Nightmare. [ZiKyung] [Block B] [Halloween].
Kyung estaba sentado en la cama, con su espalda reposando en la pared.
Miraba a la nada. Todo estaba a oscuras.
Su respiración era agitada y su frente estaba perlada gracias al sudor.
Desde hace mucho tiempo estaba teniendo esas pesadillas recurrentes en las que él era atacado por alguien. Realmente no lo había detallado muy bien, pues el miedo del momento no le permitía hacerlo; pero sabía que aquella silueta que siempre terminaba matándolo a las 3:15 de la mañana en sus sueños, le conocía de algún lado. Le resultaba demasiado familiar, demasiado.
Y eso le angustiaba.
Si le conocía, entonces sus sueños podrían significar algo más que sólo recreaciones inconscientes que su cerebro crea cuando está descansando.
Y eso le perturba.
Le aterra.
Pero de cierta manera, siente curiosidad. Curiosidad por saber quién es aquella silueta que en sueños lo visita.
Su pesadilla es siempre la misma desde hacía unas cuantas semanas; y gracias a eso, ahora estaba caminando en el fino hilo que separa la cordura de la locura, inclinándose un poco hacia esta última. En su sueño, él está durmiendo plácidamente; pero un fuerte ruido proveniente de la cocina le despierta. Se dice a sí mismo que no se baje de la cama, que no abra la puerta de su habitación, que no baje las escaleras, que no cruce el living, que no llegue a la cocina; sin embargo, la intriga lo mueve, le hace reaccionar.
Y se pregunta el por qué nadie más de su familia escucha aquel estruendoso ruido.
Así que Kyung, sabiendo que nadie más lo hará, a paso lento, decide ir a la cocina; lugar dónde alguien le espera frente a la nevera, dándole la espalda. Él, instintivamente, siempre mira el reloj, y siempre está marcando la misma hora: 3:14 AM. Todo está a oscuras y el único ruido que se escucha son las gotas de agua que caen del cielo y se estampan fuertemente sobre el pavimento y las ventanas de su casa.
Y, cuando él decide dejar de mirar el reloj; cuando Kyung se dice a sí mismo que no debería perder de vista a aquel hombre que rebusca alimentos en su nevera, es demasiado tarde. Cuando le mira, éste está frente a él, mirándolo; o eso es lo que cree. Kyung sabe que le mira; Kyung sabe que está sonriendo; Kyung sabe que le ha visto antes, pero simplemente no puede verle el rostro.
Ambos están frente a frente, sí. Pero Kyung simplemente no puede ver sus facciones, no puede verlo. Es sólo un rostro oscuro y difuso; como si alguien hubiese usado photoshop y con una herramienta, le hubiesen borrado el rostro, dejándolo difuso.
Y luego, Kyung vuelve a mirar la hora: 3:15 AM.
Después, mira al hombre; y éste, sin darle tiempo de tan siquiera reacciones, se abalanza encima de él y… despierta.
Desde hace dos semanas así era la rutina de sueño del pobre chico.
Pero ese día era diferente, y lo sabía. Ese día no era igual que el resto; pues ese día, su pesadilla no lo había despertado, de hecho, lo que lo había despertado esa vez fue un fuerte ruido que provenía de la cocina.
Y fue ahí, cuando entró en pánico.
Sabía que no estaba soñando, ya que si eso fuera, él ya estuviera bajando las escaleras.
Estaba solo. Lo sabía. Sus padres y hermanos se habían ido a una pequeña granja el día anterior; y él, simplemente no había querido ir porque se sentía incómodo con los insectos. Así que estaba solo.
Esta vez, él escuchaba ruidos seguidos. Incluso pasos subiendo y bajando las escaleras de una manera en la que él, lo único que podía sentir, era paciencia. Era como si aquel hombre, aquella persona, quisiera esperarlo, quisiera jugar con su mente, tentándolo a entrar en pánico, a gritar, a llorar.
No quería hacer ruido.
No quería estar ahí.
No quería bajar.
Pero tenía curiosidad. Una intensa curiosidad que le invadía todo su ser.
Se estaba reprimiendo. Su respiración era acelerada y deficiente. Se sentía mareado.
Kyung mira hacia su pared, dónde un calendario electrónico marca la fecha. 31 de Octubre. Día de las brujas. Día de las almas en pena. Día de los monstruos. Día dónde los demonios y entes malignos se aprovechan de las almas más débiles. Día de Halloween.
Se dice que cuando se tiene miedo, aquel sentimiento te controla y te hace hacer que cosas que no quieres hacer. Y Kyung, lo estaba confirmando en ese momento.
Se baja de la cama. Abre la puerta. Baja las escaleras. Cruza el living. Y por último, llega a la cocina.
Ve la silueta frente a la nevera, aquella conocida silueta. Sus ojos se ponen acuosos gracias al pánico; todo su ser tiembla y su mente se vuelve completamente blanca.
Se dice a sí mismo que no retire su vista hacia el reloj. Hace un esfuerzo sobrehumano para no apartar su vista del hombre, pero no puede. Su mente es débil y sus impulsos son fuertes.
3:14 AM.
Se odia, se odia a sí mismo.
Retira la mirada y sus ojos se encuentran con los de aquel tipo.
Y su respiración se detiene. Su corazón se agita. Y su cerebro comienza a formular hipótesis extrañas acerca de quién tiene en frente.
— J-Jiho —logra pronunciar.
Jiho. Era Woo Jiho quién estaba frente a él.
Cabello rubio, ojos más rasgados que los de él, diez años mayor.
Su profesor de literatura está frente a él.
— Zico, para ti —le responde.
Kyung no sabe qué expresión poner en ese momento. ¿Era él? ¿Era Jiho quién lo atormenta en sueños?
No puede explicárselo. No puede. Nada parece tener sentido.
— ¿Q-Que hace a-aquí? —se aclara la garganta.
La lluvia cae con fuerza sobre las ventanas, y de repente, toda la casa es invadida por una fuerte luz blanca con un toque azulado.
Un flash.
Un rayo.
Kyung logra ver la expresión en el rostro del mayor y retrocede dos pasos. Aquella mirada no estaba bien. Aquella mirada sólo podía significar que las cosas estaban mal y que terminarían peor.
Zico se acerca a él dando dos pasos. Kyung retrocede tres. Él avanza cuatro.
Luego, el fuerte sonido del trueno hace que en sus oídos se instale un insoportable pitido.
Se siente desesperado.
Jiho suelta una fuerte carcajada, Kyung se sobresalta.
— Oh. Eso ya lo sabes, Park —responde.
El menor, inevitablemente mira el reloj: 3:15 AM. Y sabe que llegó el momento, lo sabe. Dirige su mirada nuevamente hacia Zico, y éste, simplemente se abalanza sobre él.
Kyung cierra los ojos con fuerza y reprime un grito; o más bien, el grito fue ahogado gracias a los esponjosos y suaves labios de su profesor.
Jiho le está besando.
Lo está besando de una manera que lo hace sentir inseguro. ¿Qué acaso ese es el final de su pesadilla?
Torpemente, su miedo responde ante esa acción, y termina correspondiéndole el beso.
El rubio se separa de él bruscamente y lo empuja. Kyung pierde el equilibrio, y desesperadamente, intentando no caer, se aferra a lo primero que su mano toca: un plato.
Cae él, y cae el plato. Este último se quiebra en pedazos y ocasiona un fuerte sonido que lo sobresalta.
Da un respingo ahogado y se sienta en su cama.
Fue un sueño.
Una pesadilla.
Y ha vuelto a la realidad.
El único problema es que un fuerte ruido lo había despertado.
¿Se atrevería a seguir con su fantasía?
FIN.