Ya llevaban un buen rato dentro de aquel lago en el cual se habían metido para refrescarse después de un duro entrenamiento. Ambos estaban no tan lejos del otro, la verdad es que sin darse cuenta sus cuerpos se atraían como imanes.
El príncipe solo podía ver de reojo aquellos labios carnosos del menor, el lugar estaba solitario pues se hallaban en una isla deshabitada.
Besarlo era lo único en lo que pensaba, esa relación clandestina que tenían ya llevaba un buen tiempo, simplemente el de cabellos de flama no podía dejar de lado aquel cuerpo que le brindaba demasiadas sensaciones.
Se acercó de manera en que sus hombros chocaban con los del otro, Goku solo volteó a ver y le dedico una sonrisa tan resplandeciente como las demás, ya sabia que es lo que vendría ahora, lo estuvo esperando todo el entrenamiento.
El príncipe se le acercó más, y para cuando se dieron cuenta sus labios ya habían sido sellados por los del otro, sus ojos cerrados hacían que la sensación se sintiese mas.
Sus bocas se masajeaban con lentitud, disfrutando cada roce, pero no era suficiente con ese beso, sus lenguas traviesas ansiaban con tocarse y experimentar esa sensación de cosquilleo por todo el cuerpo.
Poco a poco el menor abría la boca invitando al príncipe a explorarla, Vegeta no tardo nada en meter su lengua enredándola con la del de cabellos alborotados.
Sentían perfectamente como solo con esos roces sus miembros empezaban a endurecerse, no pararían hasta complacer aquella necesidad carnal.
No se sentían muy cómodos dentro de aquel lago, por lo que salieron pero de inmediato se acostaron encima de aquella ropa que dejaron en el suelo, Vegeta sobre Goku.
El de cabellos alborotados tomaba la nuca del principe acercándolo para atraerlo a un nuevo beso lleno de intensidad.
Sus miembros estaban ya por completo erectos y es que el olor del contrario era demasiado embriagante. El de cabellos de flama rompió el beso, quería saborear por completo al menor y no pararía hasta hacerlo.
Su boca se posó sobre el cuello del otro, aquella sensación de tibieza era fascinante para el de cabellos alborotados, cada lamida que daba el príncipe por la extensión de su cuello lo estaba haciendo perder la cordura.
-Haa...- los suspiros salían de su boca, sus manos apretaban la cabeza del mayor atrayéndolo hacia él, esa lengua le encantaba, era tortuoso por la forma lenta en la cual lamia desde su oreja hasta la manzana de Adán.
El príncipe daba ligeros mordisco probando las gotas de agua que quedaban en esa piel tersa. Bajaba dando algunos besos castos, lamia la marca de la clavícula del menor, acariciando con la yema de los dedos un poco de esos pectorales.
Llego a aquellos botones erectos, primero los tocó, sonrió al escuchar ese gemido escapar de la boca del otro, apretaba ambos y los acariciaba después dejándolos sensibles, sus labios ansiaban probarlo asi que agacho su cabeza y paseo su lengua en círculos sobre aquel pezón derecho que reclamaba atención, mientras que el izquierdo era atendido por su mano, dándole varios pellizcos.
Lo lamía como si de un caramelo se tratase y no uno cualquiera sino el mas delicioso de todos. La saliva quedaba en la piel del de cabellos alborotados, su cadera se contraía al sentir el cosquilleo en el vientre, su cuerpo se calentaba como si de una fiebre se tratase, en definitiva el príncipe lograba excitarlo.
Vegeta reía para sus adentros, le gustaba tener así a aquel que lo superaba, someterlo hasta que gimiese por más.
Su boca bajaba con lentitud, dejando de lado a aquellos botones, fijándose ahora en su abdomen, bien torneado y duro tan y como el que él tenía. Era un hombre y lo sabia a la perfección pero no podía evitar volverse loco con su presencia.
La punta de su lengua recorrió desde el pecho basta el ombligo del menor causando que arquease su espalda.
-Ahh...Ve..geta...- se quedó sin palabras al sentir esa lengua jugar con su ombligo, en verdad el principie lo sometía ante el placer.
Sus miembros estaba derramando un liquido transparente, ya estaban ansiosos, pero el mayor quería hacer disfrutar a su amante, bajó mas su cabeza y observó con determinación aquel falo hinchado que se le mostraba frente a él, su mano posó un par de dedos en la punta paseándolos en círculos, definitivamente estaba llevando a la locura al menor.
Retiro esos dedos y beso la punta con suavidad, su mano derecha tomo con firmeza el pene de Goku h con la izquierda masajeaba aquellos testículos, movia ambas manos al mismo tiempo, no solo eso sino que su boca comenzaba a involucrarse, con cada vaivén de su mano era una lamida a la punta rojiza del miembro de Goku.
El menor trataba de controlarse y no mover la cadera, quería meter por completo su falo en aquella cálida boca, pero Vegeta lo hacia con lentitud, dándole uno de los mayores goces que haya experimentado.
Poco tiempo pasó y el príncipe decidió meterse por completo ese pene a su cavidad bucal, el sabor de aquellos fluidos llegaban y tambien se mezclaban con su saliva. El movimiento se hacía cada vez mas rápido, sentía como aquellas manos grandes se enredaban sobre las hebras de sus cabellos, empujándolo para que continuase con ese acto.
-Ve..geta...yo...terminare...ah...- el menor no pudo decir nada más, el orgasmo llegó a él brindándole ráfagas de electricidad por su cuerpo. Ese liquido blancuzco fue derramado dentro de la boca del príncipe pero éste no lo tragó.
La respiración del de cabellos alborotados estaba acoplándose, sentía su corazón latir a mil por hora, su cuerpo agitado no se recuperaba cuando de pronto sintió como un dedo travieso se paseaba en círculos sobre su esfínter.
Abrió los ojos y se fijo en que el príncipe miraba con lujuria aquel lugar, al parecer había vertido el semen en esa mano que no dejaba de tocarlo en aquel lugar. Sin esperar mas tiempo, Vegeta introdujo en primer dedo, ante esto Goku se tenso un poco, era doloroso aun sabiendo que no era la primera vez, Vegeta sacaba y metía ese dedo, de verdad que lo estaba haciendo suave pero no era muy paciente asi que metió el segundo, dejando un poco tembloroso al menor.
Imitaba un movimiento de tijeras para dilatar aquella zona, de vez en cuando lamia un poco alrededor de la entrada para lubricar mejor.
Luego de un rato sus dedos resbalaban con facilidad por lo que pensó que ya estaba bien preparado, no quería desgárralo.
Se levanto quedando sentado, tomó la pierna derecha del menor y la colocó sobre su hombro dejando a Goku de lado, con cuidado fue metiendo la punta de su miembro en aquel lugar tan estrecho, se sentía bien, cálido y placentero.
El menor no pudo evitar derramar un par de lagrimas ante aquello, cada centímetro que se adentraba el príncipe era una sensación de dolor y placer que lo invadían.
No terminaría de acostumbrarse a ese acto pero le encantaba que Vegeta lo hiciera. Al entras por completo, el príncipe se quedó estático, dejando que el menor se acostumbrase a su intromisión.
Daba besos a la pierna que tenia en el hombro tratando de que se relajase, lo cual funcionó.
Dio la primera estocada, lenta pero profunda y con algo de fuerza, ese lugar era delicioso, casi podría decir que era mejor que una batalla.
Su cadera aceleraba el ritmo con cada segundo que pasaba, el de cabellos alborotados había comenzado a mover su cadera tambien, su miembro se hallaba nuevamente erecto y ansioso de atención.
El príncipe se dio cuenta y mientras daba estocadas lo masturbaba a su mismo ritmo.
Los gemidos no podías ser retenidos por ninguno, sus cuerpos emanaban sudor y el calor era expulsado de igual forma. Esa posición no le era muy cómoda al menor, asi comenzó a moverse bajando su pierna del hombro del príncipe y levemente empujo al mayor sin salir de él, quedando montado.
Movia su cadera con desespero, podía sentir como su miembro vibraba con cada penetración del otro. Vegeta solo disfrutaba y masturbaba al menor. Entre aquellos movimientos Goku sintió como ese pene rozó con un punto sensible en él, su vista se nublaba mientras que su cadera aumentaba la velocidad.
Vegeta sentía que estallaría en cualquier momento por lo que tomo las caseras del menor y lo acostó en el suelo de nuevo, moviendo mas veloz. Sus cabellos se empezaban a volver rubios, y el menor imitaba esa transformación, sus cuerpos estaban tensándose y cada célula de su ser estaba por estallar en placer.
-Ka...karoto...ahh...- no lo soportó mas y terminó por correrse al igual que el menor, sus cuerpos vibraron en el clímax.
Sus respiraciones eran agitadas, sus cuerpos estaban entrelazados en aquel suelo de esa isla que era testigo de ese secreto, de aquellos encuentros clandestinos.