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Una Noche Con El Emperador de China por MaguiTheYaoiLover

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Notas del fanfic:

Hello Again boys and girls !

Moaaaarrrr RoChu en mi vida xD

Espero que de verdad les guste !!!

Hasta la proxima !!!

Goodbye !

 

Notas del capitulo:

Es un One-Shot RoChuuuuu !!!

Amo a esta pareja jajaja

Disfrutenlo !!!

La Noche con el Emperador de China.

 

Sabía que el momento había llegado. Ahora, todo, dependía de Iván. China, el potente imperio, ahora dejaría que el Imperio Ruso se haga uno con él. Aunque doliera y todo, el Zar ruso, sería uno con el Emperador chino. Se unirían en una comunión, porque el amor entre ellos había dejado de ser una guerra, para convertirse en un juego placentero, un baile entre las partes más íntimas de cada uno, y entre sus almas, anhelantes de un poco de amor.

El Emperador Wang Yao, no hubiera pensado en su larga vida plagada de dinastías, que acabaría tomado de la mano del Zar del Imperio Ruso, Iván Braginski, con el cual, siempre había tenido una relación, no muy buena, pero tampoco conflictiva.

Las habitaciones del colorido palacio del Kremlin serian el escenario perfecto para la unión de sus almas. Nadie interrumpiría la unión de sus cuerpos.

Nadie podría detener las caricias que recorrían la espalda desnuda del emperador de China, haciendo que este cerrara sus ojos con placer y se abrazara al hombre de mayor estatura, que al igual que él, se había despojado de su ropa fina entre besos y caricias. Besos tórridos y caricias ardientes, que hacían que se vayan adentrando cada vez más en un océano de placer. Un punto sin retorno fue ese beso que el chino le dio en sus labios pálidos al ruso, que, loco del deseo de poseer al dueño de la Ruta de la Seda, abrazó su cuerpo delicado y ardiente, que no dejaba de sacarle suspiros. Con pasión y deseo, el cuerpo del chino hacia que el cuerpo del ruso se excitara de sobremanera.

Entre la oscuridad, Iván abrió completamente los ojos y, en la penumbra, halló una mirada llena de lujuria y deseo. Mientras lo acariciaba, comenzó a levantarse lentamente, pero el chino lo interrumpió con una presión de la mano y se tendió encima de él. Lo dejo hacer y, cuando lo distinguió de rodillas sobre la cama, sobre él, avanzo sus manos hacia las caderas pálidas, delicadas y ardientes del chino que ya deseaba ser uno con el ruso con todas sus fuerzas.

Atrajo hacia si el cuerpo de su querido oriental y lo abrazo con fuerza como si jamás se fueran a separar. Busco sus labios rosados en la oscuridad y los aplasto con un beso brutal y tórrido, un beso sin igual y único en la vida del chino. Entonces se dio vuelta, dejando al chino recostado en la cama.

-¿Estás listo?-dijo el ruso con lascivia mientras besaba con cariño las mejillas sonrosadas del chino.

El chino respondió a su pregunta apretándose contra él, con fe, con amor. El ruso, entendió a la perfección su respuesta inocente, aunque firme como la Gran Muralla China.

Lo penetro con violencia, como si hubiera querido fundirse en el interior cálido del chino que tanto amaba. El chino dejo escapar un gemido de dolor ante la penetración, y sus manos se aferraron compulsivamente a la fuerte espalda de su amante, buscando en ese contacto la fuerza para seguir con esa dulce tortura que era ser poseído por el hombre que amaba. La primera vez, su primera vez. El chino, a pesar del dolor, sentía el placer más enorme que podía sentir cualquier ser humano a la hora de ser uno con su amado. El ruso, a su vez, lo olvido todo, el frio, la muerte, y todas las cosas malas que él había vivido a lo largo de su vida mientras se dejaba arrastrar por el placer y la embriaguez de poseerlo. Sus miradas, entonces se cruzaron y ya no pudieron abandonarse.

Era muy atrayente para el chino ver el robusto y fuerte cuerpo del ruso sobre el suyo. Ambos estaban tan cerca que sentían sus alientos chocarse entre sí. Todo acabo, y eso fue pronto, demasiado pronto para Iván, porque el ya no se contenía.

Levanto la cabeza y abrió los ojos mientras continuaba haciéndole el amor. Enmarcado por largos cabellos morenos despeinados, el rostro de Yao, se había cristalizado en un rictus de placer y dolor. Dio un gemido muy sonoro, mientras que Iván no cesaba en su ritmo placentero. Yao suspiro su nombre y cerró sus ojos mientras sentía esa placentera sensación que siente cualquier persona al llegar a su orgasmo.

Se abrazo Iván mientras gemía y suspiraba en sus oídos, dándole a Iván aquella hermosa melodía que él esperaba escuchar.

Se miraron fijamente un instante que pareció detenerse en el tiempo. El ruso paso su mano pálida por la mejilla sonrojada del chino. Tenía sus ojos como la miel llenos de deseo y satisfacción, su piel lozana y suave estaba cubierta por una pequeña capa de sudor, se veía hermoso.

El se retiro con mucha suavidad, se puso de espaldas, y permanecieron algunos segundos inmóviles sobre la cama deshecha. Ni uno ni otro hacían el menor movimiento, lo que llego a hacer preocupar a Iván, hasta que sintió el roce de una mano sobre la suya, y sus dedos se cruzaron.

-Te quiero Iván...-dijo mientras se abrazaba  al cuerpo de ruso.

-No me esperaba que dijeras otra cosa...-dijo Iván.

-Me daba vergüenza decírtelo...

-No debiste nunca dudar en decírmelo-dijo mientras tomaba con cariño la mano de Yao.

El chino se volteo hacia él y le acaricio ligeramente la mejilla mal afeitada, como la de cualquier soldado ruso que había pasado mucho tiempo en el campo de batalla.

-Eres el primero-confeso Yao.

Iván sonrió. El chino se puso rígido.

-Yo besé al emperador Xi, si eso es lo que significa tu sonrisa-refunfuñó-pero fue una mala experiencia. No fue nada lindo.

El ruso volvió a sonreír. El chino frunció el seño.

-Te ves muy lindo cuando frunces el seño-dijo el ruso.

Lo tomo suavemente por las caderas y lo volvió de costado, luego se inclinó sobre sus labios entreabiertos y lo besó largamente como solo el podría hacerlo. El chino le devolvió el beso, y quedaron un momento abrazados. Luego, Iván volvió a penetrar su interior de una manera dulce y perfecta. En interior de Yaoi, tan caliente estrecho y único, era el paraíso para Iván. Esa era su recompensa como soldado por haber ayudado a defender a China. Su recompensa era el amor y la admiración del oriental. En ese entonces el amor se convirtió en un lento y soberbio ballet que se movía hacia un mismo punto, por un mismo fin. Iván no se apuró, y mientras Yaoi gemía por el puro placer, el miraba el avance del placer en todo el cuerpo del chino. Siguió esos gemidos hasta que el, ya no pudo contenerse.

Los gritos muy placenteros y excitantes de Yao resonaban en las habitaciones lujosas y finas del Kremlin, mientras que Iván solo apretaba sus dientes y escondía su rostro entre los cabellos morenos del chino. Cada vez iba más rápido, no podía detenerse, había perdido el control de su cuerpo a manos del placer, y ahora, solo quería que Yao sintiera completamente, que ahora él no era el dueño de su cuerpo y de su amor, ahora estos le pertenecían a él.

Yao, con sus ojos poblados de pequeñas lagrimas de placer miraba el techo decorado con pinturas de artistas famosos mientras se abrazaba y besaba el cuello del ruso, que no dejaba moverse de forma excitante, dejando una pequeña marca en este.

-Iván...-susurro con placer por la ultima embestida mientras un gemido distorsionaba deliciosamente el nombre de su amante.

El ruso no tardo en devolverle de la mejor manera el placer que el chino le había proporcionado al gemir su nombre de manera tan deliciosa en sus oídos. Seguían las embestidas en un ritmo que iba en creyendo, y parecía no poder detenerse.

-Iván...-susurró otra vez por lo bajo mientras el ruso mordía su cuello pálido y suave-Iván... detente un minuto...-dijo suplicante mientras el placer y las embestidas hacían que sus palabras se deformaran.

-¿Qué pasa?-dijo el ruso quitando su cabeza de entre sus cabellos, con algo de molestia.

-Tú... ¿Tú me quieres?-dijo mientras sentía que el calor subía a su rostro excitado y completamente sonrojado.

El ruso beso con devoción los labios del chino y luego acaricio su mejilla. Sonrió con ternura por la cara de ligera preocupación del chino, quien acariciaba la mano del ruso que aun estaba apoyada en su mejilla.

-Si...-dijo con ternura mientras veía como una sonrisa pequeña aparecía en los labios del chino-te quiero Yao...

Volvió a embestirlo con más fuerza esta vez, estaba llegando mucho más profundo que las otras veces. Ambos veían otra vez la  luz al final del túnel, aquel final llamado orgasmo.

Iván jamás había experimentado algo así, ningún orgasmo que se le pareciese al que iba a venir. Nunca había sentido una excitación tan grande como la que sentía en ese momento.

Las embestidas se hacían cada vez más rápidas y profundas, y la espalda de Yao se arqueaba por el placer mientras de su boca salían hermosos juramentos de amor eterno y fidelidad. El ruso seguía jadeando en el cuello del de cabello oscuro, hasta que dio su última embestida.

Fue la más profunda, y la que se sintió mucho mejor que todas las demás.

Ambos acabaron al mismo tiempo, y cuando todo terminó, Iván no pudo dejar de besar las mejillas sonrojadas del Emperador. En verdad admirada cada detalle del cuerpo de Yao, porque para él, cada detalle, hasta el más mínimo, era hermoso. 

-Lo aprecio mucho Emperador-dijo Iván mientras intentaba hablarle de la manera más formal posible, porque, Yao seguía siendo el Emperador, y él un soldado que estaba para protegerlo. Aunque fuera el Zar del potente Imperio Ruso, frente a Yao se sentía algo muy común y corriente.

-Te amo Iván-dijo Yao mientras besaba al Zar que arriesgó su vida para protegerlo. 

 

 

   

Notas finales:

No sé de donde me salió esta historia... pero estaba aburrida en la clase de literatura... jajaja escribo yaoi en vez de leer el Martín Fierro xD

Qué les pareció?

Díganmelo en los comentarios. Acepto todo tipo de sugerencias :)

Sígan mi historia "Un amor para Yao Wang", y díganme que les pareció. 

Pueden pedirme o consultarme ideas cuando quieran ;) 


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