Los dos guerreros por orden de Wiss, se encontraban barriendo las escaleras que llevaban al dormitorio de Bils; el dios de la destrucción. Gokú en ese preciso instante sintió algo en su corazón, cómo si un ki maligno y muy familiar hubiese vuelto a la vida.
Y aunque en la lejanía del espacio Freezer resucitará, él estaba muy concentrado en su oficio
-¿Qué sucede Kakarotto? – Volteó el príncipe de los Saiyajin a verlo
-no, nada, creo que… - respondió aun en las nubes
Vegeta lo miró confundido -vuelve a tu oficio – y continuó barriendo
Unos minutos más… habían terminado y el mayor estaba ya dispuesto a ir a entrenar cuando una mano lo sujetó del hombro
El Saiyajin criado en la tierra lo miraba con ternura intentando que el mayor le viera de la misma manera - ¿Vegeta? Llevo aquí varias semanas contigo y tú no muestras interés en ni siquiera acompañarme a dormir, siempre te vas a entrenar y cuando vuelves ya estoy profundo.
-suelta Kakarotto, ¿Qué quieres acaso? – en señal de asco lanza la mano fuera del agarre
Gokú se queda mudo ante aquellas palabras, traga aire y se dispone a responder – Hace más diez meses no estamos juntos, ni un beso me has dado
El mayor rechina sus dientes y con su típico “GETHZ” se pone frente al más alto, se sonroja y se queda ahí con sus brazos estirados. El otro se va acercando peligrosamente, su respiración se acelera un poco al igual que su corazón, en ningún momento es besado, unas manos empiezan a despojarlo lentamente de su armadura, ahora está con un rubor que se extiende hasta las orejas, para cuando su traje es retirado más abajo de su entrepierna; su miembro ya está erecto.
El de clase baja sonríe ante la prominente erección de su amante, no la toca y termina por quitarle toda la ropa, se pone en pie y se saca la propia; todas la prendas quedan en el piso, las observa por un momento antes de volver la mirada al mayor quien sigue estático, toma la iniciativa y arremete estrellándolo contra la pared, lo sujeta con ambas manos de las piernas y las sube a su cintura. Acerca sus labios a los del mayor y lo besa lento y con pasión
Ambos están agitados, besándose frenéticamente mientras sus miembros rozan, el menor lo sostiene ante el inminente desagrado que le produce ser tratado como una mujer, Vegeta quiere evitar ser dominado y ejerce fuerza en el cuello de su amante para que lo baje, unos segundos más y no hay nada, entonces toma aire e introduce su lengua en la cavidad bucal del joven
Gokú está ahogado, no puede resistir más, su aliento se va y se ve obligado a bajarlo, deja que el mayor se ponga un escalón más arriba para luego volver a su juego, está vez no logra alzarlo por la fuerza con la que se sostiene, no le queda de otra que acariciarlo y dejar que el otro lo haga también.
El príncipe recorre el estructural cuerpo que tiene en frente con sus manos, baja la derecha hasta las nalgas del menor y lo hace retorcerse. Su cordura ya se está perdiendo, se separa de los beso para empezar a devorarle el cuello a mordidas, le acaricia los pezones con una mano mientras lo sostiene de la espalda con la otra, su boca llega hasta el ombligo del menor dando besos, pero cuando está por pasar lo más predecible se detiene y vuelve a enderezarse para besarlo
El de cabello alborotado se queda extrañado ante el cambio del otro, aun así corresponde tomándolo de la cintura mientras es abrazado por encima de los hombros, el mayor lo empuja hasta llegar a un escalón más grande, un espacio suficiente, una presión empieza a ejercer sobre él, es invitado a bajar y lo hace, poco a poco se inclina hasta quedar arrodillado. Tímido y tembloroso saca la lengua para acariciar el glande que en frente tiene, pero ¿Por qué esperar?, abre su boca e introduce ese pedazo de carne. Se centra en la cabeza dando grandes succiones, y va en aumento hasta que puede tragarlo hasta la mitad.
Vegeta sujeta la cabeza del menor para evitar que vaya muy rápido, pero al parecer se le hace difícil, entonces se inclina mientras lame dos dedos de su mano derecha dejándolo bien empapados de saliva, se poya en su extremidad libre en las caderas del menor y busca su entrada,, roza levemente el carnoso anillo y va haciendo círculos, sin aviso previo va introduciendo los dedos en el interior.
Gokú hace una mueca de dolor al sentirse invadido, esos dedos se mueven en círculos e imitando tijeras, su entrada cede, se dilata, duele aún. – lubrícame bien, hace rato no tengo eso adentro – totalmente sonrojado vuelve a centrar la atención en el miembro del mayor, esta vez no lo chupa, sino lo mame tratando de dejar la mayor cantidad de saliva alrededor del falo para asegurarse que entre más fácil.
El mayor retira los dedos y va rodeando el cuerpo del menor hasta quedar detrás -Yo creo que ya Kakarotto – la única respuesta que recibe es la inclinación de la cabeza del menor ya listo para que se pueda adentrar. Toma su miembro en su mano y lo dirige a la estrechez que se le muestra, se adentra no más hasta el glande. Una mano del menor que ahora está en cuatro intenta detener que se adentre de un solo golpe, así que no le queda opción; lo toma de las caderas para acercarlo, con seguimiento su miembro se adentra hasta desaparecer entre la cavidad del más joven.
Unos cuantos segundos se quedan estáticos hasta que Gokú se mueve hacia adelante y vuelve para meter ese pedazo de carne en su interior, es una luz verde para que el otro se mueva, y lo siente, se está sujetando de sus caderas y a cada estocada aumenta la velocidad y la fuerza, aprieta sus dientes por unos dos minutos mientras intenta calmarse masturbándose. El príncipe lo va rodeando por su pecho y una mano curiosa va al encuentro de su erección. Su miembro es tomado fuertemente y empieza a ser estimulado con salvajismo; tanto placer lo hace jadear y soltar unos gemidos algo sonoros.
-SITHS Kakarotto- le susurra el príncipe a su amante, sus embestidas aumentan fuerza, su ki se sostiene a un solo nivel, pero cada vez lo acorrala más contra la pared, pronto lo hace arrodillarse y sostenerse para no estrellarse.
Gokú hace muecas de dolor, sus rodillas ya duelen, estar inclinado para darle espacio al mayor no resulta algo muy cómodo – Vegeta espera me levanto - dice entrecortado, el otro no para de penetrarlo, así que por lo menos intenta pararse, el príncipe se sujeta fuerte para evitar separar sus cuerpos, ya estando de pie se vuelve a inclinar.
El de cabello alborotado reprime sus gemidos dejando escapar sonidos puros de placer que son música para el mayor, esa estrechez está tan tibia y resbalosa que está enloqueciéndolo, cada vez que se adentra siente que su clímax pronto llegará, es algo temprano para lo acostumbrado, pero considerando que lleva más de seis meses desde que se cogió a Bulma entonces es muy razonable que ya vaya a llegar. Lo piensa por un momento e intenta salir de él para correrse fuera.
-no, déjame lleno - se queja el menor al sentir la disminución de velocidad
-pero Kakarotto, ahora vamos a entrenar
-no importa, no creo que pase de la ropa - ríe pícaramente, sujetando la mano del mayor para que siga masturbándolo
El cabello de flama lo acepta y continua adentrándose, ese pequeño descanso sólo hizo que su miembro se hinchara un poco, da unas cuantas estocadas más y seguido de un fuerte gemido su semilla es expulsada en unos cuatro grandes chorros y lo más profundo en el interior del menor.
-Jejeje pensé que era poco – Gokú le sonríe y separa sus cuerpos poniéndose frente al mayor, su erección requiere atención, y la recibe pronto; la mano derecha del príncipe se mueve a gran velocidad, unos segundos y se corre violentamente empapándole el abdomen y una parte cae en el suelo.
Ambos ríen y se acercan para besarse, luego de unas caricias su calor baja un poco. Se ponen sus ropas y se limpian los fluidos
-creo que tardará un poco en salir – dice Gokú tocándose el trasero
-tú lo pediste Kakarotto – Vegeta le da un último beso para ir donde su maestro a entrenar
Ahora que lo piensa bien, no sabe cómo aguantar.
Esa misma cuestión tiene el menor en su cabeza, esta noche no lo deja entrenar hasta tarde, lo obliga a quedarse junto a él, tiende ambos colchones en el piso y aparta las camas – Dime ¿Por qué no querías estar conmigo?
-lo sabes, y ¿si Wiss nos echa? – le da un casto beso y corresponde el abrazo
-yo creo que ya lo sabe, ¿no notaste su mirada?
El príncipe suspira, sabe que tiene razón - estoy cansado - le echa la pierna derecha por encima y se dispone a dormir
-yo también - el menor muestra una bella sonrisa y cierra sus ojos cayendo en el mundo de los sueños