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Rewrite por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Hola!! Aquí traigo la segunda parte, espero que les guste.

 

Faltaban solo un par de pasos para llegar. Desde su posición, Sasuke podía ver como las piernas pequeñas de Naruto se balanceaban en torno al taburete. Levantó la mano y sostuvo el borde de la cortina de la entrada, crispando los labios en algo parecido a una mueca inconforme.

No podía aparecer sin más y reclamarle a su compañero por…, ¿qué era? Ya ni recordaba la razón que lo tenía tan cabreado; además, quedarse allí de pie como un idiota, realmente no era una opción. Se dio la vuelta, listo para marcharse; lo mejor era olvidar el asunto y salir de allí. Sería frustrante que alguien lo descubriese husmeando cerca como si fuera un acosador.

-¡Bienvenido!- genial, el viejo Teuchi lo había visto y confundido con un cliente. ¿Y ahora que hacía? No quería aparecerse frente a Naruto con la excusa de que tenía antojo de comer ramen. Ni el dios de los idiotas le creería semejante mentira. O sea Naruto.

Su cerebro comenzó a pensar a una velocidad asombrosa. Después de un segundo inmóvil, encontró la solución. Unió sus manos en un sello y susurró por lo bajo:

-¡Jenge!- tras un poof, su cuerpo se transformó en un chico alto, algo fornido, con el cabello lleno de brillantes rizos cafés; algunos mechones caían delante de sus ojos, estorbándole la vista. Ni siquiera sabía por qué escogió esa apariencia en vez de una menos elaborada, pero fue lo primero que le vino a la mente.

Se dio la vuelta lentamente, confiado de su nuevo aspecto, levantó la cortina de la entrada y entró en el local. Se sentó en el taburete que estaba junto a Naruto, notando que éste lo ignoraba olímpicamente mientras devoraba su ramen. Sasuke carraspeó un poco antes de hablar, tratando de cambiar la voz.

-O…Onigiri- tartamudeó, temiendo que el rubio lo reconociera, pero ni pista. Naruto seguía concentrado en lo suyo- un plato de onigiri por favor- dijo un poco más calmado, apoyando los codos en la tabla.

-Marchando- respondió animado el viejo Teuchi, asomándose tras una cortina que estaba al fondo- ¡Ayame!, un plato de onigiri- ordenó, cabeceando complacido cuando escuchó la respuesta de su hija tras la cortina.

-Que desperdicio dattebayo.

Sasuke volteó bruscamente cuando escuchó la voz de Naruto, hablándole.- ¿Qué?

-Es un desperdicio pedir onigiri, nii-chan. Lo mejor de este lugar es el ramen- dijo entusiasmado, apartando su plato vacío mientras se limpiaba los labios con la manga de su abrigo- ¡Teuchi-san, quiero otro!- pidió con los brazos al aire, sonriendo cuando el viejo asintió y le sirvió otro plato. Naruto juntó las manos en un aplauso y exclamó emocionado- ¡ittadakimasu!

Sasuke sostuvo la mirada sobre él por unos momentos. Desde su perspectiva, Naruto parecía más pequeño de lo normal. Debía ser por el Jenge. Su cuerpo ahora era más alto. Apretó los puños sobre la mesa, sintiéndose iracundo y sin saber por qué. Tal vez en su mente quedaba la esperanza de que Naruto le reconociera, pero no fue así y era frustrante.

Ayame salió del cuarto interior – el cual Sasuke intuyó que debía ser la cocina – y le sirvió el plato de onigiri.- Gracias- dijo por lo bajo, tomando el plato sin dejar de observar al rubio.

Hasta que sintió el peso de una mirada.

La muchacha se le quedó mirando, con las mejillas sonrojadas y una expresión nerviosa. Conocía esa mirada, las niñas de la academia la tenían a diario cuando lo veían pasar.

Pero no tenía sentido, si había usado un Jenge, entonces no debería causar el mismo efecto en las féminas. Probablemente su nueva apariencia también era atractiva y ni siquiera se había dado cuenta. Si ese era el caso, sería un fastidio permanecer así por mucho tiempo.

Dejó el dinero en la mesa sin haber probado bocado y salió del restaurante. La decepción lo llenaba por todos lados; lo mejor era salir de allí antes de que cometa una locura y revele su verdadera apariencia frente a Naruto.

-¡Espera, nii-chan!

Sasuke se detuvo cuando escuchó la voz chillona del blondo. No se dio la vuelta, permaneció allí, esperando. Naruto corrió a su lado y lo miró detenidamente, con las enormes cuencas cerúleas clavadas en él. Le sostuvo la mirada por todo un minuto, pero el tiempo pasaba…, no se movían; Sasuke estaba empezando a ponerse nervioso.

-¿Nos hemos visto antes?

El moreno reaccionó ante esa pregunta, con todo su cuerpo estremeciéndose, su frente comenzó a sudar. Respiró lentamente dentro de sus solapas altas y negó con la cabeza- no lo creo, sólo estoy de paso en la aldea.

-Ah…, lo siento.- se disculpaba un avergonzado rubio, rascándose la nuca mientras disimulaba un sonrojo.- En verdad me resultabas familiar, te pareces a mi compañero ‘ttebayo.

¿Cómo podía ser posible? Su Jenge era perfecto, podía asegurarlo. Naruto no podría reconocerlo por más que se esforzara. Cielos, en un comienzo deseaba esto, pero ahora no estaba tan seguro. Si Naruto lo descubría, quedaría en ridículo. Se mantuvo firme mientras el blondo daba vueltas a su alrededor, como inspeccionándolo.

-Hmn… no lo sé, no es por la apariencia en realidad- meditaba el menor, descansando la mano en su barbilla para optar una pose pensativa- más bien es el aura. Creo…- se acercó al joven un poco más, parándose de puntitas y cerrando los ojos, lo olfateó- si… es el aroma- dijo más convencido- tienes el mismo olor que Sasuke.

El moreno dio un paso atrás después de escuchar aquello. No sabía si sentirse feliz de que Naruto reconociera su aroma, o saltar al tejado más cercano para no quedar al descubierto. Su mente se había paralizado, incapaz de buscar una excusa que valiese la pena decir.

-Tengo que irme- se apresuró en la retirada, trotando en dirección opuesta al rubio. Casi soltó un suspiro de alivio cuando se vio lo suficientemente alejado, pero cuando estuvo a punto de deshacer la técnica, Naruto apareció de la nada, saltando frente a él- ¿pero qué…?

-¿Eres pariente de Sasuke?- seguía insistiendo.

-Perdona, pero no sé de qué hablas- el Uchiha trató de sacárselo de encima, pero el Uzumaki seguía corriendo tras él- ¿qué es lo que quieres?- preguntó un poco exasperado.

-Yo sólo…- dudó un momento, pero luego sacudió la cabeza y miró al joven castaño directamente a los ojos, con la determinación reflejada en su mirada, dijo:- quiero ser tu amigo.

-¿Qué?- sobresaltado, Sasuke caminó hacia atrás, casi trastabillando con una piedra- no me conoces. ¿Por qué querrías algo así?

Naruto sacudió la cabeza enérgicamente- no importa la razón, sólo quiero ser tu amigo.

Sasuke sintió que la sangre dentro de sus venas comenzó a palpitar con fuerza. No era emoción ni mucho menos, era rabia, de la más pura. Naruto era el rey de los idiotas, cada vez estaba más convencido. ¿Cómo se le podía ocurrir algo tan estúpido en un lapsus de tiempo tan pequeño? Acaba de conocer a un forastero, obviamente sospechoso, ¿y lo primero que hace es bajar la guardia? Ser confiado era una cosa, pero esto ya era ridículo.

Apretó las manos en dos puños, tratando de controlar sus ganas de estrangular al dobe. Alzó la vista con arrogancia, sonriendo ladinamente y asintió a la petición. Por ahora, tenía ganas de darle una lección y demostrarle que no debería ser tan amigable con otros que no sean morenos inteligentes con un apellido famoso – o sea él –. Aunque técnicamente, la identidad del sospechoso forastero era precisamente la suya, pero Naruto no lo sabía y por eso no contaba.

-De acuerdo- extendió la mano en un gesto amigable.

Naruto la tomó, sacudiéndola muy emocionado- ¡Genial!- chilló, dando algún que otro saltito. Se detuvo con una radiante sonrisa y miró al “desconocido”- Nii-chan, ¿cómo te llamas?

Sasuke enarcó una ceja con incredulidad. Suspiró. Debía pensar en un nombre falso para poder seguir con el juego- Akira.- fue lo primero que le vino a la mente.

Naruto amplió la sonrisa- ¡Yo soy Uzumaki Naruto, el hombre que un día superará a todos los Hokage dattebayo!

Sasuke rodó los ojos. No sabía cuántas veces había escuchado esa línea, pero sin dudas había sido muchas veces. Naruto no paraba de repetirla cada vez que conocía a alguien, o cuando estaba muy cabreado.

Siendo sincero, dudaba que algún día su compañero cumpliera dicho sueño. No solo era un estúpido incapaz de hacer un jutsu correctamente, sino que además, aunque no lo reconociera, Naruto era demasiado dependiente de él. A ese paso no llegaría a ningún lado.

-Akira…

Pensándolo mejor, si le daba lecciones después de las clases de la academia, un poco más rigurosas por supuesto, el dobe podría avanzar. Esa era una buena idea.

-Akira no nii-chan…

Sasuke sonrió dentro de sus solapas altas cuando lo imaginó. Pasar más tiempo con Naruto siempre era una buena idea. Además, él quería apoyarlo en su sueño, porque los imaginaba juntos en ese sueño. Naruto sentado en la silla del Hokage, él a su lado, apoyándolo desde las sombras como un alto mando. Sin dudas era un gran sueño.

-¡Akira nii-chan!

El moreno dio un saltito- ¿qué pasa?

Naruto tenía un puchero en los labios y su ceño estaba fruncido. Por obvias razones estaba molesto y es que no le gustaba ser ignorado- demos un paseo ‘ttebayo.

-¿Un paseo?

Asintió con la cabeza- así podré mostrarte la aldea.

-Tengo cosas que hacer.

Naruto notó que Akira no estaba muy convencido, así que recurrió a su mejor técnica para estas ocasiones. Sus enormes ojos azules se agrandaron, el labio inferior tembló hacia afuera y las mejillas se pintaron de carmín. Sin dudas era la cara de perrito. Sin dudas era la cosa más adorable que Sasuke había visto.

-Por favor- rogó usando aquella expresión y juntando las manos en forma de ruego.

Eso no!- pensó Sasuke, resistiéndose a la potencia de aquella escena tan brillante. Estaba llegando al límite. No sólo porque le costaba negar las peticiones de Naruto, sino porque estaba consciente de que la “cara de perrito”, era una técnica poderosa contra él. Pocas veces se había resistido a ella y el dolor que le llegaba después era insoportable. El sentimiento era como patear a un gatito y luego arrepentirte del daño, pero intensificado.

No estaba en sus planes seguir con la farsa hasta ese punto, pero el labio inferior de Naruto seguía temblando y sus ojitos estaban cada vez más brillantes y grandes. Llegaba el momento en que le comenzaba a doler el pecho. Que poder.

Muchos decían que la técnica más poderosa de Naruto era el Oiroke no Jutsu. En el futuro algunos pensarían en otras técnicas inmensamente destructivas que aprendería tras años de entrenamiento. Pero no había duda. Definitivamente la más poderosa y destructiva de todas era: “Cara de Perrito no Jutsu”.

La resistencia de Sasuke llegó a su límite después de tres segundos- Vale, sólo déjame atender unos asuntos y después me encuentro contigo.- luego de terminar la frase, soltó el aire que estaba conteniendo. Estuvo a una pendejésima de negarse y casi deja la vida en ello.

-¡Genial!- chilló el blondo, saltando al viento con los brazos al aire- entonces nos veremos en la plaza del gran árbol dentro de una hora.

 

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Sasuke no había dejado de darse cabezazos desde que llegó a su departamento. Era un imbécil por meterse en ese lío. No sólo tenía que encontrarse con Naruto fingiendo ser otra persona, sino que además debía pasar la noche manteniendo un perfil bajo. ¿Qué pasaría cuando Naruto le empiece a hacer preguntas de su vida? ¿Qué debía responder? La clásica respuesta de la amnesia no era una opción.

Faltar a la cita tampoco era una opción. No solo por el hecho de que quería darle una lección al dobe, sino porque… había usado aquella técnica. Un movimiento en falso y su corazón explotaría por la culpa.

Sacudió la cabeza después de un rato meditando. No tenía opción, debía improvisar por el camino. Tal vez podía llevar el hilo conductor de la conversación, y al final decirle al blondo que tenía que irse de la aldea, ya que sólo era un turista y su tiempo de visita había terminado; de ese modo estaba resuelto el asunto y Naruto no vería a su nuevo amigo nunca más.

Convencido de esto, Sasuke se preparó para su cita con Naruto…, un momento… ¿cita?

No se había detenido a pensarlo con calma, pero si había acordado salir con él, pasar la noche juntos, platicar, conocerse y demás, entonces debería considerarse una cita. ¿No?

No sabía por qué, pero ahora se sentía mucho más animado. Con una diminuta sonrisa surcando sus labios, salió de su casa camino a la plaza.

A medida que avanzaba, más emocionado se sentía y más satisfecho. Llegó al lugar acordado, deteniéndose en el centro dónde había un gran círculo de concreto, justo dónde una vez estuvo el árbol más grande Konoha. Después del ataque de Kyuubi dicho monumento quedó destruido, pero aun así muchos le seguían diciendo La plaza del gran árbol.

El sitio estaba completamente iluminado por las luces de las tiendas que había alrededor. Las personas pasaban de aquí para allá, comprando regalos y jugando en los juegos que habían montado por el festival. Aquello cada vez se parecía más a una cita. Incluso había un espectáculo de juegos artificiales dentro de unos minutos.

Sasuke se sintió complacido.

Se sentó en el muro que antes rodeaba al gran árbol y esperó. Naruto llegaría de un momento a otro y… un segundo. Naruto acordó aquella reunión para mostrarle la aldea a su nuevo amigo, no para tener ninguna cita. Ahora que lo pensaba, Naruto nunca lo invitaría a salir si supiera quién era realmente. De pronto se sentía inmensamente cabreado. Chasqueó la lengua y juntó sus manos para hacer el sello. Incluso se le había olvidado hacer el Jenge.

Después del poof, Sasuke se transformó en Akira con el ceño fruncido y una expresión severa. Sintió los estúpidos rizos cafés enredándose en sus pestañas y la nueva altura. Además de su mal genio, que comenzaba a burbujear desde su estómago.

Escuchó unos pasos a su lado y levantó la vista, encontrándose a un sudoroso rubio que se apoyaba sobre sus rodillas mientras recuperaba la respiración. El olor de Naruto le pegó como un puñetazo, erizándole todos los bellos del cuerpo. Olía a toronja y mandarinas, olía a algodón de azúcar mezclado con el salitre del mar. Naruto olía a verano.

-Lamento llegar tarde. Iruka-sensei me encontró y no paraba de regañarme por mis notas ‘ttebayo.

-No te preocupes- Sasuke se puso de pie- ¿qué quieres hacer primero?

Naruto se irguió cuando sintió que el aire había vuelto a la normalidad. Con una expresión seria, miró al castaño y sonrió confiadamente- antes de mostrarte la aldea, quiero hacer algo- dio un paso atrás, optando una posición de lucha defensiva- quiero pelear contigo.

La reacción instantánea del moreno fue levantar una ceja incrédula- ¿pelear?

-Sí. Tú pareces fuerte. Quiero pelear contra ti.

Sasuke lo pensó. En realidad no quería pelear, siempre terminaba ganando y Naruto siempre terminaba odiándolo por eso. Aunque pensándolo bien, se trataba de Akira. Incluso si ganaba – lo cuál era lo más seguro –, Naruto no lo odiaría a él. Además, quería darle una lección por ser tan descuidado, así que un duelo era la mejor oportunidad para demostrar su punto. Cuando Akira lo patee como un muñeco de entrenamiento, Naruto aprenderá a tener más cuidado de quién se fiaba.

Aceptó, optando una pose defensiva antes de asentir y comenzar el duelo. Naruto saltó hacia él, tratando de agarrarlo por sorpresa. Sasuke se movió, esquivándolo y preparándose para su ataque.

Las personas que pasaban por allí los miraban con ojos indescifrables, interesados en la extraña actividad. A pesar de que tenían la misma edad, él parecía mucho mayor a causa del jutsu mientras Naruto se notaba a leguas que era un niño. Sin duda era un abuso, por donde quiera que lo mirara se veía terrible.

Aprovechando su estado de ensimismamiento, Naruto se movió y en un salto intentó acertarle una patada. Sasuke la esquivó apenas, moviéndose más despacio de lo que debería. No sólo tenía la desventaja de la transformación – la cual debía luchar por mantener a toda costa –, también estaba su nueva estatura. Como no estaba acostumbrado a ella, incluso esquivar una de las predecibles patadas de Naruto, le resultaba inesperadamente difícil.

Y así, golpe a golpe, Sasuke fue sintiendo como el duelo se le salía de las manos y cómo Naruto estaba cada vez más cerca de la victoria. Podía intentar sacarse ventaja con el Katon no jutsu, pero le preocupaba lastimar al rubio si éste no conseguía esquivarlo.

 

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Más personas se arremolinaron alrededor, interesados en el espectáculo. Algunos niños señalaban emocionados, mientras los adultos disimulaban su atención.

Sobre los tejados de algunas tiendas, las sombras de los famosos ANBU* se distinguían. Los ninjas enmascarados deliberaban, sopesando entre intervenir o no. Algunos solo pasaban por allí cuando notaron el duelo, pero otros, tenían la misión de vigilar al chico del Kyuubi. Después de un par de minutos, estuvieron a punto de entrar en acción cuando escucharon la orden contraria de su líder.

-¡Danzô-sama!- exclamaron los ANBU al unísono, optando una pose rígida cuando el anciano apareció.

Danzô levantó su mano en un gesto apacible- tranquilos, solo es un juego- respondió el viejo, sin desviar su media vista de la pelea entre los chicos- el de cabello castaño sólo es el chico Uchiha disfrazado- explicó.

Los enmascarados miraron nuevamente al lugar de la pelea, asintiendo al notar que el anciano tenía razón.

-Déjenlos por ahora. Es primordial no llamar la atención- se dio la vuelta, caminando un par de lentos pasos- pero…- hizo una pausa y sin voltearse, dijo:- vigílenlos de cerca.

-¡Sí!- respondieron los hombres al unísono.

 

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Sasuke se congeló cuando notó cierta hostilidad en el ambiente. Seguro de que no se trataba de Naruto, comenzó a mirar en derredor, pero no podía ver nada fuera de lo normal, sólo un montón de gente desconocida que los observaba como tontos; pero… el saki* que sintió no provenía de ninguno de ellos. Esquivó un puño del rubio, pero su cabeza seguía pendiente a su alrededor. No podía bajar la guardia.

Naruto notó una brecha en la postura de Akira, moviéndose en esa dirección, levantó el puño y acertó un derechazo en la mandíbula del joven. Aquello lo hizo sentir como un rey y casi baja la guardia…, casi. Cuando el castaño lo quiso atrapar en una llave, se movió tan rápido cómo pudo, aprovechando su pequeño tamaño, se escabulló hasta su espalda y se prendió de ella en un salto, cerniéndose del cuello de su adversario.

Sasuke luchó para soltarse, pero Naruto estaba muy bien agarrado a su cuerpo, como un simio a la rama de un árbol. Calló al suelo antes de darse cuenta, sintiendo el peso del áureo sobre su espalda. Moviéndose con brusquedad, logró sacárselo de encima y cuando se puso de pie y miró al rubio a los ojos, se percató que su altura había vuelto a la normalidad. El jutsu había desaparecido cuando cayó al suelo y Naruto lo golpeó en la espalda. Sin embargo, el áureo no lo miraba sorprendido, más bien orgulloso.

Despacio, se acercó al recién descubierto Sasuke y le tendió la mano en un gesto de paz- con esto estamos a mano- refunfuñó con un puchero adorable en los labios.

Sasuke sonrió al ver que estaba atrapado. No cabía duda de que Naruto lo había descubierto desde el inicio y que lo había arrastrado hasta esa situación para cobrarle lo del lago. Bien pensado. Se sacudió sus pantalones cortos y después levantó su mano, entrelazando los dedos con los de su compañero como gesto de paz.

-Me atrapaste, dobe- reconoció, permitiendo que su sonrisa se ensanchara.

Naruto se sonrojó, casi haciéndose bolita en su propio cuerpo- era demasiado obvio- dijo bajito, como un niño con miedo a ser regañado.

-¿Cómo me descubriste?

El blondo alzó la vista con entusiasmo y ahora su sonrisa era tan amplia que se extendía por toda su cara- fue sencillo, teme. Yo soy el maestro del Jenge- se señaló el pecho con orgullo- recuerda mi técnica favorita.- Sasuke rodó los ojos. Claro, el famoso Oiroke no jutsu, una técnica tan útil en batalla…, nótese el sarcasmo.- Además, tu olor no cambió en lo absoluto.

Ahí estaba la verdadera razón. Naruto lo había descubierto por su sentido del olfato más desarrollado de lo normal; de seguro la idea de la venganza se le ocurrió en el momento que lo olfateó frente al Ichiraku.

-Usuratonkachi.

-¡Hey, teme! Más respeto a Naruto-sama- exclamó disgustado- vamos, admítelo, te he ganado.

Sasuke lo ignoró de la manera más elegante posible y caminó en dirección opuesta. Naruto le dio alcance, tomándolo del brazo para detenerlo, dijo:

-Sasuke…

De nuevo estaba ese click. El Uchiha sintió que todo su cuerpo reaccionó ante la voz susurrante del blondo. Se volteó a medias, observándolo de soslayo por encima de su hombro. Eso fue un error. En el momento en que sus ojos se encontraron con el profundo mar de los contrarios, cayó en su hechizo. De nuevo estaba usando la cara de perrito.

Lentamente se fue dando la vuelta hasta que quedaron uno frente al otro y se acercó más y más, tomando los hombros de su compañero de entrenamiento para que no se alejara ni un centímetro.  Entonces, cuando estuvo a punto de ceder en un nuevo contacto de sus labios, se detuvo.

-Tendrás que entrenar mil años si quieres vencerme…, dobe- tras ese último insulto, saltó en dirección al tejado más próximo, dejando al blondo con la mirada perdida y los carrillos arrebolados.

Naruto parpadeó dos veces cuando reaccionó, levantando los puños con furia en la dirección en que se había ido el azabache- ¡Sasuke, teme! ¡Ésta me las pagas!

 

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Detrás del muro que divide los puestos de comerciantes del Paseo Común, estaban tres chicas y un chico, los cuatro observando a hurtadillas la escena que se había montado en media plaza. Una de las chicas, la de cabellos rosa y ojos esmeraldas, tenía el ceño fruncido mientras apretaba en su puño el borde de la pared. Su compañera de equipo tenía los perlados ojos llenos de un brillo desconocido y las mejillas arreboladas. Y la tercera, amiga de ambas, estaba conteniendo una carcajada con la palma de su mano, a punto de un colapso por lo que acababa de ver.

-¿Lo has visto?- preguntó la tercera, meciendo su largo pelo rubio por encima del hombro- esos dos cada vez están más extraños.

-Deja de inventar tonterías, Ino- regañó la pelirosa, mirándola con una mirada sucia- Sasuke-kun es un genio, nunca caería en algo como eso.

-A pesar de ver con tus propios ojos que acaba de perder con Naruto, ¿lo sigues defendiendo?- Ino negó con la cabeza, sintiéndose vieja de repente- me decepcionas, Sakura.

-Tsk- chistó molesta, girándose hacia su compañera- ¿tú que dices Hinata?

La ojiperla dio un saltito cuando dijeron su nombre, encogiéndose dentro de su propio cuerpo cuando tres pares de ojos se clavaron en su anatomía- yo… yo creo que Naruto-kun lo hizo bien.

-¿Lo ves?- chilló Ino con una amplia sonrisa.- Todos concuerdan que Sasuke se deja llevar cuando se trata de Naruto, por eso ha perdido- le dio un codazo al chico a su lado- ¿no es así, compañero?- lo último dicho con un deje de burla bastante notorio.

El joven sacó a flote una sonrisa por demás hipócrita, logrando que en la frente de Ino apareciera una vena enorme- en mi opinión, ambos estuvieron patéticos- su sonrisa se volvió mucho más irritante, a ojos de Ino.

La rubia explotó en una bomba de furia y agarró al muchacho por las solapas de su camisa- ¡Sai, maldito narcisista!- lo sacudió con fuerza, casi logrando que al chico le saliera espuma de la boca- retira lo dicho.

-Preguntaste mi opinión y eso es lo que he hecho- levantó las palmas en son de paz- suéltame, ¿quieres? No quiero pelear con mi compañera.

Ino lo meditó un segundo y tras un resoplido, soltó a Sai con brusquedad. Lo odiaba. A veces se preguntaba si había tomado la decisión correcta al desertar del camino común a Gennin y unirse al entrenamiento especializado de ANBU. En cuanto presentó la solicitud a Hokage, éste le dio como compañero de entrenamiento al tarado de Sai. Es en esos días donde aprendió a apreciar a Naruto a pesar de que en sus días de academia lo veía como un idiota.

Ella estaba segura que si le hubiese tocado de compañero a alguien como Naruto, sus días serían mucho más divertidos. Con Sai solo lograba discutir y sentir como las venas de su frente se hinchaban a diario.

-Como sea…- suspiró, sintiéndose agotada- tenemos una discrepancia aquí- miró a Sakura y luego a Hinata, notando el contraste de emociones que había en las expresiones contrariadas de ambas- creo que debemos vigilarlos un poco más.

-¿No tienes que entrenar o algo así? Si te sigues metiendo en la vida de los demás, terminarás metiendo la pata- decía el moreno con su sonrisa falsa.

-¿No tienes que ir a otro sitio o algo así? Si te sigues metiendo en mi camino terminarás con la piel puesta al revés- respondió la rubia con los brazos cruzados y una mirada amenazante.

Sai levantó las manos en son de paz una vez más- yo solo decía.

-Yo… creo que deberíamos dejarlos tranquilos- propuso Hinata, inmiscuida en la fricción que hacían sus dedos índices.

-No- intervino Sakura- Ino tiene razón. Quiero saber hasta dónde…

-Son capaces de llegar- interrumpió Ino, sonriendo- no podría estar más de acuerdo- juntó las manos en un aplauso, dando por zanjado el asunto- queda decidido. A partir de mañana comenzaremos la misión.

Sai parpadeó dos veces- ¿qué misión?

-¿Acaso no es obvio?- incluso parecía ofendida- debemos averiguar qué se traen esos dos entre manos.

Sai amplió su sonrisa después de llegar a una conclusión- Estás loca.

Ino lo golpeó en la cabeza- vete a la mierda, chico leche.

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

El primer (*): ANBU. Ansatsu Butai. Escuadrón de asesinato.

El segundo (*): Saki. Instinto asesino. Hostilidad asesina.

Gracias por leer… n_n//


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