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Mi pequeño Charles//Mi pequeño Erik por Dark_Gaara

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Notas del capitulo:

Hola a todos~! Estoy muy emocinada por los comentarios que me dejaron, no pensé que alguien más iba a leer esto, y que les iba a gustar xD Asíque me dieron muchas ganas de continuarlo <3 No está terminado aún, pero no sirvo para hacer capítulos muuuuuy largos, en seguida prefiero subirlos, asíque no será 1 o 2 caps como había planeado u3u Aun asi espero que lo sigan leyendo, y les guste n0n

Repito mi advertencia de que los personajes pueden quedar un poco ooc porque es la primera vez que escribo de ellos. Además, no es una situación muy común, asique a veces se complica xD Sobre todo el que esté mini, por ahora Charles, ya que en los fan arts donde me basé se lo ve un poco infantil, supongo que como producto de su pequeño tamaño <3 Aún asi espero que les guste nwn

-¿Vas a ir así?-preguntó mirando la palma de su mano donde estaba Charles sentado.-Podrían verte.

-Tienes razón.-comentó angustiado. La mano de Erik era cálida, fuerte y grande. Era cómodo estar allí.- ¿Tienes algún bolsillo? Que no sean en el trasero, por favor.-agregó burlón.

-Qué pretencioso eres. Eso te pasa por haber sido tan mimado.-respondió a su vez con humor mientras dirigía su mano al bolsillo delantero de su pierna izquierda.

 Charles se zambulló dentro de él, para luego acomodarse y sacar un poco la cabeza para poder observar. El pasillo se veía enorme. Todo su cuerpo iba rebotando al ritmo del caminar de Erik. Era una sensación parecida a la de estar en un juego de un parque de diversiones. Sonrió; sentía la calidez del cuerpo de su amigo, y la seguridad de su andar. Admiraba eso de Erik. El magnético siempre caminaba seguro, sin ser abrumador: tenía un paso firme, pero que no arrastraba nada, como si dijera Este es mi camino. No importaba si estaba mal. Y tampoco importaba si había alguien más, él seguiría caminando sin esperar a nadie.  Charles siempre se entristecía al llegar a esta parte de su pensamiento.

 Erik sólo podía pensar en llegar a donde estaba Hank para que resuelva aquel embrollo. Era cierto que Charles se veía irremediablemente adorable en ese estado; tenía que contenerse para no apretujarlo todo, y eso que él no era alguien que se dejaba enternecer fácilmente. Pero aún así, estaba preocupado. Tanto, que tardó en percatarse de la persona que venía caminando en dirección contraria a él por el mismo pasillo. Recién cuando la tuvo enfrente la vio.

-¿Erik?

 Moira se detuvo apenas lo vio, impidiéndole el paso. El magnético hubiese preferido seguir caminando, pero supo que no podía. Molesto, se detuvo. La mujer delante de él lo miraba molesta y confundida.

-¿No deberías estar cuidando a Charles?-lo increpó.

 Erik se sorprendió ante su prepotencia. Él imponía respeto, sobre todo a la gente que no le caía bien. Y sin embargo, ella estaba casi retándolo. Odiaba su actitud de jefe.

-¿Disculpa?-contestó ofendido.

-Raven me dijo que Charles está enfermo, y que tú lo estabas cuidando. Así que, ¿qué haces aquí?

 Erik tuvo que refrenar el impulso de golpearla, o apartarla para seguir su camino. Odiaba que lo cuestionen sobre sus actitudes. Él podía hacer lo que quería, no tenía ningún deber con nadie, y si elegía ayudar a alguna persona, era por cuenta propia, no porque se lo hubiesen pedido. Así como nadie lo había ayudado nunca, nadie podía darle órdenes.

-Si te has cansado de  cuidarle, iré yo.- continuó Moira, aunque más amable.

 Esa fue la gota que derramó el vaso.

-¿Y por qué crees que Charles te dejará verlo, si ni siquiera ha dejado que Raven lo haga?-le respondió sonriendo cínicamente.

 Moira se sorprendió un segundo ante el tono casi amenazador de Erik, como si estuviera defendiendo algo preciado. Se acomodó el pelo, un poco nerviosa.

-Bueno, estoy segura que él me dejaría…

-Yo lo estoy cuidando.-interrumpió Erik, mirándola fijamente. Su mirada era taladrante.-No necesita a nadie más.-agregó, ya sin poder pensar seriamente en lo que decía.

 Moira desvió un segundo la mirada, para luego enfrentarlo otra vez.

-¿Entonces por qué estás aquí y no con él en su cuarto?

 Erik se aguantó las ganas de decirle que, efectivamente, Charles estaba allí con él. Le hubiese encantado ver la cara de la mujer sorprenderse y quedar sin réplicas. Pero si Charles no había querido que Raven lo viese así, dudaba de que quisiera que Moira lo hiciera. Además, le regocijaba saber que, por el momento al menos, era el único que conocía el verdadero estado actual del inglés. Era como su confidente. Y eso, extrañamente, valía más que cerrarle la boca a Moira.

-No tengo que darte explicaciones.-comentó desinteresado, queriendo terminar el asunto.

-No, pero me preocupa Charles. Si está tan mal y lo has dejado, creo que lo mejor será que vaya a cuidarlo.

-¿Estás diciendo que no soy capaz de cuidarlo?-exclamó alzando una ceja. Al diablo la cortesía. Su interior empezó a bullir de rabia.

-Bueno,-respondió Moira tratando de no mostrarse muy cohibida por la mirada asesina de su interlocutor.- siempre has sido una persona solitaria…

-Tú no sabes nada de mí.-la acusó interrumpiéndola.

-No es como si hiciera falta.-respondió tranquilamente.- ¿Alguna vez te has hecho cargo de alguien que no seas tú mismo?

 Erik se mordió ligeramente el labio inferior. Lo peor de todo es que sabía que aquella maldita mujer tenía razón. Demasiada, quizás. Él mismo lo había pensado varias veces. Pero algo en su interior no quería aceptarlo. Era lo mismo que vibraba cada vez que los ojos azules de Charles lo examinaban, o cuando veía sus labios rosados moverse, o cuando  lo oía hablar de aquellos ideales utópicos, pero que en sus palabras parecían realizables. No, definitivamente no iba a cerrarse en el pensamiento de estar incapacitado para cuidar a alguien.

Y menos si quien lo sostenía era esa estúpida mujer. La detestaba.

-En estos mismos momentos tengo un grupo de mutantes a mi cargo, no sé si recuerdas.-respondió con ironía.-Y por si no lo sabes, fue el mismo Charles quien me pidió que lo cuidase. Lo siento si ha preferido la ayuda de un solitario como yo a la tuya.-sonrió con  burla. Luego volvió a ponerse serio.- Ahora, si me permites, debo irme. He salido a buscar algo y no quiero dejar a Charles mucho tiempo.

 Sin siquiera saludar, apartó a Moira lo más suave que pudo, contando con las ganas que tenía de estamparla contra la pared, y siguió caminando por el pasillo. Esa mujer realmente lograba sacarlo de sus casillas. Con su trabajo del gobierno, con su tono a veces prepotente, ese aire de jefa que pretendía tener, su querer estar constantemente cerca de Charles, la manera en que le hablaba, la forma en la que lo miraba… Sin darse cuenta sus pensamientos se iban enredando más y más tomando una forma que jamás habían tenido tan claramente. Recién  se percataba de que las cosas que más le molestaban de Moira eran las que la relacionaban con Charles.

 Charles se asomó por el bolsillo y miró hacia arriba, tratando de descifrar qué expresión tendría su amigo. Había escuchado toda la conversación, y decidió que lo mejor era no aparecer, ya que sólo traería más confusión. Mientras menos supieran de su estado, mejor. Por ahora, sólo necesitaba que Erik, y luego Hank, se enterasen. Moira sólo se preocuparía. Aunque debía admitir que estaba sorprendido ante la actitud de esta con Erik. No había sido la agradable Moira que le demostraba que humanos y mutantes podían convivir en paz. Había sido algo más prepotente. Y se había mostrado realmente preocupada por él, al punto de discutirle a Erik, lo cual sabía que no era nada fácil.

 Y Erik también se había mostrado más iracundo de lo normal. Hasta un poco posesivo, quizás. Suspiró. A veces se preguntaba si realmente lograría que algún día Erik dejase de odiar a los humanos. Porque estaba seguro de que esa debía ser la razón de la rabia de Erik, y del embrollo que era su mente ahora. Aunque no se metiese en ella, podía sentir la confusión y el enojo del magnético. Admitía que Moira no había estado del todo bien, pero su amigo era demasiado intolerante con ella, sólo porque no poseía ninguna mutación, o al menos eso era lo que Charles interpretaba. No le agradaba ver a Erik en ese estado. Agradecía que al menos parecía estar controlándose.

-Qué desgracia.-suspiró, cansado.

 Erik lo miró sin comprender.

-Estar de este tamaño, me refiero.

-Hasta ahora no parecía molestarte demasiado.-comentó Erik.

-Pero podría estar en los pechos de Moira ahora mismo.-lloriqueó.- Se veía tan preocupada…

-¿Entonces por qué no te mostraste hace un momento, y te ibas con ella?-lo interrogó aún molesto.

-Sabes que no quiero preocuparla de más.-explicó con un suspiro.

-Bueno, pero si tuvieras tu tamaño normal, no creo que te permitiese ese acercamiento.

-Oh, sería cuestión de tiempo que me lo permitiese.-dijo sonriendo soberbiamente.

 Erik estaba aún más molesto que antes. Sabía que Charles era un mujeriego. Aunque ciertamente le había sorprendido que en el viaje que habían emprendido no había tratado de estar casi con ninguna mujer. Salían a tomar juntos, pero siempre permanecían así. Las veces que hablaban con mujeres eran dos amigas que se acercaban a ellos, pero la cosa no pasaba de algunos tragos y una buena charla. Charles jamás daba el siguiente paso y tampoco parecía incomodarle la presencia de Erik. Al contrario, era como si prefiriese tomar juntos y jugar al ajedrez mientras debatían que marcharse con alguna mujer. A Erik le agradaba eso. Él no sentía la necesidad de compañía femenina. Y si lo hacía, era sólo pasajero, como para cubrir alguna necesidad biológica. Prefería dormir y despertarse solo. A excepción de las veces que despertaba con Charles, si no al lado, al menos en una cama cercana.

 Y ahora aparecía esa Moira, que miraba con segundas intenciones a Charles, y que era humana, y él hablaba de querer estar con ella. Era irritante. Porque sabía que el inglés tenía razón; podía hacer que muchas mujeres cayeran por él, sin necesidad de usar su mutación. Quien sabe, quizás hasta algún hombre podía verse interesado de esa manera en Charles.

-¿Erik?

 La voz en su cabeza lo devolvió a la realidad justo cuando sus pensamientos comenzaban a atropellarse entre sí.

-¿Qué?

-Ya llegamos. ¿Abres la puerta, amigo?

 Erik suspiró. Tocó la puerta del laboratorio de Hank. Ya no era tan temprano, y ese chico era un nerd, así que probablemente ya estuviese allí.

-Pase.-se oyó desde dentro de la habitación.

 Erik giró el pomo de la puerta y abrió. Efectivamente, allí estaba Hank, trabajando sobre vaya a saber qué. Alzó la vista para ver quien entraba, y su sorpresa al verlo fue indisimulable.

-¿Erik?-preguntó con sorpresa y una nota de desagrado en la voz. No le caía bien ese sujeto.

-Buen día, Hank.-contestó con cortesía pero sin sonreír.

 El rechazo era mutuo, y notable. Para Hank, ese hombre era amenazador, creído y algo egoísta. Sin contar con que lo consideraba un rival para el corazón de Raven. Para Erik, Hank era un pobre diablo que no podía aceptar su condición de mutante, lo que lo hacía superior a los demás. Era notorio que quería a Raven, y aunque este aspecto no le molestaba, ya que no sentía nada por la muchacha, sí le incomodaba que la incitase a seguir su camino de ocultar su apariencia mutante.  Pero en aquel momento Charles era más importante que sus diferencias. Lo mismo que con Moira. Charles siempre estaba por delante sus sentimientos negativos.

-¿Qué ocurre?

-Necesitamos tu ayuda.

-¿Necesitamos?-inquirió.

 Erik suspiró. Él no pedía ayuda. Y menos a alguien que no le agradaba del todo.

-Yo no, en realidad.

-Mira, no sé qué necesitas exactamente, pero estoy ocupado…-comenzó a evadirlo.

-Te dije que yo no necesito tu ayuda.-se aclaró la garganta.-Charles la necesita.

-¿Charles?-preguntó con una notoria preocupación.

Erik siempre se admiraba de cuánto podía cambiar la actitud de las personas cuando nombraba a Charles. Como si ese simple nombre borrara las diferencias, porque era más importante su bienestar. Era fascinante.

-Sí. Tiene un problema…

-Pero, ¿por qué no viene él directamente?

-Él está aquí.

 Hank miró extrañado para todos lados.

-Aquí, Hank.-sonó en la cabeza del joven.

 La cara de confusión que puso Hank cuando oyó la voz de Charles en su mente y no en sus oídos produjo que los otros dos sonrieran divertidos. Erik  recordó su propia sorpresa momentos antes cuando le había ocurrido lo mismo, y se preguntó si su cara era tan graciosa como la del muchacho. Deseó internamente que no, odiaba mostrarse contrariado, y más frente a Charles. No quería que lo viese con una expresión tan idiota, no él.

-En el bolsillo de Erik.-aclaró Charles, mientras miraba hacia arriba, al alemán.

 Éste lo entendió enseguida, por más que no oía lo que le decía a Hank, y acercó su mano a su bolsillo. Charles saltó a ella, y Hank lo observó, aún atónito.

-¿Charles?

-Tengo un pequeño problema.-bromeó Charles.

-Pero, ¿qué pasó?-preguntó acercándose para observarlo más de cerca.

-Ya sabes que volvimos antes de lo planeado ayer. La verdadera razón es que fuimos atacados por uno de los mutantes que íbamos a reclutar.-explicó seriamente Erik.

-¿Por qué no lo dijeron antes?

-No queríamos preocuparlos.-se excusó Charles en la mente de Hank.

-Mmm…-musitó, sin despegar la vista del (ahora pequeño) inglés.-¿No saben nada sobre él?

-No tuvimos tiempo de hablar demasiado. Lo cierto es que se asustó, nos atacó y huyó.-declaró secamente.

-Pero, hay algo que no termino de comprender.-dijo Hank confundido.- Si los atacó a ambos, ¿por qué sólo Charles ha encogido?

 Erik se mordió ligeramente el labio inferior. Odiaba recordar ese momento. Odiaba que lo protegiesen, sobretodo Charles. Todo lo que estaba ocurriendo era su culpa. Debería haber sido más rápido que su amigo. Pero ese maldito don suyo le había ganado de mano. Y ahora él estaba bien, cuando no debería ser así. Entre Charles y él, era obvio que quien debería pasarla mal era él mismo, y no su amigo. Ya estaba acostumbrado, ya lo había aceptado. Podía llevar una vida así, sin nadie que lo protegiese. Y no, tenía que aparecer ese idiota inglés y arruinarlo, y anteponer su vida a la suya, y protegerlo como si se le fuera el alma en ello. Era hermoso e irritante a la vez.

-¿Un haz de luz?-oyó que decía Hank, volviéndolo a la realidad. Supuso que Charles le había dicho mentalmente que el ataque no había sido muy directo.

-Así es.-confirmó Erik.- Fue como un haz de luz que nos atrapó. Además, Charles se interpuso así que se expuso mucho más que yo.

-Oh. Aunque eso no descarta que tú también puedas sufrir los efectos.

 Erik abrió los ojos. ¿Él, con el tamaño actual de Charles? Esperaba que no.

-Da igual. Lo importante aquí es que Charles ha encogido.

-¿Crees poder regresarme a mi tamaño normal, Hank?-consultó el inglés mentalmente.

-¿Crees poder regresarlo a su tamaño normal?-dijo al instante Erik.

-Claro. Lo intentaré, ¡estoy seguro que podré hacerlo!

-Sabía que podía contar contigo.-sonrió.

 Erik admiraba ese espíritu decido que Charles plantaba en los demás. A Hank le brillaban los ojos, con un gran reto por delante, pero completamente dispuesto a gastar hasta la última gota de esfuerzo en lograrlo. Y el alemán sabía que mucho se debía a que quien necesitaba su ayuda era nadie más ni nadie menos que Charles. Era genial.

 La puerta del cuarto sonó, rompiendo el hechizo mental de Erik. Los tres voltearon al mismo tiempo. Charles corrió a esconderse detrás de Erik.

-¿Hank?-oyeron la voz de Raven detrás de la puerta.- ¿Puedo pasar?

-Claro, pasa.-dijo rápidamente Hank, que cuando oía la voz de la muchacha se le desconectaba el cerebro y no pensaba más allá.

 Charles lo maldijo por dentro.

-Buenos días.-dijo una sonriente Raven.

 Mientras entraba, recorrió con la vista la habitación. Cuando sus ojos se toparon con los fríos ojos verdes, se detuvo en seco. ¿Qué diablos hacía Erik en el estudio de Hank, cuando no se soportaban?

-¿Erik?-consultó.

-Buenos días otra vez, Raven.-contestó cortésmente, siempre educado.

 La muchacha le sonrió tiernamente, creando una atmósfera que incomodó a los tres hombres, cada uno por sus propias razones. Fue entonces cuando Raven se percató de que algo andaba mal.

-Pero, ¿no estabas cuidando a Charles?-no dio tiempo a que Erik contestase. Por más que le gustase Erik, primero estaba la salud de su hermano. Se sentía casi traicionada al habérselo confiado y que él estuviese allí hablando con Hank como si nada.-¿Qué haces aquí? ¡¿Dejaste a Charles en su “deplorable” estado solo?! Creí que podía confiarte su cuidado…

-¡Raven!

 La muchacha interrumpió su regaño cuando oyó la voz de su hermano en su cabeza. Erik vio su cara confundida y supuso que Charles le había hablado, así que aprovechó la oportunidad.

-No es lo que tú crees. Estoy aquí justamente por Charles. Necesita la ayuda de Hank.

 Raven miró inquisitivamente al mencionado, que se removió nervioso.

-Yo…

-¿Qué está pasando aquí?

-Si quieres enojarte con alguien, hazlo con tu querido hermano. Yo quería decírtelo desde el principio.

  Raven lo miró intrigada, cuando de nuevo sonó la voz de Charles en su cabeza.

-Erik tiene razón. Lo siento Raven, pero no quería preocuparte.

-¿Charles? ¿Dónde estás?

-Detrás de Erik…

 La muchacha trató de mirar allí. Erik se corrió. Sobre la mesa se encontraba el pequeño Charles, que miraba a su hermana sonriendo nerviosamente. Estaba preparado para que ella se enojase, o se preocupase, lo que fuera. Excepto para el grito emocionado que exclamó la chica.

-¡Chaaarles! ¡Estás tan…..!

-Siento no haberte dicho nada, no quería preocu---

-¡Tierno!-terminó Raven sin oír a su hermano mientras se acercaba a la mesa.-Pareces un muñequito….-le agarró los dos bracitos alzándolo de la mesa.

-¡Heeey!-se quejó Charles en su cabeza.

-¿Y no querías que te vea? Si estás tan lindooo~-siguió apretujándolo enternecida, sin que le importasen los ruegos de su hermano para que se detuviera.

-Te lo dije.-murmuró Erik divertido.

-¡Deja de decir eso y ayúdame!-le rogó mentalmente.

-Em, Raven…-comenzó Erik sin saber cómo detener a la muchacha.

-Está bien, está bien.-dijo aun sonriendo pero dejando a Charles sobre la mesa, ante la mirada irritada de este.-Por cierto, ¿por qué llevas un vestido?-comentó extrañada al percatarse del pañuelo que envolvía el cuerpo de su hermano.- Aunque claro que respeto tus gustos…-se apresuró a aclarar, sin poder evitar recordar lo que había entendido esa mañana que pasaba en el cuarto se hermano, estando él y Erik dentro.

-Te dije que parecía un vestido.-secundó Erik.

 Charles lo miró molesto. No era que no tuviese humor, pero realmente le irritaba esa confidencia entre Erik y Raven. Si no podía evitarla, al menos no quería enterarse.

-No es un vestido.-le aclaró a su hermana.-Y lo solucionaré pronto.- dicho esto, volvió la vista a Erik, quien esperó que su amigo hablase en su mente.- Tengo que pedirte otro favor. ¿Irías a comprarme ropa, amigo mío?

 Erik lo miró un tanto sorprendido por el pedido. Se cruzó de brazos, y sonrió cínicamente.

-¿Tengo cara de haber jugado con muñecas cuando era niño?

-Oh, vamos. Hazme el favor.

-¿Por qué no se lo pides a Moira? Ella sí tiene pinta de saber más del tema.-le lanzó un poco enojado.

 Raven y Hank se miraron. No podían oír lo que Charles decía ya que sólo hablaba en la mente de Erik, sorprendiéndose de su respuesta. El mismo inglés no pudo evitar verse contrariado ante el tono de Erik, como si estuviera… ¿celoso? No, debía estar equivocado.

-No quiero preocuparla.-explicó.- Cuantos menos sepan de mi estado, mejor.

-No decías lo mismo hace un rato.

-De cualquiera manera, se suponía que tú y yo no estaríamos aquí hoy, así que no tienes nada que hacer.

-Podría entrenar, lo sabes.

-Justamente, eres el más fuerte de todos. Eres el que menos pierde por no entrenar una mañana.

-Sabes que detesto las masas de gente.

-Aun así me parece que eres el más apropiado para ir. Además-sonrió coquetamente- podrás elegirme la ropa a tu gusto. Me vestirías como más te guste. ¿O prefieres que lo haga Moira?

 Erik no pudo evitar que su rostro se colorease intensamente ante el coqueteo tan descarado de su amigo. Aunque podía –y seguramente lo era, no había otra explicación- ser una broma, su corazón se agitó. Pensar en elegir cómo vestir a su amigo, y sobre todo, el tono galante de éste, como si lo estuviera seduciendo, lo ponía nervioso y ansioso a la vez. Raven y Hank también notaron el comportamiento extraño de Erik, mirándose entre ellos de manera cómplice. Era obvio que algo raro estaba pasando entre el alemán y el inglés. Charles aún sonreía cautivadoramente, clavando sus zafiros en los ojos verdes de Erik. Éste acabó por suspirar sonoramente.

-Bien.-contestó resignado.

  Charles saltó de alegría ante su pequeña victoria. Se sentía muy bien consigo mismo cuando lograba convencer de algo a su terco amigo.

-Te espero aquí.-le dijo mentalmente, emocionado.

-Maldita rata de laboratorio…-se fue refunfuñando.-Adiós.-musitó mientras alzaba una mano en forma de saludo a los demás.

-¿A dónde va Erik?-consultó Raven mientras lo veía irse.

-A conseguirme algo de  ropa.-le contestó desinteresado.

-¿A conseguirte ropa?-dijo en voz alta para que Hank la oyera.

 Ambos se miraron, extrañados. Desde la mesa, Charles los observaba sin entender la confusión en sus rostros, ni su mirada cómplice.

-¿Usaste tus poderes mentales para obligarlo a hacerlo?

-¡Claro que no! ¡Jamás tocaría de esa manera la mente de Erik!-aclaró molesto.

-Entonces es bastante increíble.-declaró Hank.

 La carita de Charles era suficiente como para entender que pedía una explicación al respecto.

-Bueno, sabes que Erik es una persona complicada.-dijo la muchacha.

-Y no se le da muy bien acatar órdenes.-secundó Hank.

-No fue una orden. Simplemente se lo pedí. Y Erik es una persona muy amable.-explicó.

-Sí, es muy amable contigo.-y sonriendo agregó-Hablar dos minutos con Erik y lograr que haga lo que tú quieras, cuando no es algo que a él le guste, sí que es ser un mutante….

-Déjate de tonterías, Raven.-le pidió un sonrojado y nervioso Charles.

 Quizás su hermana y Hank tuvieran razón. Aunque él creía que Erik realmente era una persona amable. Difícil, sí, pero no imposible. Si se le pedían las cosas de buena manera, y se explicaban los porqués, Erik accedía. Al menos así era con él. ¿Tendrían razón con ellos y el alemán sólo se comportaba de esa manera con él? La idea le generaba ansiedad. Una ansiedad demasiado visible en el brillo de sus ojos y en el sonrojo de su cachetes, que prefería no mostrar. Se dio media vuelta y comenzó a caminar, dando por finalizada la conversación.

-Bien Hank…

-¿Quieres que me quede contigo?-consultó su hermana.

 Charles la miró y le sonrió fraternalmente.

-No. No te preocupes. Mejor ve a entrenar.

-¿Seguro? ¿Estarás bien?

-Hey, confío en Hank.-le dijo sonriendo con seguridad.

 Ella miró al mencionado, que estaba al fondo del cuarto, preparando algunas cosas.

-¿Sabes? Creo que Hank es un gran tipo.-continuó Charles, sincero.

 Hank en aquel momento volteó y se encontró con Raven mirándolo. Sin poder contener sus nervios, se le resbalaron algunas cosas, aunque nada se rompió. La muchacha sonrió, divertida.

-Supongo que tienes razón. Hank es un gran chico.

 Hank se acercó a la mesa y miró al pequeño Charles.

-¿Comenzamos?

 

  

Notas finales:

¿Qué tal? Agradeceria que me dejen un comentario sabiendo su opinión, me ayuda muchísimo n0n Por si no lo notaron, además del cherik, me gusta mucho el Hank x Raven (lo siento Raven, Erik es de Charles, muajajaja) Espero que les haya gustado n0n

Nos leemos~!


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