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LEGALMENTE CACHORRO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

¿Como se llevarán estos tres?

 

Seto había sido enviado con ellos a una entrevista con un nuevo cliente. Este era un tradicional hombre de negocios japonés llamado Akira Nobunaga. Todos estaban citados para ese particular lugar. Un dojo de kendo. Los más tradicionalistas hombres de negocios disfrutan de los enfrentamientos de kendo o lo practican por ser el deporte de los samuráis y del que disfrutan su ideología.

 

Los tres estaban parados junto a los hombres que se encontraban sentados en una de las bancas dispuestas en la periferia del enorme salón de piso de madera para los asistentes más nobles y de mayor edad. Nobunaga era un hombre de entre setenta y ochenta años, de esos que tienen el ceño fruncido permanentemente.

 

Era un cliente de larga data del bufete que se encargaba de sus casos personales ya que su compañía tenía como toda empresa un departamento legal para cuestiones industriales.

 

Mi nieto pronto partirá a Misugahara para el campeonato nacional de Kendo—dijo con orgullo señalando a uno de los que practicaba con la máscara tradicional puesta sobre su cabeza.

 

Imagino cuan orgulloso se siente de él, Nobunaga sama—dijo con respeto el castaño.

 

El viejo lo miró como midiéndolo ya que era el abogado que habían enviado a que se hiciera cargo de su asunto. Era demasiado joven para gustarle dejar su futuro en sus manos y los que lo acompañaban le inspiraban menos confianza. Se le notaba. Pero al menos el atildado joven castaño parecía mayor que sus compañeros, si Pegasus lo había puesto a cargo sería porque destacaba. Ese hombre no daba puntada sin hilo y no le confiaría a un recién salido universitario los casos que él le daba.

 

Veo que entiende. ¿Usted practicó Kendo alguna vez?—preguntó Nobunaga.

 

El ojos azules debió negar—Me temo que mis padres no querían que practicara ningún tipo de deportes. Consideraban que mi tiempo de estudio era demasiado valioso para malgastarlo en ello—contestó.

 

¡El Kendo no es un deporte!—dijo en un arranque el hombre de negocios.

 

¡Nobunaga sama! ¡Tranquilícese por favor! Recuerde su presión—dijo un hombre algo entrado en años desde el otro lado.

 

El viejo pareció pensárselo mejor y suspiró—Aunque si fue por mandato de sus padres lo entiendo. Es su error no el de usted—

 

Entonces Yami intervino diciendo como quien no quiere la cosa—Yo sí practico Kendo—

 

Los ojos del viejo viajaron desde la imagen de Seto a la de Atem y viceversa. El acto de que un subordinado pretenda opacar a su superior es intolerable en el mundo de los negocios, Akira parecía esperar que el castaño se enojara con él.

 

En lugar de eso el ojos azules se vio en la tarea de mencionar—El joven es Yami Atem el hijo de uno de los socios de mi firma—

 

El viejo cabeceó. Con eso todo estaba explicado. Aunque intercambiaron tarjetas al presentarse, como es la costumbre, el viejo solo miró la de Kaiba pues los otros le parecían meros asistentes. Así todo quedaba saldado porque a pesar de ser más joven a los hijos de los dueños se les permiten ciertas libertades que a otros empleados no. Esa es la costumbre.

 

Por curiosidad, nada más, el anciano dirigió su vista al joven rubio que los acompañaba y preguntó si él también practicaba Kendo, ya que lucía como si fuera un par de Atem.

 

No, yo no lo practico, Nobunaga sama. Perdóneme pero no es un deporte que me guste—dijo el rubio antes de hacer una inclinación.

 

Seto lo miró con los ojos desorbitados. Después de todos sus esfuerzos para moderar la situación el otro había caído con esa palabrilla.

 

El viejo miraba furioso al ojos mieles y Seto ya no podía andarse con rodeos porque Wheeler no era hijo de ningún socio.

 

Discúlpate con Nobunaga sama…—le exigió Kaiba pero antes de que pudiera decir su nombre fue Atem el que intervino.

 

Lo siento, Nobunaga sama. Mi amigo es bueno en muchas cosas pero me temo que a veces se pasa de la raya con sus comentarios. Por favor acepte nuestras disculpas por ello—

 

El nieto del jefe apareció entonces y arrodillándose en una pierna se quitó la máscara para decirle—Espero que las prácticas fueran de su agrado, abuelo—

 

Este miró a su nieto lleno de orgullo y luego a Wheeler. Tenía una idea. Se le veía en los ojos. Algo para meter en vereda a ese rubio insolente.

Notas finales:

¿En que estará pensando el viejo?

Hasta el prox cap

No olviden que espero ansiosa sus opiniones sobre estos guaperas y como seguirá esto

ja ne

n.n


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