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I'm waking up por LILITH_HIWATARI

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Notas del capitulo:

Olvide poner las notas en el capitulo anterior así que se las dejo aqui. 

Notas: según investigue Carlos tiene 14, Jay 16, en lo personal siento que a la edad de 14 años no estás muy consiente de tus emociones, si puede que sea una diferencia muy corta de edad pero aun así Jay vendría siendo el “adulto” de los dos, por lo que tendría más conciencia de que empujar una relación sexual con un pequeño sería algo malo, no creo que niños de 14 o 13 ni siquiera de 11 años deban entrar en una relación con personas mayores a ellos, sé que ahora eso les importa un carajo, pero el sexo entre este tipo de pequeños me es incómodo, por lo que no habrá sexo en este fic, buuuuuuuuuuuuuuuuu aaaaaaaaaaaa me importa un carajo.

Por otra parte recordemos que ellos viven en la Isla de los perdidos, el cual es una prisión, un lugar donde todo lo malo, lo ruin, lo peor de lo peor fue reunido, digo estos niños deben estar expuestos a horrores, violación, incesto, pedofilia, asesinato, trata de personas todo ese tipo de crímenes y actos vulgares debe ser parte de sus vidas, algo a lo que crecieron acostumbrados, por lo que a mi parecer ser Homosexual no es algo que les sea  indiferente,( suponiendo que en Auradon está mal debió a su política de cuentos de finales de cuentos de hadas entre príncipe y princesa)  digo estos niños estaban tan dañados que ante el más pequeño indicio de bondad cambiaron su lealtad, dándole la espalda a sus padres y ser buenos, porque simplemente eran tratados mucho mejor que en casa, incluso con las miradas maliciosas de los pobladores de Auradon.

Mal se quedó con Ben por que este le dijo que la amaba, Evie fue fácilmente engañada por Chad ( y eso que ella es la villana) Carlos se aferró a un perro por que le brindaba el amor que su madre nunca le mostro y Jay él se sintió aceptado en algo después de que su padre le presionaba todo el tiempo.

Pienso que si tal vez sus padres les hubieran mostrado más, no tanto amor, si no cariño y enseñado a hacer daño a otros (no dañarlos a ellos) los cuatro hubieran sido unos perfectos villanos. Es simple lógica enséñales a causar dolor y sufrimiento en otros, no se los causes a ellos… me decepcionaron padres villanos ¬¬. 

Parte 2


I want to hide the truth


I want to shelter you


But with the beast inside


There's nowhere we can hide.


 


A los 4 años de edad Carlos de Vil  descubrió que su madre no le amaba, después de abofetearle por vomitar en uno de sus abrigos fue echado del cálido lecho de su madre, fue obligado a limpiarlo el mismo, a desgarrar su piel con químicos para dejarlo limpio hasta que brillara, desde ese dio obtuvo una nueva “habitación” la parte trasera del armario de su madre, donde pudiera cuidar de su verdadero amor era lo suficientemente bueno para alguien como él.


A los 6 años de edad Carlos aprendió a no confiar en nadie, a vigilar las sombras que se esconden entre las esquinas, a no recibir ayuda de extraños que podían robarte todo y ocasionar de la ira de tu madre, aquella vez también le conoció, el chico que con una brillante sonrisa le arrebato la cera de sus manos, aquella que utilizaría para pulir al bebé de su madre.


A los 7 años Carlos comprendió que había una forma más ruin de causarte dolor, una mas allá de los golpes de su  madre, de sus palabras hirientes, esa noche no reviso las esquinas, no miro detrás de su hombro, no alcanzo a ver a su atacante, cuando aquella callosa mano se cerró en su boca conoció el infierno, aquel día no alcanzo a llegar a su casa porque sus piernas no respondieron, el dolor era demasiado para moverlas paso la noche en aquel callejón cubierto por el frío, bañado en su propia sangre entre sollozos ahogados para no llamar mas la atención.


A los 11 años comprendió lo desechable que era, no fue atrapado por un desconocido en un callejón, Carlos conoció lo que era la traición, fue dado por la mujer que debía protegerlo a un extraño, el valía menos que un deslucido abrigo de piel, esa noche tampoco durmió en su “cama” y no fue la única vez.


A los 13 años se había acostumbrado a caminar casi de puntitas en su casa para no molestar a su madre, a no sollozar cuando la punta caliente de su cigarro le quemaba la piel, a levantarse del suelo luego de un arrebato de ira de ella y limpiar su  propia sangre en completo silencio, a apretar los dientes cuando ella le vendía para comprar algún inútil capricho, pero también notaste como tus ojos empezaron a seguirle todo el tiempo y si te decías que aquello era simplemente para evitar que te sorprendiera robando tus cosas nadie tenía que saber que mentías.


A los 14 años de edad  empezó a anhelar aquellos toques, simples roces en su piel, pequeñas caricias de aquellos dedos bronceados, busco desesperadamente cruzar su mirada con los ojos de su ahora mejor amigo, a desear la atención de una serpiente escurridiza, ansiar aquella sonrisa seguramente falsa que utilizaba como distracción de sus robos, a esa edad Carlos conoció  por primera vez la amabilidad, el cariño, el sentirse apreciado y se aferro a eso, aquella vez el hijo de Cruella se encontró anhelando desesperadamente a alguien, se enamoro de Jay o lo más parecido que pudiera sentir.


Ahora Carlos no iba a permitir ser separado por la única persona que le mostros aquel cálido sentimiento, que le hacía olvidar todo el dolor que su madre le provoco, el buscaría la manera de llegar a él, de sentirse amado nuevamente, de abrazarle y besarle una vez más, de hacerle saber que su toque era lo único que el necesitaba, el iba a recuperarle.


~~~~~~


El viejo castillo de las ofertas, aquel que fue su casa durante tantos años no había cambiado para nada, los viejos aliados de su madre aun le mantenían como “base” de sus reuniones, la razón le fue sin importancia.


Cuando aparecieron a las orillas de la isla Mal se dio cuenta que todos Auradon o lo que quedaba  de él se transporto con ella, la barrera no existía mas, ellos quedaron atrapados aun sin ella en ese desolado lugar.


Por suerte aun tenia la varita, de lo contrario aquellos que ahora les consideraban traidores pudieron hacerle daño, la mayoría de ellos se alejaron y aceptaron a regañadientes que la Hija de Maléfica seguía siendo de temer, incluso más que antes, si hubieran sido más observadores hubieran notado que su energía había sido drenada por aquel acto de desesperación, un hechizo que les saco del infierno.


~~~~~


Horas, días, nada de eso importaba cuando despertó el sol se extinguía por el horizonte, su cuerpo se sentía pesado pero sin dolor, de hecho estaba perfectamente insensible de donde debería sangrar, su visión un poco borrosa trataba de enfocar la habitación donde se encontraba, cierto una oficina, aquella en la que se oculto.


Su cuerpo aun estaba recargado sobre la puerta, bloqueando la entrada a cualquier caminante, el aplacible murmullo fuera de aquella puerta era tranquilizador, su respiración era cada vez más débil, pronto se dio cuenta que no respiraba, su pecho se mantenía casi inmóvil, el sutil movimiento de este le hizo darse cuenta que aquello era inconsciente un reflejo  más que una necesidad, los rayos lunares que ahora se hacían presente en el cielo nocturno lastimaron sus ojos.


Poco a poco fue incorporándose, los recuerdos de algo importante intentaban advertirle que no saliera de la habitación, y aun así lo hizo, la puerta cedió al instante, el pasillo totalmente desierto le dio la bienvenida camino con paso lento pero firme hasta salir al exterior ahí los vio, cientos de personas moviéndose muy lentamente entre las calles, recuerdos de unos ojos marrones nublaron su mente, unos labios suaves contra los suyos  le confundieron, un rostro sonriente casi le hace caer, su nombre fue lo que realmente recordó por completo.


Carlos


Su estomago empezó a doler, su boca se sentía seca, un hambre intensa se apodero de todo su cuerpo, necesidad, anhelo, el deseo de aquella delicada piel,  la voracidad por alimentarse, el dolor se hacía cada vez más grande, insoportable, debía conseguirlo, algo, lo que fuera.


Carlos


La agonía se incrementaba cada vez que recordaba su nombre, que evocaba aquellos recuerdos de su pálida piel, le necesitaba, debía tenerle, devorarle, destrozar cada centímetro de su piel, engullir aquel delicioso manjar.


Carlos


El ladrido de un perro le distrajo un segundo, frente a él un pequeño y peludo animal insistía en llamar su atención, el pequeño no se alejaba de él y su hambre era inmensa.


 


~~~~~


La antigua reina de aquel maravilloso reino  se aferraba a su hijo quien intentaba consolarle de aquella enorme pena, en un intente por proteger a su amada él le defendió con su propio cuerpo, la antigua Bestia  salvo lo que más amaba en la vida, ella solo recordaba estar en el jardín cuando sucedió, como Lumier corrió abalanzándose sobre ella, a su marido protegerla, llevarla entre corredizos del castillo y ponerla a salvo en una habitación, encerrarla aparte cuando empezó a sentir los signos de la enfermedad y después ahí estaba frente a un montón de personas, en un vertedero admirando su reino desde lejos siendo encontrada poco después por su hijo.


Mal intento proteger a todos los sobrevivientes llevándoles a su casa, pero el espacio era insuficiente y dejarlos en las calles era peligroso, fue entonces que la Reina malvada les sorprendió, ella ofreció cortésmente su viejo castillo, donde podrían amparar de los peligros de la isla a aquellos que ahora estaban sin hogar, todos sabían que la hija de maléfica  les castigaría si intentaban dañar a sus “invitados” pero había costumbres que eran difíciles de cambiar, eran después de todo villanos.


Grimhilde seguramente pensaba congraciarse con la nueva gobernante de la isla, ahora que Mal tenía en su poder algo tan poderosa como la varita no cometería el mismo error de hace 10 años, aun que ofrecer su castillo a la gente común no le agradaba de todo tenía que recordarse que molestar a la chica podría acarrearle problemas, además si mostraba estar de su lado tal vez podría usar su magia en ella y regresarle su belleza o mejor aun la joven bajaría la guardia y ella se apoderaría de la varita.


Así que a regañadientes y con su falsa sonrisa acepto a toda esa gentuza en su hogar, incluso a Blanca nieves quien en sus palabras era espantosamente amable, solo de escuchar cómo está la elogiaba por su cambio de corazón y atención le hacía querer ser ella quien le arrancara el corazón y devorarlo frente a su estúpido príncipe.


Cruella no perdió el tiempo cuando la notica se corrió por cada rincón de la isla, que fue casi al instante, reclamo a su pequeño para llevarlo a su hogar, mas una furiosa Evie le evito acercarse lo suficiente al pequeño, ella tampoco había querido ver a su madre, para ser más certeros solo ellos y la madre de Ben se quedaron en la antigua casa de Mal, no confiaban en nadie más para estar cerca de ellos, ni siquiera sus padres.


Evie evito a toda costa que la mujer se acercara mas allá de la puerta pero cuando fue empujada por ella, el Rey tenía que intervenir, se paro frente a la amante de la moda y con voz firme le dejo bien en claro que jamás pondría sus manos en el pequeño, a su espalda su novia se levantaba con ojos intimidantes aun con gran cansancio no perdería a otro familiar, mas allá de ella Lonnie se mantenía firmemente parada junto a una puerta resguardándola, ella no había encontrado a sus padres, ellos eran héroes y la joven sabia que morirían antes de dejar que gente inocente pereciera, después descubriría que ellos salvaron a la mayoría de los que ahora se refugiaban en la isla.


Carlos había pataleado y empujado a todo aquel que intentara alejarle del vertedero, se negaba  a  perder de vista  aquella otra tierra, se rehusaba  a aceptar el hecho que había perdido  a Jay para siempre, si no fuera por el grito de Ben que corría para sostener a su novia que se desmayaba por el esfuerzo de aquel elaborado hechizo, seguramente seguiría ahí, Evie fue nuevamente quien le tomo de la mano y le llevo hasta aquella habitación que al notar por la decoración era de Mal, ni siquiera se tiro en aquella vieja cama en cuento cerró la puerta se dejo caer contra esta llorando nuevamente, ignoro cada palabra que se decía fuera de ella, cada grito y orden, seguramente de Mal para mantener su posición contra los de la isla, cada llamado de preocupación por el, quería ignorarlo todo y casi lo logra.


-     Si Jafar no quiere de vuelta a esa serpiente ladrona yo exijo lo que me pertenece… - Carlos no había escuchado aquella pelea, en cuanto escucho la voz de su madre se encogió a un mas en su lugar lamentando de inmediato que ella quisiera llevarlo, no quería regresar a su casa, el seria asesinado, el estaría muerto no sin antes torturarle por traicionarle, cuando escucho a sus amigos defenderlo empezó a tranquilizarse un poco pero fue cuando la escucho referirse de aquella manera a Jay que todo el dolor se convirtió en ira.


-     ¡No! – grito abriendo la puerta y pasando a una muy confundida Lonnie – no hables así de el madre – con cada palabra que salía de su boca iba  acercándose, levantando la mirada, negándose a parecer débil – tú no puedes hablar de él, te lo prohíbo, Jay, su nombre es Jay y no es un ladrón, ni una serpiente y jamás regresare a tu.


-     Escúchame bien niño  esa actitud es inaceptable – aquella mujer estaba cada vez mas furioso, como se atrevía aquel mocoso responderle así.


-     No voy a regresar… te odio, siempre lo eh hecho pero tenía miedo, pero eso se acabo –su voz retumbo entre aquellas paredes de piedra.


-     Tu pequeño inútil


-     No soy un inútil, valgo más de lo que tu nunca  valdrás en tu vida, no soy débil y mucho menos una carga – la mirada en sus ojos era de determinación, el no iría a ninguna parte –vete madre, yo no regresare jamás a tu lado y dile a Jafar que no se moleste en venir, ninguno de los dos es bienvenido.


Termino sus palabras con veneno en cada una de ellas dándole la espalda aun muy furiosa mujer que  fue escoltada por el Monarca fuera de la habitación. Ella no volvería a ver a su hijo, el ya no le pertenecía, le perdió cuando desterró de su lado a un pequeño de ojos chocolates, cuando una fría piel era mas valioso para  ella que el dolor de su pequeño.


La habitación no tardo en quedar en silencio nuevamente, el futuro era incierto nadie en aquella habitación sabia que pasaría con todos ellos, los pobladores de Auradon aun temían, los cientos de villanos en esa isla se preparaban para vengarse, la hija de Maléfica aun no recuperaba la energía que le fue drenada, el Rey sin corona no tenia poder ahí y aquello no era nada comparado con lo que se avecina.


~~~~~~~~


Azis intentaba convencer a Jordan de prestarle su lámpara, de cumplirle algunos deseos tontos, de darle aquella aventura que tanto ansiaba su corazón, cuando el infierno estallo juro que nunca en su vida volvería a desear algo.


Si no fuera por la hija del genio amigo de su padre seguramente estaría muerto, no porque el no supiera lidiar con aquellas cosas, pero cuando les sorprendió estaban tan expuestos que Jordan tuvo que utilizar su magia para salvarles, se aparecieron de inmediato en el palacio de su padre donde la situación no era diferente, corrió lo más rápido en busca de su madre, por suerte todos estaban bien, encerrados en una habitación su padre protegía a su madre, el genio en cambio, el quedo fuera intentando ayudar a todos los habitantes del reino, gente desorientada aparecía en el lugar, todos salvados por el genio, todos llenos de miedo.


Cuando el humo azul empezó a juntarse en el cielo, allá en la lejanía y cada uno de ellos comenzó a desaparecer supo que el hada madrina estaba actuando. Cuando aparecieron en la isla ahora sin barrera  comenzó a preocuparse, cuando a su lado su mejor amiga buscaba desesperadamente a su padre intento llevarla con el hada, pero al mirar a la chica de cabello morado, aquella que era la hija de Maléfica y que no había rastros de la mujer se dio cuenta de lo grave de la situación.


Ser recibidos en un destartalado castillo no era su idea de un refugio pero la situación no era para quejarse, cuando escucho a sus padres y el de su mejor amiga discutir sobre lo sucedido tuvo que intervenir.


Les hablo sobre la nueva dueña de la varia, de cómo ella junto a el Rey Ben se refugiaban en otro lugar, de cómo gracias al miedo que infundía ellos no estaban siendo atacados, al menos no por ahora, todos decidieron que ya era hora de hablar con su salvadora.


-     Es la magia de tu madre no hay duda – explico un genio luego de pedir una audiencia con la joven – pero hay algo mas, alguien tomo todo ese poder y le transformo en esto.


-     ¿Quién sería tan ruin para traer muertos a la vida? – murmuro Evie desde donde escuchaba todo, a su lado Carlos recargaba su cabeza en un intento de dormir, luego de que Cruella irrumpiera en el lugar no quería estar solo, ni siquiera en una habitación para dormir.


-     Conozco a  varios que lo harían… pero este es el poder de un genio.


-     Pero padre tú has dicho que eso es contra las reglas – murmuro la joven morena, junto al hijo del sultán.


-     Ellas existen para evitar algo así – suspiro cansado.


-     ¿Está diciendo que un genio hizo esto? – ahora Ben estaba confundido, no se supone que todos los restantes en el reino estaban del lado del bien.


-     Cuando tu padre, el Rey Adam – empezó a relatar el genio – unifico los reinos y decidió crear esta isla tenía un solo objetivo en mente, tranquilizar a todos en Auradon, garantizarles que ninguno de aquellos que amenazo su vida regresaría entre los muertos para terminar su trabajo, todos temían que de alguna manera seres tan poderosos como Maléfica encontraran la forma de volver y vengarse – suspiro profundamente antes de continuar – decidió entonces traerlos de la muerte y confinarlos donde pudiera vigilarles, pero ningún genio iría contra las reglas…solo existía uno en ese entonces, un genio lo suficientemente poderoso y malvado como para no importarle las reglas Jafar. -Todo el sueño que Carlos pudiera tener fue drenado de su cuerpo entonces para prestar atención a aquellas palabras – Tu padre encontró la lámpara y pidió tres deseos, el primero construir esta isla donde albergaría a todos los villanos de Auradon, el segundo revivir a aquellos que pudieran ser una amenaza potencial  y trasladarlos aquí y el tercero  formar el campo que protegía la isla, una barrera que anulaba toda la magia dentro y se alimento principalmente de la misma magia del genio que la creo. Jafar es humano ahora por que cedió su magia en la creación de la barrera, me atrevo a pensar que…


-     ¡El esta infectado! – grito de inmediato Audrey quien se encontraba en los brazos de la ex reina negándose a dejarla luego de saber que sus padres nunca sobrevivieron.


-     Es imposible – intento tranquilizarla su amiga – el hechizo de mi madre no permitió que nadie mordido fuera trasladado aquí – repitió la explicación que Mal les había dado, aquella con la cual Carlos perdió todas las esperanzas de recuperar a Jay.


-     Yo llegue por mi cuenta – intento explicarse – el hechizo de Mal no me trajo por haber sido mordido pero…


-     Nos has expuesto a todos – volvió a chillar con horror ante la confirmación logrando solamente que todos en aquella habitación se tensaran preparándose para lo peor.


-     Yo soy un Genio – trato de tranquilizarles, mientras desenvolvía la venda aquella que esta cubierta por su camisa y la cual la chica había notado – nosotros tenemos poder tanto en la vida como en la muerte, vivimos en medio de estos dos mundos, aun con la maldición de Maléfica no puedo contagiarme – mostro su herida ya recuperada una pequeña cicatriz era todo lo que tenia ahora – fui mordido al amanecer si estuviera infectado ya sería uno de ellos, créanme cuando…


-     ¿Jordán también es inmune? – la atención  de todos fue acaparada por el mas joven del lugar aquel que se retiraba de su amiga y se acercaba cada vez mas al centro de la discusión.


-     Bueno ella es mitad Genio debe serlo ya que cuenta con magia igual que yo – murmuro intrigado el hombre quien no había pensado en esa posibilidad.


-     Carlos no por favor – frente a él  se levanto la portadora de la varita – se lo que piensas y es imposible.


-     Tu lo has odio Mal los genios son inmunes y... – trato de defender su punto.


-     Genie y Jordán tienen poderes, lámparas, ellos usan magia… Jay no – se cruzo de brazos  para mantener su punto.


-     Jafar perdió toda su magia pero aun era un genio… el puto genio que revivió a tu madre y la mitad de la isla, aun cuando no tenga poderes la magia es parte de él… Jay pudo heredar…


-     No estás poniendo atención – interrumpió la joven -el jamás uso magia, el no era un Genio… ¡Jay está muerto maldita sea! – grito furiosa, Carlos no había sido el único que lamento su muerte, la hija de Maléfica había perdido a su mejor amigo aquel que fue el primero en serlo, Carlos era muy egoísta como para creer que solo a él le importaba y ella solo quería terminar con eso, dejar de tener falsas esperanzas que luego serian destruidas, Jay se había ido y no había poder en la tierra que lo trajera de vuelta.


La habitación quedo en completo silencio, nadie se atrevía a  romperlo, todos ahí comprendían que cuando Jay no apareció en el vertedero con ellos el ya estaba perdido, su mejor amigo se había sacrificado para salvarles, para proteger a Auradon pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta, a reconocer que Jay había muerto por ellos.


Carlos se limito a apretar los dientes dar media vuelta y encerrarse en la habitación  de Mal, ignorando por completo la conversación que volvió a continuar  a los pocos minutos, las discusiones de cómo sobrevivirían a eso, como mantendrían a salvo a tantas personas en un mundo de ladrones.


Cuando la reunión termino, cuando el agotamiento fue demasiado para soportar y tuvieron que descansar el genio junto a su hija y el hijo de Aladino se retiraron todos ellos buscaron donde descansar, un día en esa isla y ya sentían que había pasado años, cuando Evie y Mal decidieron ir a buscar las viejas mantas que  ella escondía en su cuarto  Carlos ya no estaba.


-     Maldición Carlos – murmuro bajito la chica de pelo morado solo para recordar  la insistencia del joven y adivinar su plan – debemos encontrar a Jordán – termino para salir del lugar  seguida por su mejor amiga, dejando a tras al Rey, ignorando su petición y dejándole a cargo, tenía que detener a Carlos de cometer una locura.


Hace una semana, cuando un estúpido festival se organizaba en la escuela, ellos habían conocido a Jordán, la hija de Genie, Jay robo su lámpara pensando que sería una buena broma y procedió a dársela a Mal, ese día también le regalo un celular pero cuando fue a mostrárselo a sus amigos ellos desaparecieron, tiempo después supo que accidentalmente habían regresado a la isla, todo porque Mal deseo ir a casa cuando froto aquella lámpara,  una experiencia que según Audrey no quería recordar, pero Carlos  nunca olvidaría cuanto se divirtió  junto a Jay al saberlo, él  sabía que había una manera de regresar a Auradon, de encontrar a Jay.


-     ¡Carlos espera no lo hagas! – grito la chica del cabello morado justo cuando el froto la lámpara, cuando pidió su deseo, cuando la esperanza regreso a ti.


Mal olvido lo bien que te deslizabas entre aquellas calles, lo fácil que era  para ti entrar a la antigua casa de Evie, después de todo pasabas mucho tiempo ahí escondiéndote de tu madre, conviviendo con   la chica de pelo azul, ella también olvido que aun siendo pésimo para el robo eras lo suficiente sigiloso para tomar la lámpara de aquella chica, cuando no están acostumbrados a estar alerta la gente inocente de Auradon era fácil de robar.


Evie vio como su “hermana” corría a toda prisa por las calles, evitando a los pobladores de la isla, aquellos que no estaban muy contentos por tenerles ahí, lamento el hecho de enseñarle a Carlos todas y cada una de las entradas secretas del castillo de su madre, como esconderse entre las paredes y pasajes de este, vio como llegaron tarde para evitar que tu formularas tu deseo.


Tú ibas a traerle de vuelta.


~~~~~~~


“Llévame con él, déjame estar con Jay”


Cuando la nube de polvo brillante se disolvió,   Carlos dejo caer la lámpara que sostenía para buscar a Jay , llamo con fuerza su nombre, ignorando  a las chicas que se había visto afectadas por el deseo seguirlo, tratando de advertirle que se callara, que aquellas cosas podrían encontrarles y maldiciéndose al notar como estaban nuevamente en el museo.


No tardo mucho tiempo en encontrarle, después de todo la lámpara fue lo que te llevo ahí, detrás la puerta al final de aquel pasillo un joven se encontraba recargado contra la fría pared, los rayos lunares se colaban por la ventana, buscaste con tus manos el apagador encendiendo de inmediato la luz, aquello era peligroso pero solo tenias que verlo.


-     Carlos – un susurro casi fantasmal llamo tu nombre, era él, era Jay, el hijo del ex genio loco estaba bien estaba vivo tal vez lucia diferente pero podrías reconocerle donde fuera, sus profundos ojos chocolates se habían deslavado a dorado,  sus pupilas ahora eran unas rendijas tan parecidas a las de una serpiente, era curioso tu madre había llamándole así y ahí estaba el mirándote igual que una, hipnotizándote con una sola mirada, pequeñas venas negras enmarcaban su rostro, vendas improvisadas cubrían diferentes partes de aquella bronceada piel un tono más gris de lo normal. Aquello gritaba peligro pero igualmente lo ignoraste.  


-     Jay – ahogaste un grito de felicidad al verle y sin pensarlo dos veces corriste a abrazarle, rodeando su cuello con fuerza, aferrándote a él, sentiste como unos brazos tomaban tu cintura, atrayéndote más a ese cuerpo, le escuchaste susurrar tu nombre como una caricia, ignorando aquella fría piel, tomando aquel gesto carente de calor como lo más hermoso.


-     ¿Carlos donde… - la pregunta de Mal murió en sus labios cuando encontró a ambos jóvenes en aquel momento tan intimo, tus ojos no podrían creerlo detrás de ti un gemido de sorpresa fue silenciado, Evie había llegado detrás de ti – ¿Jay? – tu voz quería quebrarse al ver como aquel joven levantaba su rostro de entre el cuello del hijo de Cruella y te sonreirá, pero todo tu alivio y emoción murió al notar como aquella sonrisa se transformaba en una mueca estremeciéndote. Jay jamás le había causado tanto terror como en aquel momento que sostenía a Carlos.


Tu felicidad solo duro unos minutos, aquel abrazo se convirtió en una prisión, cuando unos afilados dientes se hundían en tu carne, sangre brotando de su cuello llenando los labios del ser que amabas, del que te debía proteger ahora te lastimaba, el férreo control  de aquellos brazos se hizo más fuerte conforme devoraba tu carne, escuchaste a lo lejos como alguien gritaba, una lengua se deslizo por tu herida lamiendo la tierna carne, casi como una caricia para  sentir nuevamente el arranque de tu piel.


Aquellos brazos te soltaron, dejándote caer al piso de madera, tu sangre pronto formo un enorme charco a tu alrededor, por un instante recordaste cuando eso sucedía en casa de tu madre,  si ese fuera el caso tu madre estaría furiosa, esa mancha seria difícil de sacar, sonreíste antes el pensamiento de volver loca a tu madre girando la cabeza para observar como Jay se levantaba alejándose de ti y se acercaba a tu familia, aquellas que eran tus hermanas y habías puesto en peligro por tu estúpido egoísmo. Intentaste disculparte pero fue inútil la pérdida de sangre te hizo desmayarte por completo, al menos tu  ultima visión era la espalda del hombre que amabas.


Jay dejo el cuerpo de Carlos caer, tenía hambre, pero tenía una misión en mente, por suerte para el Mal había quedado petrificada cuando te observo  morderle, hacerte de su brazo no fue difícil, hundir tus dientes en su piel no tanto, pero cometiste un error, Evie no seria tomada por sorpresa, ella te golpeo y con fuerza con su estúpida caja que llevaba a todas partes, aquella bolsa que botarías nada mas pudieras acercarte lo suficiente, lamentablemente otra joven entro en escena, era Jordán y tenía su maldita lámpara, ella se las llevaría las alejaría de ti, te abalanzaste con fuerza pero era muy tarde se habían desvanecido en una nube de humo, les perdiste, bueno al menos le tenías a él, giraste para ver como tu pequeño convulsionaba, como la sangre brotaba de su herida y le bañaba, como le hacía lucir más hermoso, más apetecible para ti. Aun le tenías a él y ahora no le dejarías ir.


Cuando Carlos despertó fue consiente de dos cosas, una el maldito sol le estaba dando en la cara, había amanecido y dos el hambre era terrible.  


~~~~~


Las palabras tenían poder y lo malo de estas, es que su poder era impresionante, podían derrocar gobiernos, destruir imperios, salvar vidas, hacer realidad tus sueños y al mismo tiempo podían destruir tu alma, romper a una persona y convertirla en nada.


“Eres una decepción.”


Cuando eres pequeño y todo tu mundo se reduce a tu madre, a la única familia que conoces, sus palabras pueden ser todo para ti, ellos te dan alegría y también te la destrozan.


Mal aprendió de la peor manera que ella era débil no debía llorar cuando algo le dolía, no debía dejar notar todo aquella tristeza.


Su madre siempre estuvo decepcionada.


A veces unas simples palabras podían destruir tu mundo y dejarte sin nada, pueden hacerte sentir miserable, odiada por todos… las palabras pueden ser  capaces de tanto daño, a veces te repiten tanto una cosa, una mentira, una afirmación tonta y lo convierten en verdad, terminas creyéndote que todo es tu culpa, que realmente eres una decepción, que no tienes valor, que no podrás lograr nada.


“Era una decepción.”


Carlos había robado la lámpara, esa estúpida lámpara, para después pedir ese estúpido deseo, para ponerlos en esa situación, en el estúpido museo del que tanto trabajo les costó escapar.


Ella iba  amatar a  Carlos.


Le vio correr por los pasillos siguiéndole de cerca, intentando atraparle para llevarlo de  vuelta, parar terminar con aquella locura, por suerte le encontró, ahí a la entrada de una oficina y entonces todo se fue a la mierda.


Jay estaba vivo o al menos eso creyó antes de verlo atacar a Carlos, pero en lugar de quedarse ahí, de devorarlo como los demás hacían este se alejo del cuerpo, y camino hasta ella, el shock del momento le hizo quedarse inmóvil la mordida de Jay le trajo de regreso, no está muy segura de cómo se libero de él o como regresaron a la isla, pero algo estaba claro.


Ella había sido mordida.


Ella iba a morir por que se distrajo un segundo.


Ella estaba perdida por qué no era lo suficientemente fuerte.


Su madre tenía razón era una decepción, no podía contra una estúpida maldición.


Se encerró en su cuarto haciendo caso omiso a los golpes de la puerta, a los llamados de su novio, de Ben, oh Ben se suponía que ella debía ayudarle a proteger a todos,  había elegido el bien y resguardar a los sobrevivientes era su prioridad, ella le había fallado también,  no podía salvar a nadie, no pudo salvar a Jay, no puedo hacerlo con Carlos, no podría  hacerlo ahora.


Ella se convertiría en una de esas cosas y terminaría infectando la isla por completo, el golpeteo en la puerta se hacía más insistente, los gritos llamándola, pidiéndole salir, ni siquiera el llamado de Evie pudo logar sacarla, tu tenías que protegerles a todos.


Lentamente te acercaste a tu cama ahí debajo de tu almohada donde guardabas una pequeña daga, por suerte para ti aún seguía ahí, sentándote en la cama la acercaste a tu cuello, ibas a terminar con eso, tenías que encajarla bien, asegurarte que llegara a tu cerebro que lo destruyera o de nada serviría morir, pero no podías eras tan patética que ni salvar a tus amigos podías.


Dejaste caer tu arma lo más lejos de ti mientras la desesperación te inundaba  rompiéndote finalmente, habías soportado muy bien esa situación, pero ahora ya nada importaba, lagrimas frías rodaban por tu rostro, pequeños gemidos escaparon de tus labios deseando que alguien te consolara, pero no podías abrir la puerta, aquella que estaba bloqueada por ti, aquella que separaba a tu familia del potencial peligro que eras.


Pero los golpes eran cada vez más insistentes y el llamado más desesperado sabias que era cuestión de tiempo para que ellos entran, buscan te entonces algo que te detuviera, que les diera unos minutos de ventaja si lograban entrar.


Cuando la puerta cedió, cuando un joven cansado cruzo aquella barrera hecha con todos los muebles que pudiste encontrar tu solo le miraste.


Estabas sujeta, con un sin número de ataduras alrededor de tu brazo, tu cintura, tus piernas, limitada al otro lado de la habitación, el intento acercarse pero tu susurro se lo impidió.


“Por favor no”


Vistes como el rostro del amor de tu vida desfigurarse en una mueca de terror cuando le mostraste la herida en tu brazo, como la desesperación inundaba sus ojos, como la ira se hacía presente mientras el golpeaba todo a su alrededor.


Pero él se negó a dejarte sola, bloqueo la puerta nuevamente antes de que alguien más pasara  para después recargarse en ella, te sonrió como siempre solía hacerlo y empezó a contarte historias al azar de su niñez, te confeso el haberse enamorado de ti por un sueño que tuvo mucho antes de conocerte, el hecho de que elegirte no fue solo porque tu madre era Maléfica, te susurro palabras de amor desde la otra habitación mientras tú te negabas a mirarle a los ojos y si escuchabas su voz quebrarse cada vez más te negabas a reconocerlo. La noche trascurrió mucho más lenta que cualquier otra, el silencio era desgarrador, pero su voz, aun cuando se ahogaba por momentos seguramente por las lágrimas era tranquilizador, su voz murmurando lo mucho que te amaba fue lo último que escuchaste, entonces perdiste la conciencia.


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El hambre se había apoderado de ti, el sol aquel que  cubría tu rostro que debería calentar tu piel era fío, no podías sentirlo, tus ojos apenas lograron acostumbrarse a la claridad de la habitación cuando un gemido de hambre salió de tus labios, algo  peludo y vivo fue empujado a tus mano, era pequeño y muy suave, tus dientes deseosos de carne se cerraron sobre la piel, arrancándola, escuchaste un gemido de dolor pero tu cerebro te decía ignorarlo, debías saciarte, terminar con aquel apetito que te enloquecía. Cuando al fin lo lograste, cuando la sangre de aquel ser apacigua tu sed y sus entrañas llenaron tu estomago la niebla de locura se fue disolviendo, frente a ti estaba el, sonriéndote con amor indicándote en silencio a continuar tu comida, la piel en tus manos dejo de moverse, su sangre aun en tus dedos se derramaba en el piso de madera, dejaste escapar un grito al notar de quien te alimentas, soltándolo inmediatamente, las nauseas se apoderaban de ti mientras aquel joven que seguramente empujo a ese pequeño a ti se reía al ver tu expresión, en el suelo rodeado de sangre y viseras se encontraba el cuerpo sin vida de lo que alguna vez fue tu fiel compañero, habías matado a  Dude.


La primera vez que Jay lleno sus manos de sangre no fue de un inocente, ni mucho menos a propósito, el vivir en la Isla una enorme prisión era difícil para un niño, tenía solo 8 cuando accidentalmente tomo la vida de alguien, ese día también lo conoció a él, al hijo de Cruella el chico que nunca lograría sacar de su cabeza.


Le había mirado correr por las calles así como ser seguido por dos hombres, el sabia que debía alejarse, nunca meterse en la pelea de otros, nunca ayudar a nadie, pero la curiosidad de saber lo que le harían de ver que era lo que ese niño resguardaba con tanto ahincó entre sus manos le hizo seguirle, y entonces sucedió.


Al principio aquellos hombres intentaron arrebatarle la bolsa en sus manos, pero luego uno de ellos intentaba robar su chaqueta, cuando el filo de una navaja salió a reducir  supo que si iba a ser algo seria ahora, se abalanzo contra el sujeto del arma quitándosela al no notarle fue sencillo, y cuando quiso recuperarla en un forcejeo termino enterrándosela en su pecho, puede que fuera un accidente pero el rostro de aquel hombre, la manera en el que dio su último aliento casi sobre él le hizo estremecerse. De inmediato se levanto empujando al otro hombre que intentaba ayudar a su amigo ahora sin vida en la tierra, con las manos aun llenas de sangre tomo al pequeño niño y salió corriendo intentando escapar de aquella escena, del hombre que buscaba venganza.


-     ¿confías en mí? – susurro el al llegar a una enorme ventana al no tener donde escapar y con el sujeto pisándole los talones.


-     ¿Qué? – apenas si murmuro el pequeño aun lleno de miedo, confundido por los sucesos.


-     ¿confías en mí? – repetiste tendiéndole la mano mientras te preparabas para saltar por esa ventana, un simple movimiento de cabeza te dio la respuesta, su pequeña mano sobre la tuya te dio el valor para la estupidez que ibas a cometer y sin perder tiempo saltaste.


Bolsas de basura les recibieron en su caída, afortunadamente nada les causo daño y estaban a salvo, arriba  llamándoles a gritos el hombre no había notado como escaparon, suspiraste de alivio mientras el niño se levantaba aun confundido, mucho más que antes, reíste un poco al observar como su cabello estaba aun mas deshecho, como sus pálidas mejillas se encendía de rojo ante el esfuerzo del momento, tendiste tu mano nuevamente esta vez para  levantarle con una enorme sonrisa  y si el pequeño era tan tonto como para dejarse robar quien te culparía, esa noche saliste corriendo con la bolsa del pequeño De Vil quien aun confundido se quedo ahí, en ese apestoso callejón mirándote marchar.


La segunda vez no fue nada accidental, no hacía mucho que ahora tenias nuevos “amigos” y si bien era molesto escuchar los rumores en las calles sobre cómo te ablandaste les ignorabas por tu bien, la felicidad en sus rostros cuando compartías tu comida robada con ellos, la enorme sonrisa de Carlos al entregarle algún artefacto electrónico descompuesto, el chillido de emoción de Evie cuando fingías que tu padre no se interesaría en un estuche de maquillaje, la postura relajante de Mal al intercambiar los botes casi llenos de pintura por alguna tontería te hacían sentir feliz tan feliz que no te importaba ir al vertedero a escondidas, intentar ser el primero en conseguir esas cosas directo de los botes que venían de Auradon si conseguías esas reacciones en tus amigos.


Por eso cuando escuchaste el grito de Evie en un sucio callejón, cuando esa noche no llego a tiempo a una de sus acostumbradas reuniones en la casa del árbol y saliste a buscarle de inmediato, cuando el tipo se abalanzo sobre tu amiga no lo pensaste  mucho, una chispa se encendió dentro de ti para acercarte al sujeto, golpeaste su espalda con una madera casi podrida del lugar,  otro golpe directo a su costado le rompería algunas costillas, entonces lo vistes, a ella a Evie sollozante, aquel que fuera alguna vez un hermoso vestido estaba hecho ruinas, tiras de tela cubrían sus piernas, sangre manchaba sus muslos, el dolor ,el miedo la vergüenza en el rostro de la joven era palpable, sus enormes ojos chocolate se desviaron de su mirada mientras abrazaba su propio cuerpo, una súplica silenciosa de ayuda.


Jay jamás había deseado matar a alguien como ahora, de inmediato se acerco al hombre que aun sollozaba por el dolor levantando su cuello dejándole expuesto, le rebano, el siempre llevaba un cuchillo con él, lo suficientemente filoso por si se metía en problemas, lo suficientemente bueno para terminar con ese tipo de escoria.


Evie no llego a la casa del árbol esa noche, ni tampoco Jay, ella fue escoltada y vestida por la chaqueta del joven, ese día el hijo de Jafar se puso como meta volverse más fuerte, proteger a todos sus amigos, a la que ahora llamaría familia.


Y sin embargo ahí estaba sentado, esperando el despertar de Carlos, el chico que mas deseabas en el mundo, te había costado tanto mantenerle a salvo y ahora en tu egoísmo le habías mordido, le arrastraste hasta lo más bajo, lo mas ruin junto a ti, le condenaste al infierno.


La tercera vez que mataste a alguien fue a la persona que amabas y aquello te causaba tanta satisfacción como odio.


La infección no te había afectado como  a los demás sentías hambre , la desesperación por comer, pero aparte de eso entendías lo que pasaba tu cuerpo había tratado de combatirla, de adaptarle a aceptar aquella maldición y terminaste transformándola en algo mucho peor porque cuando ya no sentías dolor, cuando todo a tu alrededor dejo de importante, cuando tus principios e inhibiciones se fueron al carajo, tus deseos, aquellos anhelos egoístas se hicieron presentes y Carlos era el mayor de ellos.


Observaste al pequeño devorar su comida, le miraste gritar desesperado cuando la bruma del hambre se termino y descubrió lo que comía, pero sin ningún ser humano vivo en ese lugar gracias Mal no tenias nada más fresco que ofrecerle y aquel pequeño perro no dejaba de seguirte, sus gritos se convirtieron en sollozos su dolor se hizo evidente para ti, su desesperación te hizo acercarte rodeándole con tus brazos intentar calmarte, el forcejeo te alejo cuando descubrió que habías sido tu quien le hizo devorar a su peludo amigo.


Carlos quería alejarse de ti, te maldijo, intento apartarte, el iba a abandonarte nuevamente pero esta vez no ibas a permitirlo, tus labios se apoderaron de los de él una lucha que él quería terminar, todo tu dolor, todo tu anhelo, tu necesidad, tu hambre por poseerle por tenerle para ti, pronto aquellos brazos dejaron de empujarte aferrándose a tu sudadera acercándose más a ti, bailando una danza desesperada por pertenecerse, el también te había extrañado, al igual que tu el pequeño De Vil te necesitaba, deseaba volver a tocarte, sentirte contra su piel, ansiaba tu toque el tenerte junto a él.


Carlos también te amaba, o eso quisiste creer.


En un mundo donde el tiempo no importa, donde ya no hay de qué preocuparse, donde todo lo importante se limita al ser en tus brazos, Jay aun era egoísta. Se separo de su pequeño volviendo a extender una mano sonriendo le  levantaste conduciéndole por  los pasillos a las afueras del edificio.


-     ¿confías en mí? – susurro a tu oído cuando te acurrucaste en su pecho a temblar de miedo ya que aquellas cosas se acercaban a ustedes.


-     Siempre – respondiste con verdadera franqueza, sonriendo al recordar la primera vez que lo vistes, dejado que sus dedos se entrelazaran y te llevara entre aquel mar de muertos vivientes, ellos ni les notaron, el olor a sangre fresca  y tus gritos seguramente fue lo que les atrajo al edificio.


Te dejaste llevar mirando la espalda del chico más importante para ti, sintiéndote nuevamente amado valioso para alguien más y sonreíste,  y aun que no supieras a donde ibas, que era lo que Jay pensaba a hacer, le seguiste siempre lo harías  tu habías regresado por él, te convertiste en esa cosa por él, tu morirías por Jay.


Entonces Jafar apareció y todo lo complico.


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Cuando Ben despertó aquel día el sol ya se filtraba por la ventana, sin la barrera mágica era la primera vez en la isla que no estaba parcialmente nublado, su rostro aun mostraba los signo de aquellas lagrimas que se derramaron, su cuello le dolía por aquella posición y la habitación no era una que conociera, entonces recordó todo, aquellos sucesos a Mal, de inmediato se levantó acercándose lentamente a la joven quien estaba sentaba aun atada, su rostro caído le impedía ver como se encontraba. Mal comenzó a moverse, incomoda por la posición y ataduras despertó confundida, cuando intento mover su brazo atado y este no respondió levanto la mirada, Ben estaba ahí despierto, a su lado con una enorme sonrisa en la cara y sin darle tiempo a reaccionar se vio envuelta en un enorme abrazo.


Mal estaba  a salvo de aquella maldición, su herida tardaría un tiempo en sanar, pero  esa estúpida magia no podría con ella, sin embargo ella no era feliz, la chica que alguna vez celebro cuando la primera maldición de su madre no hizo efecto en ella, cuando se sintió digna del linaje de Maléfica, ahora se sentía inútil, ella podría sobrevivir, el maleficio no tendría poder en ella y sin embargo lo detestaba, no podía salvarles, porque aun cuando pudiera resistir aquello, cuando la infección no le hiciera nada, no tenía el poder para revertirlo.


Su madre tenía razón era un decepción, no pudo salvar a Jay, no pudo salvar a Carlos, no pudo ayudar a todos en Auradon, y no podría proteger a nadie en esa isla,  ella era inútil.


-     Mal – la voz de tu amado te hizo salir de aquel transe- estas bien… por Merlín estas bien-sus besos sobre tu rostro te hacen mirarlo confundida – ¿Mal? –  podías quedarte aquí encerrada, sumida en tu miseria, Ben el chico que ahora te miraba suplicante estaría bien, él y Evie encontrarían la forma de afrontar eso, de manejar las cosas de continuar sin ti.


Pero tu eras la Hija de Maléfica, la portadora del doble dragón tatuado, tu sobreviviste a la maldición de los mil años, tú eras inmune a la magia de tu madre, tú eras la única con suficiente poder para usar la varita y no ibas a rendirte, te levantarías, pelearías por ellos, cumplirías la promesa que  hiciste y seguirías del lado del bien,  una heroína nunca se rinde.


-     Si Benny boo – tu mirada le hizo sonreír nuevamente – ahora lo estoy – sonriente para besarlo en los labios, para liberarte de tus ataduras y salir con los otros a enfrentar el futuro.


Aquella mordedura pronto dejaría cicatriz, un recordatorio de tu propio poder, tú no sucumbirías a eso, tú te levantarías para protegerlos, tú ibas a sobrevivir.


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Todo iba de acuerdo al plan, Jay y los demás robarían la varita su hijo traicionaría a Mal  te dejaría escapar y juntos destruirían Auradon, el no necesitaba a Maléfica entrometerse en sus planes, esa mujer era demasiado rencorosa, el iba a vengarse, pero no como seguramente la hada quería hacerlo, él quería el poder gobernar a todos y hacerlos miserables, maléfica seguramente los destruiría, la muy idiota, por que destruir algo que podrías gobernar, que podrías aplastar ante tu voluntad.


Y entonces tu hijo eligió el bien.


Esa serpiente traidora, se dijo que no debía sentirse orgulloso por la traición de su hijo, el no se rendiría, cuando Maléfica escapo y luego de conseguirlo él también se oculto, ahora como  humano un simple mortal que no tenía idea de cómo llevar a  cabo su venganza tenía que planear bien su próximo movimiento, entonces  la sintió, la magia de Maléfica, una maldición alimentada por el odio, el rencor de aquella gran emperatriz  empezaba concentrarse  caería sobre Auradon y seguramente tardaría años en hacer efecto.


Esa reina del drama, Jafar tenía una idea mejor para todo ese poder, tardo mucho tiempo en concentrarlo todo en moldearla y crear algo tan ruin, incluso recupero sus propios recuerdos y aun que lamentablemente no tenía su propia magia, él le daría a los habitantes de ese feliz reino lo que pidieron.


Jafar resucitaría a los muertos para satisfacción del hada madrina una vez más.


La maldición cayó en una nube de polvo, se expandió por todos los confines del reino, llegando hasta el más recóndito, asegurándose de no darles tiempo de escapar, de que todos estuvieran perdidos, cuando los primeros caminantes se despertaron Auradon aun dormía, cuando el caos se hizo presente ya era demasiado tarde.


Jafar camino por las calles llenas de caminantes errantes, todos ignorando al ex genio que manipulo la maldición, aquel que ideo ese perverso plan, ninguno le prestaba atención, se aseguro de ser totalmente inmune y pasar desapercibido con lo último de su poder, para poder regodearse en los rostros asustados de los sobrevivientes.


Y entonces  todo se había arruinado otra vez, cuando quiso recupera la varita esta ya no estaba, alguien la había tomado estropeando sus planes para ser más poderoso.


Quizás la infancia de ninguno de  los chicos de la isla era fácil, todos tenían cierta presión por sus padres algunos más que otros pero al fin a cabo la presión ahí estaba, por eso Jay agradecía el hecho de  estar  alejado de su padre, ir a Auradon fue lo mejor que le pudo pasar, después de Carlos claro está, era libre para ser lo que él quería, estar con quien quisiera y hacer lo que deseara.


Entonces  la maldición cayó.


El se infecto.


Y todo se fue al infierno.


Pero fue cuando vieron a Jafar caminar entre las calles molesto aquello tomaba algo de sentido. El ex visir no estaba infectado, su postura era relajada, sin temor a ser atacado y al notar por como aquellos seres le ignoraban era obvio que algo raro pasaba ahí. Entonces Jafar se centro en ellos una pisca de sorpresa apareció solo por un segundo en su rostro, seguido por una risa burlona, se bofaba de ellos, por haber caído en con la maldición, por ser tan débiles.


Con lo que  tu padre no contaba era que tú eras diferente a ellos, ibas a ignorarle al principio después de todo Jafar seguía siendo tu padre y aun que no fuera un buen padre ya no era tu problema, pero entonces se burlo de él, del ser más importante para ti llamándole por nombres raros, por insultos, haciéndole sentir inútil. El pequeño solo se acurruco a tu lado intentando ignorar  sus hirientes comentarios, era obvio para ti que tu padre no entendía que tu más que nadie sabía lo que estaba haciendo.


Jafar no  tuvo tiempo de  reaccionar, en un minuto reía sin parar y al siguiente estaba siendo sujetado por tus brazos, aquellos que lo mantenían fijo mientras gruñías cerca de su rostro, la mirada de terror en sus ojos te dio una enorme satisfacción, el grito de horror cuando tus dientes rasgaron su garganta lo bebiste con gusto, su piel era seca, vieja, rancia, sin sabor y su olor era igual de  nauseabundo lo que explicaba por qué ninguno de los otros caminantes intentaba atacarle.


Arrancaste un enorme pedazo entre tus dientes, tragándole de inmediato aquello apaciguaría el hambre y aun que no era lo mejor que desearías comer era lo único disponible, levantaste la mirada en dirección a tu amado, tu lengua deslazándose entre tus labios capturando un rastro de sangre llamándole a compartir aquella experiencia contigo.


Carlos tenía miedo, el horror de verte cometer aquel acto aun estaba en su rostro,  la sangre del que fue tu padre deslizándose por tu barbilla, el  cuerpo convulsionando hasta la muerte aun le aterraba y sin embargo le llamo, se acerco lentamente con cuidado sin dejar de mirarte a los ojos asintiendo silenciosamente, el primer bocado sabia asqueroso, la carne aun tibia deslizándose por su garganta era extraña, pero el hambre era inmensa y aquel desagradable sabor se convirtió en algo exquisito.


Devoraron  aquel cuerpo hasta sentirse saciados, sus ropas y piel  cada vez mas manchados de aquella nefasta sangre sus miradas se encontraban por breves momentos antes de volverse a inclinar al cuerpo y seguir comiendo, Jay sintió que era suficiente, admirar a su adorable chico devorar con afán, con deleite aquella carne le hizo estremecerse, se veía tan bello, tal vez aquellos enormes ojos marrones fueron reemplazados con unos azules, sus pupilas ahora eran estrellas irregulares, pero aquellas pecas esparcidas por la piel grisácea de su rostro ahora enmarcado por el carmín de la sangre era una visión tentadora, para el joven de cabellos chocolate no había nada más hermoso que ese precioso ángel devorando un trozo de carne fresca.


Jay arrebato el bocado  de sus manos, ganando un pequeño gruñido molesto por parte del pequeño  pero igual ignorándolo, tomo su brazo con fuerza atrayéndole a su cuerpo, ocasionando que sus ojos se encontraran nuevamente, repitiendo aquellas palabras que aun no había pronunciado, entonces le beso.


“Te amo”


Su primer beso fue una declaración, una despedida silenciosa en aquel museo.


El segundo fue más anhelante, un beso lleno de desesperación, de amor, de felicidad por estar reunidos de nuevo.


El tercero, su tercer beso fue glorioso, dientes chocando en pura pasión desenfrenada, sus lenguas luchando por probar el sabor de la sangre y viseras de su víctima, lujuria liquida en sus bocas, Jay guio sus manos por el rostro del joven, trayéndole más cerca, cubriendo mas de sangre aquellas hermosas pecas que lo volvían loco, conteniendo las ganas de devorar a su pequeño ahí mismo, de adentrarse bajo su piel y poseerlo por siempre.


El aire no era necesario por lo que aquel beso se hizo cada vez mas  duradero,  el pequeño cuerpo de tu amante casi estaba sobre lo que momentos antes era tu padre, sus gemidos eran música para tus oídos, la gloria hecha carne casi se abalanzaba contra ti,  sus dientes pronto rompieron aquella sensible carne y aun que parezca una locura tu lo sentiste, y adoraste cada minuto de ello, cada roce de sus dientes contra ti,  sus uñas clavándose en tu nuca, sus dedos jalando tus cabellos en un intento de saborear mas de ti, de tomar más, de amarte. Para un niño que jamás había sido amado el ser deseado con tanto ahínco por alguien mas era la felicidad pura, un regalo del cielo, un deseo al fin cumplido, Carlos se aferro a ti a tu toque  queriendo complacerte, queriendo sentir más de ti prometiendo jamás escapar de tu lado.


Si no hubiera sido por aquellos otros caminantes llamados por la sangre seguirían besándose sin control, pero la sonrisa de  tu pequeño  te hizo recordar que habría mucho de eso en el futuro, el no se alejaría de ti, tu no se lo permitirías, tomaste su mano otra vez, levantándose para continuar su camino, aquel del que fueron desviados no sin antes darle una última mirada a  la que fue su víctima.


El cuerpo de Jafar ahora sin vida era devorado por los mismos seres que el creo, tu bota estrellándose con fuerza contra su cráneo hasta romperse fue el ultimo adiós que tu le darías, no dejarías que regresara esta vez ibas a hacer las cosas bien y proteger a tu familia.


Caminaron nuevamente por las calles, sus dedos no se separaron ni un momento, tu mente divagaba aun con la presencia de Jafar haciendo imaginar la razón por la que él estaba ahí por lo que era inmune, el haber escapado de la isla, tu silencio preocupo a tu acompañante quien intentó llamar tu atención con un beso en tu mejilla, su sonrisa se hizo más grande al lograr su objetivo y tras mucho pensarlo compartiste tu preocupación.


Habías decidido no mantener más secretos con él, si esto era la muerte estarían juntos una eternidad y eso era demasiado tiempo para ocultarle algo.


Descubrirte así que Jafar si tenía algo que ver, herviste de furia  deseoso de regresar y desmembrar su cuerpo, por su maldita ambición aquello había comenzado, por su estúpida sed de venganza  Carlos estaba en esa situación.


Pero ahora estaba contigo.


Ahora te pertenecía.


Ahora él era tuyo.


La codicia dentro de ti se hizo presente nuevamente, tal vez eso era el infierno  y sin embargo era algo fantástico, de tu brazo colgaba el ser más maravilloso del planeta, aquel que habías anhelado por mucho tiempo ahora era tuyo, si definitivamente no todo era tan malo.


-     Es hermoso - El sonido de las olas te hicieron darte cuenta de donde estaban – la puesta de sol – la voz de tu amante ahora lejos de ti, a las orillas del mar te recordaron el motivo de tu andar - ¿Jay?


-     Lo es – murmuraste acercándote a él, dejando que el mar bañara tus zapatos – pero aun falta algo – volviste a entrelazar sus dedos acercando su mano a tus labios, donde colocaste un tierno beso en sus nudillos – y luego todo será perfecto – sonreíste  dejando descansar tu frente con la del joven muchacho.


-     ¿Qué es Jay?... ¿Qué falta? – pregunto inocente el chiquillo alejando su frente de la tuya para mirarte confundido.


-     Nuestra familia – terminaste, admirando al horizonte, allá donde el sol se fundía con el océano, donde una isla se levantaba sin su ahora barrera protectora.


A su alrededor miles de caminantes imitaban sus movimientos, todos mirando al único lugar libre de la infección, el único lugar con carne fresca esperando la manera de poder llegar a esa extensión de tierra.


Ahí en el lugar donde por muchos años llamaste hogar se escondía tu familia y tu ibas a recuperarle, después de todo te hiciste una promesa, la mantendrías unida tu ibas a obtener todo lo que deseabas.


 


 


 

Notas finales:

Notas:

Si Azis es el hijo de Aladin y Jazmín, digo por si no lo notaron, aun no sé si es oficial por que muchos lo toman como algo canon.

Jordan es la hija de Genie, el genio de la lámpara, aquí es mitad humana no recuerdo si es mitad o completamente genio, este personaje es oficial de Disney.

Y bien si quedaron juntos, como dije antes esto es un fic de terror por las fechas, obviamente no iba a terminar donde todos se salvan de un apocalipsis zombie y aun que no hay tanto terror como me hubiera gustado siento que tiene un buen final, ¿tal vez haga una continuación?... no lo creo me gusta mantener el final así tal vez encuentren una cura o Jay y Carlos tendrán a su familia con ellos, en fin  para aclarar algo el tipo de zombi en el que se transforman mis adorables chicos son muy parecidos vagamente a los de la serie in the flesh   cuando estos están medicados, digamos que el organismo de Jay no pudo combatir la infección así que la adapto dándole conciencia para poder controlar su hambre, el vendría siendo como la evolución del zombi  ( si eso es que tiene sentido) una criatura con la fuerza, velocidad y hambre de uno de ellos pero con la capacidad de razonar por lo tanto más peligroso.

Si no han visto esta serie se las recomiendo.

Cameron Boyce dijo en una entrevista que Carlos estaba hambriento de amor, amor que le da Dude su perro por lo que  Carlos se mantendría aferrado al único que le mostraba amor, mientras que Jay creció buscando toda su vida algo, eso que valiera mucho, para Jay Carlos es esa cosa, eso que debe poseer sin tomar en cuenta si el niño devuelve estos sentimientos o no.

Música: Utilizo música para pensar en ciertas escenas y desarrollo de la historia por lo regular es más la melodía que la letra, Radioactive y Demons de Imagine Dragons fueron las que escuche todo el tiempo, deberían escucharlas.

¿Comentarios? ¿Criticas? ¿Jitomatasos? ¿Una galleta? Todo es bienvenido… 


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