el traía.
—Sí. Ayer salió el libro que esperaba y vine a comprarlo hoy ¿Anda con Kuroko-kun?— preguntó buscando a su amigo.
—No, él no pudo venir. Creó que tiene un problema con un familiar ¿Kagami-kun?— preguntó buscando al As de Seirin.
—Estaba ocupado— respondió algo decaído.
Seijūrō se percató de la mirada triste del castaño —¿Tiene tiempo? ¿Le gustaría que ir a jugar conmigo, un uno a uno? Traigo un balón en la camioneta— dijo sonriendo.
—Etto.... Está bien, vamos. Aún qué voy a recibir una paliza de su parte, Akashi-kun— respondió sonriendo y viendo la hora, apenas eran las 4 de la tarde.
Pagaron sus libros y se dirigieron a la salida, donde ya los estaban esperando. Guardaron las compras en la cajuela y aprovecharon para sacar el balón. Abordaron la camioneta y salieron rumbo a las canchas en las que solían jugar la generación de los Milagros.
—Furihata-kun.... ¿Están bien tú y Kagami-kun?—preguntó al castaño.
Kōki miró al pelirrojo ¿Tan obvio era? Mordió su labio y rodaba el balón —Creó... No lo sé, últimamente está algo distraído. Siempre está ocupado, por ejemplo hoy tenía algo que hacer ¿Qué? Lo desconozco. La semana pasada fue lo mismo...tal vez ya se cansó de mi— dijo con lágrimas acumuladas.
—Furihata-kun no digas eso. Él ya te hubiese dicho, no hay nada como platicar y una "reconciliación"— dijo algo avergonzado.
—¿Reconciliación?— preguntó confundido por el tono de voz del pelirrojo.
—ya sabes.... Me refiero a sexo— dijo algo sonrojado.
Kōki se sonrojó hasta las orejas —N-no nosotros no hemos— se cubrió la boca avergonzado.
Seijūrō se avergonzó, pero el ver al castaño así le pareció sumamente adorable. Sacudió su cabeza por tal pensamiento —Nosotros tampoco. No tiene porqué avergonzarse— dijo lo más serio posible.
—¿Ustedes tampoco?— preguntó sorprendido.
Sus mejillas se sintieron muy calientes —No. Él no ha querido y yo estoy esperando a que esté listo— respondió avergonzado.
—Ya veo— dijo mordiéndose el labio —Así que no soy el único esperando— pensó. Dio vueltas al balón y retomó la plática —Nada más falta que ellos estuvieran acostándose con otro— dijo riendo.
—Eso no causa gracias, Furihata-kun— dijo molestó.
—Lo sé, jamás perdonaría a Kagami-kun... pero no puedo evitar pensar que está diferente. ¿Usted no nota diferente a Kuroko-kun? El otro día juraría que me sonrió falsamente
—Ya llegamos— dijo abriendo la puerta, ambos bajaron.
Caminaron hacía la cancha —Sí, yo también lo siento diferente— respondió Seijūrō recordando a veces la indiferencia de su novio.
Kōki iba rodando el balón de básquet con sus manos —Tal vez es mi imaginación y...— aquello que vio le rompió el corazón. Soltó el balón, el sonido hizo que su acompañante mirara al mismo lugar que él y aquel par voltearan —Cómo pudieron— dijo en un mar de lágrimas.
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—No Furi no....— trató de decir aquella persona acercándose a él. Aquella persona que hasta al momento era SU novio.
—No te acerques, Kagami— gritó — ¿No qué? Si nosotros lo estamos viendo ¿Cómo pudieron hacernos esto? ¿Qué fue lo qué.....— sus palabras no salieron.
—Qué decepcionados estoy de ustedes y más de ti, Kuroko. Siendo mi novio, no creí que fueras esa clase de persona. ¡Que ciego fui! a pesar de poseer el ojo del emperador, no lo preví ¿Cómo pudieron burlase así de nosotros?— dijo al borde de las lágrimas, pero como un Akashi no demostraría su debilidad.
—Akashi-kun...yo— trato de decir el peli celeste mordiéndose los labios y mirando el suelo.
—Nada. Esto se acabó, no me busques más y jamás aparezcan frente a nosotros. Vamos Furihata-kun— dijo volteado a ver lo pero se quedó atónito. El castaño se aferraba a su corazón.
—n..no.. Puedo... Res.. Pirar— dijo llorando y con dificultad para respirar. Sentía su corazón explotar, todo le daba vueltas y se volvió negro.
—¡Furihata!— gritó Seijūrō aterrado al ver que se ponía pálido y desmayaba. Evitó que se golpeara con el suelo de la cancha y lo cargo al estilo nupcial —No se acerquen— dijo al ver que se aproximaban — Si algo le pasa, les juró que lo pagaran muy caro. Kagami ten la decencia de avisarle a su familia y no aparecer en el hospital. No se vuelvan acercar a nosotros, es lo menos que pueden hacer traidores— dijo llevándose al castaño y abordaron la limusina directo a al hospital.