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You are mine and i am yours. por OnlyYou

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Sólo para asegurarse, levantó un poco la manga de su traje blanco y se pellizcó, parpadeando un par de veces. No era un sueño. De verdad estaba pasando. ¡De verdad estaba pasando! Mordió su labio inferior con fuerza, sonriendo ampliamente en lo que volvía su mirada al hombre a su lado. Seto estaba impecablemente vestido con un traje completamente blanco y una corbata azul que hacía juego perfectamente con sus ojos. Respiró profundamente, sin poder con la felicidad que lo embargaba en aquel momento tan especial de su vida.
Iba a casarse…y con nada más y nada menos que Seto Kaiba, el ricachón engreído dueño de Kaiba Corp. Bien, en cualquier momento podría despertar, aquello se sentía tan irreal, pero allí estaba. 

Tomó la mano del castaño, entrelazando sus dedos y apretándola ligeramente, viendo a sus amigos sentado en la primera fila junto a Mokuba, quien los miraba por a través del vidrio como él. Joey no podía creer cómo Seto estaba tan tranquilo mientras que él se moría de los nervios, su castaño casi parecía una estatua, se veía realmente guapo con ese traje. Sus ojos se cruzaron con la mirada tranquila del CEO, dedicándole una sonrisa antes de que se escuchara la canción que había elegido para su entrada, “My heart will go on” de Celine Dion, amaba esa canción. 
Inspiró profundamente mientras Seto extendía su mano libre y abría la puerta, ingresando a la habitación donde se llevaría a cabo la ceremonia. Ambos tomaron asiento frente al escritorio donde se encontraba el oficiante de la ceremonia, quien no demoró en hablar. 

-Buenas tardes, estamos aquí para unir en matrimonio a Seto Kaiba y a Joseph Wheleer. En primer lugar, voy a proceder a dar lectura al acta matrimonial: Siendo las 11 horas del día 1 de Junio de 2015, comparecen quienes acreditan ser Seto Kaiba y Joseph Wheleer, al objeto de contraer matrimonio civil en virtud de autorización recaída en el expediente número 7482. Quiero hacer constar que se han cumplido todas las prescripciones legales para la celebración de este matrimonio civil, sin que en la audiencia sustitutoria de edictos se haya presentado ni denunciado impedimento ni obstáculo para esta celebración.- Dijo, observando por momentos a la pareja que estaba frente a él, al terminar de decir esto, continuó con la ceremonia como se debía. 

-Procederé a dar lectura a los artículos del código civil. A los cuales están facultados y obligados una vez hayan contraído matrimonio:

Art.198. Los esposos se deben mutuamente fidelidad, asistencia y alimentos.

Art.199. Los esposos deben convivir en una misma casa, a menos que por circunstancias excepcionales se vean obligados a mantener transitoriamente residencias separadas. Podrán ser relevados judicialmente del deber de convivencia cuando ésta ponga en peligro cierto la vida, la integridad física, psíquica o espiritual de uno de ellos, de ambos o de los hijos. Cualquiera de los cónyuges podrá requerir judicialmente se intime al otro a reanudar la convivencia interrumpida sin causa justificada bajo apercibimiento de negarle alimentos.

Art.200. Los esposos fijarán de común acuerdo el lugar de referencia de la familia.

Y ahora, yo les pregunto: Seto Kaiba, ¿quieres contraer matrimonio con Joseph Wheleer y efectivamente lo contraes en este acto?-

Todos en la sala permanecían en silencio mientras el oficiante leía los artículos por el protocolo, el único sonido que se escuchaba era el de la cámara de Mokuba, quien tomaba fotos a su hermano, a su cuñado, a ambos, la decoración, todos invitados, no olvidaría jamás aquel día. 

-Por supuesto.- Fue la respuesta de Seto, quien esbozó una suave sonrisa al sentir cómo su rubio apretaba con más fuerza su mano. Su corazón latía rápidamente a medida que los segundos pasaban, pensando que a partir de ese momento Joey sería por fin su esposo. Llevaba meses pensando en aquella unión. Acarició el dorso de la mano del contrario mientras el oficiante continuaba con la parte que le tocaba a él, esperando escuchar ese “Sí” de su parte.

- Joseph Wheleer, ¿quieres contraer matrimonio con Seto Kaiba y efectivamente lo contraes en este acto?- Preguntó, dirigiendo su mirada al mencionado, quien no dejó siquiera un segundo para contestar.

-¡Sí!- Exclamó Joey, causando sonrisas en todos sus invitados, a quienes le parecía algo lindo y gracioso lo ansioso que estaba. 
A continuación, cada uno sacó el anillo del otro y se miraron para terminar con la última parte de la ceremonia. Seto fue quien tomó primero la mano de Joey, mirando directamente a sus ojos antes de hablar.

-Yo, Seto Kaiba, te tomo a ti, Joseph Wheleer, como esposo y prometo serte fiel y cuidarte en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida hasta que la muerte nos separe.- Murmuró con tranquilidad y sin prisas, disfrutando de cierta forma el decir aquellas palabras. La sonrisa que tenía Joey en sus labios era demasiado hermosa, sus ojos brillaban y ya los veía a ambos saliendo de la puerta como una nueva familia. El rubio volvió a tomar aire profundamente y tragó saliva, rogando por que la voz le saliera de forma clara.

-Yo, Joseph Wheleer, te tomo a ti, Seto Kaiba, como esposo y prometo serte fiel y cuidarte en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida hasta que la muerte nos separe.- Dijo, sonriendo ampliamente mientras ambos se levantaban para firmar los documentos que el juez tenía sobre el escritorio. Para finalizar, éste dijo:

- Yo, Jaden Yuki, Juez de Paz de Domino, en virtud de los poderes que me confiere la legislación del estado japonés, los declaro unidos en matrimonio. Pueden besarse.- Sonrió, haciendo una ligera reverencia antes de dejar a la pareja, familia y amigos en privacidad para que festejaran. 

Seto tomó a Joey por la cintura mientras éste rodeaba su cuello tímidamente, uniendo sus labios en un beso dulce y tranquilo, sellando de esa forma su unión en matrimonio. El rubio acarició la mejilla del castaño mientras escuchaba los aplausos de todos, haciendo que sus mejillas se colorearan de un carmín y se separara un poco. 

-Te amo.- Susurró sobre los labios de su ahora esposo, mirando sus hermosos ojos azules, su corazón latía tan rápido que estaba seguro que Seto podía sentirlo.

-Te amo.- Murmuró el castaño en respuesta, entrelazando la mano donde ambos tenían sus anillos.

Se separaron cuando sus amigos se abalanzaron sobre ambos para abrazarlos y felicitarlos, riendo y poniéndole unas flores blancas a Joey en el cabello. Luego de unos minutos de hablar, decidieron continuar e ir a la mansión que compartiría la pareja a la fiesta que había organizado Seto. Bajaron las escaleras del edificio, pero antes de que la pareja pasara por el umbral de la puerta, el castaño levantó a Joey en sus brazos para sorpresa de éste, quien no tardó en rodear su cuello y acercarse a sus labios, riendo sobre los mismos por aquel arrebato de su esposo. Jamás había visto a Seto tan feliz. 


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Abrió los ojos, encontrándose con el techo de la casa de Seto y sin la compañía de su esposo. Suspiró, levantando la mano en donde tenía el anillo de casado pero… ¿¡dónde estaba su anillo!? Pateó las sábanas y se sentó de golpe, buscando por toda la cama su anillo, joder, no podía perderlo. 

-Oh, no, demonios.- Se lamentó, rascando su cabeza con preocupación. Aquello no había sido un sueño, estaba seguro, ¿o sí? Pero el anillo no estaba allí, tal vez sólo había sido un sueño. Giró hacía la puerta del baño que estaba en la habitación, escuchando el agua caer, de seguro Seto se estaba bañando. Se dejó caer nuevamente en la cama, cerrando los ojos y suspirando con tristeza, de verdad había pensado que su sueño había sido real, que decepción. 

Se quedó completamente quieto en su lugar hasta que escuchó la puerta ser abierta, girando la cabeza y viendo a su novio, regalándole una sonrisa.

-Buen día, gatito.- Saludó el rubio, sentándose en la cama y levantándose para darle un beso a su castaño. 

-Buen día, cachorro.- Murmuró éste, dándole un beso en los labios. -¿Dormiste bien?- Preguntó, apartándose un poco para secarse y alistarse para ir al trabajo. 

-Bien...tuve un sueño demasiado real.- Comentó con una sonrisa, mirando la espalda del CEO, quien giró la cabeza para que le contará de qué trató su sueño. -Tú y yo nos casábamos, ¿puedes creerlo?- preguntó, riendo.

Seto alzó una ceja con una mirada de diversión, acercándose a él y tomándolo por la cintura, hizo que cayera nuevamente sobre la cama. -¿Un sueño, cachorro?- Preguntó, riendo. -No fue un sueño, señor Kaiba.- Dijo, mostrándole que en su dedo anular tenía ambos anillos. Seto se lo había quitado mientras dormía para hacerle un broma.

-Tú... ¡dame mi anillo!- Exclamó, agarrando la mano del castaño y quitándole el anillo que le pertenecía, volviéndolo a su lugar. -Tonto...- Susurró, esbozando una sonrisa y acercándose a los labios de su amado esposo, lo besó con todo el amor que senía por él, dándole un fuerte abrazo.

El inicio de su relación apenas estaba comenzando. 


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