Seunghyun estaba sentado tranquilamente en la oficina de su tutor, esperando por el chico que sería su “profesor” y lo ayudaría a sacar buenas calificaciones. Él no era un mal alumno, de hecho era uno de los mejores de su universidad, un joven de 21 años muy inteligente, pero tenía un problema: Inmunología. Simplemente no la comprendía, y su tutor había decidido por fin tomar cartas en el asunto. Lo había mandado llamar y le había dicho que no podía seguir sacando bajas calificaciones en esa clase, por lo que este chico, un tal Jiyong, iba a ayudarlo con los temas que no entendiera. Seung había estado de acuerdo, al fin y al cabo necesitaba ayuda. Solo esperaba que ese chico comprendiera su otro problema y no fuera un latoso que quisiera estar encima de él todo el tiempo. Además, daba gracias porque su tutor no hubiera elegido a una chica para ayudarlo. Muchas de las chicas de su escuela se ponían locas al verlo, le sonreían y lo saludaban todo el tiempo, incluso había algunas que se le acercaban para intentar abrazarlo, y eso era lo peor que podían hacer.
Seunghyun no quería ser grosero con ellas, ni con nadie, pero no podía evitar que le disgustara el que lo toquen en exceso. Era un problema que tenía desde niño. Le disgustaba mucho el contacto físico con personas que no fueran su mamá o su hermana. Simplemente no lo soportaba. Podía aguantar un saludo de manos, unos golpecitos en la espalda o en el brazo, incluso abrazos pequeños, pero siempre tenía que ser sobre la ropa, y no le gustaba que se le encimen. Y por eso Seung siempre estaba tapado hasta el cuello.
Algunos decían que era un antisocial, pero Seung no odiaba a las personas. Simplemente no le gustaba que lo toquen.
- ¡Ah, lo siento, lo siento! – La puerta de la oficina de su tutor se abrió de repente, dejando ver a un chico castaño que tenía la cara completamente roja y que respiraba con dificultad – Tuve que venir corriendo, se me hizo tarde, perdón.
El chico hizo una reverencia y se quedó así, mirando hacia el piso, hasta que el tutor de Seung habló.
- No hay problema Jiyong, solo pasa y siéntate para que te presente a Seung – Jiyong se enderezó y cerró la puerta detrás de él para caminar y sentarse en la silla al lado de Seunghyun – Seung, él es Kwon Jiyong. Es muy bueno en inmunología así que espero puedan llevarse bien y él pueda explicarte los temas que no entiendes.
Seung volteó a mirar al chico, el cual estaba sonriéndole.
- Mucho gusto Seunghyun, soy Jiyong, trataré de ayudarte en lo que me sea posible, cualquier pregunta que tengas sobre cualquier tema no dudes en decirme.
Jiyong volvió a hacer una reverencia, esta vez de sentado, y por alguna razón a Seung se le hizo muy lindo.
- Ya no puedo, no entiendo nada Ji.
Seung dejó caer su cabeza sobre la mesita de su sala, causando un sonido sordo cuando su frente golpeó la madera. Jiyong era muy inteligente, solo un año menor que Seung, aunque iban en el mismo año de la universidad.
- ¡Ten cuidado! Te vas a lastimar…
Escuchó a un preocupado Jiyong. Ji había entendido bien cuando Seung le había explicado que no era que le cayera mal ni nada parecido, pero simplemente no le gustaba que la gente lo tocara demasiado. Y en las dos semanas que llevaban estudiando juntos, el menor se había mostrado muy amigable e incluso preocupado por las calificaciones de Seunghyun, pero sobre todo, por su torpeza y lentitud para aprender. Y sin embargo se había mantenido a distancia, nunca se había recostado en su hombro como muchas chicas, nunca había intentado darle un “golpe amistoso” como otros chicos, nunca había intentado tocarlo, simplemente le sonreía y le daba ánimos con palabras lindas. Y Seung agradecía eso.
- No me importa, mi cabeza va a explotar, no puedo entender nada de lo que dice ese maldito libro…
- Vamos, Seung – Escuchó a Ji suspirar – No es tan difícil… solo un poco más, te lo puedo explicar de nuevo si quieres, las veces que necesites.
Seung se quejó y levantó la cabeza para mirar a Jiyong con la mejor cara de cachorro bajo la lluvia que podía hacer. Pero Jiyong se la regresó, y Seung no pudo resistirse.
Un mes, y solamente habían avanzado en un tema. Seung no podía creer que Jiyong tuviera tanta paciencia con él. No debía ser fácil enseñarle y mucho menos con tantas restricciones. Seung estaba consciente de que la gente normal solía tocarse para darse ánimos, darse una palmadita en la espalda o cosas por el estilo. Pero Jiyong se mantenía sentado en su lugar, con las manos sobre sus rodillas y sonriéndole para darle ánimos. Y era una sonrisa muy bonita por cierto. Una sonrisa especial para él… Seung lo sabía. Había observado a Jiyong con sus amigos en la escuela, y a ellos no les sonreía de esa forma. Su sonrisa era la más bonita que Seung hubiera visto jamás.
- ¿Hyung? ¿Sabes dónde nos tenemos que bajar?
La dulce voz de Jiyong lo sacó de sus pensamientos. Seung miró hacia un lado y vio al menor parándose de puntitas para alcanzar a ver el mapa de las estaciones que estaba pegado arriba de la ventana del autobús. Ambos iban camino a una exposición sobre inmunología y habían tenido que tomar el transporte público. Habían esperado 20 minutos hasta que pasó un autobús lo suficientemente vacío como para que Seung se sintiera cómodo dentro de él. Y el mayor agradecía que Jiyong no le hubiera reclamado nada todavía.
- Hyung, no veo nada. ¿Alcanzas a ver cuántas estaciones faltan? Creo que son otras tres pero no veo qué dice, las letras son muy peque—
Ji dejó de hablar justo cuando el autobús dobló en una esquina, y Seung sintió el peso de su pequeño cuerpo caer completamente sobre él. Por acto reflejo Seunghyun soltó una de sus manos del tubo donde se estaba sosteniendo y la puso en la cadera de Jiyong, para evitar que cayera al piso. Las manos de Ji tocaron su pecho por sobre su camisa, y fue como si un millón de mariposas comenzaran a volar en su estómago.
Pero la sensación duro menos de cinco segundos. De inmediato Jiyong se alejó de él, con la cara totalmente roja. Se agarró nuevamente del tubo de metal y luego hizo una reverencia muy exagerada frente a Seunghyun.
- ¡Lo siento, lo siento! ¡No fue mi intención! ¡Fue mi culpa por no sostenerme bien p-pero…! ¡Y-yo no quise…!
- Hey, calma – Seung pestañeó varias veces, mirando el cabello de Jiyong – Está bien… solo fue un accidente.
- ¡Perdóname hyung! ¡No fue mi intención tocarte! ¡No volverá a pasar, lo prometo!
- No te preocupes…
Jiyong se enderezó y se dio la vuelta, evitando mirar a Seunghyun a la cara.
Esa fue la primera y última vez que Jiyong lo tocó, en los dos meses y tres semanas que llevaban estudiando, y Seung estaba empezando a enloquecer. Si antes no entendía la inmunología, ahora no entendía ni lo que estaba diciendo Jiyong. Lo escuchaba hablar, pero no le estaba poniendo atención. Simplemente miraba sus labios, su nariz, sus ojos, su piel, sus manos… esas cálidas manos que lo habían hecho sentir como si estuviera flotando en las nubes por dos segundos.
Seunghyun ya tenía en claro que le gustaba Jiyong. Le gustaba mucho. Era simplemente adorable. Quería abrazarlo. Quería tomar su mano y entrelazar sus dedos. Quería que Jiyong lo abrazara a él también.
- ¿Hyung?
- ¿Ah?
Jiyong frunció el ceño.
- Dime, ¿cuál es el complejo de ataque a membrana?
Seung se quedó mirando la mesa, como si ésta fuera a decirle la respuesta por telepatía o algo así. No tenía idea de lo que el menor estaba hablando. ¿Qué demonios era el complejo de ataque a membrana? Escuchó a Jiyong suspirar.
- Hyung, te lo repetí tres veces. Sabes que no me importa repetir cuantas veces sea necesario para que lo entiendas, pero si no pones atención entonces no sirve de nada que te diga las cosas.
Seunghyun volteó y vio con horror como Jiyong cerraba el libro y se levantaba. No quería que se vaya, quería estar con él más tiempo, pero estaba claro que no iba a lograr concentrarse para estudiar. Vio a Jiyong guardar el libro en su mochila y sintió como la culpa se apoderaba de él. Se levantó de un salto y corrió hasta pararse al lado del menor, mirando hacia el piso pues por alguna razón sentía que se pondría a llorar si veía la linda cara de Ji.
- Lo siento – Dijo, tratando de que su voz no sonara culpable en exceso como para molestar más a Jiyong – Lo siento, hoy estoy algo distraído, creo que no es mi día para estudiar – Seung podía ver los zapatos de Jiyong frente a él, pero el chico no contestaba y Seung sintió como sus ojos se ponían llorosos. No quería que Ji se enojara con él – Tú eres tan amable conmigo viniendo a mi casa para ayudarme a estudiar, me explicas todo una y otra vez hasta que lo entienda, haces todo esto por mí y yo no puedo ni siquiera concentrarme en lo que me estás explicando… perdóname Ji.
- No hay problema Seung.
Seunghyun levantó la vista y vio a Jiyong ahí, de pie con esa sonrisa angelical que tenía. Y se sintió aún más culpable. Ji sacrificaba su tiempo por él, y él le pagaba no poniéndole atención. No podía culpar al menor por querer irse de su casa. Seguro estaba muy molesto.
- ¿Seung? – Jiyong se acercó a él con el rostro lleno de preocupación. Levantó un poco una mano, como si quisiera tocar su brazo, pero al instante la bajó de nuevo, y Seunghyun estuvo a punto de gritar. Quería que Ji lo tocara, que le dijera que no estaba enojado con él, pero no con simples palabras.
Se dio la vuelta rápidamente y corrió a sentarse en su sofá. De repente todo dentro de él había explotado y las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas sin que se diera cuenta. Había pasado tantos años solo, y ahora lo que más deseaba era tan solo una pequeña caricia del chico lindo que le gustaba, pero no sabía cómo pedirla. Él mismo le había dicho que no le agradaba que lo toquen muy íntimamente. Su pecho estaba doliendo mucho.
- Hyung, ¿qué pasa? ¿qué tienes? – Vio a Jiyong subirse en el sofá y sentarse hincado al lado de él, bastante cerca pero lo suficientemente lejos como para ni si quiera rozarse. Cerró los ojos y dejó que sus lágrimas siguieran cayendo – Si es por lo de hace rato, no te preocupes, no estoy molesto, todos tenemos días en los que nos es algo difícil poner atención. A mí me gusta venir a ayudarte, si quieres podemos descansar una media hora e intentamos estudiar de nuevo al rato, ¿qué te parece? – Seunghyun soltó un sollozo. Era tan amable, pero se sentía tan lejano… – Seung… – Escuchó a Ji y pudo distinguir la preocupación en su voz.
- Abrázame…
Lo dijo en un susurro, pero no pasaron ni dos segundos cuando sintió los brazos de Jiyong alrededor de su cuerpo. De inmediato un lindo calorcito inundó sus sentidos y un hoyo creció en su estómago. Lentamente movió sus brazos para abrazar también al menor. Cuando sus manos estuvieron en la espalda de Jiyong, se aferró a su camisa y comenzó a llorar más fuerte que antes. Por fin tenía lo que deseaba desde hacía ya varias semanas, y no quería que termine. Se sentía tan bien estar entre los brazos de Jiyong, era como si todos sus problemas se hubieran esfumado de repente.
- ¿Por qué lloras? – Seunghyun sintió como los brazos a su alrededor lo apretaban más fuerte, más cerca de Ji. Movió su mejilla contra el pecho del menor y también reforzó su agarre.
- No te vayas…
- No me iré. Me quedaré contigo, el tiempo que tú quieras.
Una de las manos de Jiyong comenzó a acariciar suavemente el cabello de Seunghyun. Poco a poco el dolor en su pecho fue disminuyendo, hasta que fue totalmente reemplazado por esa calidez que salía de Jiyong. Ya había dejado de llorar, se sentía muy tranquilo con Jiyong acariciando su cabello. Hundió su nariz en el pecho de Ji, aspirando su aroma y empezando a quedarse dormido.
Abrió los ojos lentamente, regresando a la realidad. Lo primero de lo que fue consciente fue de que su cabeza estaba apoyada en algo muy suave. Era el pecho de Jiyong. Intento ponerse de pie pero el agarre del menor se lo impidió. Todavía lo estaba abrazando.
Seung levantó la cabeza y lo que vio lo hizo explotar de ternura. Ji estaba dormido, con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá, y se veía terriblemente adorable. Seunghyun sonrió y se abrazó más fuertemente a él. Ese niño lindo le gustaba demasiado.
- Hmm…
Jiyong se movió y deshizo el abrazo para estirarse. Seung también deshizo su agarre y se alejó un poco para poder ver al menor a la cara. Cuando Ji abrió los ojos, lo miró sonriendo por un momento, pero luego su expresión se tornó preocupada.
- Hyung, ¿ya te sientes mejor? – Una de las manos de Jiyong se posó sobre su mejilla. Era muy suave.
Los ojos de Ji se agrandaron y dijo un rápido “lo siento” antes de quitar su mano de ahí, pero Seung puso su mano sobre la del menor y la volvió a poner sobre su mejilla.
- Gracias por quedarte.
- No hay problema…
- Me gustas Ji – Los ojos de Jiyong se abrieron aún más y sus mejillas se pusieron rojas – Me gustas mucho.
Seunghyun se quedó callado, esperando que Jiyong hablara. Pasaron varios segundos y el menor no decía nada. De repente el miedo lo invadió, así que quitó su mano y estaba a punto de abrir la boca para decirle que no se molestara, cuando la mano de Ji desapareció de su mejilla y luego sintió un empujón. Quedó acostado de espaldas en el sofá, con Jiyong encima de él. En un solo día lo había tenido cerca más veces de las que se hubiera podido imaginar. Ji lo estaba abrazando por el cuello.
- Tú también me gustas mucho hyung… mucho – El agarre de Jiyong se reforzó – Y desde hace mucho tiempo… no sabes lo feliz que me sentí cuando por fin pude abrazarte…
Seung sonrió. Las cosas iban a ser diferentes a partir de ese momento.